Al fin priman las mentes sensatas en el Peru, de La Republica :
La delimitación marítima con Chile
Antonio Zapata.
La semana pasada fue el encuentro presidencial andino en la ciudad de Tarija, donde los presidentes Alan García y Michelle Bachelet han sostenido una productiva reunión bilateral. Según informes de prensa, García le manifestó que el Perú piensa llevar a La Haya el diferendo marítimo con Chile. En este tema, es necesario que nos mantengamos unidos, por la justicia histórica del reclamo nacional contra Chile, país que basó su desarrollo a costa de la invasión y conquista de territorios de sus dos vecinos. A la vez, también cabe advertir las dificultades de nuestra postura y preguntarse por sus consecuencias.
En primer lugar, el convenio de pesca de 1954 fue efectivamente firmado y establece la paralela como límite pesquero entre las dos naciones.
Es decir, hace más de cincuenta años cedimos voluntariamente la posesión de hecho de una porción de mar que hoy vamos a reclamar ante la justicia internacional. Esa decisión no fue fruto de ninguna guerra, sino tomada en libertad por la cancillería peruana de la época de Odría. Tampoco estábamos especialmente presionados. En 1952 habíamos firmado una importante declaración conjunta en Santiago de Chile, estableciendo las 200 millas marítimas como mar territorial. Así, la zona fronteriza marítima paralela que firmamos en 1954 era vista como prolongación del trascendental acuerdo logrado dos años atrás. En su momento, no se percibió ese convenio pesquero como un retroceso, sino como un avance hacia consolidar nuestra presencia en el mar.
Además, ese mismo convenio establece la paralela también con el Ecuador, porque los tres países participaron del convenio pesquero de 1954.
Y resulta que en el caso del Ecuador no cuestionamos la paralela sino que nos parece correcta. Cierto es que unas islas ecuatorianas justifican que ahí se establezca una paralela y no una bisectriz, que obligaría a dividir las islas. Pero, se percibe cierta incongruencia. El Perú va a cuestionar ante un juez internacional un convenio de pesca que establece una delimitación marítima, pero aceptando lo que ese mismo texto dice para la frontera norte y pidiendo que para la frontera sur se establezca un principio distinto.
Es decir, queremos paralela en el norte y bisectriz en el sur. Un tanto difícil de argumentar.
Otro tema es la Convención del Mar. En 1982 se firmó un tratado internacional que norma los derechos y obligaciones de las naciones con respecto a los océanos y mares. Esa Convención ha recibido adhesiones de casi todos los países del mundo, pero no la nuestra y sí la chilena. Nosotros argumentamos que ese tratado no reconoce las 200 millas como mar territorial, sino simplemente como zona de soberanía económica exclusiva y nos parece que, por lo tanto, recorta nuestros derechos.
En consecuencia de otra decisión libre del Perú, para cualquier juez internacional, debemos ser una especie de Estado paria, que no aceptamos las reglas universales en materia marítima. Sin embargo, resulta que esa Convención que no hemos firmado establece la bisectriz como línea de frontera marítima.
Así, vamos a presentarnos ante un tribunal internacional pidiendo acogernos a un derecho de la Convención del Mar, la bisectriz, aunque sin aceptar las obligaciones que impone el mismo tratado, que Chile sí acepta. También resulta complicado el criterio. En todo caso, para tener cierta fuerza tendríamos que firmar la Convención del Mar.
Entonces antes de ir a La Haya, más allá de los profundos sentimientos encontrados que todos tenemos con Chile, cabe una pregunta: ¿estamos seguros que tenemos argumentos para ganar? Porque lo que sí resulta meridianamente claro es que a ningún país le conviene levantar diferendos que luego va a perder.
Fuente :
http://www.larepublica.com.pe/content/view/162886/481/