Ahí pasan dos cosas:
1-¿El problema es la falta de recursos o la mala asignación de los mismos? ¿En Argentina faltan fondos para la educación pública o se van en el áerea administrativa y se acompaña de programas educativos inadecuados? Porque si es lo segundo, aumentar el PBI o el % de asignación no cambia mucho las cosas.
2-Algo que cuesta mucho entender: ¿Qué es un estado? Es el monopolio legal del uso de la fuerza.
Educación, salud, etc, pueden ser delegados -no significa que deban-, pero no el uso de la fuerza -interna y externa- o desaparece el estado como tal. Nunca, ni aún ante una alfabetización absoluta o una mortandad generalizada por hambre, un estado puede renunciar a ejercer su tarea de policía y ejército. Si lo hace, entonces que venga otro estado a hacerse cargo de la defensa de esa gente. Y, casi con seguridad, mejorará automáticamente la educación o la salud, porque lo lógico es que esa pobreza sea resultado de la falta de administración de justicia por parte del estado en cuestión (salvo hablemos de un territorio paupérrimo). Si un estado no sabe hacer lo propio -justicia y defensa- ¿Qué se puede esperar que haga en salud o educación?
Pasa que acá se entra en un terreno tabú tras todas las teorías modernas de los últimos 200-300 años, que sacralizan al estado: ¿Se debe mantener a un estado que no da seguridad -jurídica y física-? ¿Se le debe seguir mansamente sacrificando generación tras generación con la cabeza gacha?
No es tan así. El Estado debe garantizar la seguridad y defensa, de la misma manera que debe hacerlo con la justicia, la salud y la educación (podríamos agregar algunos otros atributos, pero en general estos son los básicos y consensuados en todo el mundo).
Es cierto que se delega en muchos casos la salud y la educación, pero nunca se deja de lado. No creo que haya país relativamente organizado que no tenga una base de educación y salud pública. Justicia, seguridad y defensa son, en general, indelegables (especialmente justicia y defensa, dado el avance de la seguridad privada en muchos ámbitos específicos).
Ahora bien, eso no habilita, en el siglo XXI, a empezar a construir (o reconstruir...) al Estado desde la milicia. La Defensa no se compone solamente desde las armas, sino también desde la diplomacia y -en cierta forma- el orden interno (por ejemplo, nadie acusaría a los suizos de ser un país beligerante, ni una amenaza a sus vecinos por sus conductas, ni un albergue de terroristas internacionales).
Argentina tiene Fuerzas Armadas (o sea, no resigna formalmente su capacidad de Defensa). Que estén lejos de lo que uno espera, es otro punto. Plata hubo en los últimos años. A mi criterio, muy mal administrada. Hoy es inviable salir a armar (literalmente) a las FFAA soslayando la realidad de sectores más críticos. Con esto no quiero ni supeditar el reequipamiento militar a metas hipotéticas de salud o educación (el famoso "hay chicos que no comen o maestros que ganan poco, entonces no compro aviones"), ni tampoco quedarme en que la Defensa no importa. Pero hay que ser conscientes de que se administran presupuestos escasos, y también saber calcular cuáles son las amenazas más urgentes. En mi opinión, hoy es más probable que tengamos desbordes por el lado de la salud y la educación (de la Justicia, ni hablar) que tengamos un problema de integridad territorial con los países vecinos o algún otro (aclaro, por las dudas, que no me olvido de Malvinas).
Entonces, para resumir, se puede aprovechar en este momento para trazar un plan estratégico referido a Defensa que sea lógico y cumplible, y al que gradualmente se le puedan ir asignando recursos para su concreción. Pero de ahí a salir a llenar arsenales y cuarteles hay un abismo.