Sigo un poco más con el libro del Cap. Gregorio...
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Algunos episodios
Por lo expuesto, sólo referiré algunos episodios particulares y trascendentes. Antes, deseo destacar el profesionalismo de la dotación de la radio y su entrega en el cumplimiento de la Misión; manteniendo las comunicaciones con el continente, las unidades navales, aeronavales y de IM, estaciones de comunicaciones principales y secundarias, en todas las condiciones imperantes para facilitar el ejercicio del mando, cumpliendo cabalmente con los requisitos de confianza, seguridad y rapidez.
A pesar de la precariedad con la que se operaba, fue diligenciado todo el tráfico desde y hacia la Estación, procediéndose, en cumplimiento de la orden superior recibida en las primeras horas del día 14 de junio, a la destrucción de todo el material asignado que podía comprometer que el “secreto” cayera en manos británicas.
Como mencioné, los buques de la FIC que fueron tripulados por personal de la Armada sólo tenían equipos de HF con frecuencias fijas a cristal, que eran de conocimiento de los ingleses y servían también para ligar a los isleños de las estancias entre sí; pedir asistencia y hacer requerimientos con Stanley.
En una de esas frecuencias fijas que operaban los isleños, fueron recibidas también sendas comunicaciones en inglés mediante las cuales una mujer, que se identificaba como “Sally”, llamaba a nuestra estación desde un puesto de estancia en la Isla Gran Malvina. En esos enlaces y, en dos episodios diferentes, dio cuenta que se habían acercado a su establecimiento dos pilotos de la FAA que se habían eyectado; uno de ellos herido Esta información fue pasada a la FAA y se acordaron y desarrollaron dos operaciones de engaño de comunicaciones para despistar a los ingleses que, seguramente, interceptaban esas frecuencias. Ambos pilotos fueron rescatados con vida con apoyo de personal de nuestro Ejército desde Howard, y pudieron regresar a salvo al continente.
No conocí a Sally, se lo agradecí por radio. Siendo isleña, la mujer tuvo un acto de compasión para nuestros pilotos: nos avisó y les prestó asistencia. Después no supe nada más de ella.
La relación con las otras Fuerzas
La relación del personal de la Estación con nuestros pares de las otras armas fue excelente. Llegué a compartir con integrantes de la FAA guardias nocturnas en el Centro de Informaciones de Combate (CIC). De aquellos momentos, deseo destacar su compañerismo, profesionalismo y valentía, en un todo de acuerdo con lo que brindaron sus pilotos en todas las operaciones que llevaron a cabo. En particular, es importante destacar la labor cumplida por la Red de Observadores de esa Fuerza (ROA), que permitió alertar sobre los movimientos de los británicos. En una oportunidad, con esa información, se propició y efectivizó un ataque nocturno con los Canberra sobre la cabecera de playa del estrecho de San Carlos, utilizando como referencia el fuego de una unidad inglesa que estaba ardiendo y más tarde se hundió (HMS Ardent), al haber sido alcanzada por un ataque aeronaval.
Qué decir de nuestros marinos. Fui testigo del heroico comportamiento de jóvenes Oficiales al mando de frágiles unidades, que junto con sus tripulaciones dieron muestras de profesionalismo, arrojo y hasta diría temeridad. Sentí por cada uno de ellos un gran orgullo y, porqué no decirlo, admiración. Encarnaban el espíritu de nuestro insigne Almirante y de sus Comandantes subordinados. ¿Qué los movía? Sólo sé que eran seguidos ciegamente por sus subordinados. No retrocedían ante el peligro, como tampoco dudaban en enfrentarse con el oponente pese al precario armamento con el que contaban. Cumplieron una brillante labor, y la mayoría de ellos fueron condecorados.