(...) La situación del material aéreo, terrestre, naval y logístico en las Fuerzas Armadas es de una gravedad tal que nos ha colocado, no solo en una situación de indefensión ante una agresión externa, sino que también pone en riesgo de vida permanente a los miliares obligados a operar en precarias condiciones y a ocasionales terceros.
La ministro de Defensa de este gobierno contabilizó en los últimos cuatro años pasado
la friolera de 30 personas fallecidas por accidentes aéreos, superando en un 250 % la media de pérdidas de vidas de los últimos veinte años.
Garré no tiene la culpa, como recientemente manifestó con absoluta presición el Mayor de Caballería D Hugo Abete en una publicación de esta semana. Nilda Garré siempre odió a las FFAA, como lo indica su trayectoria. Es una cuestión ideológica y para nada cuestionable, pues son sus ideas. Lo diabólico de todo ésto es que se la digitalizó en un cargo especialmente para terminar de destruirlas. Pero ya para nadie es eso un hecho novedoso, debido a que está cumpliendo con sus objetivos con todo éxito.
Tal vez la horrible novedad, entre otros males, es que no pocos cuadros de las Fuerzas Armadas argentinas estacionados en la misión centroamericana, lamentablemente promiscuos, vuelven a sus familias ~en la Argentina desmilitarizada y desmoralizada~ portando la muerte sin tener el adecuado conocimiento de la barbaridad que han hecho y a quién la transmitirán…
Ya lo manifesté por este medio la semana anterior: El portaaviones 25 de Mayo es todo un símbolo. Lo llevaron navegando a dique seco para ser reparado y luego se lo vendieron a los chatarreros internacionales a precio vil.
Tenemos una Armada sin barcos y una Fuerza Aérea sin aeronaves. Los accidentes dolosos de este año, atribuibles al odio desproporcionado de la titular de la cartera de Defensa, también está ligado a la modificación de un Código de Justicia Militar que excluye a la hombría de bien como bien jurídico tutelado. ¿Vale la pena mantener Fuerzas Armadas en esas condiciones agónicas?
O les devuelven su sentido histórico o que las disuelvan.
Es un buen tema de reflexión para esta Semana de Mayo, que tiene el sentido patriótico de sentirla, y no para aprovecharla como “fin de semana largo” para meramente escaparse un fin de semana.
No nos “escapemos” más. La realidad está superando la peor de nuestras pesadillas.
La situación es más grave hoy que entonces, en 1810. El pueblo, al menos, exigía saber de qué se trata todo ésto…
… Y hoy pareciera que a nadie le importa nada.
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