version por cubana continuacion:
El enemigo necesita todo un mes para reponer fuerzas tras su primer fracaso, y el 14 de febrero de 1988 las fuerzas del SADF y la UNITA inician un segundo ataque a las defensas de Cuito Cuanavale. A las 9.30 h de la mañana los MiG-23 de Juan Pérez y Eladio Avila detectan el enemigo avanzando en formación de combate. De inmediato despegan otros 5 MiG-23ML, descargando sus bombas en medio de las líneas enemigas. El ataque enemigo es rechazado, pero a las 13.30 h se repite. Fuerzas de hasta tres batallones del SADF y seis de la UNITA avanzan apoyados por más de 100 blindados de varios tipos, entre ellos 40 tanques Olifants. Con tal superioridad de fuerzas, logran romper la defensa de la 59° Brigada angolana, pero son detenidos por un audaz contraataque de 8 tanques T-55 cubanos, y los sudafricanos pierden 10 Olifants, retirándose. La FAR contribuye al rechazo del ataque enemigo, cumpliendo los MiGs 35 misiones de apoyo aéreo con bombas, y 14 de cobertura aérea. Días después, el 20 de febrero, se repite el ataque con los tanques Olifant, blindados Eland, Ratel y Casspir, que fue rechazado de nuevo con el apoyo de los MiG-23. Ese mismo sábado 20 de febrero por la mañana, la SAAF tiene otra pérdida dolorosa, cuando los cubanos derriban otro Mirage F1AZ SAAF-245 (del mayor Edward R. Every), con los cañones de 23 mm de la Shilka ZSU-23-4 de Juan y José, y el misil Strela-3 (SA-14) del cohetero Ernesto.
El 25 de febrero por la madrugada el SADF y la UNITA inician otra fuerte ofensiva, iluminándose con bengalas. Sin embargo, caen en los nuevos campos de minas, y bajo el fuego de los cañones de 130mm cubanos y los T-55. En la oscuridad su infantería y blindados se detienen confundidos, y avanzan lentamente con grandes pérdidas. Los MiG-21 y MiG-23 hacen 52 misiones desde Menongue, arrojando 26 toneladas de bombas al enemigo, cuyo ataque de turno es rechazado
Este día 25 de febrero se producen los últimos encuentros aéreos de los MiG-23 en la guerra. Durante febrero comienza la caza de los obuses G5 y G6, que hostigaban todo el tiempo a las tropas por Cuito. Anteriormente los MiG-23ML salían a atacar estos obuses, guiándose por las indicaciones de los angolanos o rusos. Pero esta información era inexacta, o retrasada, y no los encontraban. Los sudafricanos se enmascaraban muy bien, y dejaban de disparar cuando detectaban el despegue de los MiG-23, además de que también todo el tiempo cambiaban de posición. Entonces el mando de la aviación cubana organiza su propia fuente de información, explorando la zona con parejas MiG-23ML, que debían llamar al grupos de apoyo de MiG-23. A mediados de febrero el Coronel Trujillo detecta un cañón G5 por el río Chambinga, y en vuelo rasante le lanza bombas con paracaídas, luego llegan los demás MiG-23, que destruyen la pieza. El 21 de febrero el Coronel Trujillo junto al Coronel Luis Alonso Reina organiza la exploración aérea contra los G5. Desde entonces los sudafricanos son más cuidadosos, se tienen que retirar al alcance máximo de sus piezas (disminuyendo la puntería), y cada vez que detectan el despegue de los MiGs de Menongue, dejan de disparar y se enconden. Los obuses son en buena medida neutralizados por los MiG-23ML. Un soldado sudafricano reconoce:
“Los MiGs eran el gran problema en Angola. Nosotros no podiamos usar nada contra ellos, y la FAPLA (con apoyo de Cuba y Rusia) tenian efectivamente la superioridad aerea. Un sargento de G5 (Artilleria) me dijo: “Cuando los MiGs estan en el aire, la guerra se detiene”. Los G5 y lanzacohetes multiples tenian que ser cuidadosos en hacer fuego en dias claros, porque sus posiciones se detectaban, y venian los MiGs a cazarlos” (2)
El último ataque enemigo a Cuito Cuanavale. La Victoria
El 1 de marzo de 1988 se produce el quinto ataque a las defensas angolano-cubanas por Cuito Cuanavale. Ese día el SADF pierde 20 muertos y 59 heridos, según sus radiocomunicaciones monitoreadas desde el lado cubano. El SADF y la UNITA demoran en reponerse 1 mes, y el 23 de marzo inician el último intento de avance por Cuito Cuanavale, que termina con otro gran fracaso, conocido como "El desastre de Tumpo". Para entonces la defensa de Cuito ya había sido reforzada con tropas regulares cubanas. Tras horas de combate, el enemigo comienza a retirarse a las 16.00 horas, con grandes bajas, y la pérdida de cuantiosa técnica en manos cubano-angolanas, entre ellos 3 tanques Olifants. La aviación apoya intensamente la defensa de Cuito. Para elevar la efectividad de sus golpes, la artillería cubana lanza proyectiles fumígenos en medio de las líneas enemigas, marcánle el objetivo exacto a los rasantes MiG-21 y MiG-23. Ese día el combate fue tan intenso, que los sudafricanos dispararon 700 proyectiles de 155 mm de G5, 36 cohetes de Walkirie, y 66 granadas de mortero.
El fracaso definitivo del SADF ante Cuito Cuanavale, en la mayor batalla de su historia, tiene varias consecuencias. Una de ellas es que la SAAF desiste seguir participando activamente en la guerra, hasta que no reciba nuevo equipamiento, pues sus Mirage F1AZ con misiles Kukri son netamente inferiores al MiG-23ML con misiles R-24/R-60. Ese mismo día 23 de marzo los Mirage F1AZ de la SAAF se ven obligados a hacer su último vuelo de combate en la campaña, abandonando a sus tropas terrestres y dejando definitivamente el aire en manos de los MiG-23ML, que seguirán machacando impunemente al SADF y la UNITA. Sólo de enero a marzo de 1988 los MiGs cubanos cumplen 1,283 misiones de vuelo por Cuito Cuanavale, realizando 722 misiones de bombardeo y 561 misiones de cobertura aérea, arrojan 358 t de bombas y 4,000 cohetes S-5, además de otras municiones, causando inmensas pérdidas en hombres y equipos. Aunque oficialmente el SADF reconoció sólo 31 muertos durante Cuito Cuanavale, fuentes extraoficiales sudafricanas admiten que tuvieron 715 muertos.
La ofensiva hacia Namibia
Desde el comienzo de la campaña a fines de 1987, el mando cubano traza su plan estratégico. Mientras el SADF sería entretenido en la trampa de Cuito Cuanavale, las FAR cubanas lanzarían una gran ofensiva hacia la frontera con Namibia. Los MiG-23ML cubren el avance cubano, pero la distancia a volar desde sus bases en Menongue y Lubango aumenta, mientras que los rusos, asustados por posibles acciones cubanas en Namibia, limitan la cantidad de tanques de combustibles adicionales suministrados para ellos. Por eso el 20 de marzo de 1988 el mando cubano comienza la construcción de un nuevo aeródromo en Cahama, a 60 km de Namibia, con recursos traídos de Cuba. Las brigadas constructoras cubanas realizan la hazaña de terminar un excelente aeródromo con dos pistas asfaltadas de 2,700 y 2,500 m de largo y 30m de ancho en tiempo récord de 70 días. El 13 de marzo aterrizan allí los primeros MiG-23ML. Desde este momento, toda la zona norte de Namibia está bajo el radio de acción de los MiG-23ML, incluyendo aeródromos de la SAAF, elemento que con fuerza presiona sicológicamente a los sudafricanos
El 4 de mayo de 1988 se produce el primer combate en el sur con el enemigo, cuando una compañía de exploración cubano-angolana del teniente Giomar Fernández, con 81 hombres (60 cubanos y 21 FAPLA) derrota en una emboscada a la 2° Compañía del 101° Batallón del SWATF (South-West Africa Territorial Force), causándoles 30 bajas y 1 prisionero, 5 Casspir destruídos y 1 capturado. La columna enemiga sale huyendo por la carretera hacia Namibia, pero es alcanzada por los MiG-23ML que despegan de Lubango, y golpeada duramente de nuevo, causándole grandes pérdidas, con lo que casi deja de existir. El siguiente encuentro fue el 22 de mayo por Tchipa (pueblo a 55 km de la frontera). Una patrulla de exploración cubano-SWAPO (South-West Africa People's Organisation) choca con una columna de blindados del SADF. El enemigo ataca la pequeña patrulla confiado en su superioridad, mata a dos cubanos, pero llegan de nuevo los MiG-23ML. Cuatro de ellos golpean al enemigo, que se retira con fuertes bajas. Al día siguiente cerca de ese lugar el SADF cae en otra emboscada, y deja abandonados intactos 3 vehículos artillados Unimog. Por los documentos ocupados, se conoce que la unidad derrotada era parte del batallón 32° "Búfalo", tropas élites del SADF.
El 27 de junio de 1988 a las 5.00 h una patrulla de exploración cubana junto a algunos combatientes SWAPO, con 30 hombres en 3 BMP-1, embosca en el camino 15 km al sur de Tchipa a un destacamento avanzado del 61° Batallón Mecanizado, también tropas élites del SADF, con 70 hombres en 8 blindados Ratel. Los sudafricanos son sorprendidos y pierden 5 Ratel (cuatro destruídos y uno capturado intacto), y tienen 20 muertos. Ellos envían una columna de refuerzo a su derrotada unidad, pero a las 10.45 de la mañana dos MiG-23ML piloteados por el capitán Gustavo Clavijo y su número, salen de Lubango y la encuentran en movimiento a 30 km al sur de Tchipa, causándole numerosas pérdidas, y retroceden. Pero lo principal llegaría horas después. Estos choques desencadenan la contundente respuesta cubana ese mismo día, con el golpe de los MiG-23ML al SADF en Calueque, que pone fin a la guerra.
Los MiG-23 golpean Calueque y Sudáfrica pide la Paz
Ese 27 de junio de 1988 pasaría a la historia de la guerra de Angola. Las fuerzas cubanas se acercaban a la frontera, cuando el 7 de junio de 1988 Fidel Castro advierte al mando cubano, que según informes de inteligencia, la SAAF planifica un golpe por sorpresa, y ordena que los MiG-23 estén listos a iniciar ataques de respuesta a objetivos en Namibia o cerca de la frontera, como los aeródromos de la SAAF (Ruacana, Oshakati, Ondangwa) o el complejo hidroeléctrico fronterizo de Calueque-Ruacaná. Esto serviría de advertencia a Sudáfrica de que si no acepta la paz, la guerra pasaría ahora a Namibia.
Para hacer el reconocimiento de los posibles objetivos de ataque, el 8 de abril de 1988 despega de Lubango un MiG-23UB piloteado por el Coronel Humberto Trujillo, con el Capitán Francisco Mengana de Jefe de fotógrafo. Iba acompañado por el MiG-23ML del Capitán Luis Gonzáles Pardo de número. Eran cubiertos por una segunda pareja de MiG-23ML que los acompañaba. La primera pareja de MiG-23 pasa rasante a 30 m de altura de la base aérea de Ruacaná, le hace varias fotos ante los soprendidos soldados sudafricanos, y luego pasan sobre Calueque, registrando la base sudafricana. El martes 13 de abril se repite el vuelo con todo éxito. Ninguna de las dos veces los sudafricanos abren fuego antiaéreo. El detallado material fotográfico reunido fue enviado a La Habana, donde se planifica el ataque. Los MiG-23 de Trujillo y Gonzáles llevaban en su vuelo tanques de combustible adicionales, que debían dejar caer vacíos al girar en territorio enemigo. Los técnicos habían escrito en los tanques: "Remember Cuito"
Tras los choques por la frontera del 27 de junio de 1988 descritos arriba, se realiza la planificada respuesta. Según el plan, este día a las 13.00 horas, 11 MiG-23ML atacan con 16 toneladas de bombas y destruyen el complejo fronterizo de Calueque, que estaba protegido por tropas sudafricanas y era uno de los puntos de concentración del SADF. El complejo daba agua y electricidad a gran parte de Namibia, por lo que era un objetivo de importancia estratégica para Sudáfrica.
El ataque se llevaría a cabo por dos escuadrillas del regimiento de MiG-23 de Lubango, con 4 MiG-23ML cada una, al mando del teniente coronel Manuel Arias y el mayor Mauricio López. Cada caza llevaba cuatro bombas de demolición FAB-500 de 500 kg. Se acercaba la hora de despegar, pero los dos cazas de la pareja del capitán Gustavo Clavijo no estaban preparados aún (ellos bombardearon poco antes a las 11.00 al SADF por Tchipa -ver arriba), los técnicos se esforzaban, pero en 1 hora no les daba tiempo a prepararlos. Por eso el Coronel Carlos Lamas (jefe de tropa de la DAAFAR), decide incluir en su lugar a una pareja de Cahama, la del mayor Jorge Rodríguez Marquetti y el teniente Carlos Palacios. Seis cazas despegarían de Lubango y dos de Cahama. Otros dos MiG-23ML del mayor Zequeira y el Capitán Alba se mantienen patrullando sobre Cahama como cobertura aérea en previsión de la posible aparición de la SAAF, armados con misiles de medio alcance R-24R y de corto alcance R-60M.
A las 12.30 los MiG-23ML encienden sus motores. Los cazas despegan por parejas, y se dirigen hacia el sur en vuelo rasante a 20-30 metros del suelo evadiendo los radares a 1,000km/h de velocidad. Al acercarse a la frontera giran 100° hacia el noroeste, para sorprender a los sudafricanos desde la dirección opuesta. Los MiG-23ML logran la sorpresa total. Cerca del objetivo dan un salto enérgico, para tomar altura y luego atacar en picada de 30°. La primera escuadrilla del mayor Mauricio López junto a Torres, Godoy y Guzmán, pica por parejas exactamente a las 13.00 sobre Calueque. Ellos destruyen la cabecera del puente junto a las compuertas, la sala de máquinas y los motores de la grúa. Luego llega la segunda escuadrilla del teniente coronel Manuel Arias, con el capitán Orlando Carbó, el mayor Jorge Rodríguez Marquetti y el teniente Carlos Palacios. Para entonces el objetivo estaba cubierto por el humo y las llamas, de los destruídos transformadores saltaban chispas y la conductora de agua a Namibia estaba destrozada. Ellos rematan al enemigo. El mismo jefe de la FAR Coronel Pedro Pérez sobrevuela personalmente el lugar minutos después, en un MiG-23UB junto al teniente coronel Vega Toscano, para la exploración posterior de los resultados del bombardeo.
Los sudafricanos sufrieron tal choque sicológico, que abandonaron el complejo inmediatamente. A la semana una avanzada de T-62 cubanos llegaba a Calueque, y se encontraron con las impresionantes huellas del bombardeo. Por doquier había huellas del golpe aéreo y de la estampida presurosa de los sudafricanos, varios Casspir volcados y calcinados, sangre y pedazos de carne, fragmentos de uniforme en los árboles, pertrechos bélicos y conservas esparcidas, escombros de los edificios y de máquinas. Las bombas dañaron gravemente el complejo, y causaron importantes bajas a las tropas sudafricanas. El SADF tenía un campamento oculto en la base del puente, que fue blanco de las FAB-500. Varios blindados Casspir saltaron por los aires. Una de las bombas dio de lleno en un albergue de soldados sudafricanos, y lo destruyó totalmente junto a sus habitantes, víctimas de la metralla y la onda expansiva. Aunque el SADF, como es habitual, admite oficialmente sólo 13 muertos, el análisis de los restos y los daños en el lugar, permite calcular que sus bajas podrían alcanzar hasta unos 50 muertos y 100 heridos. Como escribieron los mismos sudafricanos en idioma afrikaans sobre una pared de Calueque antes de irse: "Los MiG-23 nos partieron el corazón". El enemigo se venga en el papel, inventando el supuesto derribo de un avión por cañón Ystervark de 20 mm, aunque en realidad todos los 11 MiG-23ML regresan a casa sin novedad, y ninguno de los MiG-23 fue ni siquiera tocado.
El próximo golpe aéreo de la FAR estaba planificado para barrer a la SAAF de sus bases en el norte de Namibia con golpes de MiG-23, si el SADF insistía en seguir resistiendo. Este ataque a la SAAF ya había sido planificado detalladamente por el mando de la FAR desde 1986.
La misma noche del día ataque de los MiG-23ML a Calueque el 27 de junio de 1988, los sudafricanos llaman al mediador norteamericano Chester Crocker, pidiendo que intercediera por un cese al fuego con La Habana, y proseguir las negociaciones de paz. Por ellas los sudafricanos se ven obligados a salir de Angola en agosto de 1988, y a firmar la paz el 24 de diciembre de 1988, garantizando la salida de Namibia en 1989. La humillante derrota en Angola fue uno de los factores que hunden a Sudáfrica en una profunda crisis política, que termina con la democratización del país. Tras cumplir su misión victoriosamente, las tropas cubanas salen de Angola en 1989-1991.
En toda la guerra los medios antiaéreos sudafricanos y de la UNITA fueron débiles. Sin embargo, su propaganda reclama derribar 25 MiG-23 en la guerra, hasta 1988. En realidad, la FAR en 4 años de operaciones del MiG-23 y miles de vuelos, perdió solamente unos 9 MiG-23, incluyendo los perdidos por accidentes. Después del final de la guerra en 1988, parte de los MiG-23ML son enviados de regreso a Cuba, el resto se queda en Angola. El MiG-23ML del Museo de la DAAFAR (Defensa Anti-Aérea y Fuerza Aérea Revolucionaria) en La Habana, es un veterano de Angola.
II Parte. Misiones de superioridad aérea
El combate más famoso entre los MiG-23 y Mirage F1
Con la intensificación del conflicto a fines de 1987, comienzan los combates aéreos con los Mirage F1 de la SAAF sudafricana. El 27 de setiembre de 1987 la pareja de MiG-23ML cubanos del líder mayor Alberto Ley Rivas, y su numero el primer teniente Juan Carlos Chavez Godoy, despega a cubrir una mision de rescate de los helicópteros por la zona de Cuito Cuanavale, cuando reciben el aviso del radar terrestre, de que dos cazas sudafricanos penetran el espacio aéreo angolano rumbo norte. Eran dos Mirage F1CZ del 3° Squadron de la SAAF, piloteados por el lider commandante Carlo Gaggiano y su número el capitán Arthur Piercy. Los MiG-23ML siguen las indicaciones del radar para interceptar los Mirages, aproximándose de frente. El radar del MiG-23ML de Chávez capta y fija al primer Mirage F1 a 12 km, pero no puede disparar su misil R-24 de mediano alcance, pues ambas parejas de cazas giran, y desde su posición el MiG-23ML de Rivas quedó delante (Rivas llevaba sólo misiles de corto alcance R-60MK (AA-8 Aphid).
Las dos parejas de cazas se cruzan de frente, y giran en la horizontal para colocarse en la cola del otro. Sin embargo, el MiG-23ML tiene clara superioridad de maniobra frente al inerte Mirage F1, y su radio de giro es menor. En pocos segundos Rivas logra colocarse en la cola del Mirage F1CZ SAAF-206 de Piercy, y le dispara a 300 metros un R-60MK, que explota en su cola. Chávez y del operador de tierra gritan emocionados confirmando el impacto. Eran las 14.36 horas. El otro Mirage al ver la suerte de su compañero, bruscamente pica a tierra, y sale del combate en vuelo rasante hacia a Namibia. Los MiG-23ML consideran al primer Mirage derribado, e intentan perseguir al segundo avión, pero estaban ya al límite de combustible, y regresan.
Piercy pudo salir del combate pero averiado, pica a tierra para pasar inadvertido, y a toda velocidad se dirige a su aeródromo de Rundu, Namibia. El misil R-60MK explotó cerca de la tobera, dañando las alas y timones, el paracaídas se desprendió, pero lo peor era que el sistema hidraúlico, que potencia los mandos, se dañó seriamente, y comenzó a fallar. Piercy controla a duras penas su Mirage F1CZ, y al intentar aterrizar se sale de la pista, se estrella perdiendo el tren. Del golpe la catapulta se disparó, el paracaídas de Piercy no tiene tiempo de abrirse, y choca con la tierra. Como consecuencia Piercy se daña seriamente la columna y queda inválido. Su Mirage F1CZ “206” es dado de baja y fue canibalizado para arreglar al Mirage F1 “205”, que también estaba de baja. Durante años Sudafrica ocultó la pérdida por combate de este Mirage, calificándola de accidente, aunque hoy reconoce que la causa de ese supuesto accidente, fue el combate con Rivas.
Otros combates aéreos
El 25 de febrero de 1988 el solitario MiG-23ML del primer teniente Eladio Avila terminaba una misión de cobertura a un MiG-21, cuando recibe la oden del operador de tierra de buscar un blanco aéreo aparecido en la zona. Avila no lo encuentra, y decide regresar por estar escaso de combustible. Pero cuando se retira, se encuentra con dos Mirage F1. Los sudafricanos prefieren retirarse a pesar de su ventaja numérica. Avila los persigue y casi los tiene al alcance de tiro efectivo de sus misiles, cuando se le enciende el bombillo de emergencia por falta de combustible. Ya no puede regresar a Menongue, y se ve obligado a aterrizar casi vacío en la pista de Cuito Cuanavale, que estaba bajo el fuego de los obuses sudafricanos de 155mm G5 y G6. Avila se reposta, y despega milagrosamente a Menongue, a pesar del fuego artillero por el aeródromo.
Ese mismo día 25 de febrero el capitán Orlando Carbó en su MiG-23ML de reconocimiento al sur de Cuito, cuando el operador del radar, primer teniente Ricardo López Castillo, le advierte de la aproximación de un Mirage F1. Orlando se prepara para el combate, y de repente Ricardo le advierte de que aparecieron en la zona otros dos Mirage F1. Era una emboscada, en la que el MiG-23ML se enfrasca contra tres Mirage F1. Orlando maniobraba enérgicamente, ayudado todo el tiempo por las indicaciones de Ricardo, que le decía la posición de los Mirages. Los sudafricanos le disparan tres misiles aire-aire V-3 Kukri sin resultado, y se retiran. Orlando regresa a casa tambien falto de combustible, apagándosele el motor en la pista de aterrizaje. Aquí fue decisiva la superior maniobrabilidad del MiG-23ML frente al Mirage F1, y la ayuda del operador del radar.
Según los sudafricanos, el 10 de setiembre de 1987 dos Mirage F1CZ interceptan 10 MiG-23ML (ocho en misión de bombardeo y dos de escolta). Los bombarderos interrumpen su ataque, mientras los Mirages se ensarzan con la escolta. El fotocontrol del Capt. A. van Rensburg supuestamente muestra un misil Matra-550 explotando cerca de un MiG-23, pero no se adjudican victorias.
De los demás combates aéreos la información es muy vaga por ambos lados. La victoria de Rivas es la única victoria detallada abiertamente en fuentes cubanas, aunque el Jefe de la DAAFAR en 1987-1999, General de División Rubén Martínez Puentes declaró que las victorias fueron varias: "No fueron pocas las naves sudafricanas derribadas por nuestros pilotos" (4). Por ejemplo, el piloto de MiG-23 teniente coronel Eduardo Gonzáles Sarría, reclama un Mirage derribado.
Las fuentes rusas y polacas también hablan de varias victorias de los MiG-23 cubanos. El conocido publicista ruso Vladimir Ilyn, especialista de aviación del TsAGI de Rusia (Instituto Central Aerohidrodinámico, al cual llega la información sobre la explotación de los MiGs por todo el mundo por sus usuarios), adjudica a los MiG-23 en Angola 3 victorias aéreas (2 Mirage y 1 Impala) y 1 Mirage que regresa averiado, pero se estrella al aterrizar (posiblemente Piercy), en total 4 victorias en 1987-1988. Otras fuentes rumorean sobre el posible derribo de un helicóptero (supuestamente Puma o Alouette-III) por MiG-23 con R-60 en la zona fronteriza de Namibia. Por su parte, las fuentes sudafricanas niegan estas posibles victorias cubanas en combates aéreos, aunque tampoco se adjudican MiG-23 derribados en tales combates. Fuentes rusas lo atribuyen a que los sudafricanos camuflan sus pérdidas de combate como accidentes.
La FAR gana la superioridad aérea
Al principio de la guerra en 1976 la FAR evaluó acciones contra la Fuerza Aérea de Zaire, pero ésta nunca llegó a intervenir. Sin embargo, la SAAF sudafricana sí interviene activamente en la guerra de Angola, al igual que en acciones en Namibia, Mozambique, Rhodesia y Zambia, como parte de los intentos de la minoría blanca sudafricana de frenar los movimientos revolucionarios de sus vecinos. En Angola desde 1975 actuaban sus helicópteros, aviones de exploración transporte, y desde 1978 los aviones de combate.
La profesionalidad de los pilotos de la SAAF era alta, superior a la de los pilotos angolanos, pero al nivel de los cubanos. La SAAF estaba bien equipada, y tuvo durante toda la guerra superioridad numérica, aunque esta ventaja que fue disminuyendo con el tiempo. Al final de la guerra en 1988 las FAPA-FAR contaban con unos 160 aviones de combate (55 MiG-23, 90 MiG-21, 14 Su-22) de ellos 80 MiGs de la FAR. La SAAF tenía en ese momento el doble, con unos 320 aviones de combate (34 Mirage F1, 55 Mirage-III, 214 Impala, 8 Canberra, 6 Buccaneer), aunque de ambos lados no todas estas fuerzas combatían en el frente. La mayor cantidad de aviones sudafricanos era compensada por los mejores performances de los MiG-23 sobre los Mirage F1, y mejores misiles R-24 y R-60 sobre los V3b Kukri y Matra-550. Con el R-24 los MiG-23ML tenían capacidad de combate BVR (más allá del alcance visual), algo inexistente en la SAAF, que tuvo la suerte de no experimentarlo en carne propia, pero lo tuvo en cuenta en sus acciones. La geometría variable de los MiG-23 era también una ventaja, permitiendo combates maniobreros en posición de 45°, alta velocidad a 72° y cortos despegues en 16°.
Los sudafricanos se impresionaron tanto con la técnica rusa, tan sólo se acabó la guerra fría, pidieron a Rusia la creación de un consorcio para modernizar sus Mirage F1 y Mirage-III con motores y misiles rusos. Tal empresa se formó en 1991, y crea la modificación "Super Mirage F1", con un motor RD-33 de MiG-29 modificado, misiles R-73E, y la modernización y cambio de sus sistemas de a bordo, todo lo cual coloca al Super Mirage F1 al nivel de los Mirage-2000.
En occidente algunos creen el mito de que la SAAF tenía la superioridad aérea al menos hasta 1987, pero en realidad en el sur de Angola actuaban regularmente la FAR-FAPA, mientras que la SAAF sólo efectuaba raíds esporádicos en la zona. Para fines de 1987 y durante la campaña de Cuito Cuanavale, ambos lados incrementan sus acciones, pero los MiG-23ML cubanos conquistan la superioridad aérea sobre el teatro de operaciones, y los Mirage F1 enemigos actuaban sólo con mucha cautela. La SAAF evitaba los combates con la FAR, y no interfería en sus acciones. Sólo se atrevía a enfrentarse a los MiGs cuando planificaba detalladamente alguna emboscada aérea, con superioridad numérica y táctica, o si los MiGs no le dejaban otra alternativa. En la campaña de fines de 1987 y 1988, la FAR y SAAF con frecuencia organizaban estas emboscadas aéreas con señuelos, pero ninguno de los dos lados se dejó engañar. Después de los combates de setiembre de 1987, cuando la SAAF pierde el Mirage F1 de Piercy, los sudafricanos se impresionan y dejan el aire a los MiGs, dedicándose a misiones de bombardeo. Si los MiG-23ML despegaban a interceptar los Mirage F1, éstos se retiraban inmediatamente, sin intentar a su vez interceptar a los MiGs cuando éstos machacaban al SADF. Los horarios de vuelos de los Mirage F1 cambiaban todo el tiempo, para llegar por sorpresa y no encontrarse con los MiGs.
Ante tal impotencia, la SAAF con frecuencia interfería las comunicaciones radiales de los pilotos cubanos, dedicándose a gritar palabras obscenas en portugués y otros idiomas, lo cual era llamado “guerra electrónica”. Para misiones de este tipo en 1987 Pinochet envía a Namibia varios militares de la FACh chilena, que también tratan de reunir toda la información oída. Por ello el mando cubano limitaba las conversaciones por radio, y sus pilotos a veces se dedicaban a desinformar en el éter.
Hoy los sudafricanos explican que los Mirage F1 tenían que volar más distancia que los MiG-23 y estar menos tiempo sobre el objetivo, lo cual no es exacto, pues la distancia cambiaba según el frente. Los combates por Mavinga y Río Longa en 1987, muy propagandizados por Sudáfrica, se producían a unos 310 km de Menongue (base de MiG-23), mientras que los Mirage F1 de Rundu estaban más cerca, a 240 km. Durante los combates por Cuito Cuanavale, los MiG-23 de Menongue están mas cerca. Pero al producirse la decisiva ofensiva de primavera de 1988 hacia Namibia, otra vez los Mirage F1 tienen ventaja: Rundu esta en la misma frontera, Oshakati a 25 km, Ondangwa a 38 km y Grootfontein a 110 km. Mientras que los MiG-23 están en Lubango a 150 km, y Menongue a 285 km: el doble de distancia que la base más lejana de la SAAF (ver mapa).
Cierto que que los Mirage F1 de la SAAF tenían que usar tanques de combustible adicionales de 1,200 litros, sin embargo, los MiG-23ML cubanos tenían gran déficit de tanques de combustible adicionales. Fidel Castro lo comenta:
"Nuestros amigos de la URSS y otros países socialistas no nos quisieron suministrar los tanques auxiliares para los MiG-23. Hubo que construir en cuestión de semanas un aeropuerto militar cerca de la frontera de Namibia para aumentar el alcance de los aviones y hacernos dueños del aire, gracias a la pericia de nuestros pilotos que volaban a ras de tierra" (16)
El 5 de febrero de 1988 los sudafricanos comienzan a establecer interferencias radáricas activas en la zona de Cuito, para cubrir los cada vez menos vuelos de sus Mirage F1. La SAAF en esta campaña no hizo misiones de apoyo aéreo al SADF. Sólo trataba de asestar varios golpes a las Brigadas angolanas días antes de cada ataque terrestre, golpeando casi siempre terrenos vacíos por las nerviosas maniobras para evadir del fuego antiaéreo. Debido a los MiG-23ML, las fuertes defensas antiaéreas cubano-angolanas, las pérdidas aéreas y el embargo de armas decretado por la ONU a Sudáfrica, el mando de la SAAF se ve obligado a ahorrar sus medios aéreos, limitando las operaciones primero, y suspendiéndolas después, dejando en tierra a sus Mirage F1 desde el 23 de marzo, cuando hacen su último 683 vuelo en la campaña, un reconocimento tácito de la conquista definitiva de la superioridad aérea por los cubanos.