Notas en los medios sobre Nazismo

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A los 102 años aprobó el examen que no le habían dejado rendir los nazis

Una pediatra de 102 años presentó su examen de doctorado que había quedado pendiente después de que los nazis le negaran el derecho a rendirlo por su condición de judía, informó este viernes el Hospital Universitario de Hamburgo.
"Con este examen de doctorado no podemos deshacer la injusticia cometida pero hacemos un aporte para la confrontación con el aspecto más oscuros de la historia alemana en las universidades", dijo el decano de la Facultad de Medicina, Uwe Koch-Gromus.

Syllm-Rapoport se marchó al exilio Estados Unidos de donde regresó en 1952 para instalarse en el territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA) donde asumió una cátedra en el hospital universitario de La Charité en Berlín.

El título de doctora de la Universidad de Hammburgo se le otorgará en una ceremonia solemne el 9 de junio.
http://www.minutouno.com/notas/3638...amen-que-no-le-habian-dejado-rendir-los-nazis
 

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Detective holandés ayuda a recuperar arte de la época nazi
Un experimentado detective holandés conocido por identificar obras de arte que los nazis arrebataron a sus propietarios judíos ayudó a la policía alemana a recuperar un lote de esculturas del Tercer Reich que estuvieron décadas perdidas, incluso un par de caballos de bronce hechos para Adolfo Hitler.

Arthur Brand dio pistas a los detectives alemanes que hicieron el increíble descubrimiento en una serie de operativos esta semana, coronando una amplia investigación sobre tráfico de arte.

El portavoz de la policía en Berlín Michael Gassen dijo que hasta ahora unas 100 toneladas de arte han sido subidas a camiones en el pueblo de Bad Duerkheim, en el suroeste, donde fueron halladas en almacenes.

Agregó que se quedó impactado cuando vio fotos recientes de los caballos, los cuales se creían destruidos desde los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.

AP
 

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Experto: "Víctimas del Holocausto tardaron más de media hora en morir en las cámaras de gas"


H. Miller. (Army) - U.S. Defence Visual Information Center
Según declaraciones prestadas ante el juzgado alemán de Luneburgo por Oskar Groening, acusado de ser cómplice en el asesinato de 300.000 personas en Auschwitz, y de un experto en medicina, se ha revelado que las víctimas del Holocausto habrían tardado más de media hora en morir en las cámaras de gas.
Para estos fines los nazis utilizaban el pesticida a base de cianuro Zyklon B: "Es más ligero que el aire y penetra en vasos más pequeños de los pulmones provocando el bloqueo de la respiración celular", declaró el experto del Centro Médico de la Universidad de Hamburgo-Eppendorf (Alemania), Sven Anders, citado por 'Daily Mail'.
"Aunque la muerte llega en cuestión de segundos (...) muchos de los prisioneros tardaron más de media hora en morir", destacó el experto.
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Así, la velocidad del efecto del Zyklon B dependía del tamaño de la cámara y altura de la víctima: las personas más altas solían morir más rápido, porque el gas primeramente copa el espacio cerca del techo.
"El cerebro y corazón son los primeros órganos que empiezan a sufrir daños. Las víctimas sienten un escozor en el pecho, acompañado por dolor espasmódico, como si tuvieran un ataque de epilepsia", agregó el experto.
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De acuerdo con la fiscalía alemana, a Oskar Groening se le acusa de ayudar en el funcionamiento del campo de exterminio en la Polonia ocupada entre mayo y junio de 1944, cuando unos 425.000 judíos húngaros fueron llevados a Auschwitz y al menos 300.000 fueron asesinados casi inmediatamente en la cámara de gas.
SEPA MÁS: La justicia alemana podría condenar a un asesino de Auschwitz… a tres años de prisión
http://actualidad.rt.com/sociedad/176015-victimas-holocausto-tardar-media-hora-morir
 

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¿Por qué el colaborador nazi más buscado nunca se enfrentó a la justicia?


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El apicultor canadiense Vladímir Katriuk murió este mes de mayo de una apoplejía. Tenía 93 años. En el momento de su muerte, era el número dos en la lista de los criminales nazis más buscados del mundo. Vivió sus últimos 70 años evadiendo a la justicia por las atrocidades que había protagonizado durante la II Guerra Mundial.
A Katriuk le imputan haber participado en la masacre de la aldea bielorrusa de Jatyn, en marzo de 1943. 149 personas en total fueron quemadas vivas, cuando los nazis encerraron a los vecinos en un pajar y le prendieron fuego. Katriuk, miembro de un batallón ucraniano de la SS, manejaba una ametralladora, disparando contra cualquiera que trataba escapar de las llamas.
SEPA MÁS: Los criminales nazis impunes
El joven encontró el fin de la II Guerra Mundial dirigiendo un negocio de empaque de productos cárnicos en París. Sin ciudadanía occidental, el hombre se unió a la Legión Extranjera Francesa, para evitar una posible deportación a la URSS. En 1951 desertó y con su esposa francesa emigró a Canadá usando el nombre de su cuñado.
A inicios de los años 1990 los 'cazadores de nazis' consiguieron que la justicia canadiense empezara un procedimiento para revocarle la ciudadanía, pero el Gobierno dictó una sentencia final a su favor en 2007, citando su edad y falta de pruebas claras de su implicación en atrocidades.
LEA TAMBIÉN: Un apicultor de 91 años exiliado en Canadá, en el punto de mira de los caza-nazis
En archivos desclasificados por Rusia en 2008 fueron descubiertos testimonios evidentes de testigos inmediatos contra Katriuk. Según detalla Associated Press, dos semanas antes de la muerte del hombre, Canadá rechazó su extradición a Moscú, que le había acusado de genocidio. Ottawa argumentó que nunca reconocerá la reintegración de Rusia con Crimea y condenó su supuesto rol en la guerra civil de Ucrania.
"Finalmente, hubo un país que quiso llevarle a justicia, pero esto no sucedió debido a la política contemporánea", lamentó Efraim Zuroff, director del Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén al diario 'The New York Times'. "Emplear vacíos legales o motivación política para evadir la extradición de criminales nazis de guerra es totalmente inaceptable", declaró, a su vez, el secretario de prensa de la Embajada de Rusia en Ottawa, Kirill Kalinin, a Canadian Press al conocerse la noticia sobre la muerte de Katriuk.
SEPA MÁS: Las dos caras de Auschwitz: Víctimas y verdugos
http://actualidad.rt.com/sociedad/176311-colaborador-nazi-buscado-falta-juicio
 

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Afirman haber encontrado la ropa interior de Eva Braun

Una pequeña tienda de antigüedades estadounidense se jacta de contar en sus vitrinas con este curioso artículo, que vende por 7.500 dólares

MANTIQUES
El vendedor afirma que la prenda fue encontrada en la residencia alpina de Hitler
Una curiosa antigüedad de la Segunda Guerra Mundial está provocando una gran controversia en Estados Unidos. Esta no es otra que la ropa interior (más concretamente, las bragas) de Eva Braun, la que fue la esposa de Adolf Hitler durante sus últimos días en el Búnker bajo la Cancillería. Así lo afirma en su versión digital la versión digital del diario «The Daily Beast», desde donde han contactado con el negocio para saber, de primera mano, los pormenores de la prenda.
En palabras del diario, los «panties» tienen un corte clásico, son de seda francesa, cuentan con un color melocotón y, lo más importante: tienen grabadas las iniciales EB (las cuales se corresponderían, según el regente de la tienda, con las iniciales de Eva Braun). Por otro lado, el vendedor no ha señalado al diario si estaban usadas o no. Poco más se puede saber acerca de esta prenda, algo que ha generado multitud de críticas contra el negocio por parte de muchos que las consideran un mero reclamo para atraer más clientes.
Pero… ¿de dónde proviene la prenda? El director de la tienda dice habérselas comprado a Charles Snyder, un jubilado de 84 años de edad que las adquirió, a su vez, de un combatiente de la Segunda Guerra Mundial. Éste, por su parte, afirmaba haberlas conseguido mientras luchaba en 1945 cerca de Berchtesgaden (una región en la que se encontraba Berghof, la residencia alpina en la que vivieron durante meses Adolf Hitler y Eva Braun). No obstante, el anciano afirma que solo sabe el apellido de este sujeto (Watts) y desconoce donde se encuentra.
Con todo, el jubilado a puesto a disposición de la tienda de antigüedades un certificado de autenticidad hecho por él mismo, además de un libro sobre la Segunda Guerra Mundial escrito por él. «Son de primera categoría, el tejido, el bordado y los monogramas. Hasta la costura del botón. No todo el mundo tiene la ropa interior de Eva Braun», explica, por su parte, el dueño de la tienda.
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Khatyn, la sangrienta masacre en la que los nazis quemaron vivos a bebés y niños

Vladimir Katriuk, miembro de las SS y presunto perpetrador de este trágico episodio, ha muerto sin ser condenado

Archivo ABC
El fallecido viajó a Canadá mintiendo sobre su identidad
Marzo, día 22 de 1943. En plena Segunda Guerra Mundial, una unidad de las temibles SS nazis (las tropas más ideologizadas de Adolf Hitler) llega al pequeño pueblo bielorruso de Khatyn. Su sed de venganza es insaciable, pues acaban de perder a uno de sus oficiales por el ataque de un grupo de soldados enemigos. Sin mediar palabra sacan a un pueblo entero de sus casas. Mujeres con bebés en sus brazos, niños, enfermos y hombres de todas las edades. Cegados por la ira, obligan a una buena parte de ellos a meterse en un cobertizo, que cierran a cal y canto y al que posteriormente prenden fuego. Es su cruel forma de reparar el agravio que acaban de sufrir y llevar, de paso, a 149 inocentes a la tumba.
Este cruel episodio de la Historia, que bien parece sacado de una película de ciencia ficción, sucedió realmente y vuelve a estar en boca de muchos afectados por la contienda. No es para menos pues, como bien han señalado varios diarios internacionales, la semana pasada dejó este mundo Vladimir Katriusk, un aparentemente inofensivo apicultor de 93 años que, en otra época, ayudó –presuntamente- a perpetrar la masacre de Khatyn. Conocido por ser el segundo criminal de guerra nazi más buscado por el centro Judío Simon Wiesenthal, su muerte ha indignado al mundo. No por el fallecimiento en sí, sino porque se había solicitado que se reabriera su caso para que fuese juzgado y condenado por sus crímenes.
La masacre que acabó con un pueblo
Tragedia y dolor. Ese es la aureola que, según el Memorial creado por el Ministerio de Cultura de Bielorrusia, cubre la ciudad de Khatyn. Pero… ¿qué hecho marcó a fuego esta región? Para entenderlo es necesario retroceder en el tiempo hasta marzo de 1943, en plena «Operación Barbarroja» (el plan de Hitler para invadir la Unión Soviética a gran escala y lograr arrebatar a Stalin los pozos de petróleo del Caúcaso.
En esas andaban los alemanes cuando, el 21 de ese mismo mes, una de sus unidades motorizadas de las SS fue atacada en una autopista cercana (aproximadamente a 6 kilómetros) del pueblo de Khatyn. Aquel fue un día trágico para los nazis, pues, en palabras del susodicho organismo gubernamental, perdieron a uno de sus oficiales más queridos.

MSC Khatyn
Soldados alemanes en Bielorrusia
La semilla del odio (un odio que ya se había materializado mediante múltiples matanzas de inocentes soviéticos a lo largo y ancho de la región) germinó entonces en estos combatientes. Decididos, marcharon hacia el pequeño pueblo de Khatyn ávidos de venganza. Sabían que los ciudadanos no eran culpables de lo sucedido, pero no les importó. En plena mañana, rodeador todas las casas de la zona y, una por una, fueron sacando a punta de fusil a los habitantes a la calle. Hombres, mujeres, enfermos, niños y bebés. No hubo piedad para nadie. Desde la familia Baranovski y sus nueve hijos, hasta los Yaskevich, cuya madre salió en brazos con su hijo de apenas un año.
Otros tuvieron menos suerte. Fue el caso de la joven Lena Yaskevich que, tras intentar huir, fue acribillada violentamente frente a los ojos asustados de sus padres. Tras este acto de violencia nadie se negó a hacer lo que los uniformados decían, por lo que varias decenas de habitantes (poco más de 150, según el Ministerio de Cultura de Bielorrusia) fueron obligados a entrar en un cobertizo. Todos se temían lo peor y, efectivamente, no fallaron en su juicio. Instantes después, los alemanes atrancaron la puerta, cubrieron el edificio de paja, derramaron gasolina y, sin dudarlo, prendieron fuego al lugar. «Mientras el cobertizo ardía se podía oír a los bebés llorando», determina la página Web dedicada la memoria de este suceso.

Mapa que muestra la ubicación del pueblo
MSC Khatyn
Pero lo peor estaba por llegar. Y es que, ante la fuerza y la desesperación de la gente, la casa terminó cediendo y los presos consiguieron escapar. Envuelto en llamas, eso sí. En ese momento los nazis, impertérritos, prepararon sus armas y asesinaron a la gran mayoría. Había 75 menores de edad entre ellos. Acto seguido, y tras acabar con todo aquel que se topó en su camino, redujeron el pueblo a cenizas en el sentido más literal de la frase. Por suerte, algunos pequeños sobrevivieron para poder contar esta tragedia que, en los años posteriores, sobrecogió al mundo entero.
Concretamente, solo lograron escapar de aquella matanza en el cobertizo dos niños. Fueron Viktor Zhelobkovich (de 7 años) y Anton Baranovski (de 12). Ambos habían entrado en el edificio, pero lograron salir cogidos de la mano de su madre. Sin embargo, su progenitora terminó falleciendo por un disparo alemán. En su último acto de bondad, esta cayó sobre el cuerpo de su pequeño, protegiéndole de aquellos asesinos. En menor, por su parte, tuvo que esperar durante horas con el cadáver de su madre encima hasta que los germanos abandonaron la posición.
De nazi, a amable apicultor
A pesar de que nunca se conoció la identidad de todos los alemanes presentes en aquel horrible suceso, siempre hubo un nombre que sobresalió por encima del resto: Vladimir Katriuk, un ucraniano que se encontraba el segundo en la lista de los criminales de guerra nazis más buscados y que falleció la semana pasada a los 93 años de edad. Su historia siempre trajo controversia, pues en su momento formó parte –presuntamente- del grupo de las Waffen SS que arribó y destruyó este pueblo. A su vez, se mantuvo a las órdenes del Reich hasta el final de la guerra y, en 1951, emigró a Canadá falsificando su documentación y su pasado para obtener la nacionalidad.

MSC Khatyn
Uno de los niños muertos en la masacre
Los años fueron pasando para él y, curiosamente, este ucraniano se ganó la confianza del pueblo de Ormstown (al sur de Montreal), donde pasó sus últimos años. Así, hasta que, hace unas pocas semanas, el Centro Consultivo de Relaciones Judías e Israelíes solicitó al gobierno de Canadá que reabriese su caso. Pretendían demostrar que había asesinado a decenas de personas en Khatyn, algo que no se había logrado en 1999, cuando –en un juicio- no se encontraron pruebas contra él. Sin embargo, finalmente el anciano ha fallecido sin explicarse de nuevo ante un tribunal.
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Afirma haber resuelto un acertijo secreto que desvela el paradero del oro de los nazis

Un fabricante de violines holandés cree que el paradero de uno de los mayores tesoros de Hitler podría estar en una partitura

Archivo ABC
Se cree que, en los últimos días del Reich, Hitler ordenó esconder sus reservas de oro para evitar que fuesen robadas por los aliados
El «oro de los nazis». Estas cuatro palabras tienen la capacidad de trasladarnos, en pleno Siglo XXI, a una época oscura en la que –según dice la leyenda- los hombres de Adolf Hitler escondieron miles y miles de lingotes a lo largo y ancho de Alemania con la intención de que no fueran robados por los aliados. Sin embargo, esta historia es tomada usualmente como una mera anécdota más propia del imaginario colectivo que de los libros de Historia.
No opina lo mismo el fabricante de violines holandés Cyril Whistler. Y es que, este hombre afirma haber desvelado un código secreto que muestra el paradero de 50 millones de libras en oro nazi (unos 69 millones de euros), además de una cantidad indeterminada de diamantes. Según explicó este novato «caza-tesoros» al diario alemán «Bild», el susodicho código se encontraba oculto en una antigua partitura del compositor Gottfried Federlein, fallecido en 1952.
El oro nazi
Whistler buscaba en la partitura uno de los muchos escondrijos en el que –presuntamente- los nazis escondieron oro cuando se percataron de que estaban perdiendo la guerra. Los objetivos eran obvios: evitar que los aliados lo usasen en su propio beneficio y, en un futuro, poder utilizarlo para financiar la resistencia que se movilizaría a favor de Hitler en Alemania. Así pues, y aunque en un principio todos los lingotes se hallaban en el Reichsbank de Berlín, se cree que fueron trasladados a escondrijos ocultos como cuevas o pozos.
Para saber más: La partitura que podría llevar al desaparecido oro de los nazis
De entre todos aquellos alijos, el fabricante de violines buscaba uno: el que el mismísimo Adolf Hitler había ordenado esconder a Bormann (su secretario personal) en las colinas de Baviera durante los últimos días del Tercer Reich. Y es que, siempre según afirma Whistler, tenía constancia de que el subalterno del «Führer» había garabateado las coordenadas del mismo (con un curioso código) en una partitura que nunca llegó a las altas esferas nazis. Una historia, cuanto menos, increíble.
El estudio
Tras hacerse con la presunta partitura original (del compositor Gottfried Federlein) Whistler ha pasado los últimos dos años estudiándola. Todo ello, bajo la idea de que era un «mapa musical» hacia el tesoro. Ahora, tras horas y horas de investigación, este holandés afirma que los lingotes se encuentran en una base del ejército alemán en la ciudad bávara de Mittenwald. No es el primero que cree haberlo hallado (pues el cineasta Leon Giesen ya ha realizado varias excavaciones en la zona buscando el mismo premio) pero es el primero que parece haber hallado un lugar concreto.
«Estudié la puntuación. A primera vista, es una pieza poco atractiva con anotaciones mecanografiadas y runas. Giesen llegó a la conclusión de que las runas se añadieron como una distracción. Para mí, sin embargo, los signos y letras escritas estaban allí por algo. Pronto descubrí un número típico que se repite una y otra vez entre las barras, así como un cifrado en toda la partitura. Cuanto más estudiaba la pieza, más descubría. Las notas, el número y las señales indican una ruta», señala el holandés a «Bild».

Partitura en la que se cree que se encuentra el paradero del oro
Bild
Al considerar «más allá de toda duda razonable» que sus descubrimientos son infalibles, Whistler ha presentado sus conclusiones al alcalde de Mittenwald -Adolf Hornsteiner- y a la ministra de Defesa germana, Ursula von der Leyen. Su intención es que se lleven a cabo las investigaciones pertinentes, aunque por mero interés histórico (a pesar de que, según afirma, el escondrijo contiene 100 lingotes de oro y una gran cantidad de diamantes).
Por su parte, el portavoz de las Fuerzas Armadas del país ha señalado que no se llevarán a cabo, de momento, las excavaciones: «Esta propiedad es una zona militar. El acceso al lugar por parte de una expedición arqueológica requiere la aprobación final del Bundeswehr, y hasta ahora no hemos recibido ninguna solicitud».
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El misterioso pasado de la espía que interrogaba a altos oficiales nazis

Las autoridades han descubierto que la fallecida Eileen Burgoyne trabajó para los británicos tras la IIGM, aunque se desconoce su trabajo

D.M.
La mujer falleció a los 99 hace menos de un año
Hasta hace menos de un año, Eileen Burgoyne era una encantadora jubilada de 99 años que vivía en Twickenham (Londres). Sin embargo, tras fallecer, y por mera casualidad, el recuerdo que sus vecinos tenían de ella cambió radicalmente cuando las autoridades locales encontraron en su hogar una ristra de recuerdos relacionados con la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría (entre ellos, un subfusil «Sten»). La investigación posterior ha deparado todavía más sorpresas, pues ha logrado desvelar que esta mujer trabajó como espía durante estos dos conflictos interrogando a prisioneros nazis y, posteriormente, rusos. Con todo, se desconoce su papel concreto en aquellos procesos.
Según afirman varios diarios internacionales como el «Daily Telegraph», los objetos fueron hallados el pasado febrero, pocos meses después de que la anciana dejara este mundo. La forma de encontrarlos fue totalmente inesperada y más propia de una película de Hollywood. Concretamente, los «recuerdos» aparecieron cuando las autoridades se vieron obligadas a desalojar la calle en la que vivía la anciana debido a una amenaza de bomba y tuvieron, posteriormente, que registrar todas las viviendas de la manzana para asegurarse de que no había explosivos en su interior. Fue en ese momento cuando los agentes descubrieron varias cajas que desvelaban la colaboración de Burgoyne con los servicios de inteligencia británicos.
Una espía al servicio de Inglaterra
Tras descubrir estos curiosos recuerdos, la maquinaria estatal se puso a trabajar y las autoridades contactaron con varios de sus familiares. Estos, poco a poco y en base a nóminas, documentos y cartas de la época, fueron juntando el complejo rompecabezas que suponía la vida de la mujer. La fuente de mayor importancia para desvelar su identidad ha sido la prima de Burgoyne, Georgina Wood, quien ha señalado que la anciana trabajó para los servicios de inteligencia británicos en dos períodos, de 1945 a 1947, y de 1950 a 1953. En ambos casos, ayudando a sacar información a prisioneros de alto rango (en primer lugar nazis y, en segundo, soviéticos).
A su vez, los documentos encontrados han desvelado que la anciana fue contratada por el Centro de Servicios Combinados para Interrogatorios de su país para sacar información a los enemigos de Gran Bretaña en cualquier parte del mundo. Este dato ha sido corroborado gracias a una serie de fotografías que muestran a la mujer en lugares tan pintorescos como la bombardeada Hamburgo en plena Segunda Guerra Mundial, o correspondencia oficial enviada desde Europa.
Los documentos encontrados en su vivienda han demostrado también que Burgoyne fue reclutada –entre otras cosas- por su talento para los idiomas. Y es que, conocía a la perfección el francés y el español gracias a su paso por la Universidad de Manchester. Con todo, su pasado sigue inmerso en un cierto halo de misterio pues, aunque se sabe que trabajó en centros acusados de realizar duros y violentos interrogatorios, no se puede corroborar que fuera «obteniendo información» ella misma.
En este sentido, Ian Cobain, un periodista que investiga las torturas cometidas en los interrogatorios aliados, cree que pudo ser una mera traductora y mecanógrafa: «Los interrogatorios eran vistos como un trabajo de hombres. Había una gran cantidad de trabajo administrativo que se debía hacer, por lo que pudo haber sido perfectamente una traductora». La Policía Metropolitana no ha ofrecido datos concluyentes sobre su implicación en la guerra.
Su vida tras la guerra
Tras la Guerra Fría, Burgoyne se retiró del servicio activo y se trasladó a Londres. Allí permaneció hasta que falleció hace pocos meses. Curiosamente, no parece que tuviera reparos en hablar de su pasado, pues en alguna ocasión habló con algún vecino del tema, señalando que había trabajado para el MI5 (uno de los servicios de inteligencia del país). Así lo atestiguaban los recuerdos hallados en su vivienda, entre los que se destacaban varios documentos de la época y un subfusil «Sten» británico totalmente operativo. En palabras de los investigadores, podría haberse quedado con el arma como un recuerdo o como una forma de protección ante el regreso de sus enemigos.
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Cuarenta mil cuerpos en mesas de disección nazis

Una experta de Harvard intenta identificar a las víctimas anónimas del nazismo. Solo se conocen los nombres de 500

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A mediodía del 16 de diciembre de 1943, Elfriede Remark, una modista alemana de 40 años, fue ejecutada en la prisión Plötzensee de Berlín. Su delito había sido criticar a Hitler en conversaciones con sus vecinos, que la delataron ante las autoridades nazis. Tras la ejecución, su cuerpo fue llevado al departamento de Anatomía de la Universidad de Berlín, donde fue diseccionado por el médico Hermann Stieve, especialmente interesado en el estudio del aparato reproductor femenino. Diseccionó a 174 mujeres, todas ellas ejecutadas. Cuatro estaban embarazadas.

Remark, hermana del escritor de Sin novedad en el frente, Erich Maria Remarque, fue apenas una más de las al menos 40 mil personas que acabaron en las mesas de disección de los departamentos de anatomía durante el régimen nazi, según el horroroso recuento de la profesora Sabine Hildebrandt, de la Escuela Médica de Harvard, en Boston (EEUU). En muchos casos, los fragmentos de aquellas víctimas, miles de ellas ejecutadas de manera sumaria, permanecieron en las universidades hasta 1989, año en que las autoridades decidieron buscar sus restos. Ínfimas láminas de hígado observadas al microscopio por varias generaciones de estudiantes acabaron siendo enterradas con honores casi medio siglo después del fin de la segunda guerra mundial.

Muchos de los 40 mil cuerpos estimados por Hildebrandt procedían de hospitales, instituciones psiquiátricas, prisiones y residencias de ancianos, las fuentes de cadáveres históricamente habituales para las universidades. Pero al menos 3.749 de los cuerpos pertenecían a personas oficialmente ejecutadas entre 1933 y 1945, el período en el poder del partido nazi, según los casos documentados que ha conseguido recabar Hildebrandt.

“Según mis estimaciones, el número real puede duplicar esta cantidad, o incluso más”, explica Hildebrandt, que ha publicado sus últimos datos en la revista Clinical Anatomy. A esa cifra de ejecutados tras juicios sumarios habría que sumar otras víctimas del régimen de Hitler, puestas sobre las mesas de los 31 departamentos de anatomía bajo jurisdicción alemana, como los niños nacidos de madres encerradas en campos de trabajo, los presos muertos de hambre o los judíos perseguidos hasta el suicidio.

Pacientes psiquiátricos gaseados

En algunos casos, recuerda Hildebrandt, la oferta de cadáveres se adaptaba a la demanda.

Alrededor de 1941, uno de los organizadores del programa de eutanasia que envió a unas 200 mil personas discapacitadas a la cámara de gas, el psiquiatra Werner Heyde, preguntó al director del Instituto Anatómico de Wurzburgo si necesitaba cuerpos humanos. El director, Curt Elze, se quejó de que cada vez le llegaban menos. A los pocos días, recibió 80 cadáveres de pacientes de un hospital psiquiátrico, recién asesinados con monóxido de carbono.

Para luchar contra el olvido, la profesora de Harvard propone hacer un esfuerzo de identificación y elaborar un banco de datos de las víctimas del nazismo que terminaron sus días en los departamentos de anatomía. Solo se conoce el nombre de 500. En algunos casos, sus cadáveres permanecen inmortalizados en atlas anatómicos como el del médico nazi Eduard Pernkopf, considerado una obra maestra desde el punto de vista científico.

“Yo sé que las familias siguen buscando a sus seres queridos. A veces se contactan ellas mismas con los institutos anatómicos. Me parece que la incertidumbre sobre el destino de un ser querido es peor que la certeza de que acabó en un instituto anatómico”, reflexiona Hildebrandt.
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Alemania debate conservación de los edificios del nazismo


Obras en la “tribuna Zeppelin” de Núremberg reabren la discusión

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La inversión de € 70 millones necesaria para restaurar la “tribuna Zeppelin” de Núremberg, escenario de los multitudinarios congresos del partido nazi, reabre en Alemania el debate latente sobre el mantenimiento de los edificios del horror hitleriano.

Desde hace años, la tribuna desde donde Adolf Hitler se dirigía a los miembros de su partido y presenciaba grandiosos desfiles en su honor, presenta problemas de impermeabilización y estructura, que ponen en riesgo la seguridad de los visitantes.

Según las cifras aportadas esta semana por el diario bávaro Süddeutsche Zeitung, las obras de rehabilitación ascenderían a € 70 millones (unos US$ 95 millones), coste que ha enfrentado a quienes se muestran reticentes a recordar el pasado y a quienes defienden la importancia de respetar la historia de un monumento que recibe 200 mil visitantes al año.

El régimen nazi acabó hace más de medio siglo y hoy numerosos edificios y construcciones se encuentran en una situación similar a la tribuna del campo Zeppelin, mientras que otros han sido completamente transformados, borrando su lugar en la historia.

Es el caso, por ejemplo, de la antigua prisión de Spandau, situada en el oeste de Berlín, y en cuyo emplazamiento se alza actualmente un centro comercial.

Construida en 1876 como cárcel militar, fue posteriormente utilizada para el arresto de civiles, pero no fue hasta pasada la segunda guerra mundial cuando alcanzó relevancia internacional.

Allí fueron enviados varios de los dirigentes más importantes del nazismo condenados en los juicios de Núremberg.

El preso de más larga estadía fue Rudolf Hess, jefe del partido nazi y lugarteniente de Hitler, quien, condenado a cadena perpetua, fue durante dos décadas el único inquilino de Spandau, hasta que se suicidó en 1987.

Tras su muerte, la prisión, cuya dirección rotaba mensualmente entre las cuatro potencias aliadas, fue derruida y sustituida por el actual centro comercial.

En otras ocasiones, el país ha optado por mantener, sin alterar, el recuerdo de la guerra.
Un ejemplo son las iglesias de San Nicolás en Hamburgo o la Gedächtniskirche de Berlín (en alemán, iglesia del recuerdo) destruidas tras la operación Gomorra y la batalla de Berlín, respectivamente.

Tras el final de la contienda, ambas ciudades decidieron conservar intactos sus muros medio derruidos y sus piedras ennegrecidas como memorial.

A veces, en ausencia de ruinas visibles, simplemente un cartel alerta de lo que, en apariencia, no tiene nada de particular, como el aparcamiento berlinés bajo el cual se extiende el búnker donde Hitler y su cúpula pasaron sus últimos días.

El 2 de mayo de 1945, las tropas soviéticas entraban en el refugio donde Hitler y Eva Braun se habían suicidado horas después de contraer matrimonio, y donde Magda Goebbels, esposa del ministro de propaganda, Joseph Goebbels, envenenó con cianuro a sus seis hijos para después quitarse la vida junto a su marido.

Los restos del búnker fueron parcialmente derruidos por las tropas soviéticas en 1947, quedando en el olvido hasta que en 1988 el gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) construyó un complejo de apartamentos sobre él.

También ha quedado relegada al olvido la colina de Teufelsberg, en la localidad berlinesa de Grunewald.

Originalmente una escuela técnica militar nazi, su solidez hizo imposible su demolición completa, por lo que empezó a cubrirse de escombros provenientes de otros edificios de la ciudad hasta que se convirtió en el punto más alto de la capital.

Durante la guerra fría, la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) construyó en su cima una estación de escucha electrónica, pero con la caída del muro quedó completamente abandonada hasta que fue adquirida por el director de cine David Lynch.

El director de Terciopelo azul anunció en su día la intención de construir allí un centro de meditación trascendental, movimiento al que pertenece, aunque hasta el momento sirve como lugar de esparcimiento para los berlineses.

Fuente: EFE
 

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La enfermedad que pudo hacer que Hitler perdiese la guerra

Un nuevo estudio afirma que el Parkinson influyó en algunas de las decisiones más desastroas del «Führer»

Archivo ABC
Hitler empezó a sufrir Parkinson en algún momento indeterminado tras la Primera Guerra Mundial
No son pocas las películas que, al mostrar los últimos días de Hitler en el búnker, presentan a un líder alemán cuya mano izquierda tiembla sin parar. Una dolencia que, por cierto, está muy bien documentada en los vídeo que se conservan de él. Hasta ahora se había especulado con que esa agitación se debiese al Parkinson, pero ha habido que esperar hasta esta misma semana para que un grupo de neurólogos estadounidenses haya señalado que el «Führer» pudo verse influido negativamente a la hora de tomar decisiones debido a esta enfermedad. De hecho, los expertos afirman que pudo hacerle perder la Segunda Guerra Mundial.
El estudio ha venido de la mano del neurólogo Raghav Gupta, quien –como ha publicado la revista especializada «World Neurosurgery»- afirma que la posibilidad de que Hitler sufriese Parkinson durante un extenso período de tiempo siempre se ha barajado entre los historiadores. De hecho, en 1933 ya se creía que podía padecer esta dolencia, pues existen varios vídeos de él en el que queda patente un deterioro en sus facultades motoras desde que subió al poder, hasta que falleció en 1945.
Aunque la idea de que Hitler padecía Parkinson no es nueva, sí lo es la teoría que ha aportado Gupta: que la enfermedad pudo hacerle impulsivo, temerario y, en última instancia, hacerle perder la Segunda Guerra Mundial. Para ello, el experto se basa en la idea de que produce alteraciones en la función cognitiva. «Creemos que la enfermedad pudo hacer que Hitler atacase Rusia antes de tiempo, en 1941», ha señalado el experto. Lo cierto es que esta decisión llamó la atención de los generales de la época, pues el «Führer» se abalanzó sobre una región extensísima, sin refuerzos de otros países y sin haber terminado la guerra contra Gran Bretaña.
A su vez, los autores citan otras malas decisiones de Hitler que pudieron estar afectadas por el Parkinson. Entre ellas, destaca la de no defender adecuadamente las playas de Normandía en 1944 o su negativa a que la «Wehrmacht» se retirase de Stalingrado, donde caían a miles los soldados germanos. En principio, los neurólogos creen que estas disposiciones pudieron estar motivadas por el carácter «volátil» del dictador, el cual se habría visto exacerbado con esta enfermedad.
Con todo, Gupta no cree que los millones de asesinatos de judíos y la temible «Solución Final» de Hitler estuviesen fomentados por la dolencia. Por el contrario, sí considera que su falta de remordimiento y empatía en todos los factores de su vida pudieron verse aumentados por el Parkinson. El estudio ya se ha ganado miles de enemigos en apenas unas horas. Algunos de ellos afirman que el líder nazi ya protagonizó varios levantamientos (como el de Múnich) en 1923, cuando –según se cree- todavía no estaba aquejado de la enfermedad.
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Associated Press - En esta imagen del 2 de julio de 2015, un tanque Panther de la Segunda Guerra Mundial se prepara para ser transportado de una propiedad residencial en Heikendorf, en el norte de Alemania. Las autoridades decomisaron un tanque de 45 toneladas, un cañón flak y varias armas militares de la época de la Segunda Guerra Mundial en una redada a un almacén de un coleccionista de 78 años. (Carsten Rehder/dpa via AP)
Autoridades alemanas decomisan tanque nazi
Las autoridades de Alemania decomisaron un tanque Panther de 45 toneladas, un cañón antiaéreo y otras piezas de armamento militar de la Segunda Guerra Mundial en una redada a la casa de un coleccionista de 78 años en el norte del país, informó el viernes la fiscalía.

El coleccionista, cuya identidad no reveló por motivos de privacidad, es investigado ante la posibilidad de violar las leyes de armas de Alemania, pero permanece en libertad en lo que se realiza la averiguación, precisó la fiscal de Kiel, Birgit Hess.

Durante el cateo del miércoles y jueves, los investigadores también incautaron un torpedo y otros artefactos militares además del tanque Panzer V "Panther" y un cañón antiaéreo de 88mm, dijo Hess a The Associated Press. Se requirió la presencia de ingenieros militares para sacar el tanque del garaje subterráneo de la residencia ubicada en Kitseberg, cerca de Kiel.

El abogado del coleccionista, Peter Gramsch, dijo a la agencia dpa que todos los artículos habían sido desprovistos de su potencial bélico y registrados de manera adecuada.

Hess no sabía si el cañón principal del tanque podría ser disparado, pero no parecía estar registrado apropiadamente, y, según un experto independiente, no estaba desprovisto adecuadamente de su potencial bélico.

El coleccionista llamó la atención de las autoridades durante una investigación al mercado negro de arte de la era Nazi que resultó en el hallazgo en mayo pasado de dos enormes esculturas de bronce de unos caballos, que estaban colocadas afuera de la cancillería de Adolf Hitler. Dichas estatuas estaban en poder de otro hombre, quien asegura ser el dueño legítimo.

El dueño del tanque no ocultaba su colección, hablando sobre el tanque Panther y otros artefactos con la prensa luego de que se revelara en mayo la investigación sobre las obras de arte.

Kristin Schroeder, una vecina, dijo al diario local Kieler Nachrichten, que el hombre incluso había disparado el tanque durante el invierno particularmente crudo de 1978-79, además de que ayudaba a los demás a barrer la nieve.

"Se sabía bien, al menos entre los habitantes mayores de Kitzeberg, que tenía un tanque", dijo Schroeder.

AP
 

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EE.UU.: Subastan el telegrama nazi que contribuyó al suicidio de Hitler


La casa de subastas Alexander Historical Auctions en EE.UU. ha vendido por casi 55.000 dólares el telegrama que el jefe de la Fuerza Aérea de la Alemania nazi, Hermann Göring, envió a Adolf Hitler en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, según el rotativo 'The Telegraph'.
Se informa que el papel amarillento quedó "en manos de un coleccionista de Norteamérica", cuyo nombre no se indica. El monto por el cual se adquirió el documento fue el doble de lo estimado por la casa de subastas.
En el documento Göring pidió a Hitler permiso para asumir el mando del Tercer Reich. Según aseguraron las fuentes cercanas al canciller de la Alemania nazi, este telegrama contribuyó a agudizar el mal estado de su salud mental y horas después de recibirlo Hitler se suicidó.
http://actualidad.rt.com/ultima_hora/179715-eeuu-telegrama-nazi-suicidio-Hitler
 

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El oficial de Hitler que abrió una posada en Madrid


Paúl María Hafner se exilió a Madrid para vivir su paraíso, tras el Holocausto, y abrir, bajo el respaldo franquista, el «Cortijo Tirolés»


Instantánea del documental «El Paraiso de Hafner», cinta a cargo de Gunther Schwaiger
Durante la década de los cincuenta, no resultó extraño ver pasear, tranquilamente, a nazis o espías que gozaban de la protección de Franco por las callejuelas de Madrid. Restaurantes (Pasapoga, Chicote, Horche), bares, estaciones de ferrocarril, entre otros lugares, fueron algunos de los rincones donde se dejaron ver.
Varios colaboradores activos de la Alemania nazi encontraron cobijo en la España franquista. Colaboradores como Otto Skorzeny o Paul María Hafner son algunos de los ejemplos que obtuvieron el respaldo esperado para «empezar de cero» en nuestro país.
Hafner, en concreto, fue un antiguo oficial de las Waffen-SS que se exilió aquí, tras la Segunda Guerra Mundial, trasladando su residencia a Madrid, en 1954. El exoficial encontró el paraíso en este país; primero llevó a cabo una serie de negocios que acabaron siendo rentables. Más tarde, también probó suerte en una posada bautizada como «Cortijo Tirolés» («Tiroler Hof», en alemán), según el libro «Nazis on the Run: How Hitler's Henchmen Fled Justice» (Oxford University Press, 2011), escrito por el profesor Gerald Steinacher.
«El paraíso»
Además, la vida del exoficial causó furor tras el documental «El paraíso de Hafner», en 2007, a cargo del director austriaco Gunther Schwaiger. En la cinta se muestra cómo está seguro de vivir, al menos, 127 años porque, según explica, fue «un santo en vida». Hafner vivió en la capital hasta 2010, año de su muerte.
Siempre negó el Holocausto: «Hitler no gaseó a los judíos, sino que se esforzó por promover y establecer el estado nacional judío (sionismo) [...]. Ni un solo judío fue asesinado porque él fue judío. Para mí Hitler fue el salvador de Europa y el cristianismo».
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El hallazgo de oro nazi más importante del norte de Alemania
Un arqueólogo aficionado descubrió un tesoro valorado en 45.000 euros en dos sacos del banco del III Reich


¿De dónde proviene el oro? se preguntan los medios alemanes, ¿quién lo ha escondido ahí? El martes ha sido presentado en Luneburgo (Baja Sajonia) un tesoro de 207 monedas de oro –unos 1400 gramos– que descubrió el arqueólogo aficionado Florian Bautsch por un valor de unos 45000 euros. A fines de octubre de 2014, este hombre de 31 años encontró diez monedas bajo un árbol en la localidad de Oedeme en Luneburgo dando aviso a monumentos arqueológicos. En las excavaciones, los arqueólogos oficiales encontraron otras 207 monedas a una profundidad de un metro, la más antigua es del año 1831 y la más nueva de 1910. Se trata del hallazgo de oro nazi más importante del norte de Alemania, han dicho los expertos sajones.
Más difícil para los científicos ha sido identificar la fecha en que las monedas fueron enterradas. Estaban en bolsas de aluminio oficial con sellos del banco del Reich y la esvástica nazi, razón por la cual los expertos estiman que el tesoro data de los años 40, e incluso podría ser de después del fin de la guerra: «Que las bolsas selladas fueran enterrados, sugiere que se trata de material saqueado, para recuperarlo en una fecha posterior», han comentado los expertos del Museo de Luneburgo donde se encuentran las monedas. Por un único día, el próximo domingo serán exhibidas al público general las monedas en el Museo, para luego continuar con la investigación: «Queremos saber de dónde viene el dinero, quién lo enterró ahí y porqué», ha dicho la directora del museo Heike Düselder.
El arqueólogo aficionado que recibirá 2500 euros como recompensa, se encontraba en el sitio investigando algo que parecía una tumba. Bautsch es un jóven empresario que en su tiempo libre sale a recorrer la ciudad con su detector de metales. Aquel 27 de octubre de 2014 encontró las monedas que fotografió con su teléfono móvil y envió a los arqueólogos de Luneburgo Edgar Ring y Jan Joost Assendorp.
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