La Marina Mercante en Malvinas: a 40 años del ataque al transporte ARA “Isla de los Estados”
El 10 de mayo de 1982 el buque fue hundido por una fragata inglesa mientras navegaba en cercanías de la isla Cisne, en el Estrecho de San Carlos. 22 de sus 24 tripulantes perdieron la vida.
MARTES 10, MAYO 2022
El 10 de mayo por la noche el transporte ARA “Isla de los Estados” zarpó para cruzar el Estrecho de San Carlos y llegar a Puerto Mitre con pertrechos, combustible de aviación, munición y vehículos. De repente una explosión sorprendió a todos: una bengala luminosa a 200 metros de altura iluminó toda el área y delató la posición del buque.
Segundos después, comenzaron los disparos de cañones contra el buque. Había sido descubierto y era atacado por la fragata HMS “Alacrity”. El primer impacto los golpeó a estribor y le siguieron entre cinco y siete cañonazos más.
El transporte, que regularmente hacía la ruta entre el continente y las islas, había zarpado el 29 de marzo de Puerto Deseado al mando del Capitán de Ultramar Tulio Néstor Panigadi con 24 tripulantes, entre ellos, cuatro integrantes de la Armada Argentina.
Fue el Capitán de Corbeta Alois Esteban Payarola, oficial de enlace a bordo, quien comunicó a la dotación que iban a participar de la Operación Rosario para recuperar las Islas Malvinas. Ese 2 de abril, luego del desembarco en Puerto Argentino, el “Isla de los Estados” fue el primer buque de transporte en amarrar en las islas.
La unidad había quedado afectada al apoyo logístico en el archipiélago, formando parte de las primeras operaciones militares durante la toma de Pradera del Ganso, Bahía del Zorro y Río San Carlos. Trasladaba combustible, pertrechos y personal a las distintas localidades que las tropas iban recuperando. Luego de los primeros ataques británicos, se había ordenado a todos los navíos dispersarse en las caletas para no ser atacados. Pero esa noche, el “Isla de los Estados” fue detectado y estaba bajo fuego.
Tras los impactos, el buque mercante comenzó a escorarse sobre estribor. Le siguieron la oscuridad y un incendio incontrolable. La mayoría de los hombres murieron en la explosión de los tanques de combustible, y los que quedaron se dirigieron hacia las balsas salvavidas.
“Me quedé sentado sobre el casco —rememora el entonces Capitán de Corbeta Payarola, uno de los dos sobrevivientes—. El barco estaba prácticamente horizontal, con los mástiles paralelos al agua. Se veía girar la hélice, mientras se hundía lentamente.”
El otro sobreviviente era el marinero Alfonso López, de nacionalidad española. Sin saber nadar, se había lanzado sobre una balsa con la ayuda de Payarola, quien finalmente también saltó al agua y, tras permanecer flotando a la deriva, fue rescatado por la balsa del marinero López, donde también estaban el capitán del buque y el primer oficial José Bottaro.
La balsa no aguantaba tanto peso por lo que el Capitán Panigadi decidió arrojarse y nadar hacia la costa, temiendo que la corriente se los llevara. El segundo en saltar fue Bottaro, el único con salvavidas.
Sobre la balsa, cuando pensó que la costa estaba cerca, Payarola ató un cabo largo y se tiró al agua para llegar nadando hasta tierra firme, desde donde casi sin fuerzas empezó a acercar la balsa. Con la poca fuerza que le quedaba, también sacó del agua a Bottaro que se ahogaba y no pudo alcanzar a Panigadi, que se había desorientado y nadaba alejándose de la costa. Payarola se desmayó del cansancio y López finalmente pudo llegar hasta él. No sabían dónde estaban.
Al caer la noche el frío era atroz. Llovía y no había forma de hacer un refugio en ese impenetrable suelo rocoso. Durante esas horas, José Bottaro perdió la vida. Al día siguiente, desde una colina, vieron una casita deshabitada, donde encontraron bolsas de arpillera para vestirse y algo de comida. Estaban en la isla Cisne, en medio del Estrecho de San Carlos.
López y Payarola permanecieron allí hasta el 16 de mayo, cuando los rescató la tripulación del “Forrest”, un pequeño buque de carga que había sido capturado por la Armada Argentina durante la Operación Rosario y era comandado por el Teniente de Navío Rodolfo Molini.
Dos aviones Sea Harrier británicos sobrevolaron el “Forrest” con intención de atacarlo, pero los pilotos prefirieron lanzarse sobre otro transporte: el “Río Carcarañá”, un buque de mayor valor logístico. El “Forrest” también rescataría a sus tripulantes cuando el buque quedó averiado.
Durante las operaciones que se desarrollaron durante el Conflicto del Atlántico Sur,
varias unidades de la Marina Mercante llevaron a cabo distintas tareas logísticas, evidenciando la preparación, eficiencia y espíritu de sacrificio que identifica a los marinos mercantes argentinos.
Créditos: Gaceta Marinera Digital