Noticias de Afganistán

 

Barbanegra

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Las fuerzas afganas preparan una gran ofensiva contra el Estado Islámico en el norte del país
El ejército de Afganistán se dispone a lanzar una gran ofensiva para expulsar al grupo yihadista Estado Islámico del norte del país, donde se instaló con la ayuda de combatientes extranjeros, anunció este martes el ministro de Defensa.

"Preparamos una operación contra Dáesh (acrónimo en árabe del EI) en las provincias septentrionales de Sar-e-Pul, Faryab y Jowzjan", informó a la AFP el portavoz del ministerio, el general Dawlat Waziri.

"Sabemos que hay combatientes extranjeros entre ellos, pero vamos a eliminarlos cualquiera que sea su nacionalidad", insistió.

La presencia de combatientes extranjeros que se sumaron a las filas del EI en estas regiones fue establecida y reconocida por las autoridades afganas, locales y nacionales.

Fuentes concordantes afirmaron a la AFP que un grupo de personas que nacionalidad francesa, incluidas varias mujeres, escoltadas por su traductor, llegaron entre principios y mediados de noviembre a un districto aislado de la provincia de Jowzjan.

Los gobernadores de la provincia y del distrito de Darzab, contactados por la AFP, al igual que los aldeanos también mencionaron la llegada de "argelinos, algunos de los cuales hablan árabe y francés".

Se unieron a un campo de entrenamiento de unas 200 personas cerca del pueblo de Bibi Mariam compuesto por una "mezcla de árabes, europeos, sudaneses y paquistaníes", así como sauditas, chechenos y uzbekos, estos últimos surgidos del Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU).

El EI apareció en 2015 en el este de Afganistán, en las provincias de Nangarhar y de Kunar, limítrofes con Pakistán.

Desde entonces, y a medida que sus combatientes perdían sus feudos en Siria e Irak, el EI se extendió al norte, compuesto sobre todo de ex talibanes y ex miembros del IMU.

https://www.infobae.com/america/mun...ntra-el-estado-islamico-en-el-norte-del-pais/
 

Barbanegra

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Jefe del Pentágono espera que Rusia coopere con EEUU sobre Afganistán
El secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, expresó la esperanza de que Rusia colabore con EEUU para estabilizar la situación en Afganistán.

"Espero que Rusia quiera cooperar sobre Afganistán", señaló Mattis.

El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró el jueves, durante su rueda de prensa anual, que Rusia está dispuesta a cooperar con EEUU en la lucha contra la amenaza terrorista en Afganistán.

El 21 de agosto el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la nueva estrategia de EEUU para Afganistán que extiende los poderes de sus tropas en el país, subrayando que EEUU no prevé notificar la cantidad de militares que participan en misiones contra el terrorismo ni sobre sus planes militares en general.

También descartó una retirada rápida de las tropas estadounidenses del país, al advertir que crearía un vacío que aprovecharían los terroristas.

La república islámica vive una situación de inestabilidad política, social y de seguridad a raíz de los ataques que lanzan el movimiento radical Talibán y, desde 2015, Daesh (autodenominado Estado Islámico, prohibido en Rusia y otros países).

https://mundo.sputniknews.com/orien...-eeuu-rusia-lucha-antiterrorista-cooperacion/
 

Barbanegra

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Scan Eagle: el arma que cambiará la guerra de Afganistán
La visión de águila de los drones estadounidenses operando en Helmand y ahora en manos del ejército afgano se ha convertido en la pesadilla de los terroristas en esa provincia al sur de Afganistán. Imperceptibles a 10.000 pies, son capaces de observar "el interior de un vehículo como el de las imágenes", indica el Mayor Abdul Wakil Aryan, el subcomandante afgano en la sala del sistema de drones establecido por Washington en el campo de Shorabak y conocido como 'Scan Eagle'. Con él llevan a cabo operaciones militares contra objetivos talibán observando desde el cielo y coordinando ataques aéreos y movimientos de tropas. Es el arma que esperan cambie el rumbo de la guerra en el país.

El mismo sistema que, el día anterior, fue fundamental para acabar, en el distrito de Musaqala, con la vida del mulá Shah Wali, o mulá Nasir, por su nombre de guerra, jefe de la temible Brigada Roja yihadista y vicegobernador talibán en la provincia.

"La efectividad de este sistema de batalla es increíble. Lo puedes ver tú mismo", añade señalando un monitor en el que se ve a varios hombres armados dentro de un vehículo que están siendo monitorizados. "Tienen dos granadas propulsadas RPG y lo que parecen dos o tres fusiles de asalto AK-47. Ahora se han refugiado en una aldea, por lo que no podemos llevar a cabo un ataque aéreo. De momento los seguimos, así nos llevarán a su búnker", explica con una medio sonrisa. En cuanto los yihadistas les lleven a su escondite éstos habrán firmado su sentencia de muerte.

'Scan Eagle' es un sistema de drones que, combinado con el sello de las estrategias de coordinación de los US Marines para llevar a cabo ataques quirúrgicos en tierra, ha revolucionado el campo de batalla afgano. Más aún, los operadores del ejército afgano han aprendido a utilizar ese arma con tal maestría, según indican sus instructores estadounidenses, que, desde principios de enero de 2017, han conseguido que los talibán tengan que movilizar efectivos de otras provincias para hacer frente a la ofensiva de Kabul en Helmand, la conocida como Maiwand 7. Tanto es así que los avances yihadistas que en 2015 y 2016 amenazaron el norte y el este del país, sobre todo en Kunduz y Nangarhar, se han visto ahora debilitados.

De esta manera, los ojos del sistema 'Scan Eagle' se han convertido en el arma que está diezmando a los terroristas en una de sus plazas fuertes. La clave que está detrás de los éxitos recientes del ejército afgano que, tan sólo hace un año, estuvo a punto de perder la capital provincial, Lashkar Gah, motivo por el que Estados Unidos mandó de vuelta a los US Marines, cuya tutoría en la utilización del sistema de drones "es crucial para el desarrollo de nuestras operaciones", añade el Mayor Abdul. "Además, nuestros soldados se sienten mucho más seguros sabiendo que el cielo es su aliado".

La operación 'Scan Eagle' se encuentra en dos edificios de la base de Shorabak donde está estacionado el 215º Cuerpo del ejército afgano. La zona está rodeada por vallas y cuenta con una robusta seguridad especial compuesta por una docena de marines. Dentro hay dos salas y despachos. La mayor es la sala de mapas y sirve para el movimiento y coordinación de tropas. La más pequeña es el corazón de la operación.

Allí, en apenas 20 metros cuadrados, se agrupan más de una docena de soldados y técnicos civiles norteamericanos junto a sus aliados afganos, todos apretujados en varios sofás delante de mapas y múltiples pantallas de televisión y monitores mostrando las posiciones de las tropas, de los enemigos, de las operaciones en curso, de los drones y de los aviones y helicópteros disponibles para llevarles la muerte desde los cielos. Una parca silenciosa que se ha convertido en el azote de las posiciones talibán.

Nunca se lo esperan, nunca lo ven venir
En la parte posterior de la sala pequeña está el cerebro de la bestia. Dos grandes mesas con una decena de terminales de computadoras interconectadas con las que se controla el vuelo de los drones y la coordinación de objetivos. Todo ello en manos de una empresa privada estadounidense supervisando al piloto afgano. "Nunca se lo esperan, nunca lo ven venir. Ahora están y ahora ya no", comenta uno de los contratistas responsables del mantenimiento del sistema que "está teniendo un éxito inesperado. El ejército afgano se ha adaptado muy rápido", comenta mientras a un metro el Mayor Abdul discute con uno de sus asesores de los marines sobre la mejor opción para acabar con los yihadistas que acabamos de observar en el monitor.

"La localización del búnker de los terroristas está confirmada, vamos a llamar a los cazabombarderos para que se ocupen de ellos", explica el subcomandante. Las pantallas muestran el mapa con las coordenadas del escondite terrorista mientras un monitor muestra las imágenes del dron que observa una pequeña casa de adobe solitaria a las afueras de Lashkar Gah. Se ven a tres hombres entrando. "El búnker está dentro, ahí han llevado las armas", añade. Ahora ya tienen un objetivo claro y actuarán rápidamente para neutralizarlo. Mientras, en uno de los rincones, un operador de radio afgano instruye a los hombres sobre el terreno en dos vehículos militares del tipo Humvee -armados hasta los dientes, como se puede ver en otro monitor- que se mantengan al margen para evitar las bajas por fuego amigo.


Soldados norteamericanos visualizan operaciones militares en la base de Shorabak

El Mayor Abdul se pone al teléfono y habla directamente con la base aérea en Kandahar, donde están estacionados los aviones de combate de la coalición y sus aliados afganos. "¿Todo bien?", le pregunta el consejero militar de los marines. "Todo en orden, han despegado. Unos 20 minutos", responde con una gran sonrisa. Seguidamente, ambos se sientan en el sofá delante de los monitores y de una pantalla que muestra la progresión de los aparatos en el aire. Ambos callan y siguen atentamente los dos puntos azules que acaban de aparecer en la misma con sendos logos en forma de avión que, poco a poco, avanzan hacia su objetivo.

Pasado el tiempo estipulado los cazabombarderos de la Fuerza Aérea estadounidense se presentan en el lugar indicado y sueltan su carga. La pequeña casa de adobe y búnker de los talibán desaparece bajo una nube de polvo. Las bombas de penetración acaban con el búnker. La muerte les ha llegado y ni se han enterado. Mientras, los militares y civiles en la sala ríen y se dan la mano. "Otro éxito de nuestras fuerzas", comenta el Mayor Abdul. "Nada de esto sería posible sin la ayuda de nuestros aliados. La ayuda de los marines ha sido fundamental. Desde que llegaron hace unos meses nuestras operaciones y determinación se han convertido en inquebrantables".

Por otro lado, el subcomandante hace hincapié en que el objetivo ha sido marcado claramente y se han asegurado de que no hubiera civiles alrededor. Las muertes de civiles debido a ataques aéreos de las fuerzas afganas o de la coalición son uno de los motivos que levantan mayor animosidad entre la población afgana. En ocasiones, el todavía todopoderoso ex presidente afgano, Hamid Karzai, ha movilizado a masas pidiendo la salida de las tropas extranjeras debido a un ataque aéreo en el que murieron inocentes.

La buena coordinación vence batallas
En la sala de mapas y coordinación de tropas hablamos con el oficial estadounidense al mando, el Mayor Kaiser, quien explica que "la clave del cambio fundamental que se ha producido en las operaciones del ejército afgano es la buena coordinación y la rapidez con la que se han adaptado a nuestros sistemas". Un apoyo que no sólo los ha llevado a asegurar la capital sino que, a través de la Operación Maiwand 7, ha expulsado a los yihadistas de distritos clave que amenazaban el control por parte de Kabul del las arterias vitales en el sur del país.

"El sistema garantiza una buena coordinación y apoyo para evacuar a los heridos", cosa que según el oficial norteamericano "da confianza y refuerza la moral de los soldados combatiendo cara a cara contra los talibán, así como es fundamental para llevar a cabo maniobras militares con exactitud y según unos objetivos detallados. Por otro lado, éste también garantiza que, llegado el momento, el ejército afgano pueda ordenar el apoyo aéreo necesario para que sus operaciones sean un éxito", añade el Mayor Kaiser.

"Como puedes ver hemos llegado a un punto en que nuestros aliados ya casi están operando con total independencia", indica, señalando el ala derecha de la sala donde una decena de oficiales afganos se afanan sobre una multitud de mapas marcando posiciones, respondiendo a las múltiples llamadas desde el frente y discutiendo el movimiento de sus soldados. "Ese es el verdadero objetivo. Nuestro papel es el de supervisar pero siempre dejando que sean ellos los que lleven el peso de las operaciones. Ésta es su guerra", concluye.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/12/22/5a3ac63146163f47158b467f.html
 

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Moscú: Estado Islámico tiene más de 10.000 combatientes en Afganistán
"Rusia fue uno de los primeros [países] en hacer sonar la alarma en relación con la aparición de Estado Islámico en Afganistán", ha declarado a RIA Novosti el representante especial del presidente ruso para Afganistán y director del segundo departamento asiático del Ministerio de Exteriores ruso, Zamir Kabúlov.

"Estado Islámico ha aumentado significativamente su poder en el país", ha constatado el diplomático. "Según nuestras estimaciones, el número de integrantes de la agrupación ya supera los 10.000 y continúa creciendo, en parte, debido a las nuevas llegadas de militantes que adquirieron experiencia en Siria e Irak", ha mantenido Kabólov.

El representante especial para Afganistán subrayado que los destacamentos de Estado Islámico se están agrupando en el norte de Afganistán, en las provincias fronterizas con las antiguas repúblicas soviéticas de Tayikistán y Turkmenistán.

"El objetivo claro de Estado Islámico es expandir su influencia fuera de Afganistán, país que usan como base. Esto plantea una importante amenaza para la seguridad de Asia Central y el sur de Rusia", ha subrayado Kabúlov.

Kabúlov ha afirmado que Moscú estaba dispuesto a trabajar con Washington para fomentar la estabilidad en Afganistán, y que fue EE.UU. —y no Rusia— quien decidió poner fin a esa cooperación.

En abril, Moscú invitó a Washington a participar en las conversaciones de paz de Afganistán auspiciadas por Rusia, pero EE.UU. se negó a asistir.

En este episodio del programa 'El Zoom', el periodista Javier Rodríguez Carrasco analiza qué queda de Afganistán 17 años después del inicio de una guerra impulsada por Washington.

https://actualidad.rt.com/actualidad/258266-estado-islamico-combatientes-afganistan
 

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Aviones nuevos vendidos como chatarra y otros desastres en la reconstrucción de Afganistán
Estados Unidos se ha gastado más dinero intentando reconstruir Afganistán de lo que se gastó en el Plan Marshall para levantar todo un continente destruido por la Segunda Guerra Mundial (y eso después de aplicar la inflación correspondiente). Y aun así, no lo ha conseguido. 120.000 millones de dólares invertidos desde 2002 en la reconstrucción de un país y un gobierno que a día de hoy controla poco más de la mitad de su territorio.

En palabras del exgeneral Stan McChrystal, jefe de la misión internacional en Afganistán entre 2009 y 2010: “Hoy, cualquier cosa parecida al éxito parece más lejana que nunca. La presencia e influencia de los talibanes está probablemente en su máximo nivel desde que el grupo perdió el poder en 2001”.

Estados Unidos planificó con éxito la expulsión de los talibanes del poder, pero no lo que vendría después. Por eso Afganistán se ha convertido en la guerra más larga de la historia de EEUU y por eso se han desperdiciado tantos millones de dólares.

En Afganistán se ha visto de todo. Desde una flota de lanchas de tres millones de euros para patrullar un río (Afganistán no tiene acceso al mar) y que cuatro años después de la compra seguía estacionada en Virginia (EEUU), a aviones por valor de 486 millones de dólares que, sin apenas utilizarse, los afganos optaron por vender como chatarra a una empresa de construcción por 10 céntimos el kilo.

“En Afganistán encontramos basura, fraude y abuso prácticamente mirásemos donde mirásemos: desde aviones que no pueden volar y una fuerza naval que compró EEUU para un país sin salida al mar, a edificios por los que pagó Estados Unidos y que literalmente se deshicieron con la lluvia”, afirmó este mes John Sopko, inspector especial general para la Reconstrucción en Afganistán (SIGAR) –una agencia del gobierno estadounidense creada en 2008 para supervisar el gasto de Estados Unidos–, en un evento organizado por el think tank Chatham House.

“Los donantes internacionales, liderados por Estados Unidos, metieron demasiado dinero, demasiado rápido y en una economía demasiado pequeña que no pudo absorberlo”, añadió.

Baños sin tuberías
En muchas ocasiones Estados Unidos subcontrataba un trabajo y no lo supervisaba hasta que este estaba terminado. Para su sorpresa, a menudo no pudieron utilizar jamás esas inversiones millonarias por fallos esenciales.

En un caso, la subcontrata estadounidense construyó unos baños y duchas por valor de 130.000 dólares que no tenían sumidero, servicios de alcantarillado ni fontanería. En una país donde apenas la mitad de la población tiene acceso a un baño, no supervisar su construcción e instalación no parece la mejor idea. En otra ocasión, todo un complejo de cinco edificios por valor de 2,4 millones de dólares se tuvo que abandonar tras terminarlo porque nadie se había dado cuenta de que se estaba construyendo en el lugar equivocado, fuera del perímetro de seguridad.

En un reciente informe de SIGAR se explica que 15 de los 20 hospitales de toda una provincia afgana construidos gracias a la ayuda estadounidense no están donde EEUU cree que están. El equipo de investigación utilizó las coordenadas GPS proporcionadas por el Gobierno, pero los encontró con dificultades a más de 10 kilómetros de distancia del lugar indicado. Además, el documento asegura que ocho de los 20 hospitales no tiene un suministro eléctrico estable.

El último ejemplo de derroche denunciado por la oficina es la inversión de 60 millones de dólares en la compra e instalación de sistemas de escáner de mercancías para evitar el tráfico ilegal, uno de los principales problemas del país. Estados Unidos compró e instaló en 2006 ocho de estos aparatos en distintos puntos de la frontera afgana, así como en el aeropuerto de Kabul.

En abril de 2017, SIGAR reveló que solo estaba en funcionamiento uno de ellos, el del aeropuerto. “En el resto de puntos, el equipo se volvió inutilizable tan pronto como los formadores estadounidenses se fueron de allí y se lo entregaron al Gobierno de Afganistán”, sostiene el informe. Algunos de estos aparatos no llegaron a funcionar nunca y todavía están embalados.

Ejército sin soldados
Una de las principales prioridades de Estados Unidos en la reconstrucción del país ha sido la creación de un ejército y una policía fuertes. Sin embargo, como denuncia SIGAR, el Gobierno estadounidense ha trabajado continuamente en contra de sus propios intereses a este respecto.

Estados Unidos ha financiado y armado a milicias locales que cobraban más que el ejército y que, a diferencia de los soldados oficiales, se les permitía trabajar cerca de sus hogares. Como resultado, el ejército afgano ha tenido dificultades para encontrar reclutas suficientes, ya que todos los posibles candidatos preferían servir en milicias, acusadas de abusos y violaciones de derechos humanos.

El general Joseph Dunford, militar de más alto rango de Estados Unidos y antiguo jefe militar de la operación en Afganistán, afirmó en 2014: “Las fuerzas de seguridad afganas empezarán a deteriorarse [con la retirada de las tropas de la coalición]. Creo que el único debate es el ritmo de ese deterioro”.

Pero si Estados Unidos no se coordina consigo mismo para alcanzar sus objetivos, tampoco lo hace con sus socios de coalición ni con el Gobierno afgano. “Mientras los diplomáticos reprendían al régimen de Karzai por su comportamiento inmoral, el Ejército estaba ocupado pagando a señores de la guerra en zonas donde las agencias de desarrollo intentaban mejorar la gobernabilidad”, afirmó Sopko.

Como sostiene el jefe de SIGAR, inundar Afganistán de dinero ha fomentado la corrupción, y no sólo en el gobierno afgano. La agencia estadounidense tiene registrada toda una lista de civiles y militares estadounidenses acusados y condenados.

La mayoría se han llevado mordidas por conceder proyectos de reconstrucción (los mismos proyectos que luego no supervisaban), pero también hay casos de robo de petróleo y otro tipo de tramas que incluso continuaban cuando los responsables ya no estaban en Estados Unidos.

Para el inspector especial, uno de los principales errores en la reconstrucción de Afganistán es que todo el personal estadounidense, militar o civil, rota cada año o incluso antes. “Es una lobotomía anual”, critica. “Hemos librado 16 guerras de un año en Afganistán, cada una con sus propias diapositivas Power Point”.

Estados Unidos ha encargado a Sopko criticar y vigilar su misión en Afganistán. Aun así, reconoce: “Hace no mucho, es muy probable que SIGAR recibiese del Ejército más críticas que alabanzas. Sin embargo, en recientes audiencias en el Congreso, tanto el secretario de Defensa como el jefe del Estado Mayor de la Defensa han destacado que están utilizando el 'análisis del fracaso' proporcionado por SIGAR para el desarrollo de la nueva estrategia de EEUU”. 17 años después, Estados Unidos no ha aprendido la lección en Afganistán, pero tiene las herramientas para hacerlo.

http://www.eldiario.es/internaciona...es-reconstruccion-Afganistan_0_718828484.html
 

Aviones nuevos vendidos como chatarra y otros desastres en la reconstrucción de Afganistán
Estados Unidos se ha gastado más dinero intentando reconstruir Afganistán de lo que se gastó en el Plan Marshall para levantar todo un continente destruido por la Segunda Guerra Mundial (y eso después de aplicar la inflación correspondiente). Y aun así, no lo ha conseguido. 120.000 millones de dólares invertidos desde 2002 en la reconstrucción de un país y un gobierno que a día de hoy controla poco más de la mitad de su territorio.

En palabras del exgeneral Stan McChrystal, jefe de la misión internacional en Afganistán entre 2009 y 2010: “Hoy, cualquier cosa parecida al éxito parece más lejana que nunca. La presencia e influencia de los talibanes está probablemente en su máximo nivel desde que el grupo perdió el poder en 2001”.

Estados Unidos planificó con éxito la expulsión de los talibanes del poder, pero no lo que vendría después. Por eso Afganistán se ha convertido en la guerra más larga de la historia de EEUU y por eso se han desperdiciado tantos millones de dólares.

En Afganistán se ha visto de todo. Desde una flota de lanchas de tres millones de euros para patrullar un río (Afganistán no tiene acceso al mar) y que cuatro años después de la compra seguía estacionada en Virginia (EEUU), a aviones por valor de 486 millones de dólares que, sin apenas utilizarse, los afganos optaron por vender como chatarra a una empresa de construcción por 10 céntimos el kilo.

“En Afganistán encontramos basura, fraude y abuso prácticamente mirásemos donde mirásemos: desde aviones que no pueden volar y una fuerza naval que compró EEUU para un país sin salida al mar, a edificios por los que pagó Estados Unidos y que literalmente se deshicieron con la lluvia”, afirmó este mes John Sopko, inspector especial general para la Reconstrucción en Afganistán (SIGAR) –una agencia del gobierno estadounidense creada en 2008 para supervisar el gasto de Estados Unidos–, en un evento organizado por el think tank Chatham House.

“Los donantes internacionales, liderados por Estados Unidos, metieron demasiado dinero, demasiado rápido y en una economía demasiado pequeña que no pudo absorberlo”, añadió.

Baños sin tuberías
En muchas ocasiones Estados Unidos subcontrataba un trabajo y no lo supervisaba hasta que este estaba terminado. Para su sorpresa, a menudo no pudieron utilizar jamás esas inversiones millonarias por fallos esenciales.

En un caso, la subcontrata estadounidense construyó unos baños y duchas por valor de 130.000 dólares que no tenían sumidero, servicios de alcantarillado ni fontanería. En una país donde apenas la mitad de la población tiene acceso a un baño, no supervisar su construcción e instalación no parece la mejor idea. En otra ocasión, todo un complejo de cinco edificios por valor de 2,4 millones de dólares se tuvo que abandonar tras terminarlo porque nadie se había dado cuenta de que se estaba construyendo en el lugar equivocado, fuera del perímetro de seguridad.

En un reciente informe de SIGAR se explica que 15 de los 20 hospitales de toda una provincia afgana construidos gracias a la ayuda estadounidense no están donde EEUU cree que están. El equipo de investigación utilizó las coordenadas GPS proporcionadas por el Gobierno, pero los encontró con dificultades a más de 10 kilómetros de distancia del lugar indicado. Además, el documento asegura que ocho de los 20 hospitales no tiene un suministro eléctrico estable.

El último ejemplo de derroche denunciado por la oficina es la inversión de 60 millones de dólares en la compra e instalación de sistemas de escáner de mercancías para evitar el tráfico ilegal, uno de los principales problemas del país. Estados Unidos compró e instaló en 2006 ocho de estos aparatos en distintos puntos de la frontera afgana, así como en el aeropuerto de Kabul.

En abril de 2017, SIGAR reveló que solo estaba en funcionamiento uno de ellos, el del aeropuerto. “En el resto de puntos, el equipo se volvió inutilizable tan pronto como los formadores estadounidenses se fueron de allí y se lo entregaron al Gobierno de Afganistán”, sostiene el informe. Algunos de estos aparatos no llegaron a funcionar nunca y todavía están embalados.

Ejército sin soldados
Una de las principales prioridades de Estados Unidos en la reconstrucción del país ha sido la creación de un ejército y una policía fuertes. Sin embargo, como denuncia SIGAR, el Gobierno estadounidense ha trabajado continuamente en contra de sus propios intereses a este respecto.

Estados Unidos ha financiado y armado a milicias locales que cobraban más que el ejército y que, a diferencia de los soldados oficiales, se les permitía trabajar cerca de sus hogares. Como resultado, el ejército afgano ha tenido dificultades para encontrar reclutas suficientes, ya que todos los posibles candidatos preferían servir en milicias, acusadas de abusos y violaciones de derechos humanos.

El general Joseph Dunford, militar de más alto rango de Estados Unidos y antiguo jefe militar de la operación en Afganistán, afirmó en 2014: “Las fuerzas de seguridad afganas empezarán a deteriorarse [con la retirada de las tropas de la coalición]. Creo que el único debate es el ritmo de ese deterioro”.

Pero si Estados Unidos no se coordina consigo mismo para alcanzar sus objetivos, tampoco lo hace con sus socios de coalición ni con el Gobierno afgano. “Mientras los diplomáticos reprendían al régimen de Karzai por su comportamiento inmoral, el Ejército estaba ocupado pagando a señores de la guerra en zonas donde las agencias de desarrollo intentaban mejorar la gobernabilidad”, afirmó Sopko.

Como sostiene el jefe de SIGAR, inundar Afganistán de dinero ha fomentado la corrupción, y no sólo en el gobierno afgano. La agencia estadounidense tiene registrada toda una lista de civiles y militares estadounidenses acusados y condenados.

La mayoría se han llevado mordidas por conceder proyectos de reconstrucción (los mismos proyectos que luego no supervisaban), pero también hay casos de robo de petróleo y otro tipo de tramas que incluso continuaban cuando los responsables ya no estaban en Estados Unidos.

Para el inspector especial, uno de los principales errores en la reconstrucción de Afganistán es que todo el personal estadounidense, militar o civil, rota cada año o incluso antes. “Es una lobotomía anual”, critica. “Hemos librado 16 guerras de un año en Afganistán, cada una con sus propias diapositivas Power Point”.

Estados Unidos ha encargado a Sopko criticar y vigilar su misión en Afganistán. Aun así, reconoce: “Hace no mucho, es muy probable que SIGAR recibiese del Ejército más críticas que alabanzas. Sin embargo, en recientes audiencias en el Congreso, tanto el secretario de Defensa como el jefe del Estado Mayor de la Defensa han destacado que están utilizando el 'análisis del fracaso' proporcionado por SIGAR para el desarrollo de la nueva estrategia de EEUU”. 17 años después, Estados Unidos no ha aprendido la lección en Afganistán, pero tiene las herramientas para hacerlo.

http://www.eldiario.es/internaciona...es-reconstruccion-Afganistan_0_718828484.html
:rolleyes::rolleyes::rolleyes: palmface
 

El EI causa al menos 7 muertos en ataque suicida contra los servicios de inteligencia
en la capital, Kabul.
 
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