LAS PROEZAS DEL IFE TIENEN UN TESTIGO EN EL CIELO: HOMENAJE AL PRIMER TENIENTE (PM) JUAN BERNHARDT
La Plaza de Armas del Instituto de Formación Ezeiza fue bautizada con el nombre del héroe de Malvinas caído en combate
Por Lic. Florencia Sosa / Fotos: Sol. Vol. Melina Fernández
El 11 de noviembre el Instituto de Formación Ezeiza (IFE) escribió un nuevo hito en la historia del establecimiento educativo. A partir de la fecha, la Plaza de Armas llevará el nombre del primer teniente (post mortem) Juan Bernhardt, un héroe de Malvinas que perdió la vida en combate durante el Conflicto del Atlántico Sur.
El primer teniente comenzó a escribir su historia en la Fuerza Aérea Argentina cuando tenía tan sólo 16 años e ingresó al entonces Centro de Instrucción Profesional de Aeronáutica (CIPRA), actual IFE. Allí se formó en la especialidad oficinista. Su constante ímpetu lo llevó a realizar, siendo ya cabo, el Curso de Operador de Carga y Despacho de Aeronaves en la I Brigada Aérea. En 1973 se incorporó como cadete de la Escuela de Aviación Militar (EAM) y en 1977 obtuvo el brevet de aviador militar especializándose como piloto de caza bombardeo.
Operó el sistema de armas Mirage M5 Dagger a bordo del cual, un 29 de mayo de 1982, cumplió con su juramento de defender la Patria hasta perder la vida.
Esta emotiva ceremonia en honor al oficial fue presidida por el inspector general de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), brigadier mayor Héctor Ascazuri acompañado por el comandante de Alistamiento y Adiestramiento, brigadier mayor Oscar Charadía; el secretario general del Estado Mayor General, brigadier José Videla; el subdirector general de Educación, brigadier Mario Colaizzo; el titular de la Dirección Malvinas e Islas del Atlántico Sur, comodoro mayor “VGM” Arnaldo Favre; el jefe de la VI Brigada Aérea, comodoro Pedro Notti; el capellán mayor de la FAA, padre Ricardo González; el titular de la Asociación Bahía Agradable, comodoro (R) Héctor Rusticcini; familiares y amigos del primer teniente (PM) Bernhardt; personal militar superior, subalterno, civil y docente en actividad y en situación de retiro e invitados especiales.
El acto comenzó con la entonación del Himno Nacional Argentino interpretado por la Banda Militar de Música
“Teniente Benjamín Matienzo” dirigida por la primer teniente Romina Gutiérrez. A continuación, el capellán del IFE, presbítero Pablo Papotto, realizó una invocación religiosa en la que agradeció a Dios “por adornar nuestra Nación y, en particular este Instituto de Formación, con el elevado ejemplo de este hijo tuyo que se formó aquí como suboficial de la Fuerza Aérea Argentina”.
“Que las jóvenes generaciones del IFE, al formar en ésta Plaza de Armas, con el recuerdo de las virtudes que impulsaron al primer teniente Bernhardt y con tu gracia, se animen con valor y generosidad a seguir su ejemplar camino de superación y heroicidad hasta dar la vida por la Patria”, concluyó el presbítero.
A continuación, se leyó el mensaje del jefe de Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier general “VGM” Enrique Víctor Amrein que designa a la Plaza de Armas con el nombre del oficial y la orden del día firmada por el director del IFE por la cual se reconocen como huéspedes de honor a los integrantes de la familia del primer teniente (PM) Bernhardt.
Luego, dos aspirantes a cabo en comisión se acercaron al micrófono para leer una reseña histórica que resume los logros del oficial que integró la Promoción VII del CIPRA y la Promoción XLII de la EAM. Al finalizar recitaron las estrofas de la canción “Alas Argentinas”:
“Nuestra voz es la voz de la historia, que responde a su gran capitán, por la Patria, morir o a la gloria, sus soldados alados se irán”.
En este evento tan emotivo, el comodoro Horacio París fue el encargado de pronunciar palabras alusivas:
“Aquí se transformaron sus ansias juveniles en vocación militar aeronáutica. Junto con sus compañeros de la Promoción VII del CIPRA, además de obtener los conocimientos propios de la especialidad oficinista, aprendió lo que aún hoy se enseña en este Instituto y es el lema del nuestro escudo de Unidad desde 1960: ‘Lealtad y Honor’”.
“Es, sin duda, un héroe único por su trayectoria destacada dentro y fuera de la Fuerza, probado en combate y reconocido por haber obtenido las más altas condecoraciones que otorga la Nación Argentina a un militar”, explicó el director del IFE y agregó:
“Será testigo, desde el cielo, de la vida del Instituto. Su nombre y su legado, seguramente, nos va a sobrevivir a todos los presentes”.
Para sumar más muestras de respeto a este emocionante homenaje, el jefe de la VI Brigada Aérea y su delegación donó a la Plaza de Armas del establecimiento un empenaje de un Mirage M5 Dagger, la aeronave en la que éste héroe de la Fuerza Aérea Argentina perdió la vida sirviendo a la Patria.
Uno de los momentos más conmovedores se vivió cuando la familia del caído en combate, acompañada del brigadier mayor Ascazuri y del comodoro París, se acercó hasta la base del mástil de la Plaza para descubrir la placa que inmortaliza en bronce el nombre del oficial. Luego, la Banda Militar de Música realizó un minuto de silencio que finalizó con el estruendoso rugir de un avión Mirage que se escuchó a través de los parlantes del establecimiento, emocionando profundamente a todos los presentes.
El acto culminó con un desfile terrestre con el cierre de una delegación de veteranos de Guerra de Malvinas de la VI Brigada Aérea, Unidad a la que estaba destinado el oficial al caer en combate.
Para finalizar, los invitados compartieron un ágape en el que no faltaron las anécdotas y recuerdos del primer teniente (PM) Bernhardt. Allí, su familia recibió un presente por parte de las autoridades de la Dirección Malvinas e Islas del Atlántico Sur y la Promoción VII del CIPRA donó un cuadro al Casino de Aspirantes del IFE.
El brindis estuvo a cargo del inspector general de la FAA, brigadier mayor Ascazuri:
“ha sido una ceremonia muy emotiva. Creo que todos somos un poquitito responsables de que esto perdure en el tiempo, de darle el marco que se merece, y de rendir el justo homenaje a aquellos que entregaron lo más preciado que tenían por nosotros, los argentinos”.
“La Fuerza Aérea se enorgullece de que tengamos la gente que tenemos, la gente que tuvimos y las próximas generaciones que pasarán por la Plaza de Armas nos van a enorgullecer porque van a llevar el espíritu que motivó a toda esa gente a que diera su vida por nosotros”, afirmó el inspector general y agregó:
“Quiero agradecer muy especialmente a los familiares, esto es especialmente para ustedes y para reconfortarnos el alma a todos”.
“Por los 55 héroes, por los que nos acompañan hoy en día, para que no perdamos esas virtudes y para que las mantengamos en el tiempo”, concluyó el brigadier mayor Ascazuri.
Noticias en Vuelo dialogó con el comodoro Horacio París para conocer cómo nació esta iniciativa:
“Surgió un año atrás. Con el director anterior y yo, que era el subdirector en ese entonces, descubrimos que efectivamente teníamos un héroe egresado de este Instituto, un héroe único, como es ésta Unidad, que forma oficiales y suboficiales, un héroe que también fue aspirante, cadete, suboficial y oficial”.
“Creo que es fundamental que uno de los 55 héroes esté presente custodiando desde el cielo la vida diaria de los aspirantes y cursantes del Instituto de Formación Ezeiza. Tenía un espíritu enorme de superación y sin duda va a ser un gran ejemplo para todas las generaciones de jóvenes que se formen acá”, afirmó el director del IFE.
A LA MEMORIA DE UN HÉROE LLAMADO PAPÁ
Celina del Valle Cáceres es la viuda del primer teniente (PM) Juan Bernhardt y, junto a sus hijos María Celina y José, fueron los protagonistas de esta ceremonia tan especial.
“Estar acá después de tantos años de la Guerra de Malvinas, saber que hace más de 40 años que Juan entró acá cuando era muy chico, es algo muy emotivo, es algo que no sólo me llena de orgullo sino de una alegría enorme”, afirmó Celina, quien se desempeña como médica en el INMAE de Córdoba.
“A los 16 años ya quiso entrar tan chiquito acá, ni siquiera tenía pensado ser cadete de la Escuela de Aviación, llegar a ser piloto y dar la vida por la Patria. Me ha hecho sentir muy especial por saber que me eligió, especial por ser la madre de sus hijos y por estar en este lugar donde era un niño cuando vino”, afirmó Cáceres y agregó:
“Creo que éste ha sido un homenaje totalmente diferente a los de la Guerra. Los de la Guerra siempre dejan esa sensación de tristeza, de todo lo que uno no pudo tener, que perdió, la falta del papá de ellos, muchas cosas difíciles. Sin embargo acá es otra parte de la vida de él, es el Juan que entró adolescente, que fue eligiendo, que fue decidiendo, que por mérito propio fue primero en un montón de cosas y llegó a ser piloto de caza y el día que tuvo que dar su vida por la Patria no lo dudó”.
“Todos los días que hablábamos durante la Guerra él siempre me decía ‘vos no te preocupes, porque yo voy a volver’. Uno siempre pensaba eso, desde el 2 de abril hasta el 29 de mayo, con esa certeza de que lo iba a poder hacer y el destino decidió que no fuera así. Tengo estos dos hijos divinos que creo que los he criado como a él le hubiera gustado, que estén conmigo en éste homenaje es muchísimo”, confesó.
“Es difícil perder al padre siendo tan chiquititos pero es maravilloso que tanta gente que está hoy acá lo recuerde con tanto amor, tanto cariño. Hay mucha gente que vino desde muy lejos a acompañarnos en este momento”, declaró Celina y agregó:
“No tengo palabras, sólo alegría y emoción. Creo que es la primera vez en mi vida después de un acto después de la guerra me siento plena, feliz y, si desde algún lugar nos está mirando, creo que él está realmente feliz y orgulloso”.
Su hijo, José, trabaja como docente en el gabinete pedagógico de la Escuela de Aviación Militar y comentó qué significa para él este recuerdo:
“Al haber entrado en la Fuerza Aérea como profesor, como civil, y haber participado de actos fui conociendo un montón de cosas de mi viejo y no sólo el militar, sino también el papá. Creo que el hecho de ser padre también te conecta un poco con esa parte y realmente hoy es como dice mi mamá, es un acto que te deja una emoción linda, que también puede ser intensa, en algún punto triste, pero es una emoción muy limpia”.
“Haberlo compartido con mi hermana y mi mamá, que hacía mucho que no veníamos a un acto los tres, creo que es hermoso eso, poder estar con ella y con toda la familia y con toda la gente que viene y algo se acuerda”, manifestó José Bernhardt y agregó:
“Juan estuvo muy presente hoy, en cada uno, en cada recuerdo, en cada palabra de todos los que estábamos acá”.
Por su parte, su hermana, María Celina también es médica y se desempeña en el Laboratorio de Anatomía Patológica del Hospital Aeronáutico Militar de Córdoba:
“Yo hace muchos años que no voy a los actos, que no participo, pero hoy me sentí muy bien, muy cómoda, muy contenta, ha sido maravilloso que nos inviten y todo lo que se hizo por él. Se lo homenajeo desde que entramos hasta el último momento, eso te llena de orgullo y alegría saber que así como uno lo recuerda todos los días, otros todavía recuerdan todo lo que él hizo”.