les recomiendo lean este muy buen reportaje:
Un día en la cacería a “Otoniel”
Un oficial que persigue al jefe de la banda “los Urabeños”, en Urabá, narra cómo se vive y se sufre la operación policial más grande de la historia.
“Cuando llegué a Urabá, una teniente que llevaba cinco años aquí me dijo que esta tierra era próspera y productiva, pero que tenía un cáncer muy grande: ‘Otoniel’; que el día que él cayera, ella iba a celebrar como nunca. Esa noche soñé que festejábamos la caída de ‘Otoniel’, y escuchaba esas palabras, ‘él es el cáncer de esta región’...
El día comienza a las 5:00 a.m., cuando nos levantamos. Lo primero es liberar el estrés haciendo ejercicio 45 minutos. Por protocolo de seguridad no podemos salir de la base, en las afueras de Necoclí.
Luego pasamos a desayunar huevo con arepa, pan y tinto, que nos cocina una señora paisa. Los comandos sí le meten arroz o carne en gulash, que es típico de acá. A las 7:00 a.m. estamos sentados en el puesto de mando para ejecutar las órdenes que se planearon en la noche anterior. Siempre hay uno de los cuatro generales y los oficiales de Inteligencia, cada uno tenemos un blanco asignado. Dura media horita y a las 7:30 a.m. uno sale para el área en un helicóptero Black Hawk, a pasarle revista a los Escuadrones Móviles de Carabineros (Emcar). En 10 kilómetros de monte, tenemos 500 policías desplegados.
El primer encuentro
Al poco tiempo de iniciar Agamenón, estuvimos muy cerca de ‘Otoniel’ (
Dairo Úsuga David). Él se mueve en pequeños grupos de escoltas y siempre manda unos exploradores como avanzada. Teníamos información cien por ciento confiable, seguros de que llegaría a un sitio en el corregimiento Nueva Antioquia, el 3 de febrero.
Estábamos camuflados cuando llegó la exploración de él a revisar el perímetro. Nos tocó movernos a un lado y en esas un comando tuvo un accidente, se resbaló por un barranco y se fracturó la pierna. Tocó extraerlo y con el ruido de los helicópteros ellos se alertaron.
‘Otoniel’ se esconde en Nueva Antioquia porque es nacido y criado ahí, como su primo el guerrillero ‘Jacobo Arango’, quien murió en un bombardeo (2013). Son un clan familiar y tienen arraigo en la población.
Por eso el primer mes de nuestra llegada fue de mucho choque. Íbamos a las fincas y la gente nos sacaba pa’l monte. Por las interceptaciones supimos que la banda pensaba que solo estaríamos ese mes y luego nos replegaríamos. Cuando se dieron cuenta que no íbamos a irnos, mandaron a la comunidad de ellos, esas fueron las protestas en Currulao (Turbo).
¿Y qué hicimos? No nos fuimos en contra, sino que para contrarrestarlos les dimos agua, porque allá no hay y era tiempo de sequía, y dejamos que contaran sus inquietudes. Así supimos que eran presionados por el Clan Úsuga.
Se les dio atención médica y recreación, la gente notó que el problema no era con ellos y se devolvieron. Agradecieron mucho el agua, porque por eso es lo que sufre la gente acá, no por comida. En Nueva Antioquia pagan hasta $2.500 por una botellita y en San José de Mulatos $3.500. El agua es el bien más preciado para la comunidad y para nosotros. Entonces uno aprovecha y en las revistas orienta a los Emcar para que recluten fuentes humanas, porque ese ha sido el éxito, tenemos infiltrados a ‘los Urabeños’ por el trabajo con la comunidad.
Si usted viera a los niños cuando vamos a repartir agua a los caseríos, salen corriendo detrás de los carabineros y se les pegan para que no se vayan, como cuando el papá se va a ir y los hijos se paran en la puerta para que no lo haga.
Tengo dos hijos en Bogotá y ha sido un sacrificio estar lejos de ellos. Ninguno de los 1.200 policías que estamos en la operación somos de esta zona. Mi familia no sabe qué estoy haciendo ni dónde, uno trata de desviar el tema porque ya tenemos dos heridos y se preocupan.
Cuando la gente empezó a hablarnos, primero por papelitos y después con confianza, conocí los vejámenes que les cometían. A los campesinos les sonsacan las hijas, son niñitas, porque una mujer de 20 años es una anciana para esos delincuentes. Se las sonsacan regalándoles cosas, porque la gente es muy pobre, y las usan, se las pasan de un cabecilla a otro, hasta que cumplen 16 años y ya las desechan.
Pequeños lujos
Las revistas con los Emcar duran todo el día. Almorzamos en la zona, siempre pollo, pollo y pollo.
A las 6:00 p.m. regresamos a la base. Antes lo hacíamos a las 8:00 p.m., pero el clima no está ayudando. Las corrientes de viento que vienen del Caribe pegan en la serranía de Abibe y ahí se quedan, esto se nubla y las montañas se tapan. Es muy húmedo y eso dificulta las operaciones.
A las 9:00 p.m. se hace la revisión de lo que se hizo en el día y se planea el siguiente. Cenamos arroz, gulash y mucho plátano, la papa casi no la vemos, y nos acostamos antes de las 11:00 p.m.
Uno como jefe trata de motivar a los muchachos, no pasándoles la presión de los superiores, sino dando moral. Cuando usted está en el monte y le llevan un gaseosa y un roscón, ¡eso es motivación!
Y cuando alguno de nosotros sale de permiso, esperamos que vuelva con hamburguesas y donas. Me gustan las de arequipe, eso aquí es un lujo. Los viernes y sábados por las noches, los que están de descanso tienen cine en un proyector de películas. Todos esperamos el sábado para verlas, de guerra o comedias, la última fue ‘El Francotirador’, buenísima.
Día de operativo
Cuando hay operativo, la jornada es diferente. El fin de semana recibimos información de que alias ‘El Ben’ (
Edven Rodríguez) había acabado de llegar a un rancho sin piso ni paredes. Es el cabecilla de ‘los Urabeños’ en Mutatá, desmovilizado del bloque Élmer Cárdenas, con orden de captura por concierto para delinquir y desplazamiento forzado.
La gente nos dijo que durante 15 días tuvo amarrada a una niña y la violaba a diario, hasta que la niña se reventó y el tipo la vio tan mal que la botó a la carretera. La estamos buscando para que ponga la denuncia. La comunidad estaba mamada de ese hp y nos lo entregó.
Cuando tuvimos su ubicación, en la vereda La Cristalina de Pavarandó, hicimos la revisión con imágenes satelitales, porque la planeación se hace con imágenes, cartógrafos y gente especializada en el relieve. Identificamos el punto y hablamos entre oficiales de Inteligencia y los de Operaciones. El problema no es tanto ubicarlos, sino cómo hacer la operación, porque hay que jugar con la dureza del clima y la topografía.
Uno de los dos aviones plataforma que tenemos, despega. En el día detecta los rostros de la gente y hasta identifica placas de vehículos; en la noche registra el calor corporal y miramos las siluetas de las personas. Apenas detecta las formas, avisa por una frecuencia segura que el objetivo está ahí. Salen los helicópteros y desembarcan los comandos unos kilómetros antes, porque la banda tiene lo que llaman ‘puntos’, unos informantes que oyen un helicóptero cuatro minutos antes de que llegue y alertan al cabecilla para que se vuele.
A esta operación enviamos a los Lobos, un grupo élite que estuvo en las misiones contra ‘Raúl Reyes’ y ‘Alfonso Cano’. Llegaron al rancho a las 5:00 a.m., cuando ‘El Ben’ dormía con cuatro escoltas. Yo estaba en el puesto de mando, tomando las decisiones con la información de la plataforma y de la gente en el terreno, vigilando los movimientos del objetivo para no caer en trampas. Uno está pendiente de a qué horas sale el primer rayo de Sol, para que nadie se escape en la oscuridad, y ese día salía a las 5:25 a.m., hay software para calcular eso.
Un guardaespaldas se levantó a orinar y salió del rancho, alumbrando con linterna. Esperamos la primera luz y atacamos. Hubo un enfrentamiento y dos escoltas quedaron heridos, los capturamos a todos. ‘El Ben’ dijo que era un trabajador normal, pero le encontramos una pistola Pietro Beretta calibre 40, eso es para matar elefantes. Primera vez que veo esa pistola en mi vida.
Ultrasecreto
Estuve en la operación contra ‘Raúl Reyes’, que era la más grande de la Policía hasta ahora, pero esta le ganó, incluso creo que es más grande que la de
Pablo Escobar en recursos y gente. La Policía está entregada en alma y corazón, lo mejor que tiene lo puso aquí.
En diciembre llegó una carta del mando superior, convocándome a una junta en un hotel. Al llegar, estaban los cuatro generales, con sus respectivos coroneles operativos y otros dos oficiales. Éramos 11, un grupo muy cerrado. Nos dijeron: ‘Ustedes serán los encargados de liderar la Operación Agamenón, para darle el punto de quiebre al Clan Úsuga’.
Asistí a seis reuniones de esas, siempre en ciudades diferentes, en hoteles y restaurantes distintos, nunca en instalaciones policiales, para evitar la fuga de información.
El eje de las operaciones es la Inteligencia y varios cabecillas encarcelados están colaborando. Tienen a los organismos de seguridad extranjeros encima por sus cuentas pendientes por la droga, y buscan negociar con ellos. Tenemos buenas relaciones con esos organismos y nos comparten información y fuentes para ir rodeando a ‘Otoniel’.
El Clan Úsuga tiene nexos con carteles mexicanos y como la DEA lleva un trabajo adelantado en ese país, nos ayuda; lo mismo Europol, porque esta banda envía mucha cocaína a España y Holanda.
Nuestro éxito ha sido quedarnos aquí y reclutar fuentes humanas, lo mismo que hicimos con la guerrilla. Llegamos a zonas que antes eran vetadas, donde no había cómo hacer Inteligencia. El logro es estar donde está el problema, porque ahí siempre llegan los informantes, porque la gente está cansada de los abusos.
Tenemos todos los recursos que necesitamos. Para el pago de fuentes se destina mucha plata, el monto total es reservado, ¡pero es mucha plata! Por ‘El Ben’ se pagarán $23 millones.
Un almirante de la Armada me dijo que una vez estaba en el aire, en su pequeño helicóptero Bell para cuatro pasajeros, y nos vio pasar con cinco Black Hawk para una operación en Acandí. Contó que eso lo había marcado como colombiano, orgulloso de ver a una Policía poderosa, con recursos que ni ellos tienen.
Somos 1.200 y están llegando más, nos vamos quedando estrechos de alojamiento, pero con motivación. Todavía no hemos capturado a los 5 objetivos de la cúpula (’Otoniel’, ‘Gavilán’, ‘Nicolás’, ‘Guagua’ y ‘el Indio’), pero tenemos luces y estamos cerrando los cuadrantes.
Dolor profundo
Hace 15 días estábamos haciendo un cierre a ‘Otoniel’, necesitábamos cortar el camino para que no pasara de Nueva Antioquia al área del frente 58 de las Farc, que dirige alias ‘Manteco’, en San José de Apartadó. Ellos dos hicieron negocios el año pasado y estaban de uña y mugre. ‘Otoniel’ tiene el contacto directo con ‘Manteco’, a través de ‘Nicolás’.
Hicimos un desembarco y cuando los policías se bajaron del helicóptero, uno caminó a la maraña y le explotó una mina y le voló las dos piernas.
A ese caso no le dieron prensa, pero fue el mismo día que perdió las piernas el soldado en Norte de Santander, las que el Eln mostró como trofeo (mayo 6).
Mandamos el helicóptero y lo extrajimos. Eso ha sido doloroso para mí, porque ese día vi al muchacho en la reunión de la mañana y le asigné la misión. ¿Y a las tres horas verlo sin piernas? Eso es muy duro. Uno come con ellos, oficiales y patrulleros, acá todos somos iguales.
Es un muchacho del Emcar, patrullero
Sánchez Maza Álvaro Javier, de 23 años, pero con mucha moral, no es de los que dicen que se le acabó la vida, sino que va es pa’ delante, que por el país hace el sacrificio. Está en Bogotá recuperándose.
El otro policía que nos hirieron fue este miércoles a las 5:50 a.m. (mayo 20), también en Nueva Antioquia. Los Emcar tienen la costumbre de que nunca les amanece donde se acuestan. Se levantaron a las 4:30 a.m. y al rato se encontraron con una exploración. En el enfrentamiento, al patrullero
Carlos Andrés Moncayo le metieron un tiro en la ingle y otro en la pierna; no está de muerte, pero sí grave. Sé que ellos tienen dos heridos, lo confirmamos por interceptaciones.
Las 24 horas las paso pensando en ‘Otoniel’. Cuando lo cojamos será un día glorioso para el país, porque la gente le está metiendo sacrificio.
En la junta en la que me asignaron esta operación, me dijeron que Agamenón es el comienzo, eso traduce en griego. La llamamos así porque este es el comienzo del fin del Clan Úsuga”.
Fuente:
http://www.elcolombiano.com/