Una isla en guardia contra Rusia
Quien controle Gotland, controlará el Báltico. Este es el mantra que domina la Defensa en Suecia, un país que mantiene una tensa —y desconfiada— relación con Rusia. El país escandinavo no forma parte de la OTAN y sus políticas de seguridad son tan sensibles que han llegado también a la campaña electoral de cara a las elecciones que se celebrarán en el país este domingo.
A las ocho de la mañana en punto 32 hombres y mujeres entre 19 y 20 años hacen flexiones, abdominales y forman dos líneas perfectamente simétricas en la base de Tofta, 10 kilómetros al sur de Visby, la capital medieval de la isla de Gotland (58.000 habitantes). Liv Widqvist tiene tan solo 19 años y lleva tres semanas inmersa en el servicio militar obligatorio que recuperó el Gobierno socialista de Stefan Löfven en 2017. “La verdad es que estoy muy feliz. Me sirve para ver mis límites día a día y superarlos. Es increíble ver hasta dónde uno puede llegar”, ilustra mientras sujeta una metralleta con dificultad y algo de torpeza. “Cuando me llegó el aviso de que debía alistarme me quedé un poco en shock. Pero ahora me está encantando”. La sonrisa no le cabe en la cara.
La joven, nacida y criada en Växjö (una localidad de 66.000 habitantes en el sur de Suecia), antes de sumergirse en los estudios de ingeniería de tecnología civil decidió elegir Gotland como destino para formarse militarmente porque el de aquí “es un proyecto nuevo”. El coronel del regimiento de la isla, Mattias Ardin, —todos en este cuartel se cuadran seriamente al cruzarse con él—, añade que la isla es de los destinos más populares para los chavales que a partir de ahora se ven obligados a hacer entre cinco y 12 meses de mili obligatoria. “¿Tienes lo que hay que tener?”, rezan los provocadores pósters de alistamiento que cuelgan de las paredes de los barracones. Suecia busca soldados.
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el país escandinavo abrirá una base permanente (el destacamento temporal cerró en 2005) de la Armada en la isla, probablemente una de las más estratégicas de Europa. “Yo diría que militarmente Gotland es como un portaaviones imposible de hundir y destruir”, advierte el coronel mientras pasea entre las obras de construcción que, en sus 10 kilómetros de largo y cinco de ancho, albergará a partir de 2021 a un millar de soldados, talleres de reparación, campos de tiro y una veintena de tanques, entre otras facilidades.
La mañana es calurosa. En medio de un bosque de enormes pinos y granjas ecológicas se encuentran los chicos y chicas de la mili (50% y 50% respectivamente, como no podía ser de otra manera en Suecia). Uniformados de arriba a abajo: casco, gafas, una metralleta que pesa 10 kilos, rodilleras, botas, un kit de primeros auxilios y un macuto con 20 kilos de ropa de abrigo —a pesar del largo y caluroso verano que está viviendo el país este año—, Widqvist y sus compañeros, sudando la gota gorda, se preparan para lo que dicen es de lo que más les divierte: pegar tiros con fuego real.
En 2014, el presidente ruso, Vladímir Putin, anexionó la península ucrania de Crimea, lo que, además de haber sido condenado por toda la comunidad internacional, hizo a los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y nórdicos (Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca) ponerse en guardia. “Rusia es el motivo por el que hacemos esto”, dice rotundamente el coronel Ardin, quien tiene ahora la responsabilidad de preparar y concienciar a jóvenes sobre las amenazas extranjeras. Ricardo Lenoir-Grand Pons, analista de Seguridad y Defensa y autor de Claves Geopolíticas, confía en que en los planes de Putin no está invadir ningún país, aunque "un escenario que sí sería posible es la desestabilización a través de acciones encubiertas, habitualmente definido como guerra híbrida".
La joven Widqvist tampoco ve de momento peligro real de invasión a su país, que considera pacífico. Su coronel, militar curtido en conflictos como los de los Balcanes en los noventa y el de Afganistán tras los atentados contra las Torres Gemelas en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, ilustra: “Ser neutral no quiere decir no estar preparado para lo que pueda pasar”. Y es que Rusia, con el enclave ultramilitarizado de Kaliningrado (entre Lituania y Polonia), se encuentra a unos 275 kilómetros de Gotland, una distancia “insignificante” en términos militares.
Un grupo de chicos y chicas entre 19 y 20 años, en el servicio militar obligatorio que Suecia recuperó en 2017
En Visby tampoco parece preocupar demasiado el tema de la guerra. Sus calles empedradas están llenas de boutiques de diseño nórdico y no hay ni rastro de simbología militar más allá de lo que en su día fue un búnker. Patricia, una granjera del sur de la isla de mediana edad —el norte es más industrial—, dice estar “harta” de oír hablar de Rusia a todo aquel que visita la isla. “Hace buen tiempo. Disfrute de Gotland. Vaya al jardín botánico, a recorrer las murallas medievales", sugiere. “Siempre se asocia Gotland con Rusia y la guerra. Y hay mucho más", relata visiblemente molesta.
Los datos del Gobierno sí revelan una preocupación. El país ha ido en los últimos años aumentando su gasto militar progresivamente: de 4.882 millones de dólares hace diez años a 5.560 millones en 2018, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Sin embargo, contextualizando, el Gobierno sólo dedica hoy en día el 1% del PIB a Defensa y Seguridad, según los últimos datos del Banco Mundial correspondientes al año pasado.
El coronel Mattias Ardin, en la base militar de Gotland (Suecia)
Pertenencia a la OTAN
Ni Suecia ni Finlandia (este último comparte 1.300 kilómetros de frontera terrestre con el gigante ruso) forman parte de la Alianza Atlántica, lo que implica que la Defensa es un constante campo de debate político. En Suecia, la derecha tradicional (Moderados, Liberales y Democristianos) aboga en esta campaña por celebrar un referéndum de entrada en la Alianza militar, mientras que los socialdemócratas, verdes y comunistas consideran que no es el momento.
Desde hace años, las encuestas revelan que poco menos del 40% de la población querría un referéndum de entrada en la Alianza Atlántica, algo que el primer ministro Löfven considera insuficiente como para convocarlo. Sin embargo, fuentes militares opinan que el tema de la entrada en la OTAN se tendrá que abordar inevitablemente en algún momento de la próxima legislatura. "Rusia supone una amenaza principalmente porque no actúa de manera directa, y eso exige estar en permanente estado de alerta", resume Lenoir-Grand Pons.
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