Rusia y los países de la CEI valoran las ventajas de la cooperación con la OTAN
Los contactos entre la OTAN y los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), sobre todo Rusia, se intensificaron notablemente en las últimas semanas.
Fue muy significativa la declaración del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, que hablando de la posibilidad de la creación de un centro de tránsito de cargas a Afganistán en la ciudad rusa de Uliánovsk, dijo: “Desde luego no estamos de acuerdo en todo pero por lo menos nos escuchamos e intentamos encontrar soluciones”.
La posibilidad de una fructífera cooperación con la OTAN fue uno de los temas centrales en la reunión del Consejo de Ministros de Exteriores de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) celebrada el pasado 6 de abril en Astaná, la capital de Kazajstán.
Desatando el nudo de Afganistán
No es ningún secreto que en Afganistán la OTAN no controla las provincias sureñas de mayoría pastún y tampoco es capaz de garantizar la seguridad en Kabul ni en el norte del país.
En esta situación la retirada de las fuerzas de la OTAN fijada para el año 2014 podría llevarse a cabo mucho antes convirtiéndose en una huida del “cementerio de los imperios”.
Se planea que la presencia de EEUU en esta región ‘explosiva’ pero estratégicamente muy importante se mantendrá gracias al traslado de su infraestructura militar a los países de Asia Central.
Según los datos de los analistas militares, ya en 2010 los estadounidenses hicieron planes para construir bases e instalaciones militares en el territorio de los cinco países de Asia Central y EEUU anunció su disposición para destinar más de 40 millones de dólares a la construcción de los centros de entrenamiento militares en Osh (Kirguizistán) y Karatog (Tayikistán), un centro de entrenamiento y una base de helicópteros en las inmediaciones de Almaty (Kazajstán) al igual infraestructuras para el equipamiento de los puntos de control fronterizo en Uzbekistán, Turkmenistán y Kirguizistán.
Un lugar especial en los nuevos planes de Washington y Bruselas está reservado para Tashkent. A partir de febrero de 2012 los jefes de los departamentos militares de los países miembros de la Alianza iniciaron una serie de visitas a la capital uzbeka. En Tashkent ya estuvieron con una visita los ministros de Defensa de Lituania, Gran Bretaña, Alemania y Polonia.
Esta intensa actividad diplomática culminó con la llegada en marzo del jefe del Comando Central de EEUU, el general James Mattis, que fue recibido por el presidente del país, Islam Karímov. Según la versión oficial, en el curso del encuentro las partes intercambiaron opiniones sobre la solución para el problema afgano y sobre las perspectivas del desarrollo de las relaciones bilaterales, también en materia militar.
Los expertos opinan que la razón de la inusitada actividad de la OTAN en Uzbekistán está en que la Alianza pretende convencer a Tashkent de que acepte la presencia en su territorio de un contingente militar de la OTAN tras su retirada de Afganistán.
Algo similar, aunque menos intenso, ocurre en torno a Tayikistán. Por ahora en el país está emplazado solo un reducido contingente de las Fuerzas Aéreas de Francia en el territorio del aeropuerto de la capital tayika, Dushanbe. Al mismo tiempo la expansión de la presencia militar de la OTAN en el país provoca una reacción adversa de Irán, cuya postura no puede dejar de importar a Dushanbe.
Los líderes de Asia Central esperan contribuir a la estabilidad de sus países al firmar acuerdos con la OTAN, pero sus pasos podrían conducir a los resultados contrarios.
Desde luego, los planes de EEUU de fortalecer sus posiciones de Asia Central no entusiasman al Kremlin. No es casual que en los últimos años la Alianza Atlántica plantee (aunque no declare) como uno se sus principales objetivos conseguir que Rusia coopere más en la solución del problema afgano.
Conociendo la gran preocupación de Moscú por el creciente tráfico de drogas desde la región, Washington propuso en más de una ocasión llevar a cabo operaciones conjuntas para la eliminación de cultivos de opio y bases de producción de la heroína.
Pero Rusia, que recuerda la triste experiencia de una larga guerra de la URSS en Afganistán, comprende que cualquier intervención abierta destinada a “desatar” el nudo afgano puede conducir a unas consecuencias imprevisibles y muy indeseables para Moscú.
Una vez más el Escudo Antimisiles
Otro obstáculo en las relaciones entre Moscú y Washington sigue siendo la cuestión del despliegue del escudo antimisiles de EEUU, que en su tercera fase prevé el emplazamiento de sus elementos en el territorio de los países de la CEI.
Hay que reconocer que la administración de Barack Obama, a diferencia de la de George Bush hijo, renunció al propósito de acelerar la incorporación de los países postsoviéticos, en primer lugar de Georgia y Ucrania, a la OTAN. La última rueda de prensa del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y el presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, celebrada el 3 de abril en Bruselas, lo pone de manifiesto: la Alianza prometió una vez más a Tbilisi que sería admitida, pero sin concretar las fechas.
Esta actitud dio lugar a comentarios por parte de algunos expertos, que ven a EEUU dispuesto a reconocer los intereses de Rusia en la CEI y dejar de expandir su infraestructura militar al espacio postsoviético. Sin embargo, los últimos acontecimientos desmienten esta hipótesis.
Washington ya declara abiertamente que cuenta con que los países de la CEI sirvan de base territorial para realizar la tercera fase del despliegue del escudo antimisiles. El director de la oficina de enlace de la OTAN en Kiev, Marchin Koziel, no oculta que el despliegue de los elementos del sistema es una prioridad para la alianza. También, señaló que durante la cumbre de Lisboa, los líderes de la OTAN llegaron a un acuerdo sobre la posibilidad de involucrar a países no miembros de la misma en el escudo. Koziel apuntó que gracias a "sus misiles balísticos, su tecnología, su saber hacer, su experiencia o por el proceso de integración en la Unión Europea", Ucrania estaría dentro de esta calificación.
Las declaraciones de un funcionario de un rango relativamente bajo no significan que la cuestión sobre el emplazamiento en Ucrania de los elementos de este sistema esté solucionada a nivel político. Lo más probable es que sea un avance para ver la reacción de Rusia ante una propuesta tan radical.
Otra cuestión es que el gobierno ucraniano utilice el tema del escudo antimisiles para presionar a Rusia en el eterno conflicto gasístico. El gobierno de Moldavia, a su vez, apoyó recientemente el despliegue del sistema de Defensa Antimisiles (DAM) en Rumania, lo cual tampoco gustó en Moscú.
Rusia intenta tomar la iniciativa con respecto al problema en torno a la DAM. Para principios de mayo de este año el ministerio ruso de Defensa ha convocado una conferencia internacional dedicada a la Defensa Antimisiles, a la que invitó a los dirigentes militares de los países miembros de la OTAN, la OTSC y la CEI.
Está por ver qué puede proponer Moscú a sus socios de la CEI para no permitir la expansión de la DAM estadounidense.
Evitar la guerra en Irán
La postura de Rusia, que está en contra de una eventual operación militar en Irán, resulta más sólida. Contribuye a ello el hecho de que dentro de la misma alianza no haya consenso con respecto a la posibilidad de aplicar el uso de fuerza.
Turquía manifestó claramente que no permitirá que la OTAN utilice su territorio para atacar a Irán. La declaración del jefe del Pentágono, Leon Panetta, que afirmó que EEUU considera que la acción militar es la última alternativa por si fracasan las otras, demuestra cierta flexibilidad de Washington en este asunto.
Moscú ahora tiene tiempo para realizar maniobras diplomáticas con el objetivo de evitar la operación militar en un país que tiene frontera con la CEI.
Hasta el momento el Kremlin consiguió que sus aliados de la CEI lo apoyen en su postura sobre Irán. Incluso Azerbaiyán, considerado por EEUU y la OTAN un aliado estratégico, se distanció oficialmente de los posibles ataques contra la República Islámica.
Siendo miembro del “sexteto” de mediadores internacionales para el problema iraní, Rusia tiene posibilidad de hacer llegar sus argumentos no solo a EEUU sino también a otros estados miembros de la Alianza. En este contexto es de suma importancia el hecho de que la postura rusa y de los países de la CEI sea respaldada por otro miembro del sexteto: China.
No cabe duda que es ridículo hoy en día ver a la OTAN a través de los estereotipos ideológicos de la época soviética. Pero también sería muy infantil pensar que la Alianza es un club inofensivo que persigue objetivos exclusivamente humanitarios: está claro que la cooperación de Moscú y la OTAN solo podrá realizarse mientras no menoscabe los intereses nacionales de Rusia, incluidos sus intereses en el espacio postsoviético.
En mayo de 2012 es el 20º aniversario de la firma del Tratado de Seguridad Colectiva. Sería muy lógico y apropiado que Rusia, en el marco de los eventos dedicados a la celebración de esta fecha, presentara a sus socios de la CEI una clara propuesta de arquitectura de seguridad.
*Innokenti Adiasov es miembro del consejo de expertos dependiente del Comité para Asuntos de la CEI de la Duma del Estado (cámara baja del Parlamento ruso)
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20120409/153369921.html