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La expedición rusa logró llegar al fondo marino del Polo Norte
Lo hizo con dos batiscafos que se posaron a 4.300 metros de profundidad. Es la primera hazaña de este tipo. No sólo se trata de una investigación científica, sino también de un intento de los rusos de demostrar que una vasta zona, rica en hidrocarburos, les pertenece. En el grupo había científicos, políticos y un millonario que pagó para hacer el viaje.
El Mundo |
La expedición la realizó con dos batiscafos -mini-submarinos de tres tripulantes cada uno- que llegaron a una profundidad de 4.302 y 4.261 metros respectivamente. También otras naciones con ambiciones en el Polo Norte como Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega mostraron interés en este terreno de hielo, pero los rusos son los primeros en conseguir llegar ahí.
Según la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar de 1982, los países polares pueden reclamar cada uno como zona económica unos 320 kilómetros, partiendo desde tierra firme en dirección al Polo.
En ese sentido, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijo que la cuestión de los derechos debe ser regulada de nuevo. Desde 2001 el gobierno de Moscú pide un territorio mayor. Aspira a 1,2 millones de kilómetros cuadrados de superficie adicional, un terreno que sería como dos veces Francia.
Los batiscafos fueron trasladados al lugar por el buque laboratorio "Académico Fiódorov" y acompañados por el rompehielos atómico "Rossía". Ambas cápsulas permanecieron en el lecho marino durante más de hora y media.
Allí tomaron pruebas de lecho y agua, y con instrumentos a bordo realizaron mediciones geomagnéticas y geofísicas desde ese punto geográfico de gran importancia para la ciencia. Pero más allá de la investigación científica, la expedición busca pruebas geológicas que respalden la posición rusa.
En uno de los batiscafos, el Mir-1, viajó Artur Chilingarov, vicepresidente de la Cámara Baja del Parlamento ruso y reconocido especialista en expediciones árticas y antárticas. También el diputado Vladímir Gruzdev, lo que demuestra el costado político de la expedición.
"Nos posamos suavemente. El suelo es de color amarillento y no se ven habitantes de las profundidades marinas", dijo Chilingarov, citado por Itar-Tass.
En el otro, además del piloto Yevgueni Cherniáyev y el científico australiano Michael Mcdowell, se encontraba el millonario sueco Friedrick Pausen, quien pagó tres millones de dólares por participar en la aventura.
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