El ejército de Turquía bombardea y asedia la ciudad kurda de Silvan
Silvan, una localidad de 41.500 habitantes del sureste turco, de mayoría kurda, lleva nueve días en estado de guerra. El ejército turco ha enviado allí tanques y soldados para aplacar un alzamiento liderado por militantes de la guerrilla kurdoturca PKK. Al menos cinco civiles han muerto en los últimos nueve días de toque de queda, entre combates urbanos similares a los de Alepo o Damasco.
"Silvan sufre una masacre. Sus vecinos están siendo sometidos a la acción de proyectiles, tanques y todo tipo de vehículos. Incluso han empezado hoy a bombardear desde helicópteros", denuncia, en conversación telefónica con EL MUNDO, la diputada del pro kurdo Partido Democrático de los Pueblos (***) Çaglar Demirel, formación a la que se le ha vetado el acceso el lugar de los hechos.
Un niño de cinco años está en estado crítico tras sufrir heridas de bala este miércoles, cuando también ha muerto Süleyman Güzel, de 25 años, por un explosivo casero, y un soldado. Otro joven de 20 años, Yakup Sinbag, murió el lunes debido a los enfrentamientos. Pocas horas antes moría el taxista Mehmet Gündüz, de 45 años. Anteriormente, cuatro civiles más habían fallecido en Silvan.
Exequias de Yakup Sinbag, muerto el lunes en los enfrentamientos con militares turcos
El pueblo está a apenas 80 kilómetros de Diyarbakir, cuarta mayor ciudad del país. Allí nació Mahsum Korkmaz, quien se convirtió en 1984 en el primer miliciano del PKK muerto en combate. De ahí la altísima simpatía popular por la guerrilla, que no esconde el rol de algunos de sus miembros en el levantamiento de los barrios de Mescit, Tekel y Konak contra Ankara.
El Movimiento de las Juventudes Revolucionarias Patrióticas (YDG-H), consideradas la rama urbana del PKK, han cerrado con barricadas y trincheras tres barrios de Silvan. Allí, siguiendo un plan del que ha sido testigo este periódico recientemente en Cizre -otra ciudad revuelta-, la población se autogobierna mediante consejos vecinales. Las YDG-H, con armas ligeras y explosivos, son la Policía.
El Gobierno de Turquía, que al igual que la UE y EEUU considera el PKK una organización terrorista, lleva todo el verano lanzando asedios contra estos alzamientos, que se han ido reproduciendo, además de en Silvan y Cizre, en otros lugares como el barrio de Sur, en Diyarbakir y en Lice, cerca de esa ciudad. Corta las telecomunicaciones, fuerza el desplazamiento de población y bombardea con artillería.
"La gente de Silvan lleva ya muchos días sin comida, electricidad, agua corriente ni agua", alerta la diputada Çaglar Demirel, que no aclara cuántos vecinos podrían ser víctimas de las consecuencias de los enfrentamientos. "Los están obligando a emigrar", critica. Las imágenes de Silvan estos días muestran calles desérticas, ocupadas por tanques, y docenas de casas con marcas de balazos.
Calles desiertas con barricadas en Silvan, este miércoles
Lo ocurrido en Silvan recuerda a los hechos de Cizre, el pasado septiembre. El alzamiento de los barrios de Cudi, Sur y Nur desembocó en ocho días de asedio militar, en el que se consideró objetivo todo aquél que saliese a la calle durante las horas de toque de queda. Al menos 20 civiles murieron, algunos de los cuales se tuvieron que conservar temporalmente en neveras por la prohibición de enterrarlos.
Estas medidas buscan presionar a la población para que retiren su apoyo a los militantes. Sin embargo, EL MUNDO ha constatado cómo la acción armada genera aún más desafección con Ankara entre las víctimas directas. No obstante, el notable aumento de votos kurdos a los islamistas del AKP el pasado 1N manifiesta un rechazo general a la inestabilidad provocada por la violencia en el Kurdistán turco.
La victoria del AKP vino acompañada del fin del alto al fuego, declarado por la guerrilla para las elecciones, y de la intención del Gobierno en funciones de incrementar su acoso a los insurrectos con más potencia militar. Al mismo tiempo, tanto desde el Ejecutivo como desde el *** se están haciendo llamadas a encauzar el proceso de pazroto este julio por la falta de compromiso de los implicados.
El copresidente del ***, Selahattin Demirtas, ha pedido reiteradamente al PKK "abandonar las armas sin condiciones", y a la vez ha exigido a Ankara el levantamiento del asedio de Silvan. La semana pasada propuso crear una comisión parlamentaria para retomar las conversaciones de paz, iniciadas en 2012. El Gobierno, por su parte, exige el cese de la actividad armada como condición previa a cualquier tipo de diálogo.
Al menos 21 soldados turcos resultaron heridos este martes cuando un artefacto estalló al paso de su convoy militar, en plena carretera, mientras iban de Diyarbakir a Silvan. En Silopi, provincia de Sirnak, un ataque con cohetes contra un vehículo blindado policial acabó con la vida de tres policías. El PKK, que acusa al AKP de hacerles la guerra, ha advertido que seguirá sin dar tregua.
Más de 125 miembros de las fuerzas de seguridad, docenas de civiles y milicianos -cifras estimadas porque no hay pronunciamientos oficiales verificables- han muerto desde que un ataque del Estado Islámico el pasado 20 de julio en Suruç, que acabó con 33 jóvenes de izquierda asesinados, motivara una respuesta armada del PKK. Turquía ha advertido que seguirá bombardeando las bases del PKK "hasta erradicarlos".
El actual escenario evidencia una división en el seno del movimiento secular kurdo. Por un lado, están los partidarios de fórmulas políticas pacíficas para ganar derechos políticos y culturales en Turquía, encabezados por el ***. Por otro, con el PKK a la cabeza, quienes creen necesario romper con el Estado turco con las armas para forzar una autonomía como la instaurada en el cercano Kurdistán sirio.
http://www.elmundo.es/internacional/2015/11/11/56435f83268e3ec4028b459e.html