“Hay que ir por Austral”
El diputado socialista y voz del Gobierno en política aerocomercial, Ariel Basteiro, afirmó que el Estado nacional no sólo debe quedarse con Aerolíneas Argentinas sino también con Austral, que pertenece casi en su totalidad al Grupo Marsans. “La operación tiene que ser por el paquete, porque si no les vamos a terminar haciendo un favor”, dijo.
–¿Por qué dice que Marsans privilegió a Austral y perjudicó a Aerolíneas?
–Porque hubo una ingeniería financiera para vaciar la compañía. Las dos fueron administradas por los mismos gerentes y tuvieron la mismas condiciones de mercado, pero una nunca dio pérdidas y la otra debe mil millones de dólares. Si Austral no es nacionalizada, los españoles se van a sacar al muerto éste de encima que es Aerolíneas, esta cáscara vacía que nos dejan, y se quedan con una empresa pujante, chiquita, bien estructurada, con pocos empleados, con aviones modernos y que se quedó con el 70 por ciento de los vuelos de cabotaje. Hace tres años, Austral tenía entre el 30 y el 40 por ciento de los vuelos de cabotaje, pero Marsans le derivó los vuelos de Aerolíneas y hoy tiene el 70 por ciento. Austral se quedó con las rutas más redituables. Hay algo que hizo bien el Gobierno y fue no haberle permitido que volara a Latinoamérica, pese al lobby infernal que hicieron los españoles. También querían eso. La única ruta superavitaria de Aerolíneas es la de los vuelos a Madrid. Con Air Comet hicieron lo mismo. Marsans la fortaleció para quedarse con la ruta latinoamericana y la convirtió en la primera competencia de Aerolíneas.
–¿Y cómo se levanta este muerto que según usted reconoce es Aerolíneas?
–El Gobierno tiene que aplicar una política parecida a la que utilizó en Correo y en Aguas, que eran deficitarias y con mal servicio y que ahora, por lo menos el Correo, es superavitaria y mejoró su servicio. Desde que comenzó la privatización, Aerolíneas fue víctima de empresas que la subordinaron a los intereses de sus casas matrices. Iberia, American, Air Comet y después Marsans como administrador siempre operaron en función de sus beneficios y tuvieron a la empresa como apéndice. Aerolíneas dejó de volar a Europa porque bajaban los pasajeros en Madrid y los distribuían en vuelos de Iberia en todo el continente.
–Pero el Correo mantuvo a todos los gerentes de Macri y con la concepción privada.
–Acá también hay que quedarse con los gerentes, salvo cinco o seis casos que son insalvables. Lo que hay que cambiar es la política.
–¿Quién se va a hacer cargo de la deuda de Aerolíneas?
–Marsans debería hacerlo. Y si no, habría que condonar parte de la deuda.
–En la nueva etapa, ¿los gremios van a ser parte de la solución o del problema?
–Los gremios no son todos iguales. Aerolíneas tiene la suerte y la desgracia de tener los gremios y los trabajadores que tiene. Son sindicatos que normalmente llevan adelante el reclamo de la base. Son gremios levantiscos. Hasta los jefes están organizados y salen a pelear. Los laburantes tienen muy puesta la camiseta y todos se creen con derecho a opinar como si fuesen los dueños, administren los privados o el Estado.
–Pero no es lo mismo en un caso que en el otro.
–Desde que en 1950 Perón juntó a las cuatro empresas privadas que estaban quebradas y creó Aerolíneas, la empresa tuvo un permanente crecimiento, obviamente con la inversión del Estado. Se llegó a los 90 con un sistema de computación propio, con buen servicio y flota relativamente moderna. Por eso, yo digo: “Déjennos intentar, déjennos administrar por lo menos tres años para ver qué pasa, porque la experiencia que tenemos es que la gestión estatal fue buena y la privada un desastre”. Hay que poner al frente a una persona que juegue para el interés de Aerolíneas. Nunca va a salir adelante mientras la administre un quintacolumnista que juega para el enemigo. El Estado igual pone todos los días, aunque sea privada. Con los 250 millones que le debe Marsans al fisco hacés una empresa muy buena.