Eleonora Gosman SAN PABLO. CORRESPONSAL
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En la cabeza de los estrategas del gobierno de Brasil tomó fuerza una idea: la creación de una fuerza militar conjunta de América del Sur. La iniciativa, cuya presentación a los vecinos del Cono Sur y del Pacto Andino será oficializada en 2007, tiene un correlato. El recelo de las Fuerzas Armadas brasileñas, no confesado en voz alta, por el aumento de la presencia militar de EE.UU. en la región. Elaborado por el Núcleo de Asuntos Estratégicos, una secretaría que depende directamente de la presidencia, a cargo del coronel Oswaldo Oliva Neto, el proyecto tiene una filosofía bastante definida: "Esa integración puede tal vez impedir en el futuro una aventura militar o una presión de algún país sobre la región o sobre alguna nación sudamericana", subrayó el secretario.
No es por casualidad que el plan forma parte de un análisis del Sistema de Defensa Nacional de Brasil. Y tampoco lo es que ese programa de fuerza sudamericana integrada se base en los parámetros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), erigido por Europa Occidental junto con EE.UU. en la época de la Guerra Fría. Sólo que en este caso, Washington es excluido. El coronel Oliva Neto admitió que falta afinar los detalles de esa moción, y también reconoció que deberá contar con el apoyo muy activo del presidente Lula da Silva para que tenga viabilidad. "Para que sea posible es preciso el liderazgo político del presidente de Brasil", dijo.
En el ánimo brasileño, el objetivo es una integración militar que permita defender los recursos naturales de la región. Se parte de un presupuesto lógico: hay un volumen de reservas de hidrocarburos más que respetable, es la mayor reserva de agua del planeta y el área es sumamente rica en biodiversidad. En síntesis, un verdadero paraíso natural, como ya no existe en otras partes del mundo. Oliva Neto, quien divulgó el plan en una conferencia realizada esta semana en Brasilia, no habla sin respaldo. Días atrás fue recibido por el presidente Lula. Pero además es hijo de un conocido general retirado y hermano de un líder político aún más famoso: el senador Aloizio Mercadante, uno de los más altos dirigentes del Partido de los Trabajadores. Las palabras de Oliva reflejan un pensamiento generalizado en las esferas gubernamentales de Brasil.
Para algunos especialistas, el plan sin embargo puede ser "poco realista". Según María Helena de Castro Santos, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, la creación de una fuerza militar sudamericana (una especie de Organización del Atlántico Sur, iniciativa que nunca encontró eco) tropieza con la rivalidad tradicional de los gobiernos de la región. La experta sostuvo que el plan está motivado por los miedos de los uniformados brasileños ante un aumento de "la agresividad norteamericana en política externa". Oliva Neto considera que los antagonismos regionales pueden ser conciliados y recordó que "Europa, con todas sus diferencias, consiguió aunarse".
En la visión de este estratega, "a mediano plazo hay una tendencia de riesgo de que aparezca una tentativa de presión internacional sobre América del Sur a través del área militar". Dicho de otra forma, Brasil buscaría fortalecer una alternativa militar regional propia en estos tiempos de falta de interés estadounidense sobre lo que ocurre en el sur continental. Según el coronel Oliva, si el pacto de protección mutua se efectiviza, habrá otras consecuencias positivas, como el hecho de tener menos gastos en el área de Defensa, que aumentan en la medida en que cada país permanece aislado del otro. De paso, se generaría "un mercado regional propio para la venta de material bélico".