EL PROGRAMA SCOMBA
Antonio SÁNCHEZ GODÍNEZ(Ing.)
De la Revista General de Marina,Julio 2008.
Antonio SÁNCHEZ GODÍNEZ(Ing.)
De la Revista General de Marina,Julio 2008.
Introducción y antecedentes
Era 1 de noviembre de 2002. El lugar, la sala de espera del
aeropuerto de Filadelfia. Motivo, viaje de vuelta de la asistencia
al foro de defensa antimisil balístico y a la reunión del
panel de certificación de programas de la F-100. Asistentes,
tres oficiales superiores de la Armada. Se debate sobre cuál
debe ser el futuro de los sistemas de combate. En ese
momento se esboza una idea osada, pero totalmente lógica y valiente. Debemos
abandonar la estrategia normal de desarrollar, o adquirir, un sistema de
combate con cada nueva plataforma que se construya y tender a unificar en
una única familia todos los sistemas de combate. El concepto queda plasmado
en una servilleta; por tanto, material perecedero. Pero después de esta conversación,
la semilla estaba plantada, iría germinando y ya hoy está dando sus
frutos.
Este artículo explicará a los lectores de la REVISTA GENERAL DE MARINA los
antecedentes, condicionantes, vicisitudes y circunstancias por las que ha atravesado
hasta ahora el programa de desarrollo con más impacto a corto, medio
y largo plazo en la Armada.
Empecemos con el nombre. SCOMBA, Sistema de COMbate de los Buques
de la Armada. Ya en el nombre se ve la intención. A partir de ahora, la mayoría
de los buques de la Armada dispondrán de una versión de este sistema de
combate. Pero esto, que ahora se acepta como una realidad, era muy diferente
hace tan sólo cinco años. La situación era totalmente distinta, cada tipo de
buque tenía un sistema de combate de procedencia diversa, casi siempre con
fuerte dependencia del exterior.
En la figura 1 vemos cuál era la situación, haciendo énfasis no tanto en los
sensores y las armas, sino en el sistema de combate que los integra y hace
funcionar como un todo. Por un lado, las corbetas y patrulleros pesados, con
tecnología holandesa de Signaal Apparatten; por otro, las fragatas DEG, FFG
y el Príncipe de Asturias, con tecnología americana (las DEG sufrieron una
modernización e incorporaron el sistema nacional TRITAN). Como ejemplo
de desarrollo con tecnología española, las LPD y las F-100 con una mezcla de
nacional y americano.
Como resumen, una diversidad que en nada facilita el mantenimiento de
los sistemas de combate, haciendo más caro el desarrollo y el mantenimiento
software e impidiendo la reutilización de códigos entre los diversos sistemas.
Fácil por tanto llegar a la conclusión de que no podíamos seguir así, pero
¿qué hacer para cambiar el curso de las cosas? La primera premisa fue aceptar
que tanto el desarrollo de sensores complejos —como el radar multifunción
AN/SPY-1D de las F-100— como los sistemas de control y dirección de misiles
eran áreas en las que, aun siendo deseable la independencia tecnológica,
desde el punto de vista práctico, la Armada podía asumir continuar con la
dependencia de la Marina americana. Ahora bien, si en la cadena detectcontrol-
engage aceptamos que necesitamos ayuda en los extremos, la parte
central, el mando y control, no sólo está a nuestro alcance, sino que es muchomás rentable que esté bajo nuestro control, ya que es el núcleo de cualquier
sistema de combate, los cambios no requieren unas inversiones inmensas
(como es el caso para el desarrollo de nuevas técnicas de control de misiles en
vuelo) y además hay áreas que requieren cambios con cierta frecuencia
—como los enlaces de link tácticos— para mantenerse alineados con las sucesivas
versiones de los STANAGs y la evolución tecnológica.
Veamos ahora cuál era la previsión de nuevas construcciones que se estaban
gestando en el año 2002. Casi coincidentes en la fecha de entrega a la
Armada, el buque de aprovisionamiento de combate Cantabria, el LHD Juan
Carlos I, la modernización del Príncipe de Asturias y la primera serie de
buques de acción marítima (BAM). Todos ellos serán entregados durante el
año 2009 y, aunque a primera vista pueda parecer que poco tienen en común
los requisitos de estos buques, es cierto que determinados sensores son muy
similares: radares de Indra tipo ARIES y LANZA-N (éste en el LHD y en la
modernización del PDA). Tampoco son buques que dispongan de unos sistemas
de armas muy complejos, sino que todo el énfasis de sus sistemas de
combate está en el mando y la decisión.
Segunda premisa, existía una ventana de oportunidad para el desarrollo
de un sistema de combate nacional, aplicable a diversos buques.
En la figura 2 vemos la estrategia a aplicar en la obtención de los futuros
sistemas de combate de la Armada. Una línea de gran complejidad técnica y
de gestión, formada por las fragatas F- 100 de la primera serie, que continúa
con la implantación de la segunda baseline incorporando el ESSM y se
extiende a la segunda serie de fragatas, con la F - 1 0 5, donde se aumenta la
participación nacional aún más con respecto a la primera serie. Y otra línea
de buques que contarán con un sistema de combate SCOMBA. Estas dos líneas
de desarrollo tienden a confluir en un futuro, donde cada vez habrá más
participación y contenido nacional en los sistemas de los buques, así como
interacciones y reutilizaciones de código. En definitiva el objetivo debería
ser:
— Adquirir en el extranjero aquellos sensores/armas para los que no se
disponga de tecnología o, aun teniéndola, no sea rentable su desarrollo
para series pequeñas de cuatro o seis buques.
— Integrar en España y tener la propiedad intelectual del desarrollo.
Una vez llegados a este punto, hay que ir dando forma a la estrategia
contractual para llevar a cabo el programa SCOMBA. En el marco de las negociaciones
para el suministro del sistema de combate del LHD, se barajan
diversas ofertas con distintos suministradores. No citaré todas, pero una de
ellas replicaba un esquema similar a las F - 1 0 0, donde FABA y Lockheed
Martin (LM) cooperaban en el desarrollo. Ciertamente se identificó desde el
principio como muy deseable la comunalidad con el software de F-100, pero
se planteó como requisito irrenunciable la no existencia de «cajas negras» y
por tanto el acceso a todo el código fuente.
La preferencia era por un contratista principal nacional, pero sin descartar
la asistencia de un socio tecnológico. En estas circunstancias, y con los condicionantes
ya indicados, no era factible un contrato tradicional, en el que LM
desarrollara parte del código, pero ¿y si fuera posible recibir transferencia de
tecnología de la Marina americana y LM, y con ella desarrollar nacionalmente
nuestro SCOMBA? No es muy común recibir especificaciones y código fuente
de sistemas de combate de la Marina americana, pero además las versiones
instaladas en las F- 100, al ser código para ordenadores militares antiguos
como los AN/UYK-43, no eran de directa aplicación; necesitábamos versiones
más actuales para sistemas basados en ordenadores comerciales. Tampoco
disponíamos de un presupuesto para pagar por ello. Sin embargo, el enfoque
era muy interesante, y tras muchos meses de intensas negociaciones con la
Marina americana, Lockheed Martin, la Gerencia de Cooperación Industrial
(ahora DICOIN-ISDEFE), la Subdirección General de Tecnología y Centros,
la DGAM, el EMA y la JAL, llegamos a materializar la estrategia contractual
definitiva para el SCOMBA.
Estrategia contractual
El programa SCOMBA es un desarrollo con fondos de I + D. Basa su desarrollo
en una transferencia de tecnología de partes de código fuente y especificaciones
de los programas C & D (Command and Decision) y ADS ( Aegis
Display System) de la baseline 7 americana (la primera serie de F- 100 está
basada en la baseline 5 para el C & D y 6 para el ADS). Esta transferencia
tecnológica se hace con cargo a un acuerdo de cooperación industrial de
Lockheed Martin con la GECOIN. El programa SCOMBA I + D cumple los
requisitos más genéricos, los del LHD. Los contratos de construcción del
BAC y del BAM financian las modificaciones necesarias para particularizar el
SCOMBA a sus plataformas y requisitos específicos.
El contratista principal del SCOMBA es la empresa Navantia; concretamente,
la división de Sistemas FABA. Opción lógica, por la gran experiencia
acumulada en el programa CDS de las F-100, el uso y conocimiento profundo
de la metodología utilizada en el Aegis y su ya larga etapa de colaboración
con LM. También participan otras empresas, como Sainsel en el desarrollo de
las nuevas consolas CONAM, Indra con los radares ARIES, LANZA-N y
sistemas de guerra electrónica, y Tecnobit con los sistemas de vigilancia
optrónica y de procesamiento de enlaces de datos tácticos.
El contrato se firmó el día 28 de diciembre de 2005 por un plazo de cinco años,
es decir, la fecha contractual de finalización es diciembre de 2010. Sin embargo,
nos encontramos que todos los buques, LHD, BAC y BAM, serán entregados
a la Armada mucho antes; el primero de ellos, el BAC Cantabria, tiene
como fecha prevista diciembre de 2008, y el LHD y el primer BAM a lo largo
de 2009. Con este panorama y debido al retraso de casi dos años en la firma
del contrato del SCOMBA, tuvimos que idear una estrategia que por un lado
cumplía con los plazos contractuales y con los tiempos necesarios para un
desarrollo de esta envergadura, cinco años, pero por otro lado permitía instalar y
probar los sistemas de combate de los buques a tiempo y cargar una versión
de software que permitiera que éstos pudieran cumplir con sus misiones,
aunque parcialmente.
Descripción del SCOMBA
Hemos explicado la historia y algunas de las razones y decisiones que
han ido conformando la consolidación de los sistemas de combate en la
familia SCOMBA. Veamos ahora cuál es la configuración de los distintos
buques.
Un sistema de combate SCOMBA, desde el punto de vista hardware, se
compone de dos armarios de proceso redundante ARES, un número variable
de consolas CONAM de dos y tres monitores —según el porte y misiones del
buque oscila desde cuatro del BAC a 16 del LHD—, un servidor de vídeo digital
de TV y radar, pantallas gigantes en número variable y una serie de sensores.
En la figura 5 vemos estos sensores y en qué buques se utilizan.
En el apartado de enlaces de datos tácticos hemos tomado la decisión de
utilizar siempre el procesador LINPRO, incluso cuando se utilice tan sólo el
link-11, que podría integrarse directamente. Esta decisión ha sido importante,
ya que impacta al diseño de la base de datos de trazas, que se dimensiona para
permitir el link-16 y en un futuro el link-22. La normalización alcanzada
mediante esta decisión tendrá muchos beneficios en el mantenimiento futuro
del código del sistema y en la facilidad de implementar nuevos enlaces de
datos.
En cuanto a la generación de procesadores que forman el corazón del
SCOMBA, hemos elegido la misma tecnología que para los empleados en la
F-105, ampliando aún más si cabe el número de sistemas y buques que contarán
con un mismo hardware.
Las consolas CONAM son una evolución de las instaladas en las F-100.
Cuentan con procesadores auxiliares, totalmente segregados del procesador
principal por motivos de seguridad, y permiten presentar al operador unaamplia variedad de aplicaciones, como: sistema integrado de control de plataforma,
sistema de mensajería, chat táctico, MCCIS, sistema de control de
embarcaciones, sistema de control de personal y material, etc. De esta forma,
aseguramos que no hay interacciones perjudiciales para las prestaciones del
sistema de combate, permitiendo a la vez la integración mecánica y ergonómica
en la consola de la multitud de diferentes sistemas a los que los operadores
de los buques necesitan acceder.
En el desarrollo SCOMBA se harán por primera vez:
— Integración del radar LANZA-N.
— Integración de radares ARIES.
— Integración de radar de aproximación PAR (basado en dos radares
ARIES).
— Integración IFF con modo 5 y modo S.
— Integración AIS como un sensor más para el sistema de combate.
— Integración procesador LINPRO con interfaz estándar tipo N.
— Integración sistema de control de embarcaciones anfibias.— Integración servidor cartográfico.
— Sincronización de tiempo de todos los elementos con una central horaria
y protocolo NTP.
En el apartado del software, aunque no entraré en detalles en este artículo,
quiero resaltar algunas facetas realmente importantes.
Nos acercaremos a un concepto de arquitectura abierta, donde el cambio
de los procesadores de aplicación no suponga un cambio en el software de
aplicación. Para conseguirlo, estamos desarrollando un software de infraestructura
y middleware que aisla el impacto en cambios entre el hardware y el
sistema operativo por un lado y las aplicaciones por otro. También imponemos
normas estrictas para prohibir el acceso de las aplicaciones a servicios de
bajo nivel del hardware o del sistema operativo.
Mantendremos un código fuente común a todos los buques. Mediante swit -
ches de compilación y ficheros de configuración, diferenciaremos entre un
buque y otro. Esto supondrá un tremendo ahorro en el mantenimiento del soft -
ware.
Quiero resaltar la complejidad en diversas facetas de este desarrollo
SCOMBA. Por un lado, los requisitos. Tan sólo con enumerar los distintos
NSR (NATO Staff Requirements) que nos afectan, ya se entenderá a qué me
estoy refiriendo: SCOMBA I + D, BPE/LHD, BAC, BAM, modernización
grupo de combate, LANZA-N, SMCOA, FLIR, RIGEL, sistema de control
de embarcaciones, LINPRO, DORNA, armas de pequeño calibre, migración
a Link-22, etc. Otra faceta es la gestión contractual. Cada buque tiene su
orden de ejecución de construcción, desde la que se tiene que adquirir su equipamiento
SCOMBA y sus modificaciones al software. También hay que añadir
varios contratos para el equipamiento del centro de referencia en tierra. Otra
faceta es la técnica y programática. Este desarrollo supone un reto técnico
importante, hay mucho código por hacer (a veces, aunque se quiera reutilizar
algo recibido de la transferencia de tecnología, se opta por el desarrollo
propio). Al integrar tantos sensores y sistemas, que a su vez están siendo desarrollados,
surgen muchos problemas de alineación de calendarios, y el esfuerzo
de coordinación técnica entre empresas y entre los distintos jefes de programa
y organismos es grande, aunque la cooperación y predisposición para lograr el
objetivo común es la norma general.
Próximos hitos
Una vez superada la Revisión Crítica de Diseño (CDR) en diciembre de
2007, estamos codificando y empezando las etapas iniciales de pruebas
de elementos unitarios de código y de módulos de software. En febrero de
2008 iniciamos las primeras pruebas de ingeniería y poco después las de inte-gración multielemento, resistencia, estrés y las de aceptación. Para ello hemos
instalado un centro de referencia en tierra (Land Based Test Site, LBTS),
donde disponemos de simuladores para todos los sensores y suficiente número
de consolas y procesadores para mantener simultáneamente dos configuraciones,
LHD/PDA y BAC/BAM.
Conclusiones
La Armada, con el programa SCOMBA, está haciendo realidad la aspiración
y el sueño de todas las marinas del mundo de que todos los sistemas de
combate de sus buques deriven de un núcleo común, que compartan código,
especificaciones, consolas, equipos, adiestramiento, infraestructuras. Los
costes de desarrollo, mantenimiento y adiestramiento del SCOMBA son una
fracción muy pequeña de lo que hubieran sido si se hubieran contratado de
forma aislada —la forma tradicional— y todo ello bajo el control de la Armada
y con la participación de la industria nacional.
No está todo hecho, queda aún mucho por conseguir, pero este año 2008 se
realizarán las primeras pruebas de los diferentes sistemas SCOMBA, en tierra
y en los buques, y ciertamente tendremos motivos para sentirnos orgullosos de
los objetivos alcanzados.
La visión del futuro de los sistemas de combate, plasmada en aquella servilleta
que decíamos al principio, se está haciendo realidad.
aeropuerto de Filadelfia. Motivo, viaje de vuelta de la asistencia
al foro de defensa antimisil balístico y a la reunión del
panel de certificación de programas de la F-100. Asistentes,
tres oficiales superiores de la Armada. Se debate sobre cuál
debe ser el futuro de los sistemas de combate. En ese
momento se esboza una idea osada, pero totalmente lógica y valiente. Debemos
abandonar la estrategia normal de desarrollar, o adquirir, un sistema de
combate con cada nueva plataforma que se construya y tender a unificar en
una única familia todos los sistemas de combate. El concepto queda plasmado
en una servilleta; por tanto, material perecedero. Pero después de esta conversación,
la semilla estaba plantada, iría germinando y ya hoy está dando sus
frutos.
Este artículo explicará a los lectores de la REVISTA GENERAL DE MARINA los
antecedentes, condicionantes, vicisitudes y circunstancias por las que ha atravesado
hasta ahora el programa de desarrollo con más impacto a corto, medio
y largo plazo en la Armada.
Empecemos con el nombre. SCOMBA, Sistema de COMbate de los Buques
de la Armada. Ya en el nombre se ve la intención. A partir de ahora, la mayoría
de los buques de la Armada dispondrán de una versión de este sistema de
combate. Pero esto, que ahora se acepta como una realidad, era muy diferente
hace tan sólo cinco años. La situación era totalmente distinta, cada tipo de
buque tenía un sistema de combate de procedencia diversa, casi siempre con
fuerte dependencia del exterior.
En la figura 1 vemos cuál era la situación, haciendo énfasis no tanto en los
sensores y las armas, sino en el sistema de combate que los integra y hace
funcionar como un todo. Por un lado, las corbetas y patrulleros pesados, con
tecnología holandesa de Signaal Apparatten; por otro, las fragatas DEG, FFG
y el Príncipe de Asturias, con tecnología americana (las DEG sufrieron una
modernización e incorporaron el sistema nacional TRITAN). Como ejemplo
de desarrollo con tecnología española, las LPD y las F-100 con una mezcla de
nacional y americano.
Como resumen, una diversidad que en nada facilita el mantenimiento de
los sistemas de combate, haciendo más caro el desarrollo y el mantenimiento
software e impidiendo la reutilización de códigos entre los diversos sistemas.
Fácil por tanto llegar a la conclusión de que no podíamos seguir así, pero
¿qué hacer para cambiar el curso de las cosas? La primera premisa fue aceptar
que tanto el desarrollo de sensores complejos —como el radar multifunción
AN/SPY-1D de las F-100— como los sistemas de control y dirección de misiles
eran áreas en las que, aun siendo deseable la independencia tecnológica,
desde el punto de vista práctico, la Armada podía asumir continuar con la
dependencia de la Marina americana. Ahora bien, si en la cadena detectcontrol-
engage aceptamos que necesitamos ayuda en los extremos, la parte
central, el mando y control, no sólo está a nuestro alcance, sino que es muchomás rentable que esté bajo nuestro control, ya que es el núcleo de cualquier
sistema de combate, los cambios no requieren unas inversiones inmensas
(como es el caso para el desarrollo de nuevas técnicas de control de misiles en
vuelo) y además hay áreas que requieren cambios con cierta frecuencia
—como los enlaces de link tácticos— para mantenerse alineados con las sucesivas
versiones de los STANAGs y la evolución tecnológica.
Veamos ahora cuál era la previsión de nuevas construcciones que se estaban
gestando en el año 2002. Casi coincidentes en la fecha de entrega a la
Armada, el buque de aprovisionamiento de combate Cantabria, el LHD Juan
Carlos I, la modernización del Príncipe de Asturias y la primera serie de
buques de acción marítima (BAM). Todos ellos serán entregados durante el
año 2009 y, aunque a primera vista pueda parecer que poco tienen en común
los requisitos de estos buques, es cierto que determinados sensores son muy
similares: radares de Indra tipo ARIES y LANZA-N (éste en el LHD y en la
modernización del PDA). Tampoco son buques que dispongan de unos sistemas
de armas muy complejos, sino que todo el énfasis de sus sistemas de
combate está en el mando y la decisión.
Segunda premisa, existía una ventana de oportunidad para el desarrollo
de un sistema de combate nacional, aplicable a diversos buques.
En la figura 2 vemos la estrategia a aplicar en la obtención de los futuros
sistemas de combate de la Armada. Una línea de gran complejidad técnica y
de gestión, formada por las fragatas F- 100 de la primera serie, que continúa
con la implantación de la segunda baseline incorporando el ESSM y se
extiende a la segunda serie de fragatas, con la F - 1 0 5, donde se aumenta la
participación nacional aún más con respecto a la primera serie. Y otra línea
de buques que contarán con un sistema de combate SCOMBA. Estas dos líneas
de desarrollo tienden a confluir en un futuro, donde cada vez habrá más
participación y contenido nacional en los sistemas de los buques, así como
interacciones y reutilizaciones de código. En definitiva el objetivo debería
ser:
— Adquirir en el extranjero aquellos sensores/armas para los que no se
disponga de tecnología o, aun teniéndola, no sea rentable su desarrollo
para series pequeñas de cuatro o seis buques.
— Integrar en España y tener la propiedad intelectual del desarrollo.
Una vez llegados a este punto, hay que ir dando forma a la estrategia
contractual para llevar a cabo el programa SCOMBA. En el marco de las negociaciones
para el suministro del sistema de combate del LHD, se barajan
diversas ofertas con distintos suministradores. No citaré todas, pero una de
ellas replicaba un esquema similar a las F - 1 0 0, donde FABA y Lockheed
Martin (LM) cooperaban en el desarrollo. Ciertamente se identificó desde el
principio como muy deseable la comunalidad con el software de F-100, pero
se planteó como requisito irrenunciable la no existencia de «cajas negras» y
por tanto el acceso a todo el código fuente.
La preferencia era por un contratista principal nacional, pero sin descartar
la asistencia de un socio tecnológico. En estas circunstancias, y con los condicionantes
ya indicados, no era factible un contrato tradicional, en el que LM
desarrollara parte del código, pero ¿y si fuera posible recibir transferencia de
tecnología de la Marina americana y LM, y con ella desarrollar nacionalmente
nuestro SCOMBA? No es muy común recibir especificaciones y código fuente
de sistemas de combate de la Marina americana, pero además las versiones
instaladas en las F- 100, al ser código para ordenadores militares antiguos
como los AN/UYK-43, no eran de directa aplicación; necesitábamos versiones
más actuales para sistemas basados en ordenadores comerciales. Tampoco
disponíamos de un presupuesto para pagar por ello. Sin embargo, el enfoque
era muy interesante, y tras muchos meses de intensas negociaciones con la
Marina americana, Lockheed Martin, la Gerencia de Cooperación Industrial
(ahora DICOIN-ISDEFE), la Subdirección General de Tecnología y Centros,
la DGAM, el EMA y la JAL, llegamos a materializar la estrategia contractual
definitiva para el SCOMBA.
Estrategia contractual
El programa SCOMBA es un desarrollo con fondos de I + D. Basa su desarrollo
en una transferencia de tecnología de partes de código fuente y especificaciones
de los programas C & D (Command and Decision) y ADS ( Aegis
Display System) de la baseline 7 americana (la primera serie de F- 100 está
basada en la baseline 5 para el C & D y 6 para el ADS). Esta transferencia
tecnológica se hace con cargo a un acuerdo de cooperación industrial de
Lockheed Martin con la GECOIN. El programa SCOMBA I + D cumple los
requisitos más genéricos, los del LHD. Los contratos de construcción del
BAC y del BAM financian las modificaciones necesarias para particularizar el
SCOMBA a sus plataformas y requisitos específicos.
El contratista principal del SCOMBA es la empresa Navantia; concretamente,
la división de Sistemas FABA. Opción lógica, por la gran experiencia
acumulada en el programa CDS de las F-100, el uso y conocimiento profundo
de la metodología utilizada en el Aegis y su ya larga etapa de colaboración
con LM. También participan otras empresas, como Sainsel en el desarrollo de
las nuevas consolas CONAM, Indra con los radares ARIES, LANZA-N y
sistemas de guerra electrónica, y Tecnobit con los sistemas de vigilancia
optrónica y de procesamiento de enlaces de datos tácticos.
El contrato se firmó el día 28 de diciembre de 2005 por un plazo de cinco años,
es decir, la fecha contractual de finalización es diciembre de 2010. Sin embargo,
nos encontramos que todos los buques, LHD, BAC y BAM, serán entregados
a la Armada mucho antes; el primero de ellos, el BAC Cantabria, tiene
como fecha prevista diciembre de 2008, y el LHD y el primer BAM a lo largo
de 2009. Con este panorama y debido al retraso de casi dos años en la firma
del contrato del SCOMBA, tuvimos que idear una estrategia que por un lado
cumplía con los plazos contractuales y con los tiempos necesarios para un
desarrollo de esta envergadura, cinco años, pero por otro lado permitía instalar y
probar los sistemas de combate de los buques a tiempo y cargar una versión
de software que permitiera que éstos pudieran cumplir con sus misiones,
aunque parcialmente.
Descripción del SCOMBA
Hemos explicado la historia y algunas de las razones y decisiones que
han ido conformando la consolidación de los sistemas de combate en la
familia SCOMBA. Veamos ahora cuál es la configuración de los distintos
buques.
Un sistema de combate SCOMBA, desde el punto de vista hardware, se
compone de dos armarios de proceso redundante ARES, un número variable
de consolas CONAM de dos y tres monitores —según el porte y misiones del
buque oscila desde cuatro del BAC a 16 del LHD—, un servidor de vídeo digital
de TV y radar, pantallas gigantes en número variable y una serie de sensores.
En la figura 5 vemos estos sensores y en qué buques se utilizan.
En el apartado de enlaces de datos tácticos hemos tomado la decisión de
utilizar siempre el procesador LINPRO, incluso cuando se utilice tan sólo el
link-11, que podría integrarse directamente. Esta decisión ha sido importante,
ya que impacta al diseño de la base de datos de trazas, que se dimensiona para
permitir el link-16 y en un futuro el link-22. La normalización alcanzada
mediante esta decisión tendrá muchos beneficios en el mantenimiento futuro
del código del sistema y en la facilidad de implementar nuevos enlaces de
datos.
En cuanto a la generación de procesadores que forman el corazón del
SCOMBA, hemos elegido la misma tecnología que para los empleados en la
F-105, ampliando aún más si cabe el número de sistemas y buques que contarán
con un mismo hardware.
Las consolas CONAM son una evolución de las instaladas en las F-100.
Cuentan con procesadores auxiliares, totalmente segregados del procesador
principal por motivos de seguridad, y permiten presentar al operador unaamplia variedad de aplicaciones, como: sistema integrado de control de plataforma,
sistema de mensajería, chat táctico, MCCIS, sistema de control de
embarcaciones, sistema de control de personal y material, etc. De esta forma,
aseguramos que no hay interacciones perjudiciales para las prestaciones del
sistema de combate, permitiendo a la vez la integración mecánica y ergonómica
en la consola de la multitud de diferentes sistemas a los que los operadores
de los buques necesitan acceder.
En el desarrollo SCOMBA se harán por primera vez:
— Integración del radar LANZA-N.
— Integración de radares ARIES.
— Integración de radar de aproximación PAR (basado en dos radares
ARIES).
— Integración IFF con modo 5 y modo S.
— Integración AIS como un sensor más para el sistema de combate.
— Integración procesador LINPRO con interfaz estándar tipo N.
— Integración sistema de control de embarcaciones anfibias.— Integración servidor cartográfico.
— Sincronización de tiempo de todos los elementos con una central horaria
y protocolo NTP.
En el apartado del software, aunque no entraré en detalles en este artículo,
quiero resaltar algunas facetas realmente importantes.
Nos acercaremos a un concepto de arquitectura abierta, donde el cambio
de los procesadores de aplicación no suponga un cambio en el software de
aplicación. Para conseguirlo, estamos desarrollando un software de infraestructura
y middleware que aisla el impacto en cambios entre el hardware y el
sistema operativo por un lado y las aplicaciones por otro. También imponemos
normas estrictas para prohibir el acceso de las aplicaciones a servicios de
bajo nivel del hardware o del sistema operativo.
Mantendremos un código fuente común a todos los buques. Mediante swit -
ches de compilación y ficheros de configuración, diferenciaremos entre un
buque y otro. Esto supondrá un tremendo ahorro en el mantenimiento del soft -
ware.
Quiero resaltar la complejidad en diversas facetas de este desarrollo
SCOMBA. Por un lado, los requisitos. Tan sólo con enumerar los distintos
NSR (NATO Staff Requirements) que nos afectan, ya se entenderá a qué me
estoy refiriendo: SCOMBA I + D, BPE/LHD, BAC, BAM, modernización
grupo de combate, LANZA-N, SMCOA, FLIR, RIGEL, sistema de control
de embarcaciones, LINPRO, DORNA, armas de pequeño calibre, migración
a Link-22, etc. Otra faceta es la gestión contractual. Cada buque tiene su
orden de ejecución de construcción, desde la que se tiene que adquirir su equipamiento
SCOMBA y sus modificaciones al software. También hay que añadir
varios contratos para el equipamiento del centro de referencia en tierra. Otra
faceta es la técnica y programática. Este desarrollo supone un reto técnico
importante, hay mucho código por hacer (a veces, aunque se quiera reutilizar
algo recibido de la transferencia de tecnología, se opta por el desarrollo
propio). Al integrar tantos sensores y sistemas, que a su vez están siendo desarrollados,
surgen muchos problemas de alineación de calendarios, y el esfuerzo
de coordinación técnica entre empresas y entre los distintos jefes de programa
y organismos es grande, aunque la cooperación y predisposición para lograr el
objetivo común es la norma general.
Próximos hitos
Una vez superada la Revisión Crítica de Diseño (CDR) en diciembre de
2007, estamos codificando y empezando las etapas iniciales de pruebas
de elementos unitarios de código y de módulos de software. En febrero de
2008 iniciamos las primeras pruebas de ingeniería y poco después las de inte-gración multielemento, resistencia, estrés y las de aceptación. Para ello hemos
instalado un centro de referencia en tierra (Land Based Test Site, LBTS),
donde disponemos de simuladores para todos los sensores y suficiente número
de consolas y procesadores para mantener simultáneamente dos configuraciones,
LHD/PDA y BAC/BAM.
Conclusiones
La Armada, con el programa SCOMBA, está haciendo realidad la aspiración
y el sueño de todas las marinas del mundo de que todos los sistemas de
combate de sus buques deriven de un núcleo común, que compartan código,
especificaciones, consolas, equipos, adiestramiento, infraestructuras. Los
costes de desarrollo, mantenimiento y adiestramiento del SCOMBA son una
fracción muy pequeña de lo que hubieran sido si se hubieran contratado de
forma aislada —la forma tradicional— y todo ello bajo el control de la Armada
y con la participación de la industria nacional.
No está todo hecho, queda aún mucho por conseguir, pero este año 2008 se
realizarán las primeras pruebas de los diferentes sistemas SCOMBA, en tierra
y en los buques, y ciertamente tendremos motivos para sentirnos orgullosos de
los objetivos alcanzados.
La visión del futuro de los sistemas de combate, plasmada en aquella servilleta
que decíamos al principio, se está haciendo realidad.