China financiará dos nuevos reactores nucleares en Argentina
Cristina Fernández y Xi Jinping refuerzan su cooperación en energía e infraestructuras
Xavier Fontdeglòria Pekín
4 FEB 2015 - 16:28 CET
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Liberada de la silla de ruedas que ha utilizado durante los últimos dos meses y sin mencionar una palabra del polémico
caso Nisman, la presidenta argentina, Cristina Fernández, selló este miércoles en Pekín varios acuerdos de cooperación con el gigante asiático en ámbitos como la energía nuclear, el sector ferroviario o las telecomunicaciones. Concretamente, China financiará y aportará la tecnología necesaria para la construcción de dos nuevos reactores nucleares en Argentina que se sumarán a los ya existentes en Atucha I y II, cerca de Buenos Aires, y en Embalse, situado en la provincia central de Córdoba.
La compañía estatal China National Nuclear Corporation aportará la tecnología necesaria para ampliar el actual complejo nuclear de Atucha y proveerá de bienes las futuras plantas, mientras que la argentina Nucleoeléctrica diseñará y construirá las instalaciones. "Argentina busca la diversificación energética y estos acuerdos con China nos acercan hacia este objetivo", defendió la presidenta en un encuentro este miércoles ante empresarios de ambos países. Otro de los acuerdos aporta más financiación china para la reactivación de la línea ferroviaria de mercancías Belgrano Cargas, necesitado de mejoras tras años de abandono. Ambos países colaborarán asimismo en áreas como las telecomunicaciones, la cultura o el sector aeroespacial. El presidente chino, Xi Jinping, alabó el estado de las relaciones bilaterales y destacó los vínculos en sectores estratégicos como la energía o las infraestructuras.
No es extraño que señalara estos dos ámbitos. Las autoridades de ambos países vieron este miércoles, por videoconferencia, el inicio oficial de las obras de las presas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en el río Santa Cruz, de un coste aproximado de 4.500 millones de dólares (casi 4.000 millones de euros) y financiadas por dos entidades chinas y cuya construcción ganó el también grupo chino Gezhouba. Otros ejemplos de la cada vez mayor presencia china en el país son la adquisición y puesta en marcha de 25 nuevos trenes para renovar varias líneas ferroviarias o el reciente acuerdo entre la principal refinería china, Sinopec, y la petrolera YPF para desarrollar proyectos conjuntos de exploración de petróleo y gas. El pasado agosto ambas compañías ya acordaron relanzar los trabajos para explotar un área específica del yacimiento de Vaca Muerta.
Fernández animó a los centenares de empresarios chinos asistentes en el encuentro a seguir apostando por Argentina. "El país es una fuente inagotable para hacer inversiones", dijo, haciendo especial énfasis en la mina de potasio en Río Colorado -abandonada desde diciembre de 2012 después de que la compañía brasileña Vale se retirara del proyecto- y el sector ferroviario. "Los intercambios han mutado y hay que superar la visión de Argentina como un país exportador de materias primas y la de China como uno de productos manufacturados", aseguró Fernández. El comercio bilateral entre ambos países se situó en los 15.000 millones de dólares en 2014, siendo China el segundo socio del país latinoamericano tras Brasil.
La predilección de Fernández por su homólogo chino no es casual. Como ha hecho con otros países latinoamericanos, el gigante asiático ha prestado dinero a Argentina cuando los mercados internacionales han cerrado el grifo. En su última visita a Buenos Aires, Xi firmó un crédito por valor de 11.000 millones de dólares que dio aire a las finanzas públicas del país y estableció las bases de la mayoría de los acuerdos que este miércoles se rubricaron.
Ante las críticas por este estrechamiento de las relaciones con el gigante asiático, Fernández defendió su gestión y prometió "proteger el trabajo de los argentinos y la participación de su empresariado". "Quienes cuestionan la relación entre ambos países lo hacen o por desconocimiento o por intencionalidad política", remachó, al tiempo que aclaró que se trata de "ser socio, no cliente" y que los vínculos se basan "en la complementariedad pero no en la subordinación".
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/04/actualidad/1423063717_352617.html