Lautaro,
Estoy leyendo tu libro y te consulto acerca del volumen de artillería recibida en el monte respecto del número de bajas resultantes. ¿ Hay alguna explicación que la relación sea tan baja ? Por lo menos a mi parecer ... Suerte en Luján !
Estimado Nito, por supuesto que hay una relación, pero para eso debemos desmenuzar algunas cosas. En principio es necesario aclarar que se entiende por bajas?
En la mayoría de los casos, se relaciona bajas con los "muertos" y esto no es correcto.
La baja, es un combatiente que ya no puede integrar o cumplir el rol para lo cual está asignado.
Es decir, va desde los "muertos" (en combate y no producidos en combate - accidentes, por ejemplo), los heridos (idem consideración anterior) y otras bajas...
En otras bajas, van enfermos, desertores, extraviados, licenciados y "quebrados en su voluntad de lucha" que es necesario evacuar a retaguardia.
Otro aspecto a considerar es el
volumen de fuego y la cadencia de disparos. En la mayoría de los casos, a las posiciones terrestres se las bombardeó con artillería naval proveniente de barcos británicos que se acercaban a nuestras costas (cerco naval), disparando con su cañon de proa de 114mm y a repetición (un disparo tras otro). Incluso algunos navíos disponían de dos cañones de ese calibre.
Y cuando los británicos dispusieron su artillería terrestre, lo hicieron con:
El 29 Regimiento de Artillería de Comando.
El 4 Regimiento de Artillería Real de Campaña.
Elementos del 49 Reg. Artillería R. de Campaña.
Además de elementos de artillería de defensa aérea.
Pero no es menor,
el efecto que se busca con ese fuego, y de esto saben mucho los artilleros. Un cañón que dispara un proyectil de una potente carga explosiva, despide centenares y miles de fragmentos metálicos (esquirlas) que desgarran los cuerpos, pero también producen la onda expansiva, que es un pulso violento que golpea como un inmenso bate de baseball, provocando afecciones internas muy severas. Pero más allá de la afectación directa producida por los radios de acción de cada explosión y muy relacionada con el calibre del proyectil, está el efecto que a lo largo de los días se torna "insoportable" y es EL HOSTIGAMIENTO. Recibir fuego de artillería, aunque no sea muy preciso y aunque caiga en otra posición que no sea la tuya, es literalmente un martirio. A los que les gusta hablar de la tortura, bueno ahí tienen una...
Los nervios se crispan, y la sensación de impotencia es brutal... uno no solo reza para morir dignamente, sino que lo hace para que el ataque se produzca rápido...
Considero entonces que la respuesta, en mi opinión, se debe a tres factores principales.
1. Las características geológicas del suelo malvinense, por un lado nos golpeó (en cuanto a la humedad permanente) y por el otro lado nos salvó. La esponjosidad de la tierra, absorbía con mayor facilidad las explosiones lo que reducía el efecto de las esquirlas y la onda expansiva.
2. Los combatientes prepararon lo mejor que pudieron sus posiciones o las eligieron muy bien, incluso aquellos que debieron cambiar de posición en reiteradas ocasiones, triplicando o cuatriplicando el trabajo en fortificarse en el terreno.
3. Estábamos desgastados, pero moralmente seguíamos fuertes para hacerles frente y esperar el buen combate...
Es por todo esto, que los británicos, luego de "cansarse" de tirarnos, jamás pensaron que los regimientos o compañías apostados defensivamente, fueran siquiera a combatir o resistir como lo hicieron... Sumado a haber estado por más de 50 / 60 días a la intemperie, con bajísimas temperaturas y una logística cada vez más limitada.
Por todo esto, ellos nos respetan, porque saben que una tropa, desmoralizada, mal instruida y mal liderada, NO AGUANTA TANTO...
GDH