Un antiguo portaaviones soviético entra en acción en la región del Asia-Pacífico
Ilyá Krámnik, RIA Novosti. La bandera de la Armada china se alzó sobre el nuevo portaaviones del Imperio Celeste, antiguo buque soviético ‘Variag’ que recibió el nombre chino de ‘Liaoning’, en honor a una provincia nororiental del país en la que se encuentra la ciudad portuaria de Dalian.
La incorporación del buque de esta clase a la Armada de China que tuvo lugar el pasado 23 de septiembre en el puerto de Dalian es especialmente importante en el contexto de la coyuntura actual, en medio de la creciente tensión en la región del Asia-Pacífico.
¿A quién amenaza el portaaviones chino?
La entrega del portaaviones con número de casco 16 a la Marina de Guerra china suscita un interés especial teniendo en cuenta el desarrollo de acontecimientos en la región del Asia-Pacífico, donde se agudiza la rivalidad entre China por un lado y EEUU y sus aliados por otro.
La escalada de la disputa territorial entre China y Japón por las islas Diaoyu (Senkaku, según la denominación nipona), que ya provocó varios incidentes en el mar todavía sin víctimas, es una de las manifestaciones de esa anunciada rivalidad.
Las enormes riquezas naturales de las plataformas marítimas y continentales de la parte occidental del Océano Pacífico ya están explotándose, pero aún existe un gran potencial para el crecimiento de esta explotación. Y se puede calificar como estratégicos los derechos de un Estado sobre cualquier pedazo de tierra que se yergue sobre el mar que permiten a este Estado delimitar las aguas territoriales y la zona económica exclusiva.
Hasta hoy en día, antes de que el nuevo portaaviones chino se pusiera en servicio operacional, la Armada de Japón creada con el apoyo por parte de EEUU superaba a la Marina de Guerra china por sus capacidades combativas y dotación de armamento y material bélico.
Al completar sus arsenales con el portaaviones capaz de transportar 20 o 25 cazas, la Armada china recibe enormes ventajas ante su rival que no tiene en su disposición un tal buque. Se trata de las capacidades defensivas y el radio de acción.
Es evidente que la alianza con EEUU da a Japón ciertas garantías, pero ante Washington que busca mantener el liderazgo global pueden plantearse muchas tareas, mientras que la Marina de Guerra china no se limitará con solo un antiguo portaaviones soviético. Según la información disponible, la Armada china planea completar sus arsenales con al menos dos o tres buques de este tipo de fabricación propia hacia 2030.
Tokio dispone de un potencial militar para dar una respuesta a Pekín. Dos portaaviones ligeros de Japón que tienen un desplazamiento de 19.000 toneladas y fueron caracterizados como destructores portahelicópteros debido a la modestia habitual de los japoneses, podrán en perspectiva portar hasta 8 cazas F-35B cada uno. Pero es evidente que esto será insuficiente para contrarrestar a dos o tres buques de unas 65.000 toneladas de desplazamiento capaces de portar al menos en tres veces más cazas pesados.
Es asimismo evidente que la industria naval de Japón bien desarrollada es capaz de construir rápidamente un buque de cualquier clase y dimensiones. Y si la tensión entre China y Japón crece, mientras que EEUU continúe atascándose en numerosos conflictos a nivel local y problemas económicos, es muy probable que dentro de menos de 20 años, la Armada de Japón incorporará en sus arsenales un portaaviones de dimensiones y capacidad equivalentes a los de China.
Surge la pregunta sobre si este material bélico puede preocupar a Rusia. La respuesta es simple. Rusia podría empezar a preocuparse en caso de que China y Japón logren encontrar fórmulas de compromiso para arreglar sus contenciosos principales.
Se prevé que durante los próximos cinco años el portaaviones chino se utilice para el adiestramiento de tripulaciones chinas y que no estará listo para cumplir misiones de combate.
En cuanto a los plazos de la entrada en servicio activo del portaaviones chino, es necesario tener en cuenta un defecto de todos los buques del proyecto 1143, a los que pertenece el antiguo ‘Variag’. Se trata de la vulnerabilidad del sistema de propulsión con turbina de vapor.
Este sistema, que se demostró poco fiable en todos los portaaviones soviéticos y que dio una nueva sorpresa desagradable durante las recientes pruebas del portaaviones ‘Vikramaditya’ (un buque que antes el ruso ‘Almirante Gorshkov’ y fue vendido a la India), cuando tres calderas se pusieron fuera de servicio, puede funcionar de modo incorrecto en ‘Variag’ también. Esto acarreará gastos y tiempo adicionales para mejorarlo.
Para entender las perspectivas del antiguo ‘Variag’ cabe recordar la historia de su desarrollo.
Buques con miles de nombres
La década de los noventa fue un período intenso para los grandes buques de la Armada rusa, que estuvieron en el muelle durante la mayor parte de este período: se vendían al extranjero, estaban modernizándose y rebautizándose.
El proceso de su renombramiento empezó ya antes de esto. El primer portaaviones soviético del proyecto 1143, como el ‘Variag’, fue el ‘Almirante Kuznetsov’, denominado ‘Unión Soviética’ en la etapa del desarrollo del proyecto. El buque se rebautizó como ‘Riga’ cuando fue puesto de quilla, como ‘Leonid Brezhnev’ cuando fue botado en 1985. En 1989, comenzaron las pruebas de mar del portaaviones que ya tenía el nombre de ‘Tbilisi’ y que en 1991 fue incorporado a los arsenales de la Armada soviética bajo su nombre actual.
Otro portaaviones del mismo proyecto vendido a la India y rebautizado allí como ‘Vikramaditya’ tuvo solo tres nombres: ‘Bakú’, ‘Almirante Gorshkov’ y el actual.
‘Variag’ también tuvo tres nombres. Una vez puesto de quilla, se le denominó ‘Riga’, para que la República socialista soviética de Latvia no se ofendiera de que el buque precedente fuera rebautizado en honor del entonces líder de la URSS, Leonid Brezhnev. En 1990, cuando las relaciones con Latvia se agravaron, el portaaviones recibió su segundo nombre de ‘Variag’. En 1993, cinco portaaviones fueron retirados del servicio operacional: ‘Kiev’, ‘Minsk’, ‘Novorossiysk’, así como dos proyectos no acabados de ‘Variag’ y ‘Uliánovsk’.
Se le quitó al portaaviones el nombre a ‘Variag’, denominando de este modo otra víctima de la desintegración de la URSS. El crucero portamisiles del proyecto 1164 ‘Chervona Ukraina’ que pasó en propiedad de Rusia fue rebautizado como ‘Variag’ y pasó a ser buque insignia de la flota rusa del Pacífico.
El antiguo ‘Variag’ se quedó sin nombre y durante varios años estaba cubriéndose de herrumbre en en el muelle de los astilleros rusos del mar Negro hasta que fue vendido a precio de “chatarra” a la empresa china Chong Lot Travel Agency Ltd que planeaba convertirlo en un casino flotante.
El 3 de marzo de 2002 el buque, cuya construcción no había terminado, se encontraba en el puerto de la ciudad de Dalian. Sin embargo posteriormente la nave fue modernizada para su ulterior uso militar.
Una universidad flotante de 65.000 toneladas de desplazamiento
A mediados de los 2000 se puso en evidencia que China busca adquirir un nuevo buque militar que podría emplearse para realizar simulacros de operaciones de combate con la participación de aviones embarcados, ensayar la coordinación entre el portaaviones y buques de apoyo y adiestrar a los efectivos.
China empezó a recoger información sobre la configuración táctica de los portaaviones de todo el mundo desde hace varias décadas. Sin tener acceso a los principales “centros de competencia”, o sea, EEUU y sus aliados, China decidió estudiar la experiencia de Argentina, Brasil, así como recoger los datos necesarios en el espacio postsoviético.
En Ucrania, donde nadie tenía intención de guardar secretos de la ex URSS, China adquirió el portaaviones, documentos, así como uno o dos prototipos de cazas de emplazamiento en portaaviones Su-33 (Su-27K). Además, Pekín pudo familiarizarse con el polígono de entrenamiento para pilotos de la aviación embarcada NITKA (sigla en ruso del Simulador Científico Experimental para la Aviación Embarcada).
En China fue construido un polígono similar que representa de hecho una copia de los principales elementos del portaaviones, incluida la cubierta, el trampolín, ganchos de frenado, ascensores, etc. Además, el gigante asiático empezó a desarrollar un caza de emplazamiento en portaaviones J-15 en base al caza Su-33 entregado a China por Ucrania. Su prototipo directo fue el J-11, la copia china del caza Su-27.
El J-15 realizó su primer vuelo en 2009, pero no se ha sometido todavía a pruebas en la cubierta del simulador porque durante mucho tiempo China no ha tenido acceso a la tecnología de fabricación de conjuntos de ganchos de frenado, cables especiales y otros elementos necesarios para el aterrizaje de los cazas en la cubierta de un portaaviones.
Ucrania no disponía de documentos que describiesen estos sistemas, mientras que en Rusia fue prohibido cualquier acceso a una información más o menos detallada sobre los elementos de portaaviones. Varias personas fueron condenadas a pena de prisión por mantener contactos con China al respecto.
Pekín se vio obligado a desarrollar los ganchos de frenado basándose en la experiencia adquirida durante la familiarización con los portaaviones fabricados en varios países y en el examen visual de los equipos de NITKA.
Teniendo en cuenta la historia de ‘Variag’ y todas las circunstancias que acompañan la incorporación en servicio operativo del nuevo portaaviones chino, se puede repetir que Rusia todavía tiene tiempo para desplegar una flota fuerte en el Océano Pacífico.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
Fuente: http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20120927/155098876.html
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Zhang Zheng, capitan del portaaviones "Liaoning"