Noticias de la Armada Argentina (ARA)

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Merchant Marine one

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El rompehielos ARA “Almirante Irízar” ingresó a dique de cara a su próxima campaña antártica​

Se realizarán tareas de mantenimiento las cuales incluyen el carenado del casco y otros sistemas.

LUNES 27, MAYO 2024

Puerto Belgrano – Con la entrada a dique del rompehielos ARA “Almirante Irízar”, el buque comenzó con el programa de mantenimiento anual en el Arsenal Naval Puerto Belgrano.
Proveniente de Buenos Aires, el «Irízar” – al mando del Capitán de Fragata Sebastián Musa – amarró en la dársena de Puerto Belgrano el miércoles pasado, donde está previsto que permanezca hasta la primera semana de agosto.
Fue recibido por el Comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada Argentina, Contralmirante Juan Carlos Coré junto al intendente de Coronel Rosales, Rodrigo Aristimuño; entre otras autoridades.
“Mi mayor desafío es que estemos bien adiestrados y cumplamos con todas las tareas. Mi tripulación tiene oficiales y suboficiales con mucha experiencia antártica”, señaló el comandante del “Irízar” quien expresó que es un “honor” estar al frente del buque y su gente.
“El trabajo en la Antártida puede resultar desgastante después de 140 días de campaña, pero las energías se renuevan una vez que se cruza el pasaje de Drake —agregó el Capitán Musa—. Volver a ver esa geografía, que es muy diferente y que muy poca gente tiene posibilidad de conocer, para nosotros es algo que hacemos todos los años, es lo nuestro.”
En los talleres del Arsenal Naval se hará el recorrido de todos sus sistemas y se le realizará el carenado del casco, hélices y timones, para su alistamiento de cara a la próxima Campaña Antártica de Verano.

Ejercitaciones

Durante su estadía en Puerto Belgrano, la tripulación se adiestrará en los distintos cursos que brindan en la zona como lucha contra incendios, abandono y control de averías, entre otros.

En tanto, la navegación desde el puerto de Buenos Aires sirvió para el adiestramiento de personal. Embarcaron aspirantes de la Escuela de Suboficiales de la Armada quienes realizaron las tareas acordes a sus especialidades, con el objetivo de tener la vivencia profesional del trabajo a bordo.

Por su parte, Guardiamarinas en Comisión tuvieron clases a bordo y prácticas, además de experimentar las 12 horas de navegación por el canal y observar la actividad de los oficiales en el puente de comando.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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En Mar del Plata homenajearon al Teniente de Navío (post mortem) Marcelo Márquez​

El aviador naval caído en Malvinas fue recordado en un acto realizado en el Aeroclub de la ciudad de Mar del Plata.


LUNES 27, MAYO 2024


Mar del Plata- Las instalaciones del Aeroclub Mar del Plata fueron el escenario de una emotiva ceremonia en homenaje al Teniente de Navío (post mortem) Marcelo Gustavo Márquez, quien falleció el 21 de mayo de 1982 cuando su avión fue derribado en el estrecho de San Carlos durante la Guerra de Malvinas.
El evento fue organizado por el Instituto Aeronaval Delegación Mar del Plata y contó con la presencia de autoridades militares y civiles, entre ellas el Comandante del Área Naval Atlántica, Comodoro de Marina Marcelo Paternostro; el Comandante de la Fuerza de Submarinos, Capitán de Navío Daniel Corvalán; y autoridades del Instituto Aeronaval. También asistieron Veteranos de la Guerra de Malvinas, directivos del aeroclub y familiares del Teniente Márquez.
Durante la ceremonia, el Capitán de Navío VGM (RE) Rodolfo Castro Fox y el Jefe del Instituto Aeronaval Delegación Mar del Plata, Pablo González, descubrieron una placa conmemorativa.
En sus discursos, el Vicealmirante VGM (RE) Benito ítalo Rótolo; el Presidente del Instituto Aeronaval, Capitán de Navío VGM (RE) Juan José Membrana; el Suboficial Mayor VGM (RE) Carlos Guardia; y el propio Pablo González, destacaron tanto la figura profesional como personal del Teniente de Navío Márquez, así como el valiente desempeño de la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque durante el Conflicto del Atlántico Sur.
Uno de los momentos más emotivos del evento fue la colocación de ofrendas florales al pie del avión A-4Q Skyhawk, realizadas por los hermanos del teniente homenajeado, Claudia y Mariano Márquez, junto con representantes del Instituto Aeronaval y del Aeroclub Mar del Plata.
El acto concluyó con un solemne toque de silencio, seguido por el pasaje de dos aviones Turbo Mentor T-34 C de la Escuela de Aviación Naval, que volaron sobre el aeroclub, rindiendo honores al Teniente Márquez.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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Conscriptos Clase 62, 64 y 68 visitaron la zona de Puerto Belgrano​

Recorrieron destinos de la Base Naval y de la Base de Infantería de Marina Baterías.


LUNES 27, MAYO 2024


Puerto Belgrano – Un grupo de conscriptos de las clases 62, 64 y 68 que realizaron el Servicio Militar en diferentes destinos de la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB), recorrieron sitios emblemáticos de la zona.
Tras presenciar el izado del pabellón en la Plaza Juncal, la comitiva inició su recorrido por la BNPB para luego dirigirse a la Escuela de Suboficiales de la Armada (ESSA). Allí, visitaron el ex Campo Sarmiento, lugar en el que pasaron parte de su instrucción.
También, se hicieron presentes en el Gabinete de Música de la ESSA, en donde la banda integrada por aspirantes navales les brindó una pequeña demostración, que incluyó la Marcha de Malvinas.
A continuación, los conscriptos oriundos de Buenos Aires, se dirigieron al destructor ARA “Almirante Brown” y finalizaron su visita en la Base de Infantería de Marina Baterías.
“Este recorrido es una oportunidad para recordar donde estuve en mi instrucción y de compartir el sentimiento del honor, la lealtad y el compromiso con el otro, que son los valores que nos ha inculcado la Armada”, expresó Juan Manuel Ortiz.
“Estamos agradecidos de poder realizar esta visita y de volver a un momento que nos ha marcado en nuestra vida. Nos llena el corazón”, aseguró Rodolfo Alberto Jara.
Emocionado, Mario Enrique Barreda, coincidió con sus compañeros y el decir de su camarada Jorge Juanicó: “La Armada hace soberanía y nos honra. Cómo cuando éramos conscriptos, la camaradería y el compromiso sigue vigente”.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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Escuela Nacional Fluvial: egreso de Oficiales y entrega de uniformes​

Los Cadetes de Primer Año portaron por primera vez su uniforme y se entregaron medallas a los egresados de la promoción 78°.


LUNES 27, MAYO 2024


Buenos Aires – En la Plaza de Armas de la Escuela Nacional Fluvial «Comodoro Antonio Somellera» (ESNF), se realizó la ceremonia de graduación y condecoración para los integrantes de la Promoción 78° de Oficiales Fluviales y Conductor de Máquinas Navales. Además, se efectuó la entrega de uniformes a los Cadetes de Primer Año, futura promoción 81° de las orientaciones Cubierta y Máquinas.
En el marco del evento se otorgaron insignias a los bedeles y se efectuó el cambio de abanderado y portaestandarte.
Presidió el acto el Director General de Educación de Armada, Comodoro de Marina Gustavo Adolfo Príncipi, quien estuvo acompañado por el Director de la ESNF, Capitán de Fragata Ariel Fernando Gómez Mombello; el director de la Escuela Conjunta de las Fuerzas Armadas, Comodoro de Marina Eduardo Llambí; otras autoridades navales; personal civil y docente de la escuela; invitados especiales; y familiares de los cadetes.
Luego de entonarse el Himno Nacional Argentino, se leyó la disposición relativa al egreso de los oficiales fluviales y, a continuación, se efectuó la entrega de medallas a cargo del Director de la ESNF, acompañado por los directores de las carreras de Máquinas y Cubierta, y la Secretaria Académica de la institución educativa.
Dirigiéndose a quienes lucían por primera vez su uniforme de gala, el director, Capitán de Fragata Gómez Mombello, señaló: “Ser Cadetes de primer año y vestir el uniforme por primera vez los tiene que llenar de orgullo”.
Después felicitó a los Cadetes que fueron designados para el grupo bandera, estandarte, y los bedeles, por su esfuerzo, dedicación y valores ético morales.
Por último, destinó unas palabras a los egresados que finalizaron el pilotinaje luego de tres años de formación: “Hoy se despiden de esta Escuela como Oficiales Fluviales y conductores de Máquinas Navales, pero sepan que lo aprendido los acompañará por el resto de sus carreras y siempre será parte de ustedes”.
Mirando a los pilotines, quienes se desempeñarán en barcos quimiqueros, petroleros, dragas, balizadores, areneros, remolcadores de empuje y de puerto, el Director les dijo: “Ustedes serán los líderes que van a conducir esas embarcaciones desde la sala de máquinas o desde el puente de comando. Proporcionarán progreso desde el comercio fluvial mercante a esta gran Nación”.
A continuación, el Presbítero Hernán Vigna bendijo los uniformes de los Cadetes de Primer Año, futuros Oficiales Fluviales y Conductores de Máquinas Navales.
La ceremonia concluyó con un desfile encabezado por los abanderados y escoltas de la Escuela Nacional Fluvial, seguidos por todos los integrantes del Cuerpo de Cadetes.
Al finalizar, el Capitán de Fragata Gómez Mombello inauguró, junto con el Director General de Educación de la Armada, dos nuevos simuladores que servirán para la formación de los futuros marinos fluviales mercantes.
Dichos simuladores fueron realizados gracias al aporte de la Asociación Prácticos y sindicatos, ex alumnos de la Escuela Nacional Fluvial y privados.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

nico22

Colaborador

Los hermanos Ávila​

Heriberto y Leopoldo Ávila eran civiles y estaban a cargo de la cantina del crucero ARA “General Belgrano”. Fueron a la Guerra de Malvinas por voluntad propia y allá quedaron, juntos, en su querido crucero.

LUNES 20, MAYO 2024

A principios de los ’80 Heriberto Ávila era conscripto en la Armada Argentina y desempeñaba funciones como ayudante del Cabo Principal que estaba como encargado de la cantina del crucero ARA “General Belgrano”.
Sucedió que, al poco tiempo de haber comenzado su ayudantía, falleció el Cabo Principal y la cantina dejó de funcionar. Desde entonces, los marinos a bordo debían proveerse en tierra de todo aquello que necesitaran.
Así fue que, cuando el “Belgrano” debió realizar ejercicios en altamar, al no haber abastecimiento en el buque, los superiores de entonces le ofrecieron a Heriberto Ávila, conocedor del oficio, la concesión de la cantina del crucero como Agente Civil, ya que su baja como conscripto era inminente.
Heriberto aceptó gustoso el ofrecimiento que le fue hecho y pocos meses después incorporó como ayudante a su hermano Leopoldo, que había concluido su servicio a la Patria en el Ejército Argentino. De la mano de los hermanos Ávila, santiagueños oriundos de Villa Robles, la cantina del crucero volvió a transformarse en un punto de encuentro del buque, matizado con chacareras, durante las horas de descanso de las actividades cotidianas del personal.
Luego de la recuperación de las Islas Malvinas y finalizada la puesta a punto del buque en Puerto Belgrano, su comandante, el Capitán de Navío Héctor Elías Bonzo, les comunicó a los hermanos Ávila que debían abandonar el barco porque ponían proa a la guerra y, por su condición de civiles, no estaban obligados a permanecer a bordo.
La respuesta fue tajante: «Negativo Señor, nosotros somos parte del crucero y vamos con la gente del crucero hasta las últimas consecuencias». Ante tan contundente respuesta, al Capitán Bonzo no le quedó más opción que permitir que continuaran con su servicio.
A las 16:01 de aquel 2 de mayo de 1982, el crucero recibió dos impactos de torpedo lanzados por el submarino inglés Conqueror, mientras navegaba fuera de la zona de exclusión.
El torpedo que explotó en popa lo hizo en una zona donde estaban los alojamientos del personal subalterno, cerca de la cantina. Esta explosión levantó la cubierta acorazada de la sala de máquinas y todas las cubiertas superiores, destruyendo todos los alojamientos por compresión. El fuego se expandió a través de los pasillos y llegó al sector en donde estaba Leopoldo Ávila.
Gracias a la última entrevista que concedió en vida el Jefe de Operaciones del crucero ARA “General Belgrano” en 1982, Capitán de Fragata VGM (RE) Francisco Gerardo Sonvico, podemos reconstruir el destino final de estos hermanos santiagueños que murieron en la guerra ya que, en su conmovedor relato de la odisea de quienes sobrevivieron al ataque y del hundimiento del crucero; Heriberto y él se cruzaron y tuvieron, sin saberlo ninguno de los dos – o sí –, sus últimas palabras.
“Cuando el Belgrano se empezó a hundir, la tripulación al sentir los impactos y al quedar el buque sin propulsión y sin luz, cumplió lo que se llama rol de siniestros. Éste determina que cada tripulante vaya a cubrir su rol de abandono, excepto los miembros del equipo de Control Averías que tienen que tratar de salvar el buque. Esto se cumplió rigurosamente, con velocidad y en notable silencio. Se escuchaban solamente las órdenes de los oficiales y suboficiales que estaban ‘dirigiendo el tránsito’ para que todo fuera rápido. El lugar era un río de gente”, relató el Capitán de Fragata Sonvico.
“Tengo en la memoria el zapateo en los escalones de hierro y la voz del Guardiamarina Franzoni. Fue él que me dijo: dos torpedos Señor, uno en proa y otro en popa. En ese momento me enteré de la situación. Volví al camarote a buscar mi equipo de abandono y me perdí en aquel buque que conocía de memoria. Fueron momentos de desesperación. Llegué a mi camarote me puse la parca, una bufanda y el salvavidas y subí a la cubierta”.
“Me dirigí hacia la popa, por el lado de estribor, que era mi posición de abandono. La gente estaba formada como para un ejercicio en su puesto de abandono. Igual que el primer día de ejercicio en navegación, la gente estaba en su lugar formadita. Me miraron como esperando una respuesta que yo, en ese momento, no les puede dar”.
“Fui hasta mi balsa. Me dieron el parte, pero éramos muy pocos, faltaban por lo menos cinco o seis. Allí fue donde vi al cantinero Ávila que estaba desesperado. Era como si su piel gritara. Yo lo conocía y le pregunté qué le pasaba. Él me miró pero no me contestó, fue otra persona la que me dijo al oído: el hermano no salió”.
“Lo miré y entonces ahí sí me habló balbuceando, porque estaba verdaderamente desesperado y me dijo: ‘Lo quiero ir a buscar’. Le contesté: ‘Ni se le ocurra’. Pero él repitió: ‘¡Déjeme ir a buscarlo!’. Volví a responderle: ‘¡Ni se le ocurra! ¡No sabe lo que es eso, es el infierno! ¡Usted va para allá y no vuelve!”.
“En ese momento, Ávila respiró profundamente y miró el horizonte y era rarísimo que Ávila no te mirara a los ojos. Una cosa que siempre me gustó de él era que cuando te miraba, te taladraba con su mirada. Era un hombre franco, un hombre derecho. Lo agarré de los hombros y lo sacudí. Lo llamé por su nombre: ¡Heriberto, ni se le ocurra bajar! Míreme por favor, y el miraba para otro lado, Ni se le ocurra. Se lo ruego”.
Luego, el Capitán Sonvico fue a hacer la recorrida correspondiente a sus cargos y a recibir órdenes del Segundo Comandante del buque. Le pidió permiso para darle el parte y lo escuchó: “Me escuchó todo y me dijo: ‘Sonvico, ¿cuál es su estación de abandono?’ -y con la mano derecha me tocó el hombro izquierdo- Yo señalé y miré al mismo tiempo popa estribor. Al mirar, vi la gente formada, con el buque escorado a 30º. En ese instante el Segundo me dijo: ‘Sonvico, el barco se hunde, vuelva a su estación de abandono y haga echar las balsas’”.
“Bajé a la cubierta principal, llegué hasta la primera balsa donde me estaban esperando en total silencio. Ayudamos a los conscriptos a que se tiraran al agua. Los suboficiales manejaban el descenso de los conscriptos y marineros hasta la balsa. Se comportaron incluso hasta con actitud paternal, para que el desembarco se produjera en forma ordenada. El abandono fue lo que denominamos inminente, porque si el buque se hundía teníamos contados minutos para abandonar. Me dediqué a supervisar que el abandono se realizara en forma ordenada, por eso puedo decir lo que vi. Cumplí la orden que me dio el Segundo Comandante de manera tal de que pensé ‘soy el último en abandonar’, al menos la estación de abandono. Cuando no quedó nadie más en cubierta de mi lado, busqué mi balsa”.
Heriberto ya no estaba… él había logrado subir de la cantina a la cubierta principal donde el Capitán Sonvico le rogó que permaneciera. Podía haber embarcado en una de las balsas y salvado su vida. En vez de eso, se fue a buscar a su hermano, llamándolo a gritos.
Leopoldo no había logrado salir. En el momento del impacto estaba durmiendo en su cucheta, dos cubiertas más abajo. Heriberto, internándose en un pasillo colmado de humo y fuego, fue en su búsqueda hacia un sector donde varias explosiones instantáneas activaron el cierre automático de las compuertas a los efectos de evitar el avance del agua. Sin posibilidad de salvarse, quedaron atrapados allí los dos.
Así fue como, los únicos civiles a bordo del crucero, compartieron el destino de los militares “hasta las últimas consecuencias”, tal como habían asegurado al Comandante cuando decidieron quedarse a bordo del crucero e ir a la guerra.
Y allí, en las profundidades, junto a 321 compañeros, los hermanos Heriberto y Leopoldo Ávila, velan por nuestra soberanía en las profundidades del mar.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
No conocía esta historia verdaderamente conmovedora.
 

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