Rodrigo Duterte anuncia que cambia la alianza de Filipinas con EEUU por China
"Anuncio mi separación de Estados Unidos, tanto militar como económica", ha afirmado en Pekín, donde Xi Jinping le ha recibido con todos los honores
En un movimiento que está llamado a tener
grandes repercusiones geoestratégicas en la región asiática, el presidente de Filipinas,
Rodrigo Duterte, ha anunciado su
"separación" de Estados Unidos, uno de sus principales aliados durante décadas, al tiempo que estrecha sus vínculos con
China, país en el que se encuentra estos días de visita.
"Anuncio mi separación de Estados Unidos, tanto militar como económica", ha afirmado este jueves el controvertido mandatario filipino en un
foro de negocios en el que estaba presente el viceprimer ministro chino, Zhang Gaoli, y otros altos cargos. "
Me he separado de ellos, así que dependeré de vosotros por mucho tiempo, pero no os preocupéis, también ayudaremos", ha dicho a los allí presentes.
Estas palabras son
el último de una serie de gestos con los que Duterte ha ido marcando distancias con Washington desde que
se hizo con la presidencia en junio, incluido cuando
llamó 'hijo de ****' a Obama. El miércoles, día que aterrizó en Pekín para su
visita oficial de cuatro días, ya dijo que su país se ha beneficiado muy poco de su
larga alianza con lEEUU, su antiguo colonizador. "Vuestra estancia en mi país ha sido para vuestro propio beneficio. Es tiempo de decir adiós, mi amigo", dijo dirigiéndose a las autoridades de Washington.
Duterte ha dado un
giro de 180 grados a su política exterior en comparación con la de su predecesor,
Benigno Aquino, que en 2013 llevó a Pekín ante un tribunal internacional por sus disputas territoriales en el Mar de China Meridional.
La corte falló en julio a favor de Filipinas, una decisión que
desató las iras de China. Pero Duterte, que asumió la Presidencia poco antes de conocerse la resolución del tribunal, no ha querido presionar a sus vecinos del norte con esta sentencia, y
se ha mostrado dispuesto a dialogar sobre el asunto.
Al tiempo que incrementaba su
retórica antiestadounidense, incluyendo el anuncio de la
suspensión de las patrullas conjuntas entre EEUU y su país en el Mar de China Meridional, Duterte se ha ido acercando paulatinamente a China y propiciando el deshielo de unas
relaciones bilaterales empantanadas por las disputas territoriales. El momento cumbre de esta restauración de los lazos ha llegado este jueves, cuando
se ha reunido en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín con el presidente chino,
Xi Jinping, que le ha recibido con todos los honores.
Si Xi ha calificado el encuentro como
un "hito" de suma importancia para ambos, su homólogo filipino ha subrayado
los lazos "profundos y que no se rompen fácilmente" que unen a los dos países. "A pesar de que hemos llegado a Pekín cerca del invierno, ésta es
la primavera de nuestra relación", ha añadido poético el dirigente filipino, pródigo en exabruptos en otras ocasiones.
Tras el encuentro, el viceministro de Asuntos Exteriores, Liu Zhenmin, ha informado a la prensa de que los mandatarios
han acordado reanundar el diálogo bilateral en asuntos diplomáticos y de defensa, incluyendo las disputas territoriales sobre el Mar de China Meridional que han dificultado sus contactos durante años.
"El asunto del Mar Meridional no es la suma total de la relación bilateral", ha dicho Liu, que también ha señalado que los dos países se han puesto de acuerdo para
intentar llegar a un acuerdo a través del diálogo. Este anuncio es visto como una
victoria para Pekín, que desde un principio negó que la Corte de La Haya tuviera jurisdicción para dirimir este asunto y ha defendido la
vía de las negociaciones bilaterales para solventar este contencioso con sus vecinos.
Los dos presidentes también ha firmado
13 acuerdos que consolidan una cooperación más estrecha en
la lucha contra los estupefacientes -que
en Filipinas ha costado la vida a 3.700 personas en menos de cuatro meses-,
terrorismo y pesca, y allanan el camino para una
oleada de inversiones chinas para proyectos de infraestructura.
A este respecto, el secretario del Departamento de Comercio e Industria filipino, Ramón López, ha anunciado que los dos países firmarán
acuerdos por valor de 13.500 millones de dólares, aunque sin especificar su destino. Por su parte, el viceministro Liu ha dicho que
China levantará las restricciones que pesan sobre la importación de frutas tropicales filipinas y que cancelará el aviso que desaconseja a los turistas chinos viajar a Filipinas, medidas que tomó en 2013 cuando Manila llevó sus disputas ante La Haya.
Estos acuerdos, y el respaldo otorgado por China a la
polémica lucha contra las drogas que está ejecutando a sangre y fuego el mandatario filipino desde que se hizo con la presidencia, permitirán a Duterte regresar este viernes a su país con
parte de sus objetivos cumplidos, algo que le favorece dado que la mayor parte de la población del archipiélago recela de los chinos y se muestra favorable a mantener las relaciones con los estadounidenses.
Por ahora,
EEUU no han respondido a las declaraciones hechas este jueves por Duterte, y muchos analistas apuntan a que será la
nueva administración que surja de las inminentes elecciones estadounidenses la que tenga que dar respuesta a este inesperado frente abierto.
http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/20/5808bc08e5fdea6d4e8b46ee.htmlhttp://www.elmundo.es/internacional/2016/10/20/5808bc08e5fdea6d4e8b46ee.html