El naufragio del rastreador ARA “Fournier”
En septiembre de 1949, el buque se hundió en el Estrecho de Magallanes. Fallecieron sus 77 tripulantes.
La tormenta fue brutal. Olas inmensas golpearon y golpearon al rastreador ARA “Fournier” hasta hacerlo dar una vuelta de campana. O quizás en medio de ese temporal implacable, el buque chocó con una roca no carteada y se fue a pique. Estas son las dos hipótesis de lo que sucedió con el buque, en septiembre de 1949, en el Estrecho de Magallanes.
De sus 77 tripulantes (75 marinos y 2 civiles) sólo 9 pudieron escapar del hundimiento inminente, pero al final nadie sobrevivió. El frío de los canales fueguinos se llevó a los que habían alcanzado una balsa.
Al “Fournier” lo dieron por perdido el 22 de septiembre de 1949, al día siguiente de su última zarpada desde Río Gallegos. Había encarado el Estrecho de Magallanes en patrulla y de regreso a Ushuaia.
Sólo se encontraron algunos restos de la carga, balsas rotas y 9 cuerpos. Sus relojes se habían clavado entre las 4.20 y 4.25. Se cree que esa fue la hora de la madrugada en la que el “Fournier” se detuvo en el tiempo de los mortales y pasó al terreno de la memoria.
LA ÚLTIMA MISIÓN
El “Fournier” era producto de la industria naval local. Había sido botado el 5 de abril de 1939 en los astilleros de San Fernando y formaba parte de una serie de rastreadores hechos en el país para la Flota de Mar y privados.
Era el segundo buque de la Armada Argentina con ese nombre, por el marino francés César Fournier, que luchó por la Independencia y contra el Imperio del Brasil. Su antecesor había sido un aviso de 1923 de origen alemán y veterano de la Primera Guerra Mundial.
Con asiento en Puerto Belgrano, el rastreador “Fournier” comenzó a operar en octubre de 1940, en la Escuadrilla de Rastreo y Minado. Desde 1948 integró la División Rastreadores de la Zona Naval Marítima; y en agosto de 1949 fue destacado como buque de estación en Ushuaia, para dar apoyo a otros buques, hacer patrullas, controlar la caza y pesca ilegal y ayudar a pobladores alejados de la capital fueguina. Fue su última misión.
LA BÚSQUEDA
El “Fournier” era esperado en Ushuaia después del 22 de septiembre y al no tenerse noticias suyas desde el 21 a la tarde, se lo buscó con remolcadores, fragatas y aeronaves en cada caleta, bahía y paso de su posible derrotero.
El 3 de octubre, un avión divisó restos de un naufragio en Punta Cono, a la entrada del canal San Gabriel, 60 millas al sur de Punta Arenas (Chile), por lo que se destacaron los buques “Bahía Blanca” y “Sanavirón”. A la tarde hallaron dos lanchas rotas del “Fournier”, un salvavidas y un cuerpo. Un poblador chileno encontró otro cadáver y las naves argentinas recuperaron dos muertos a orillas del canal San Gabriel. A 20 metros de la orilla de bahía Catalina se descubrió la balsa con otros cinco cuerpos, entre ellos el Comandante del buque, Capitán de Corbeta Carlos Negri. En el Fournier también viajaban el naturalista Raúl Wernicke y su hijo Julio, a la vez suegro y cuñado del Comandante del buque.
DOLOR NACIONAL
El recibimiento de los fallecidos en Buenos Aires fue con profunda congoja: “La peor tragedia de la Marina en tiempos de paz”, titularon algunos diarios de la época. El presidente Juan Domingo Perón declaró el duelo nacional por 3 días, con la bandera nacional a media asta y se suspendieron todos los actos previstos para el 12 de octubre.
Los homenajes siguieron a través del tiempo, en sellos postales, monumentos, nombres de calles en diferentes ciudades y la plantación de 77 árboles a la vera de la autopista Ricchieri, en la Ciudad de Buenos Aires.
En Santa Fe hay un paraje rural y una estación ferroviaria que llevan el nombre de Rastreador Fournier.
En Bahía Blanca existen las calles “Rastreador Fournier” y varias en Grünbein nombradas por los tripulantes del buque: “Capitán Carlos A. Negri”, “Suboficial 2º de Marina R. Chaves”, “Raúl Ernesto Wernicke” y “Teniente de Fragata Luis Humberto Lestani”.
Una compañía de ómnibus del barrio bahiense de Villa Mitre adoptó el nombre de “Rastreador Fournier” en homenaje al Suboficial Chaves, nacido en ese barrio.
En Merlo, provincia de Buenos Aires, una calle recuerda a los “Héroes del Fournier” y la paralela siguiente, al marinero desaparecido “Isaac Belsky”; y en Río Gallegos, la avenida “Tripulantes del Fournier” nace en avenida Perón. Mar del Plata también los homenajeó con la calle “Tripulantes del Fournier”.
Ushuaia bautizó un muelle de la planta Orión con el nombre de “Moutín”, en recuerdo del Guardiamarina Osvaldo Rodolfo Moutín.
La Armada rinde permanente homenaje a esos marinos y sus familiares. Cada año se conmemora su última singladura en el monumento a los Náufragos del Rastreador ARA “Fournier”, en Ushuaia; y en la plaza Fournier del Barrio Rivadavia de la Base Naval Puerto Belgrano se realiza una ceremonia en su honor.
En 2014, cuando la fragata ARA “Libertad” navegaba por el Estrecho de Magallanes rumbo a Punta Arenas, rindió homenaje a los náufragos del “Fournier”; a bordo viajaba Jorge Lestani, hijo del Segundo Comandante del buque hundido.
“Gloria a los bravos marinos, hijos titanes del mar”, dice la primera estrofa del “Himno a las Víctimas del Rastreador Fournier”, escrito por Tomás Casullo y con música de Aurora Rossi de Casullo.
Créditos: Gaceta Marinera Digital