Barbanegra
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El ataque talibán en Helmand completa la pinza yihadista contra Kabul
A pesar de que el portavoz provincial, Omar Zwak, ha asegurado que gracias a los refuerzos que acaban de llegar a la zona "las fuerzas de seguridad limpiarán la ciudad de los talibán", las características del último ataque y la posición de Kabul al respecto indican algo muy distinto.
Si bien es cierto que se trató de un "incidente" menor "utilizando un coche bomba y varios atacantes para romper el cordón de seguridad alrededor de la ciudad", según los testigos informando a 'TOLONews', y que fue "repelido por las fuerzas de seguridad", según el representante del ministerio de Defensa, Mohammad Radmanish, este ataque tenía otro objetivo en mente.
Dado el gran número de fuerzas talibán en la zona, entre las que se encuentran los temidos yihadistas de la Brigada Roja, éste ataque estaba destinado a probar las defensas rodeando la capital y estimar las posibilidades para una nueva ofensiva que, después del último anuncio del Ministerio de Defensa, parece está cercano.
Mientras Radmanish aseguró que "contamos con suficientes fuerzas en la zona" para contenerlos, el Gobierno anunció la llegada de "300 hombres de las Fuerzas Especiales afganas" que se dirigirán a la primera línea del frente para "prevenir el avance talibán", explicó Abdul Jabar Qahramam, enviado especial de Kabul en la provincia. Éstos se sumarán a las miles de tropas del ejército y la policía y a los 100 soldados de Estados Unidos coordinando la defensa.
Piden la dimisión de Ghani y Abdullah
"Los líderes gubernamentales", refiriéndose al presidente, Ashraf Ghani, y al jefe del ejecutivo, Abdullah Abdullah, "no han conseguido nada y están fracasando en lidiar con los problemas del país", refiriéndose a los terroristas, "y ni siquiera tienen el coraje de aceptar su fracaso ignorándolo a propósito para no dimitir", aseguró ayer el ex ministro de finanzas afgano, Anwarul Haq Ahadi, a 'TOLONews'.
Ahadi pertenece a un grupo de parlamentarios y ex dirigentes políticos que están pidiendo la dimisión del Gobierno de Unidad (NUG, por sus siglas en inglés) liderado por Ghani y Abdullah, después de los últimos desastres militares en el norte, oeste y sur del país, así como por la economía fallida de un país muy rico pero que todavía depende de las ayudas extranjeras. "El NUG ha fallado en su lucha contra el terrorismo internacional y es incapaz de proveer la seguridad que los afganos necesitan", según sentenció ayer el parlamentario Saleh Mohammad Saljoqi.
Por su parte, y con el objetivo de taponar esta nueva crisis de la Administración de Ghani cada vez más cuestionada por su propio parlamento, el portavoz del jefe del ejecutivo, Jawed Faisal, aseguró ayer que "los líderes han establecido una agenda de encuentros con los dirigentes políticos y militares responsables en las zonas más volátiles para establecer un nuevo plan de acción".
Movimiento de pinza talibán
La estrategia talibán de los últimos meses, intensificada la semana pasada con las ofensivas en Kunduz y Helmand y los ataques coordinados en las provincias de Farah, al oeste, Jawzan, Ghor y Badakshan, al norte, y en Nangarhar, al este, parece que por fin empieza a tener sentido sobre el mapa.
Según diversos analistas, poco a poco, los terroristas están estableciendo una presencia adecuada para completar un movimiento de pinza contra Kabul, que entonces tendrá que combatir en tantos frentes que no podrá resistir y se vendrá abajo, a menos de que reciban un nuevo apoyo de soldados de la OTAN o los Estados Unidos. Si Helmand cae la pinza estará casi completada.
Mientras, los ataques en Jawzan, la provincia dominada por el vicepresidente afgano, Abdul Rashid Dostum, señor de la guerra de la Alianza del norte acusado de crímenes de guerra, que durante décadas ha sido feudo indiscutible de éstos incluso durante el régimen talibán, ha sufrido los primeros ataques coordinados en muchos años. Un mal presagio del estado actual de la guerra.
También en el norte, los combates en la provincia de Kunduz continúan y se están extendiendo causando un nuevo drama humano. Los talibán siguen atrincherados "en residencias privadas", según fuentes oficiales. La situación es tan grave que hasta el jefe de los espías afganos (NDS), Mohammad Masoom Stanekzai, ha pedido "perdón al pueblo de Kunduz por las deficiencias en la seguridad" ya que, según las últimas cifras de la Misión de la ONU en el país (UNAMA), "más de 34.000 personas han tenido que huir escapando de los talibán".
Por otro lado, los yihadistas empezaron hace varios días una ofensiva en Farah, provincia al oeste y muy fiel a Kabul, que bordea con Irán con el que mantiene estrechas relaciones energéticas y económicas. Según el comandante militar en la región, el General Zafar del 207º Regimiento del ejército afgano, la provincia "no caerá en manos talibán" y "seguimos resistiendo gracias al apoyo aéreo afgano y de la OTAN". Si Farah cae una gran arteria con Irán, aliado de Kabul, también estará cortada.
http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/11/57fce20be2704ebe798b45bd.html