Háganle caso a Infante. Puede que esta munición de mortero sea inocua, pero nunca se sabe.
La siguiente es una historia absolutamente cierta y ocurrió de Santiago de Chile a fines de los años 80. En el departamento de un oficial del Ejército se realizaba una fiesta de uno de sus hijos. En la sala había una vaina de artillería ya disparada pero por algún motivo en sus paredes y fondo todavía quedaban restos de cordita (o como se llame el propelente). El hecho es que un ingenuo tiró a su interior la colilla de un pucho aún encendido y vino la tragedia. La explosión derribó la pared divisoria con una pieza (de volcanita) y causó la muerte de un primo mío que se encontraba en esa habitación y la amputación de un pie a uno de sus amigos. Por raro que parezca nadie en la sala resultó con lesiones de consideración. Con otro primo nos tocó reconocer el cadáver en la morge.
Ocurrió algo muy parecido en BUE pleno barrio Norte en l0s 80 voló un quincho ....