Las paradojas sociales, nos muestran un presente de "golpistas" de papel contra funcionarios que una vez junto a tres gatos locos se levantaron en armas para imponer su visión del mundo por sobre el resto de la población, al igual que los dictadores.
La verdadera tragédia es que a las nuevas generaciones no hay nada que las conmueva. Los discursos, se quiera o no, son efimeros, y más en una juventud a la que el verdadero motivo de la vida pasa por sacarse una autofoto para poder colgarla en el muro. La historia, blanca o negra, queda en el museo, como siempre ha sido y siempre será. La "memoria" de los pueblos, de la "lucha armadaaaa, ay..." y la "gloria en laureles, juremos morir, March!!" se reduce a la joda del finde. Cambalache se escribió en los años infames, y nueve décadas después pareciera que el horno no deja de quemar. Podemos como argentinos, empeñarnos en seguir discutiendo en que hinchada escupir al resto, la verdad que, de igual manera a nadie le va a importar. De hecho, no importaba entonces, porque a la gente, los generales no les preguntaban si querian un nuevo gobierno o no; ni tampoco los terroristas tenían el agrado de representar a nadie más que ellos. Por ende, és un pasado que al pueblo argentino en su conjunto: LE IMPORTA UN RABANO, porque lo único que ganó fueron bombas y represión.
Pero bueno, uno cosecha lo que siembra... ¿no?
Un tano querido, llegó en los últimos años de la dictadura y nos sacó de inmediato bien pintados: "(...) gente de la Argentina, que come tan facilmente su carnecita todos los días, y se viste tan bien..." ¿Qué podemos esperar? En plena guerra de Malvinas, no fuera que encima perdieramos el Mundial!!! De ahí hacia atrás, de los subersivos, los represores, los idealistas, los hijos, las madres, los tios, los ingléses, la vaca y el tero, no vaya a ser que arruinen un asado -que para colmo está caro!-. Ja!
Saludos!!!
La verdadera tragédia es que a las nuevas generaciones no hay nada que las conmueva. Los discursos, se quiera o no, son efimeros, y más en una juventud a la que el verdadero motivo de la vida pasa por sacarse una autofoto para poder colgarla en el muro. La historia, blanca o negra, queda en el museo, como siempre ha sido y siempre será. La "memoria" de los pueblos, de la "lucha armadaaaa, ay..." y la "gloria en laureles, juremos morir, March!!" se reduce a la joda del finde. Cambalache se escribió en los años infames, y nueve décadas después pareciera que el horno no deja de quemar. Podemos como argentinos, empeñarnos en seguir discutiendo en que hinchada escupir al resto, la verdad que, de igual manera a nadie le va a importar. De hecho, no importaba entonces, porque a la gente, los generales no les preguntaban si querian un nuevo gobierno o no; ni tampoco los terroristas tenían el agrado de representar a nadie más que ellos. Por ende, és un pasado que al pueblo argentino en su conjunto: LE IMPORTA UN RABANO, porque lo único que ganó fueron bombas y represión.
Pero bueno, uno cosecha lo que siembra... ¿no?
Un tano querido, llegó en los últimos años de la dictadura y nos sacó de inmediato bien pintados: "(...) gente de la Argentina, que come tan facilmente su carnecita todos los días, y se viste tan bien..." ¿Qué podemos esperar? En plena guerra de Malvinas, no fuera que encima perdieramos el Mundial!!! De ahí hacia atrás, de los subersivos, los represores, los idealistas, los hijos, las madres, los tios, los ingléses, la vaca y el tero, no vaya a ser que arruinen un asado -que para colmo está caro!-. Ja!
Saludos!!!