El factor militar en América Latina
Rosendo Fraga
En la primera semana de octubre tuvo lugar en Managua, la Conferencia de Ministros de Defensa del continente americano. Concurrieron casi todos los funcionarios de este rango de los países que integran la OEA, incluido el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. La disparidad ideológica que se da hoy en los gobiernos de la región, y en particular por el rol y la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez, impiden avanzar en una agenda común concreta.
La máxima autoridad militar norteamericana presente fue el General Bantz J. Craddock, jefe del Comando Sur, con sede en Miami y con área de acción a toda América Latina. Éste expresó públicamente la preocupación por Chávez, manifestando que juega un rol "desestabilizador" en la región. Ante la pregunta de si Venezuela podría articular una coalición contra Estados Unidos, como lo anunció el Presidente de dicho país, respondió que no veía interés en el resto de los países de la región por dicha iniciativa, agregando que tanto los delegados de Brasil en la conferencia como los de otros países, expresaron que no veían la necesidad de tal coalición.
La conferencia tuvo lugar un mes antes de la elección presidencial nicaragüense, en la que de acuerdo a los sondeos, está primero el ex líder sandinista Daniel Ortega, quien tiene el apoyo explícito de Chávez y está enfrentado con Washington. Frente a la posibilidad de su victoria, el comandante del Ejército Nicaragüense, el General Omar Halleslevens, dijo que la Fuerza se mantendrá apolítica e independiente gane quien gane. Rumsfeld aprovechó la reunión para reclamar por el millar de misiles SAM-7 que tema caigan en manos de los sandinistas si ellos retornan al poder.
La misma semana se reunieron en la Argentina los jefes de los ejércitos del MERCOSUR ampliado, y tuvo lugar en este país un ejercicio militar del que participaron la mayoría de las naciones de América del Sur. De la reunión de Jefes de los Ejércitos, participaron Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela. El temario se centró en temas como las Fuerzas de Paz y la protección de los recursos naturales, una hipótesis que se utiliza para ver a los EE.UU. como un eventual oponente, dado el supuesto interés que mostraría en el futuro por controlar las reservas de energía y petróleo.
En cuanto al ejercicio, del cual participaron fuerzas de Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela, tuvo como hipótesis la recuperación de un aeropuerto (el de la ciudad argentina de Posadas), que ha caído bajo el control de una potencia extra-continental, que lo utiliza para desplegar tropas traídas por vía aérea, para desplegarlas en la región. El único país que tiene capacidad militar para realizar una operación de este tipo es EE.UU.
Ejercicios militares anteriores entre estos países se realizaron con la hipótesis de intervenir conjuntamente en otro que ha sido desestabilizado por crisis internas. Pero esta nueva hipótesis muestra un cambio en las doctrinas militares de la región que cada vez más comienzan a incorporar el concepto de "guerra asimétrica", para resistir la agresión de una potencia militar extracontinental que tiene una capacidad muy superior.
En Bolivia, un nuevo acuerdo militar bilateral con Venezuela que prevé la entrada al país de tropas venezolanas, está generando una fuerte crisis política. Ya el acuerdo firmado en agosto por el cual Venezuela construirá un fuerte militar en el Departamento de Beni y la infraestructura para llegar a él por 50 millones de dólares había generado un fuerte debate. El nuevo, permitirá la entrada de fuerzas venezolanas para "gestión de crisis" y "desarme y control de armas". El convenio fue firmado el 26 de mayo y aprobado sin discusión en la Cámara de Diputados, donde el presidente Evo Morales tiene la mayoría, pero en el Senado la oposición es más fuerte y liderada por el senador y ex candidato presidencial Jorge Quiroga, sostuvo que en el país no están actuando fuerzas irregulares que justifiquen este acuerdo.
Pero la posibilidad que los cuatro departamentos del oriente del país con epicentro en Santa Cruz de la Sierra, puedan llegar a desencadenar un intento secesionista o autonomista, es un tema en discusión en la agenda política boliviana y es el que podría generar una intervención de fuerzas venezolanas para desarmar a civiles armados. Todo esto tiene lugar en momentos que se conoce un paper de la Cancillería argentina que adjudica un 56% de probabilidad a una guerra civil en Bolivia; en Paraguay se teme el desequilibro regional que pueda generar la alianza militar venezolano-boliviana, Morales busca hacer de las Fuerzas Armadas un aliado relevante, el vicepresidente (García Linera) convoca a defender el petróleo con las armas y se multiplican incidentes violentos con cocaleros y entre los mineros. La posible construcción de bases bolivianas con apoyo venezolano en la frontera con Chile y Perú, generó reclamos de ambos países.
A su vez, en Paraguay la cancillería anunció que no se renovará la inmunidad diplomática otorgada a los militares y contratistas de EE.UU. que entren al país a partir de 2007. La entrada de una patrulla boliviana en territorio paraguayo, la crítica del viceministro de interior boliviano -que se vio obligado a renunciar- contra el Ministro de Defensa paraguayo (San Miguel) y las interpretaciones que generan por un lado la presencia militar cubana y venezolana en Bolivia y la norteamericana en Paraguay, han planteado una situación de tensión entre ambos países.
En General Estigarribia, en territorio paraguayo, a 150 kilómetros de Bolivia hay una gran pista de aterrizaje construida por EE.UU. a fines del gobierno de Stroessner, que puede ser operada por dicho país, donde preocupa la posibilidad que una rebeldía de Santa Cruz de la Sierra pudiera ser apoyada desde este lugar. En este marco, el anuncio del gobierno de Paraguay de que suspende la inmunidad a las tropas y contratistas norteamericanos -es el único país del MERCOSUR que la ha otorgado- puede ser una decisión política para no despertar suspicacias en la región, pero también una acción de presión para negociar con Washington. La sangrienta y prolongada guerra que tuvieron Bolivia y Paraguay en los años treinta por el control de la región petrolera del Chaco, sigue presente en la memoria de los dos países.
En conclusión: la conferencia de Ministros de Defensa del continente, puso en evidencia que las diferencias ideológicas en la región impiden avanzar en una agenda común concreta; tanto la reunión de Jefes de Ejércitos del MERCOSUR ampliado, como el ejercicio de fuerzas sudamericanas realizado en Argentina, muestran el avance de la defensa de los recursos naturales como hipótesis subregional; la posibilidad de que tropas venezolanas entren a Bolivia para desarmar civiles, ha aumentado la tensión dentro del país y en la subregión y el anuncio de Paraguay suspendiendo la inmunidad a tropas y contratistas de EE.UU., puede ser tanto una decisión política como una presión sobre Washington para negociar.
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PD: En general, un panorama complejo, mucho más considerando la reducida operatividad y la ausencia de medios relativamente modernos de las fuerzas armadas argentinas. Nadie reclama súper cazas, pero la situación -sólo por precaución- requiere disponer de transportes y helicópteros en número suficiente.
Rosendo Fraga
En la primera semana de octubre tuvo lugar en Managua, la Conferencia de Ministros de Defensa del continente americano. Concurrieron casi todos los funcionarios de este rango de los países que integran la OEA, incluido el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. La disparidad ideológica que se da hoy en los gobiernos de la región, y en particular por el rol y la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez, impiden avanzar en una agenda común concreta.
La máxima autoridad militar norteamericana presente fue el General Bantz J. Craddock, jefe del Comando Sur, con sede en Miami y con área de acción a toda América Latina. Éste expresó públicamente la preocupación por Chávez, manifestando que juega un rol "desestabilizador" en la región. Ante la pregunta de si Venezuela podría articular una coalición contra Estados Unidos, como lo anunció el Presidente de dicho país, respondió que no veía interés en el resto de los países de la región por dicha iniciativa, agregando que tanto los delegados de Brasil en la conferencia como los de otros países, expresaron que no veían la necesidad de tal coalición.
La conferencia tuvo lugar un mes antes de la elección presidencial nicaragüense, en la que de acuerdo a los sondeos, está primero el ex líder sandinista Daniel Ortega, quien tiene el apoyo explícito de Chávez y está enfrentado con Washington. Frente a la posibilidad de su victoria, el comandante del Ejército Nicaragüense, el General Omar Halleslevens, dijo que la Fuerza se mantendrá apolítica e independiente gane quien gane. Rumsfeld aprovechó la reunión para reclamar por el millar de misiles SAM-7 que tema caigan en manos de los sandinistas si ellos retornan al poder.
La misma semana se reunieron en la Argentina los jefes de los ejércitos del MERCOSUR ampliado, y tuvo lugar en este país un ejercicio militar del que participaron la mayoría de las naciones de América del Sur. De la reunión de Jefes de los Ejércitos, participaron Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela. El temario se centró en temas como las Fuerzas de Paz y la protección de los recursos naturales, una hipótesis que se utiliza para ver a los EE.UU. como un eventual oponente, dado el supuesto interés que mostraría en el futuro por controlar las reservas de energía y petróleo.
En cuanto al ejercicio, del cual participaron fuerzas de Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela, tuvo como hipótesis la recuperación de un aeropuerto (el de la ciudad argentina de Posadas), que ha caído bajo el control de una potencia extra-continental, que lo utiliza para desplegar tropas traídas por vía aérea, para desplegarlas en la región. El único país que tiene capacidad militar para realizar una operación de este tipo es EE.UU.
Ejercicios militares anteriores entre estos países se realizaron con la hipótesis de intervenir conjuntamente en otro que ha sido desestabilizado por crisis internas. Pero esta nueva hipótesis muestra un cambio en las doctrinas militares de la región que cada vez más comienzan a incorporar el concepto de "guerra asimétrica", para resistir la agresión de una potencia militar extracontinental que tiene una capacidad muy superior.
En Bolivia, un nuevo acuerdo militar bilateral con Venezuela que prevé la entrada al país de tropas venezolanas, está generando una fuerte crisis política. Ya el acuerdo firmado en agosto por el cual Venezuela construirá un fuerte militar en el Departamento de Beni y la infraestructura para llegar a él por 50 millones de dólares había generado un fuerte debate. El nuevo, permitirá la entrada de fuerzas venezolanas para "gestión de crisis" y "desarme y control de armas". El convenio fue firmado el 26 de mayo y aprobado sin discusión en la Cámara de Diputados, donde el presidente Evo Morales tiene la mayoría, pero en el Senado la oposición es más fuerte y liderada por el senador y ex candidato presidencial Jorge Quiroga, sostuvo que en el país no están actuando fuerzas irregulares que justifiquen este acuerdo.
Pero la posibilidad que los cuatro departamentos del oriente del país con epicentro en Santa Cruz de la Sierra, puedan llegar a desencadenar un intento secesionista o autonomista, es un tema en discusión en la agenda política boliviana y es el que podría generar una intervención de fuerzas venezolanas para desarmar a civiles armados. Todo esto tiene lugar en momentos que se conoce un paper de la Cancillería argentina que adjudica un 56% de probabilidad a una guerra civil en Bolivia; en Paraguay se teme el desequilibro regional que pueda generar la alianza militar venezolano-boliviana, Morales busca hacer de las Fuerzas Armadas un aliado relevante, el vicepresidente (García Linera) convoca a defender el petróleo con las armas y se multiplican incidentes violentos con cocaleros y entre los mineros. La posible construcción de bases bolivianas con apoyo venezolano en la frontera con Chile y Perú, generó reclamos de ambos países.
A su vez, en Paraguay la cancillería anunció que no se renovará la inmunidad diplomática otorgada a los militares y contratistas de EE.UU. que entren al país a partir de 2007. La entrada de una patrulla boliviana en territorio paraguayo, la crítica del viceministro de interior boliviano -que se vio obligado a renunciar- contra el Ministro de Defensa paraguayo (San Miguel) y las interpretaciones que generan por un lado la presencia militar cubana y venezolana en Bolivia y la norteamericana en Paraguay, han planteado una situación de tensión entre ambos países.
En General Estigarribia, en territorio paraguayo, a 150 kilómetros de Bolivia hay una gran pista de aterrizaje construida por EE.UU. a fines del gobierno de Stroessner, que puede ser operada por dicho país, donde preocupa la posibilidad que una rebeldía de Santa Cruz de la Sierra pudiera ser apoyada desde este lugar. En este marco, el anuncio del gobierno de Paraguay de que suspende la inmunidad a las tropas y contratistas norteamericanos -es el único país del MERCOSUR que la ha otorgado- puede ser una decisión política para no despertar suspicacias en la región, pero también una acción de presión para negociar con Washington. La sangrienta y prolongada guerra que tuvieron Bolivia y Paraguay en los años treinta por el control de la región petrolera del Chaco, sigue presente en la memoria de los dos países.
En conclusión: la conferencia de Ministros de Defensa del continente, puso en evidencia que las diferencias ideológicas en la región impiden avanzar en una agenda común concreta; tanto la reunión de Jefes de Ejércitos del MERCOSUR ampliado, como el ejercicio de fuerzas sudamericanas realizado en Argentina, muestran el avance de la defensa de los recursos naturales como hipótesis subregional; la posibilidad de que tropas venezolanas entren a Bolivia para desarmar civiles, ha aumentado la tensión dentro del país y en la subregión y el anuncio de Paraguay suspendiendo la inmunidad a tropas y contratistas de EE.UU., puede ser tanto una decisión política como una presión sobre Washington para negociar.
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PD: En general, un panorama complejo, mucho más considerando la reducida operatividad y la ausencia de medios relativamente modernos de las fuerzas armadas argentinas. Nadie reclama súper cazas, pero la situación -sólo por precaución- requiere disponer de transportes y helicópteros en número suficiente.