Efectos colaterales de la guerra civil en Siria
Turquía le teme a la “Primavera Kurda”
Autor: Jonathan Spyer
Las fuerzas turcas han lanzado recientemente una gran ofensiva en contra de las posiciones que el movimiento rebelde PKK mantiene en la frontera turco-iraquí. Alrededor dos mil soldados participan en la operación, según medios turcos.
El ministro del Interior de Turquía, Idris Naim Sahin, dijo que 115 rebeldes kurdos fueron abatidos por las fuerzas de seguridad turcas - una afirmación desmentida por el PKK, que a su vez afirma haber dado muerte a 49 soldados turcos.
La lucha se viene desarrollando desde el 24 de julio, cuando el ejército turco respondió con la fuerza a un intento del PKK de tomar el control de la carretera que une a las localidades de Semdinli y Gerdiya. Las autoridades han clausurado la zona, por lo que es difícil de obtener un cuadro preciso de lo que acontece sobre el terreno.
Un comunicado del PKK describe al área de Semdinli como una “zona de guerra” que involucra “a miles de soldados enemigos y cientos de guerrilleros”, en la que Turquía está utilizando “tanques, aviones de combate, helicópteros y otras tecnologías militares”.
El intendente de Semdinli, Sedat Tore, afiliado al partido kurdo BDP, dijo a la revista The Economist que los residentes de su localidad están rodeados por un “círculo de fuego”.
Desde el punto de vista del gobierno de Ankara, sin embargo, el círculo de fuego es kurdo, está dirigido en contra Turquía y crece en magnitud.
La campaña promovida por Turquía surge en un momento en que Ankara está profundamente preocupado por la notable mejora en la posición estratégica de los kurdos, a raíz de una serie de desarrollos regionales. Sin poder influir en los sucesos en Siria y en Irak, Ankara parece que está tratando de dibujar una línea en la arena para marcar su propia frontera. Turquía aspira sofocar cualquier intento de fomentar disturbios entre los kurdos de Turquía, que podrían sentirse envalentonados como consecuencia del avance de la posición estratégica kurda en Siria e Irak.
Las preocupaciones de Turquía, desde su punto de vista, es fácil de entender.
Contrariamente a los infinitos informes en los medios de comunicación que dicen que la situación en Siria ha entrado en su “fase final”, la guerra civil en curso en ese país no muestra signos de aproximarse a su consumación. Por el contrario, las diversas partes se están atrincherando en sus baluartes sectarios y se preparan para una lucha larga e interminable.
El gobierno central en Siria ya no existe en un sentido significativo. Los kurdos del noreste de Siria se han aprovechado del deseo del régimen de atrincherarse y consolidar sus fuerzas. Los kurdos de Siria son opositores naturales del régimen nacionalista árabe de Asad.
Pero también existen profundas sospechas hacia el Consejo Nacional Sirio, dominado por los Hermanos Musulmanes, que apoya por Turquía.
Hay un fuerte deseo en el noreste kurdo de Siria de mantenerse al margen de la lucha. Paramilitares kurdos en esa zona han tratado de impedir que los rebeldes del Ejército Libre de Siria lleven a cabo actividades que podrían provocar las represalias del régimen.
El régimen está ahora tratando de concentrar sus fuerzas en las zonas más volátiles y vulnerables, y está vertiendo sus tropas en la batalla de Alepo. Para disponer de los recursos humanos de su limitada reserva, ha llevado a cabo una retirada de las principales zonas de la gobernación de Hasakah, dominada por los kurdos .
Esta zona está ahora bajo el control de facto de una coalición de fuerzas kurdas. Estas fuerzas, a su vez, están dominadas por el PYD (Partido de Unión Democrática).
El PYD es la marca (o franquicia) del PKK para los kurdos sirios. El área controlada ahora por la coalición liderada por el PYD incluye una extensa franja de tierra en la frontera de 900 kilómetros que se extiende entre Turquía y Siria. Esto plantea la posibilidad de un nuevo frente, dirigido por el PKK y sus aliados, en un área de la autonomía kurda.
El PKK mantiene en la actualidad su principal baluarte en las montañas de Qandil entre el norte de Irak, controlado por los kurdos, y el sur de Turquía. Ankara está tratando ahora con la posibilidad de que esta situación se duplique en otra de sus fronteras.
El primer ministro turco, Recep Tayyep Erdogan, ha dejado claro que Turquía considera la intervención contra las bases rebeldes en el norte de Siria como su “derecho natural por excelencia”.
Fuerzas turcas y baterías de misiles fueron trasladadas a posiciones adyacentes al enclave kurdo en Siria, en los últimos días.
Ankara mantiene buenas relaciones con el gobierno regional kurdo de Massoud Barzani, en el norte de Irak. Pero Turquía ha estado más preocupada por la intermediación de Barzani en su capital, Erbil, para el acuerdo alcanzado entre el PYD y las facciones kurdas sirias no afiliadas al PKK del CNK (Consejo Nacional Kurdo), que ha hecho factible el control conjunto kurdo de de las áreas abandonadas por Asad.
La estrategia política de Turquía parece implicar la profundización de las relaciones con Barzani y el GRK (Gobierno Regional de Kurdistán); mientras trata de marginar al PYD.
El PYD, por su parte, ha tratado de hacer hincapié en que las preocupaciones turcas respecto a la población kurda de Siria carecen de fundamento y que está centrado en garantizar la seguridad a su propia comunidad, en lugar de buscar una base para una acción militar contra Turquía.
Desde una limitada perspectiva militar, esto es probablemente cierto. La tierra entre el noreste de Siria y Turquía es menos adecuada para las acciones de la guerrilla que la zona montañosa de Qandil. Además, el historial de Turquía sugiere que no dudará en responder con fuerza contra tales acciones.
Pero desde una perspectiva estratégica a largo plazo, Turquía sí tiene motivos de preocupación. Una serie de acontecimientos en el mundo árabe, durante la última década, han puesto seriamente en tela de juicio, por primera vez, las fronteras, desde que se establecieron tras el colapso del Imperio Otomano en 1918. Los kurdos, que fueron los grandes perdedores de esas fronteras, son ahora los principales beneficiarios.
La invasión estadounidense a Irak permitió el surgimiento de un enclave semi-soberano kurdo en el norte de Irak.
Mientras busca establecer relaciones normales con Turquía, este enclave permite también que su territorio sea usado por los rebeldes que actúan en la insurgencia en nombre de la numerosa población kurda de Turquía.
Como resultado del estallido de la guerra civil en Siria, otro enclave kurdo ha surgido en este país árabe. Este enclave está dominado por un partido asociado al PKK. Pero los kurdos iraquíes también ejercen allí su influencia.
Mientras las fronteras árabes y la integridad de los países árabes parecen más inestables de lo que lo han sido en cualquier otro momento de la memoria viviente, Turquía se enfrenta a la posibilidad de compartir extensas secciones de su frontera con dos entidades kurdas semi-soberanas.
El fantasma de una eventual soberanía kurda y el miedo que Turquía le tiene a esto se pueden sentir en el aire.
Desde este punto de vista, es fácil entender por qué una acción del PKK en el área de Semdinli es recibida con una furiosa respuesta por parte del ejército del estado turco. Ankara está completamente decidido a impedir la expansión de la “Primavera Kurda” a su propia minoría kurda que representa el 25 por ciento de la población turca -, y, evidentemente, empleará todas las medidas y los medios que considere necesarios para asegurarlo.