Algunos se despegan y mandan "consejeros mlitares" al terreno.
Libia: París intensificará sus ataques aéreos, Londres enviará consejeros militares.
Ha pasado un mes desde que comenzó la operación militar internacional que pretendía hacer respetar la resolución 1973 de las Naciones Unidas por el régimen libio. Y la situación sobre el terreno no evolucionó de manera significativa, aunque si se ha logrado imponer una zona de exclusión aérea.
Los rebeldes, después de haber progresado hasta Sirte, retrocedieron hasta Ajdabiya, el cerrojo estratégico que lleva hasta su bastión, Bengazi. Más al oeste, la ciudad de Misrata, continuamente bombardeada por las fuerzas gubernamentales, lamenta cerca de mil muertos. Y el coronel Kadhafi está aún en el poder.
Siendo así, era esperable que sucediera de esta manera. En efecto, la resolución 1973 autoriza el recurso del uso la fuerza «para proteger a las poblaciones y las zonas civiles amenazadas de ataques» por las fuerzas leales, excluyendo el despliegue de una fuerza de ocupación extranjera bajo cualquier forma y sobre cualquier parte del territorio libio». Es decir, la coalición internacional no es capaz de hacer caer a través de los medios militares al régimen del coronel Kadhafi. Y no es desde la OTAN, que encabezó las operaciones, que salió la idea de ayudar directamente a los insurgentes.
«Cada vez que el fin no está fijado explícitamente, la misión fracasa. (…) Entonces, simplificando con el enunciado de las misiones, su intención debe ser el fin, el fin, el fin» había declarado el general Leclerc, citado por el general Compagnon. Y por ahora, el objetivo de la OTAN es impedir que lo que queda de la aviación de Kadhafi pueda despegar, hacer respetar el embargo sobre las armas y proteger a los civiles cuando son amenazados. Sobre estos tres imperativos, dos son plenamente cumplidos. El tercero no lo es todavía totalmente, particularmente en Misrata.
De repente, la operación Unified Protector debería continuar tanto tiempo como el coronel Kadhafi se mantenga en el poder, o por lo menos eliminar los medios militares para que su permanencia en el poder sea imposible. La apuesta era de ponerlo bajo presión para forzarlo a negociar un alto el fuego o verlo irse rápido. Y, por ahora, la apuesta está perdida.
«Lo que tal vez se subestimó, es la capacidad de adaptación de Muammar Kadhafi» reconoció el 19 de abril pasado Alain Juppé, ministro de relaciones exteriores francés, para el que la situación en Libia es "difícil" y "confusa". De donde, según él, que «es probable (…) qué no habrá una solución militar».
Mientras tanto el Primer Ministro francés, François Fillon, anunció desde Kiev, que Francia iba pronto a "intensificar" su "esfuerzo militar" para «impedir que las fuerzas de Kadhafi continúen sus ataques contra las poblaciones civiles». No obstante, también consideró que «habría que encontrar una solución política, es decir, sentar las condiciones de un diálogo para que la crisis libia se resuelva».
Por otra parte, el Primer Ministro excluyó todo despliegue terrestre de tropas francesas, indicando que Francia actúa en el seno de una coalición internacional, en el marco de un mandato de la ONU. «Un mandato que respetamos al pie de la letra» precisó.
En Londres, son de una opinión diferente. El ministro de relaciones exteriores británico, William Hague, anunció que un equipo de "militares experimentados" irán a reforzar la célula diplomática del Foreign Office emplazada en Bengazi. Estos enviados tendrán como misión «aconsejar al CNT (Consejo Nacional de Transición) sobre el modo de mejorar sus estructuras de organización militar, sus comunicaciones y su logística, así como sobre los mejores medios de distribuir la ayuda humanitaria y la asistencia médica».
Sin embargo, los militares británicos, cuyo despliegue «está estrictamente alineado con los términos de la resolución 1973″, no tendrán vocación de participar en «el entrenamiento o el armamento de las fuerzas de la oposición» e incluso «la preparación y la ejecución de operaciones para el CNT».
Fuente: OPEX 360 19 de abril 2011
Traducción propia.
Libye: Paris va intensifier ses frappes aériennes, Londres envoie des conseillers militaires.
Voilà un mois que l’opération militaire internationale visant à faire respecter la résolution 1973 des Nations unies par le régime libyen a commencé. Et la situation sur le terrain n’a pas évolué de manière significative, même si une zone d’exclusion aérienne a été mise en place.
Les rebelles, après avoir progressé jusqu’à Syrte, ont reculé jusqu’à Ajdabiya, le verrou stratégique qui mène jusqu’à leur bastion, à savoir de Benghazi. Plus à l’ouest, la ville de Misrata continue d’être bombardée par les forces gouvernementale et l’on y déplore près d’un millier de morts. Et le colonel Kadhafi est toujours au pouvoir.
Cela étant, l’on pouvait s’y attendre. En effet, la résolution 1973 autorise le recours à la force «pour protéger les populations et les zones civiles menacées d’attaque» par les forces loyalistes, «tout en excluant le déploiement d’une force d’occupation étrangère sous quelque forme que ce soit et sur n’importe quelle partie du territoire libyen». Autrement dit, il ne revient pas à la coalition internationale de faire chuter par des moyens militaires le régime du colonel Kadhafi. Et ce n’est donc pas à l’Otan, qui a pris la tête des opérations, d’aider directement les insurgés.
«Chaque fois que le but final n’est pas nettement fixé, la mission échoue. (…) Donc, simplicité dans l’énoncé de vos missions, votre intention est le but, le but, le but» avait déclaré le général Leclerc, cité par le général Compagnon. Et pour le moment, l’objectif de l’Otan est d’empêcher ce qu’il reste de l’aviation de Kadhafi de prendre l’air, de faire respecter l’embargo sur les armes et de protéger les civils quand ils sont menacés. Sur ces trois impératifs, deux sont pleinement remplis. Le troisième ne l’est pas encore totalement, notamment à Misrata.
Du coup, l’opération Unified Protector devrait continuer aussi longtemps que le colonel Kadhafi restera au pouvoir, ou du moins tant qu’il gardera assez de moyens militaires pour s’y maintenir. Le pari était de le mettre sous pression pour le contraindre à négocier un cessez-le-feu ou le voir partir rapidement. Et, pour le moment, il est perdu.
«Ce qu’on a peut-être sous-estimé, c’est la capacité d’adaptation de Mouammar Kadhafi» a reconnu, ce 19 avril, Alain Juppé, le ministre français des Affaires étrangères, pour qui la situation libyenne est «difficile» et «confuse». D’où, selon lui, qu’il est «probable (…) qu’il n’y aura pas de solution militaire».
En attendant, le Premier ministre français, François Fillon, a annoncé, depuis Kiev, que la France va prochainement «intensifier» son «effort militaire» pour «empêcher les forces de M. Kadhafi de poursuivre leur entreprise contre les populations civiles». Toutefois, il a également estimé qu’il «faudra trouver une solution politique, c’est à dire les conditions d’un dialogue pour que la crise libyenne se résolve».
Par ailleurs, le Premier ministre a exclu tout déploiement au sol de troupes françaises, en indiquant que la France agit au sein d’une coalition internationale, dans le cadre d’un mandat de l’ONU. «Un mandat que nous respectons à la lettre» a-t-il précisé.
A Londres, l’on est d’un avis différent. Le ministre britannique des Affaires étrangères, William Hague, a anoncé qu’une équipe de «militaires expérimentés» ira renforcer la cellule diplomatique du Foreign Office en place à Benghazi. Ce détachement aura pour mission de «conseiller le CNT (ndlr, Conseil national de transition) sur la façon d’améliorer ses structures d’organisation militaires, ses communications et sa logistique, ainsi que sur les meilleurs moyens de distribuer l’aide humanitaire et l’assistance médicale».
Cependant, les militaires britanniques, dont le déploiement «est strictement en ligne avec les termes de la résolution 1973″, n’auront pas vocation à participer à «l’entraînement ou l’armement des forces d’opposition» ou encore à «la préparation et à l’exécution d’opérations du CNT».
OPEX 360 19 avril 2011