Texto del Ing. Artemio Sanchez:
El 30 de octubre de 1956 Heinz Scheidhauer y Claudio Dori unieron la ciudad de Bariloche (Arg.) con Ensenada (Chile) con dos planeadores, Dori a bordo de un Slingsby T-34 "Sky" (matrícula LV-EEN) y el piloto alemán radicado en Córdoba, Heinz Scheidhauer con un ala volante IA-41 "Urubú", diseñada en el país por el Dr. Reimar Horten y construida íntegramente en el I.A.M.E. (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado).
Para el cruce de los Andes en planeador un grupo de personas se dirigió al lugar elegido, para realizar vuelos de orden científico sobre el macizo andino, y estudio aerológico de la zona.
Para ello se ubicó en San Carlos de Bariloche personal de la Fábrica Militar de Aviones y la Dirección de Fomento de Aviación Civil.
El grupo investigador de la F.M.A. estaba encabezado por el Ing. Aeronáutico Alfonso Suárez e integrado por el piloto Heinz Scheidhauer, el piloto Carlos White a cargo de un avión remolcador Morane Saulnier MS-502 "Cigüeña" (probablemente matrícula LV-ZJF), el meteorólogo Rubén Sánchez.
En representación de la Dirección de Fomento, el piloto Claudio Dori, el piloto Guido Rizzi a cargo de un avión remolcador Boeing PT-17 "Stearman" y el meteorólogo J. Podestá.
Comprobaron que en la zona de Bariloche se daban las condiciones ideales para el vuelo sin motor, debido a los vientos ascendentes de las laderas y a las térmicas.
Los estudios y el diseño de la travesía se iniciaron en el Aeródromo de La Cruz, próximo al embalse de Río Tercero y desde allí, en setiembre partieron todos a la Patagonia.
Desde su pista salió el IA-41 "Urubú" en vuelo remolcado por el avión Morane Saulnier piloteado por Carlos White quien viajó acompañado por Delfo Ehlers, especialista en carpintería y encargado del mantenimiento del planeador.
A su vez, en éste, iban el hacedor de la proeza y su responsable principal: el Ingeniero Aeronáutico Alfonso Suárez, y en tren marchó Rubén Sánchez, el meteorólogo, llevando el instrumental, una estación meteorológica portátil, globos para sondeo en altura, tubos de hidrógeno y otros equipos.
Cuando frente a sus ojos apareció el lago Nahuel Huapi y el cerro Catedral se dieron cuenta de que estaban a un paso de comprobar que la zona sur de la cordillera era la más indicada para estos estudios y pruebas.
Scheidhauer realizó dos intentos. En el primero, el 14 de octubre, llegó hasta el cerro Catedral, desde donde optó por regresar ya que la altura lograda y los vientos no eran favorables.
Aterrizó en el campo de Lera, hoy barrio San Francisco II y III. El segundo intento se efectuó el día 20, pero sucumbió en la zona del Llao Llao por una repentina nevada.
Días más tarde arribó al Nahuel Huapi, Claudio Dori, uno de los primeros pilotos de planeadores de Argentina, presentado a Scheidhauer acordaron un tercer vuelo ni bien lo permitiera el clima.
Al mediodía del 30, en la pista del aeroclub de San Carlos de Bariloche, los dos planeadores esperaban la señal de largada. Dori despegó unos minutos antes y a las 13:52 lo hizo Scheidhauer.
Después de un breve remolque, volaron hacia el sur. Se dirigieron al cerro Otto, después al Catedral (2.388 ms) y desde allí al cerro López, donde se separaron. El Urubú llegó mucho antes al ventisquero Frías y a una altitud de 2.600 metros llegó a las adyacencias del cerro Tronador, al cual superó volando en círculos.
Ambas aeronaves perdieron contacto visual, las condiciones climáticas no eran ideales. Sin cambio de rumbo y ya en territorio chileno, Scheidhauer se dirigió hacia la ciudad de Puerto Montt sobre la costa del Pacífico.
Luego de pasar el volcán Calbuco se encontró con una densa nubosidad y con una llovizna y nevada que presagiaron el final de la hazaña.
Por ello optaron por descender en Ensenada, el primero en hacerlo fue Scheidhauer. Ante el asombro y el estupor de los lugareños, que no podían creer lo que veían sus ojos, a las 16:45 él y su "Ala Volante" aterrizaron en un descampado a orillas del lago Llanquihue. A las 17:10 aterrizó el "Sky" de Dori.
De esta manera, pusieron a sus pies la cordillera. En algo más de 2 horas marcaron un hito histórico en la aeronáutica mundial.
El regreso no fue menos heroico, el piloto Carlos White con el Morane Saulnier trajo el "Ala Volante" a remolque y, debido a una dificultad con el motor, en pleno vuelo debió soltarlo y dejarlo solo en el descenso.
El planeador de Claudio Dori fue desarmado y regresó hacia Bariloche por el paso Puyehue.
El 30 de octubre de 1956 Heinz Scheidhauer y Claudio Dori unieron la ciudad de Bariloche (Arg.) con Ensenada (Chile) con dos planeadores, Dori a bordo de un Slingsby T-34 "Sky" (matrícula LV-EEN) y el piloto alemán radicado en Córdoba, Heinz Scheidhauer con un ala volante IA-41 "Urubú", diseñada en el país por el Dr. Reimar Horten y construida íntegramente en el I.A.M.E. (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado).
Para el cruce de los Andes en planeador un grupo de personas se dirigió al lugar elegido, para realizar vuelos de orden científico sobre el macizo andino, y estudio aerológico de la zona.
Para ello se ubicó en San Carlos de Bariloche personal de la Fábrica Militar de Aviones y la Dirección de Fomento de Aviación Civil.
El grupo investigador de la F.M.A. estaba encabezado por el Ing. Aeronáutico Alfonso Suárez e integrado por el piloto Heinz Scheidhauer, el piloto Carlos White a cargo de un avión remolcador Morane Saulnier MS-502 "Cigüeña" (probablemente matrícula LV-ZJF), el meteorólogo Rubén Sánchez.
En representación de la Dirección de Fomento, el piloto Claudio Dori, el piloto Guido Rizzi a cargo de un avión remolcador Boeing PT-17 "Stearman" y el meteorólogo J. Podestá.
Comprobaron que en la zona de Bariloche se daban las condiciones ideales para el vuelo sin motor, debido a los vientos ascendentes de las laderas y a las térmicas.
Los estudios y el diseño de la travesía se iniciaron en el Aeródromo de La Cruz, próximo al embalse de Río Tercero y desde allí, en setiembre partieron todos a la Patagonia.
Desde su pista salió el IA-41 "Urubú" en vuelo remolcado por el avión Morane Saulnier piloteado por Carlos White quien viajó acompañado por Delfo Ehlers, especialista en carpintería y encargado del mantenimiento del planeador.
A su vez, en éste, iban el hacedor de la proeza y su responsable principal: el Ingeniero Aeronáutico Alfonso Suárez, y en tren marchó Rubén Sánchez, el meteorólogo, llevando el instrumental, una estación meteorológica portátil, globos para sondeo en altura, tubos de hidrógeno y otros equipos.
Cuando frente a sus ojos apareció el lago Nahuel Huapi y el cerro Catedral se dieron cuenta de que estaban a un paso de comprobar que la zona sur de la cordillera era la más indicada para estos estudios y pruebas.
Scheidhauer realizó dos intentos. En el primero, el 14 de octubre, llegó hasta el cerro Catedral, desde donde optó por regresar ya que la altura lograda y los vientos no eran favorables.
Aterrizó en el campo de Lera, hoy barrio San Francisco II y III. El segundo intento se efectuó el día 20, pero sucumbió en la zona del Llao Llao por una repentina nevada.
Días más tarde arribó al Nahuel Huapi, Claudio Dori, uno de los primeros pilotos de planeadores de Argentina, presentado a Scheidhauer acordaron un tercer vuelo ni bien lo permitiera el clima.
Al mediodía del 30, en la pista del aeroclub de San Carlos de Bariloche, los dos planeadores esperaban la señal de largada. Dori despegó unos minutos antes y a las 13:52 lo hizo Scheidhauer.
Después de un breve remolque, volaron hacia el sur. Se dirigieron al cerro Otto, después al Catedral (2.388 ms) y desde allí al cerro López, donde se separaron. El Urubú llegó mucho antes al ventisquero Frías y a una altitud de 2.600 metros llegó a las adyacencias del cerro Tronador, al cual superó volando en círculos.
Ambas aeronaves perdieron contacto visual, las condiciones climáticas no eran ideales. Sin cambio de rumbo y ya en territorio chileno, Scheidhauer se dirigió hacia la ciudad de Puerto Montt sobre la costa del Pacífico.
Luego de pasar el volcán Calbuco se encontró con una densa nubosidad y con una llovizna y nevada que presagiaron el final de la hazaña.
Por ello optaron por descender en Ensenada, el primero en hacerlo fue Scheidhauer. Ante el asombro y el estupor de los lugareños, que no podían creer lo que veían sus ojos, a las 16:45 él y su "Ala Volante" aterrizaron en un descampado a orillas del lago Llanquihue. A las 17:10 aterrizó el "Sky" de Dori.
De esta manera, pusieron a sus pies la cordillera. En algo más de 2 horas marcaron un hito histórico en la aeronáutica mundial.
El regreso no fue menos heroico, el piloto Carlos White con el Morane Saulnier trajo el "Ala Volante" a remolque y, debido a una dificultad con el motor, en pleno vuelo debió soltarlo y dejarlo solo en el descenso.
El planeador de Claudio Dori fue desarmado y regresó hacia Bariloche por el paso Puyehue.