Campañas expedicionarias al desierto 1823-1883....

Campañas expedicionarias al desierto 1823-1883...la mal llamada “Conquista del Desierto”​

La “Campaña al Desierto”, mal identificada como “La Conquista del Desierto”, fue un conjunto de acciones militares desarrolladas en los territorios llamados “la Pampa” y “el Chaco”, llevadas a cabo por el gobierno argentino contra los aborígenes que los ocupaban, con el objetivo de recuperar el dominio soberano de esos territorios, que no habían sido colonizados por España durante el ejercicio de su dominación en América. Fueron quince mil leguas cuadradas ((una extensión equivalente a la superficie de Francia), de excelentes tierras que se reintegraron al territorio nacional, para ser pobladas y destinadas a la producción y al desarrollo de la Nación.

1.PORQUÉ DECIMOS MAL LLAMADA “CONQUISTA DEL DESIERTO”?

Nos atenemos para ello, al comunicado de la Academia Nacional de Historia, institución que consultada acerca de esta controversia, se expidió mediante nota fechada 16 de junio de 1981, haciendo suyos los contenidos de un dictamen producido por los señores Académicos de número, la opinión que al respecto aportara el historiador ORLANDO MARIO PUNZI y el dictamen de la Academia Argentina de Letras, mediante notas que trascribimos a continuación:

BUENOS AIRES, 29 de diciembre de 1980
Al señor Presidente de la Asociación de Expedicionarios al Desierto General de Brigada (R.E.) D. ELBIO CARLOS ANAYA
.De mi máxima consideración:
Tengo el agrado de dirigirme al señor Presidente a fin de llevar a su conocimiento que, al examinar documentos, libros, publicaciones, artículos, etc., referidos al tema de las campañas al desierto, se advierte cierta disparidad en el modo de denominación de tal acontecimiento. Así, se lo titulo, por ejemplo: La conquista de desierto, Las campañas al desierto, Las guerras con (o contra) el indio, Guerras de tierra adentro, etc.

En tal sentido y a fin de uniformar por principio la denominación oficial de un período tan importante de la Historia Patria, soy de opinión se eleve la presente iniciativa en consulta a las Academias Nacionales de la Historia y Argentina de Letras, para que tan altos organismos tengan a bien dictaminar acerca de su correcto enunciado.

Al respecto, y como contribución a dicho estudio, me permito, sin ánimo de crítica, adelantar mi opinión basada en mis propias inquietudes históricas y en las acepciones consignadas en el “Diccionario dé la Lengua Española” (Decimonovena edición, 1970) y su “Suplemento”, opinión que a simple título de colaboración, resumo en los siguientes puntos:

a). Corresponde el uso del vocablo “desierto” puesto que significa “despoblado, solo, inhabitado” y “lugar, paraje o sitio despoblado de edificios y gentes”, y es notorio que las comunidades indígenas, generalmente nómades, ocupaban en general ciertos y muy limitados espacios geográficos. b) No corresponde el empleo de la palabra “conquista” sino para las operaciones militares desarrolladas por España luego del descubrimiento. Durante el período independiente no corresponde su uso, puesto que se “conquista” lo que no es propio. Además, “conquista” incluye “operación de guerra” y es sabido que no sólo por ese medio (sino también por colonización y poblamiento, etc.) se concretó por parte de nuestro país, la ocupación definitiva del desierto. c) No debe denominarse “guerra con el indio” sino a las operaciones puramente militares (defensivas, ofensivas y de ocupación) y no al todo. Las “guerras” fueron una parte de un todo llamado “las campañas al desierto”. En el caso de “guerra contra el indio”, es preferible el empleo de la preposición “contra” (oposición, contrariedad) en lugar de “con” (sociedad, junta, alianza, etc.). Finalmente, “Guerras de tierra adentro ” no encuadra específicamente en el problema del indio, y es una denominación vaga y general. d) Como “campaña” es “el conjunto de actos o esfuerzos de índole diversa que se aplican a conseguir un fin determinado”, entiendo que tal vocablo es el de más lógico uso.

Por lo expresado, estimo que la definición más adecuada, de tal período histórico, salvo mejor opinión, podría ser: “Campañas al desierto”. Es el conjunto de operaciones militares (defensivas, ofensivas y de ocupación) y civiles (colonización y poblamiento), que los ejércitos argentinos (nacionales o provinciales), encararon para la incorporación definitiva al dominio del Estado, de los territorios del antiguo virreinato (deshabitados o habitados por tribus indígenas), que aún no habían sido efectivamente colonizados por España al acontecer la Independencia.

Saludo al señor Presidente con mi mayor estima
Coronel Orlando Mario Punzi



Buenos Aires, 5 de marzo de 1981
Señor Presidente
Asociación Expedicionarios al Desierto
General Elbio Carlos Anaya

Tengo el agrado de dirigirme a Ud. A fin de informarle que la Academia Argentina de Letras, ha recibido la consulta formulada por Ud. Acerca de la denominación oficial que correspondería aplicar a las campañas al desierto.

Estudiada la consulta mencionada, la Academia acordó contestar en los siguientes términos: “Como bien se observa en la nota que acompaña la consulta, existe una considerable fluctuación en los modos de denominar las campañas al desierto, siendo posiblemente las dos más comúnmente empleadas las de “conquista del desierto” y “campaña al desierto”. Aunque la primera goza desde antiguo, de cierto predícamento, como puede observarse, por ejemplo, en las obras de Estanislao Zeballos (“La conquista de quince mil leguas”), Manuel Prado (“La conquista de la Pampa”) y M.J. Olascoaga (”La conquista del desierto”), tanto por razones léxicas como éticas, con el particular respeto debido a los argentinos de origen indígena, la Academia Argentina de Letras, no ve inconveniente en uniformar la denominación actual bajo la forma “campañas al desierto”.

Por último, cabe aclarar como ya lo ha señalado reiteradamente esta Academia, que sus informes se ciñen a lo establecido en las normas fijadas o propuestas por la Real Academia Española, complementadas con las sucesivas observaciones que aporta la Academia de la Lengua Española, por lo que bajo este punto de vista, la denominación de “campaña”, resulta inobjetable ya que la acepción general que nos atañe, esta voz significa, sin olvidar su matiz específicamente militar, “conjunto de actos o esfuerzos de índole diversa que se aplican a conseguir un fin determinado” (Diccionario de la Real Academia Española, ed.1970, p. 238).

Saludo a Ud. Muy atentamente
Juan Carlos Ghiano, Secretario General


2.ANTECEDENTES


La Pampa y la Patagonia oriental eran una amplia región habitada pos pueblos originarios, que nunca pudo ser conquistada por los europeos, y que desde el siglo XVII se fue unificando bajo la cultura mapuche. Recién a fines del siglo XIX, Argentina y Chile, lograron ocupar la región mediante la guerra contra los indígenas. A la llegada de los europeos, el sur del continente americano, la Pampa y la Patagonia, estaba poblado por los pampas, los tehuelches (patagones) en la Patagonia oriental y los mapuches en la Patagonia occidental; Tierra del Fuego estaba habitada por una rama de los tehuelches: los selknams (onas), los yámana y los kawéskar.
Con el desembarco de los conquistadores realistas en las riberas del Río de la Plata y la fundación de la ciudad de Buenos Aires durante el siglo XVI, se produjeron las primeras confrontaciones entre los españoles y el pueblo originario que habitaba la región pampeana, los pampas (hetó querandíes), llamados luego ranqueles, una vez integrados a la cultura mapuche en el siglo XVIII.
A partir del siglo XVII una pequeña cantidad de bovinos abandonados por los españoles en las pampas, se multiplicaron naturalmente hasta conformar enormes manadas de bovinos salvajes. Tanto los pampas y mapuches, ocupantes de esos territorios, como los españoles y gauchos libres, se dedicaron a la caza de esos animales, lo que llevó a enfrentamientos entre unos y otros. Los españoles construyeron entonces una línea de fortines cercana a Buenos Aires y Córdoba, para ocupar zonas exclusivas de caza, llamadas vaquerías. Los pampas consideraron que los europeos habían usurpado invadiendo sus territorios, y durante siglos atacaron sus posiciones mediante un sistema de ataques en masa, denominados malones, utilizando diestramente el caballo, largas lanzas y boleadoras.
Entre los siglos XVII y XVIII los mapuches impusieron su cultura a la mayor parte de los pueblos indígenas que habitaban la pampa y la Patagonia. Desde fines del siglo XVIII, en el virreinato del Río de la Plata, los españoles comenzaron lentamente a avanzar sobre territorio ranquel. El río Salado (Buenos Aires), que divide al centro la pampa occidental, se convirtió entonces en el límite entre ambas civilizaciones. Algunos indígenas solían trabajar en las estancias españolas, mestizándose con europeos, negros y otros indígenas. El origen social de los gauchos está relacionado con este proceso de mestizaje. Simultáneamente desde la Capitanía de Chile se procedía a un ataque sistemático sobre los mapuches, conocidos también como araucanos, que se conoció como la Guerra de Arauco y luego de la independencia, en 1816, Argentina mostró una abierta intención de ocupar las tierras dominadas por los ranqueles y mapuches.

3.Una confrontación secular...

Según algunos historiadores, la confrontación con el aborígen, comenzó en 1516, cuando los guaraníes dan muerte a JUAN DÍAZ DE SOLÍS, en las costas del río Uruguay. En noviembre de 1529, los indios “timbúes” destruyen el Fuerte Sancti Spiritus, en represalia por las crueldades a las que los someten los españoles. En 1531, el navegante portugués PEDRO LÓPEZ DE SOUZA, mientras explora el río Uruguay, es hostigado por los charrúas y obligado a retirarse. El 15 de julio de 1536, un grupo de 400 españoles es exterminado por los “querandíes” en la acción de “Luján” y el 21 de diciembre del mismo año, Buenos Aires es incendiada y sus pobladores obligados a abandonarla, por los mismos indígenas. En 1553, PEDRO DE VALDIVIA es muerto por los “mapuches” en Neuquén. En 1581, JUAN DE GARAY incursiona 70 leguas al sur después de refundar Buenos Aires y llega a los territorios donde hoy se encuentra la ciudad de Mar del Plata y es permanentemente hostilizado por los “querandíes” (pampas), con quienes libra varios enfrentamientos. En 1583 el sargento mayor JUAN RUÍZ DE OCAÑA, perteneciente a la expedición de GARAY se bate con el cacique guaraní TELEMONIÁN CONDIÉ, que se resiste a la presencia de los españoles “en su tierra” y marchando hacia Santa Fe, el mismo GARAY es lanceado durante un entrevero con los indígenas del lugar.
En 1606 los siete caballos y las cinco yeguas que quedaron vivos luego de que DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA ordenara el despoblamiento de Buenos Aires, se dispersaron. Y ya en libertad, con buenos pastos y sin predadores a la vista, se multiplicaron enormemente y esas grandes manadas, atrajeron la codicia de los habitantes originarios y hasta de los araucanos y mapuches, que se decidieron a atravesar la cordillera, donde además de caballos, tenían a la mano, fabulosas praderas e ingentes manadas de vacunos cimarrones, dando comienzo a las primeras correrías que se registran al sur de Cuyo. En 1609 comienza la caza salvaje del ganado cimarrón y en busca de ellos, los indios “pampa” saquean la zona sur de la provincia de Córdoba, hasta que son echados por una partida al mando del teniente LUIS DEL PESO En 1627, como represalia por los malones que efectuaban los “peuenches” al sur de Chile, el capitán español JUAN FERNÁNDEZ los batió al norte del río Neuquén. En 1649, el capitán español LUIS PONCE DE LEÓN bate a una partida de aborígenes belicosos en cercanías del lago Huechulafquen y cuando el jesuita español DIEGO ROSALES, rescatando al cacique vencido, junto con 40 de sus hombres que habían quedado cautivos de ROSALES, los lleva devuelta a su toldería, es obligado a retirarse en medio de la hostilidad de toda la tribu. En 1657 el corregidor de Cuyo, maestre de campo MELCHOR DE CARVAJAL Y SARAVIA rechaza un ataque de los pehuenches y los persigue luego hasta el río Atuel. En 1659. Puelches y pehuenches, pertenecientes a la tribu del cacique TANAQUEUPÚ, de reconocida crueldad, asuelan la región sur de las provincias de Córdoba y San Luis y unidos luego con los “boroganos”, venidos desde Chile, incursionan por los llanos de la provincia de Buenos Aires. En 1664, los “puelches”, aliados con los “araucanos” llevan un gran ataque que llega hasta las inmediaciones de donde hoy está la provincia de Mendoza. En 1666. GASPAR DE VILLARROEL regidor de la provincia de Valdivia (Chile), cruza la cordillera y sale en persecución de indios que cometían desmanes al sur de Neuquén. En 1672 comienzan los malones de indios en el sur bonaerense : los “pampas” atacan establecimientos ganaderos cercanos al arroyo de Tandil y la sierra de Volcán
Producida la Revolución de Mayo en 1810, los primeros gobiernos patrios alternaron las relaciones comerciales con los indígenas, con expediciones militares ofensivas denominadas “campañas al desierto”, con el establecimiento de fortines con el fin de ir ocupando progresivamente el territorio en poder de éstos.
El 10 de junio de 1810, la Primera Junta ordenó realizar una expedición a las Salinas y a su regreso una delegación indígena firmó un tratado de paz con las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1815 el General JOSÉ DE SAN MARTÍN solicitó permiso a la nación pehuenche para atravesar su territorio con el Ejército de los Andes En 1820 la recién creada Provincia de Buenos Aires y los pueblos indígenas pampeanos, firmaron el “Pacto de Miraflores”, estableciendo la frontera en la línea de las estancias al sur del río Salado. Pero el 27 de octubre de 1820 un malón lanzado contra la localidad de Lobos, deja un saldo de 100 pobladores muertos y el 3 de diciembre del mismo año, la localidad de Salto es arrasada por hordas que saquean, incendian y roban y ambos asaltos son liderados por los caciques Carrera y Yanquetruz.
Hasta ahora, como se ha visto, ante los ataques de los indígenas, no había habido una respuesta que llevara inquietud a a sus gestores. Más bien, casi siempre se adoptó una actitud defensiva, hasta que la ruptura del “Pacto de Miraflores” por parte de tribus belicosas, decidió a las autoridades poner término a las correrías que realizaban los nativos, sembrando el pánico entre los pobladores, saqueando las propiedades, robando el ganado y llevándose cautivas a las mujeres, escenario que impedía el poblamiento y el desarrollo de un inmenso territorio, que no podía considerarse como parte integrante de un país soberano.
Y Fue a partir del gobierno de MARTÍN RODRÍGUEZ, quien como Gobernador de la provincia de Buenos Aires, dio inicio a una etapa ofensiva contra las tribus de aborígenes, comandando la primera de las campañas al desierto, que fue seguida luego por las que realizaron JUAN MANUEL DE ROSAS, BARTOLOMÉ MITRE, ADOLFO ALSINA y finalmente JULIO ARGENTINO ROCA, a cuyo término se habían recuperado sesenta millones de hectáreas pertenecientes a la Nación
Así comenzó otra historia, pues estaba visto que con una actitud pasiva y firmando pactos no se lograba la paz ansiada. Como represalia por los ataques que realizaron CARRERA y YANQUETRUZ a poblados del sur, el gobernador MARTÍN RODRÍGUEZ, el 15 de diciembre de 1820, inicia acciones ofensivas. Con 1.600 milicianos divididas en dos agrupaciones: la primera compuesta por 900 hombres al mando del Coronel RAFAEL HORTIGUERA, marcha hacia la Laguna de los Huesos, acompañado por JUAN MANUEL DE ROSAS que lleva 500 de sus soldados. La segunda agrupación, bajo de su mando, con 200 hombres se dirige hacia Kakel Huincul y luego de rechazar un ataque de los indígenas, ante la huída de los caciques, regresa el 17 de enero de 1821 a Buenos Aires..
Durante todo el año 1821 la frontera bonaerense volvió a ser asediada por los malones, esta vez comandados por un renegado llamado JOSÉ L. MOLINA, que con 1.500 guerreros se lleva de Dolores y Monte 150.000 animales. En abril de 1822 quinientos pampas saquean Pergamino y los caciques de Sierra de la Ventana exigen el retroceso de la frontera al Salado y el levantamiento del pueblo de Patagones. En Santa Fe el 10 de diciembre de ese año se lanza un importante malón, que es rechazado por el Sargento Mayor FEDERICO RAUCH y un nuevo embate indígena llega hasta las puertas de Buenos Aires. Se intensifica el tránsito de ganado robado hacia Chile, utilizando el llamado “camino de los chilenos” (río Colorado, Pichi Mahuida, Choele-Choel, río Negro, río Limay o Paso de Pino Hachado.

4. ACCIONES OFENSIVAS.

Fue entonces, que a partir de 1823, se inició lo que se conoce como “La Campaña al Desierto. En esos años, el incremento de las depredaciones cometidas en el sur bonaerense por los aucas o aucaes (indígenas comúnmente llamados “pampas”), indujo al Gobernador de Buenos Aires, MARTÍN RODRÍGUEZ a efectuar una excursión punitiva hasta sus tolderías.

Pueblos involucrados:

a. Pampas


Con este nombre aludimos a los indígenas primigenios que habitaban en las pampas, desde mucho antes de la llegada de los españoles y comenzaron a extinguirse a principios del siglo XVIII, exterminados por aborígenes “araucanos”, que provenientes de Chile, cruzaron la Cordillera de los Andes en procura de mejores tierras y bienes, escapando de la “hambruna” a que los sometían los inhóspitos territorios que habitaban desde sus orígenes. Abarcaban a los “taluhet” del noreste (que incluía a los “querandíes”), y a los “diluhet” del sudoeste de dichas llanuras. Se dedicaban a la caza de guanacos y venados, para lo cual debieron ser ágiles corredores y diestros en el manejo del arco y las boleadoras. Muerta la presa, bebían su sangre caliente. A veces recogían raíces, algarrobas y langostas, cuando las había. Su industria principal era el trabajo de la piedra, con la que fabricaban algunos útiles, puntas de flecha y “sobadores” para la preparación de las pieles. Se guarecían al amparo de paravientos hechos con estacas, cueros y ramas y más tarde en toldos. Los hombres vestían un taparrabo triangular y usaban “barbote”, también llamado “tembetá”, voz guaraní (“tembé”: labio, “Ita”: piedra), que designa a una varilla de metal, madera u otro material que atraviesa el labio inferior de los miembros de la tribu, como señal de madurez sexual). Las mujeres se cubrían con “pampanillas” y unos y otros se abrigaban con mantos hechos con pieles de zorro, guanaco o nutrias cosidas entre si y según las circunstancias (fiesta o guerra), se pintaban el cuerpo. De pueblos más avanzados aprendieron a modelar una tosca alfarería. La “araucanización” que sufrió este pueblo, hace muy difícil que hoy se encientre algún individio de esa etnia en estado puro.

b. Araucanos

“Araucano”, es un término que significa habitante de Arauco, una región que actualmente se encuentra en territorio chileno. Por extensión se ha utilizado la expresión para referirse a las personas o comunidades de lengua mapuche aunque habitaran fuera de Arauco. A estas tribus, pertenecían los caciques TRACALEU, MARCELO NAHUEL, JUAN SALPÚ, NAMUNCURÁ, ZUNIGA, PURRÁN . SAYHUEQUE, estaban en la provincia de Neuquén. El cacique araucano YANQUETRUZ, se estableció con su tribu entre los ranqueles, ocupando territorios al sur de Córdoba, Santa Fe, San Luis y La Pampa, tomó el mando de los ranqueles al morir el cacique CARIPILÚN y los llevó a la guerra contra el blanco, apoyado por los “aucas”, una tribu de belicosos aborígenes escindidos de los araucanos que se dieron el nombre de aucas (que significa “pueblo libre”) y que habitaba sobre las márgenes de los ríos Negro y Colorado

c. Aucas

Una tribu de belicosos aborígenes que se dieron el nombre de aucas, que significa “pueblo libre” y que habitaba sobre las márgenes de los ríos Negro y Colorado

d. Boroganos (o boroanos)

Se conoce como boroanos, borogas o boroganos (en cualquiera de los tres casos también se los encuentra en la bibliografía escritos con v), al grupo de mapuches originarios de Boroa (o Voroa) en la Araucanía chilena. Su lugar de origen se encontraba en el territorio actualmente chileno que se extiende, entre los ríos Cautín y Toltén, cerca de La Imperial. Su nombre deriva del arroyo Vorohue (“lugar donde hay huesos”, aunque según algunas versiones estos “huesos” serían mazorcas de maíz). Durante la guerra e la Independencia de Chile (1819/1821), la mayoría de los boroganos lucharon junto a los realistas, acaudillados por el cacique Curiqueo, pero algunos otros lo hicieron del lado de los “patriotas” (independentistas). A partir de 1818, comenzaron a realizar incursiones al oriente de la Cordillera de los Andes, llegando hasta la actual provincia de Buenos Aires en donde formaron una federación gobernada por un consejo de seis caciques mayores: Cañiullan, Melín, Alún, Gauyquil, Mariano Rondeau y Cañiuquir, del cual dependían otros veinte caciques menores. Se unieron al general chileno José Miguel Carrera, que luego de ser derrotado en su patria, había huído hacia la Argentina y lo secundaron en sus correrías hasta que este fue derrotado el 30 de agosto de 1821 en Punta del Médano por las fuerzas del coronel José Albino Gutiérrez. En 1823, comenzaron a trasladarse a las Salinas Grandes y a la Sierra de la Ventana, donde se asentaron. y en agosto de 1828, atacaron Carmen de Patagones y la “Fortaleza Protectora Argentina”. El boroga Caniucuiz (Cañiuquir o Cañiquir) asumió el mando de los boroganos y éstos intentaron unirse al levantamiento unitario de Juan Galo de Lavalle, pero Juan Manuel de Rosas logró impedir esto, llegando a un arreglo con los boroganos por medio de una de las esposas (Luisa) del cacique mayor Cañiuquir, que mantenía prisionera en su estancia de Los Cerrillos. Más tarde, de la mano del cacique Rondeau buscaron acercarse a las autoridades y vivieron un tiempo en paz, hasta que el araucano Calfucurá, considerándolos traidores a “la causa araucana”, asesinó a Rondeau y a todos sus capitanejos.

e. Mapuches

“Mapuche” es la palabra que utilizan los mapuches para designarse a sí mismos. Deriva de las expresiones “mapu” (tierra) y “che” (persona o gente). Tribu del cacique COLIQUEO, proveniente de Chile, que se ubicó en Los Toldos, provincia de Buenos Aires. El origen de esta “gente de la tierra”, que habitaba en Chile, arrancaría de una población remota de pescadores y cultivadores, de lengua mapuche dominados por “moluches” (guerreros), que los habría invadido hacia los siglos XII o XII (según R.L. Latcham). Uno de sus componentes habría derivado de una básica vinculación amazónica y el otro sería de raza “ándida”. No se sabe en qué medida intervinieron elementos oceánicos que aportarían una fuerte influencia polinésica (toquis o hachas ceremoniales, arcos cortos, inhumación de sus muertos en una canoa, anclas de cuatro uñas y velas trapezoidales). Los mapuches, desplazados por la invasión de los “moluches”, se extendieron hacia el norte (pincuches), y hacia el sur (huilliches). Quizás otra etnia que había llegado a tener unos 400.000 individuos se afincó al oeste de la Cordillera de los Andes y cuando llegaron los conquistadores españoles, los llamaron “araucanos”, gentilicio derivado de “Arauco”, voz corrupta equivalente al topónimo “ragco” (agua gredosa), según F. Erize.

f. Ranqueles

Es la castellanización de la palabra mapuche “rangkülche”, que proviene de “rangkül” (caña) y “che” (persona) y que era utilizada para denominarse a sí mismos. Para los mapuches eran una de las cuatro identidades territoriales del Puelmapú. La República Argentina utiliza oficialmente la designación rankulche. Surgidos de la expansión de los rasgos culturales de un sector de los tehuelches septentrionales, dominaban el sur de las provincias de Mendoza, Córdoba y San Luis y el norte de La Pampa, capitaneados por los caciques EPUMER ROSAS -EPUMER PAINE, REUMAY, PINCÉN, CARIPILÚN, MANUEL GRANDE, TRIPAILAO, y RAMÓN CABRAL o RAMÓN PLATERO.

g. Salineros

Aliados naturales de los ranqueles, el núcleo principal se ubicaba en las Salinas Grandes, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Estaban dirigidos por la dinastía araucana de los Curá, que ocupaban el sudeste de La Pampa y el oeste de Buenos Aires, mientras que la tribu del cacique PINCÉN ocupaba el noroeste de Buenos Aires.

h. Tehuelches

“Tehuelche” es una palabra derivada del mapudungun, que significa “gente bravía”, para denominar a un conjunto de pueblos que habitaban la Patagonia argentina. Es la denominación genérica con que los españoles y argentinos llaman a diversos grupos nómades de la Patagonia. Puelche (“gente del este”) es también una palabra mapuche para denominar a los pueblos del este de los Andes, que se ha utilizado para pueblos como los “gününa kune”, los “aonikenk” e incluso para mapuches o tehuelches mapuchizados. La agrupación de varios pueblos en una sola palabra, produjo históricamente confusión sobre la identidad de cada uno de ellos. En 1995 el antropólogo argentino ROODOLFO CASAMIQUELA identificó a los pueblos tehuelches del siguiente modo: Tehuelches insulares: los “selnám” y los “manekenk o haush”); Tehuelches meridionales australes: los “aónik’enk” y los “patagones” o “chewelches”; Tehuelches meridionales boreales: los “mech’arn”; Tehuelches septentrionales australes o gününa kena, llamados también “pampas”, “chewelches”, “tehuelches”, “williches”, y “puelches” (un subgrupo de ellos son los “chüwach a künna”); Tehuelches septentrionales boreales: los “querandíes” y los “puelches” del norte del Neuquén). En La República Argentina, se utiliza oficialmente la designación tehuelche para referirse a los habitantes de la Patagonia. Vivían en la zona de Tapalqué, provincia de Buenos Aires, en Río Negro, Neuquén y Chubut. A esta etnia pertenecían la tribus de los caciques JUAN SACAMATA, MANUEL QUILCHAMAL, tehuelches de la cordillera de los andes, CATRIEL, que vivían en la zona de Azul y la Tribu del cacique principal MANUEL BAIGORRITA.

CRONOLOGÍA

19 de marzo de 1823. Se instala el “Fuerte Independencia”.

El General RODRÍGUEZ sale de la Guardia del Monte con una fuerza de 2.500 hombres con la misión de construír una línea de fortines que aseguren la vida de los pobladores contra las invasiones indígenas en la frontera sur del país y en marzo de 1823, instala el “Fuerte Independencia” en la frontera sur con el indio. Este será el origen de la ciudad de Tandil, en la provincia de Buenos Aires (ver “Fundación de la ciudad de Tandil” en Crónicas).

25 de enero de 1824. El General MARTÍN RODRÍGUEZ, al frente de 2.500 hombres, acompañado esta vez por JOSÉ RONDEAU, insiste en su decisión de poner coto a los desmanes que producían los indígenas en la frontera sur de Buenos Aires y llega hasta cerca de Bahía Blanca pero agotados sus hombres por las exigencias de una dura marcha y el contínuo hostigamiento de los indígenas, debe regresar sin haber logrado su cometido por segunda vez.

Se instala el “Fuerte Federación” (27 de diciembre de 1827)
El Teniente Coronel BERNARDINO ESCRIBANO al frente de efectivos del Regimiento 5 de Caballería, con asiento en Salto, funda el “Fuerte Federación, un eslabón más de la línea de frontera trazada por el gobierno para proteger esos territorios de los ataques de los indígenas. Se construyó 3 kilómetros al norte del “Cerrito colorado”y 4 kilómetros al oeste de la Laguna “El carpincho” y fue el origen de la actual ciudad de Junín.

FACUNDO QUIROGA encabezará una nueva expedición al desierto (28 de enero de 1833)
Siendo gobernador de la provincia de Buenos Aires el General JUAN RAMÓN BALCARCE se dispone realizar una campaña al desierto con el objeto de afianzar la frontera del sur, continuamente alterada por las violentas incursiones de los aborígenes que atacaban las haciendas para saquearlas, robar ganado y llevarse cautivas. La expedición fue puesta bajo el mando de FACUNDO QUIROGA a quien se le ordenó “extender y asegurar las fronteras más allá del río Colorado, edificar fuertes y someter a los indígenas rebeldes”. El General JUAN MANUEL DE ROSAS fue designado jefe de “la División Izquierda”, la “División del Centro” quedó al mando del General RUIZ HUIDOBRO y “la División Derecha” al mando del General FÉLIX ALDAO. Ante la ausencia de QUIROGA, que se negó a participar en esta operación (aduciendo que no sabía cómo combatir a los indios), ROSAS quedó como comandante supremo de esta expedición, que contaba con el General ÁNGEL PACHECO y el Coronel CONRADO VILLEGAS como comandantes de ala.

CAMPAÑA DE JUAN MANUEL DE ROSAS (3 DE FEBRERO DE 1833)

A las 16.30 del 3 de febrero de 1833, ROSAS, parte hacia el desierto, en cumplimiento de la misión que se le encomendara, al mando de la “División Izquierda”, formada por 2.000 hombres, 6.000 caballos, bueyes, carretas y hasta naves que se transportaban desarmadas para navegar el río Colorado. Encabeza la columna el Cuartel General de Rosas, que era su custodia personal. Lo sigue el batallón escolta, compuesto por milicianos de infantería montada, un piquete de artillería con cinco piezas y 25 marinos que luego tripularán en el río Colorado las naves que se transportan desarmadas, componiendo en total esta expedición unos 2.000 hombres y 5.000 caballos, una nutrida impedimenta de carretas con los abastecimientos, yeguadas y manadas de bueyes, mujeres y comerciantes (vivanderos).

El plan estratégico de ROSAS

El sueño de Rosas, acariciado desde 1821, comienza a concretarse.
La idea de Rosas era avanzar hacia el sur del río Colorado y remontar el río Negro para dominar a los pueblos mapuches y tehuelches, ya sea originarios de la región o procedentes de la Araucanía en Chile, Para ello, tratará de correr a los indios de las tierras que ocupaban al sur de Buenos Aires, detrás de la precaria frontera interior. Es la primera expedición que persigue un fin estratégico y que ha sido planeada con visión amplia y general del problema. Utilizando su experiencia práctica, durante su reciente gobernación en Buenos Aires, ROSAS ha estructurado bien sus planes. La acción comprende un vasto objetivo: cubre desde el Atlántico hasta la cordillera andina y se realizará mediante una presión conjunta que se ha acordado previamente y que ejercerán en forma simultánea tres divisiones argentinas y una chilena. Las argentinas que se denominan “División Izquierda”, que está a su mando directo, deberá operar en la pampa del sur, desde los ríos Colorado y Negro hasta el Neuquén para asegurar la línea del río Negro. La “División Centro”, que al mando del General JOSÉ RUÍZ HUIDOBRO, debe desalojar a los indios de la pampa central, y la “División Derecha”, que al mando del General JOSÉ FÉLIX ALDAO, debe operar en la región andina, pasar por los ríos Diamante y Atuel y seguir después hasta el Neuquén, donde se encontrará con Rosas. Las fuerzas chilenas, al mando del General MANUEL BULNES, debían batir a los indios en aquel país y arrojarlos al oriente de la Cordillera de los Andes.

Cuidadosa preparación

ROSAS preparó todo cuidadosamente: desde la elección de los hombres hasta las armas, pasando por el color de las telas, que debía ser indefectiblemente “encarnado”. También llevó consigo un equipo encargado de las comunicaciones que lo mantuvo en contacto con todo el país y con los jefes indios. Su relación con ellos tenía distintos matices; según lo conviniera, se mostraba amistoso o amenazante. Organizó una alianza general —Chile. Cuyo, Córdoba y Buenos Aires— que le permitió reunir las fuerzas necesarias para esta vasta empresa y ha conseguido 6.000 caballos. Ha preparado las armas, los vestuarios, los víveres, el entrenamiento de sus hombres. Ha cuidado los más ínfimos detalles: desde el jabón hasta las telas. En éstas, le preocupa obtenerlas de color encarnado y cuando se las ofrecen de color verde, escribe: “Si el gobierno no las quiere comprar, tómelas usted a mi crédito particular. Páguese un peso, páguese dos, páguese doble que la verde: pero no me quieran obligar a tomar ésta”. Rosas lleva también consigo una oficina de relaciones públicas, donde trabajará durante toda la campaña escribiendo a Buenos Aires y a todos los puntos del país, tejiendo incesantemente una red de comunicaciones que prepara su futuro político, además de mantenerlo en contacto con los Indios. Porque entre éstos, Rosas, diplomáticamente, varía el trato según la idiosincrasia de cada cacique. Habla a cada uno en el lenguaje y de las cosas que le interesan. Convence, inmoviliza o amenaza buscando sus propios fines, usando una gama de presiones que van desde el trato más que amistoso hasta la orden terrible: “A YANQUETRUZ y su hijo PICHÚN se los habrán de perseguir y se me habrán de entregar sus cabezas”, como escribe desde el Colorado el 15 de julio de 1833. Rosas expediciona acompañado de indios amigos a los cuales raciona con el mismo cuidado que a su propia tropa, pero no concede mucha confianza a sus aliados. Los mantiene a prudente distancia, tanto en las marchas como en las acampadas.

El fracaso de los aliados

El plan de ROSAS, cuidadosamente meditado y minuciosamente preparado, nace con mala estrella. En Buenos Aires, un grupo de federales opositores critican la campaña, escatiman la ayuda y finalmente, consiguen que el gobierno prácticamente se desentienda de las obligaciones contraídas y es el mismo Rosas quien tiene que afrontar erogaciones de su propio peculio. Las fuerzas chilenas, que debían atacar a los indios arrojándolos a la pinza formada por las columnas del centro y la izquierda, no inician siquiera las acciones. Sus milicias son destinadas a controlar una situación política interna. Las fuerzas de la “División Derecha”, 300 hombres al mando del General ALDAO, veinte días después de haber partido, sin haber librado combate alguno, se enteran de la derrota y fuga de YANQUETRUZ, que ha chocado con las fuerzas de la “División Centro” y decide emboscar al fugitivo en un lugar más apropiado. Llegado al río Salado, Aldao obtiene varias victorias menores contra tribus diseminadas en su campo de acción, toma prisioneros, rescata cautivos y arrebata a los indios buena cantidad de ganado, pero mal comunicado con sus bases, ALDAO ignora que la “División Centro”, al abandonar la campaña, ha invalidado su estrategia. Soporta el invierno sin víveres, con muchos enfermos y sufriendo golpes de mano de los indios. A principios de octubre regresa a Mendoza, sin haber cumplido los objetivos señalados por Rosas. RUÍZ HUIDOBRO por su lado, al mando de la “División “Centro”, con 1.000 hombres y 4.000 caballos, después de duras jornadas combate el 16 de marzo con la tribu de YANQUETRUZ en Las Acollaradas. El cacique huye dejando 160 muertos —entre ellos su hijo PICHÚN— y Ruiz Huidobro, un General que viaja en carroza y rodeado de todas las comodidades, persigue lentamente a YANQUETRUZ, sufre muchas deserciones y regresa a Río IV a reponer caballadas. En mayo de ese año, RUIZ HUIDOBRO ataca a los ranqueles en acciones indecisas. Por fin, ante los sucesos políticos de Córdoba, suspende la campaña y hace devolver a San Luis. Mendoza y Córdoba, los hombres, armas y elementos que le fueron facilitados.

ROSAS persiste en el esfuerzo

Rosas, ahora solo, se mantiene en campaña. Bien montado y pertrechado, su ejército sigue avanzando. Tiene buena información sobre el terreno que pisa, ha establecido bases de abastecimiento en Bahía Blanca y un efectivo sistema de enlace por postas militares. El plan de Rosas es golpear a los indios inmovilizados por el invierno en sus tolderías. Trata de entrar en contacto con RUIZ HUIDOBRO y ALDAO, y convencido del fracaso de éstos, adelanta varias columnas para sorprender a los indios. El Coronel Mayor ÁNGEL PACHECO, el más activo y eficaz de sus jefes, llega al río Negro. Rosas se establece junto al rio Colorado y para lanzar sus columnas, llega a quedar con apenas 150 hombres a su lado. Y el 25 de mayo de 1834, cuando Rosas preparaba un esfuerzo final para rematar las acciones, el gobierno le ordena retirarse desde las posiciones alcanzadas.

ROSAS finaliza su Campaña al Desierto

Sobre la margen del arroyo Napostá, el 25 de mayo de 1834, JUAN MANUEL DE ROSAS, dirige a sus soldados una Proclama de agradecimiento en la que destaca el valor demostrado en la expedición y el éxito obtenido en la campaña contra el indio dándola por concluida. Los únicos aborígenes que no pudieron ser reducidos fueron los araucanos, que unidos a los ranqueles, se batieron exitosamente con las divisiones de ALDAO y RUIZ HUIDOBRO, pero que depusieron luego sus armas al saber que por el lado de Chile, venía el General BULNES y por el sur, hacía lo propio ROSAS, con la intención de encerrarlos para obligarlos a una batalla final. Durante más de un año JUAN MANUEL DE ROSAS había avanzado hacia sus objetivos, mientras sus aliados, que debían acompañarlo desde Chile y el centro del país, fracasaron en el intento. Rosas quedó solo entonces involucrado en esta campaña y en el transcurso de ella, puso fuera de combate a 6.000 indios, recuperó 2.000 cautivos y dejó guarniciones y fortines en distintas partes de las tierras recorridas. El mayor logro fue la conquista de un inmenso territorio hasta entonces en manos de los indígenas y de la barbarie. Ganó a los indios cerca de 3.000 leguas cuadradas, afianzó la soberanía nacional en un vasto territorio y permitió recoger valiosas observaciones (iban en su ejército 16 profesionales entre médicos, ingenieros y astrónomos). Al fin de la campaña, entre heridos, muertos y desaparecidos, Rosas perdió el 50 % de su fuerza activa, pero los indígenas, acobardados por el duro castigo y enredados en los pactos a que los ligaba a Rosas, quedaron prácticamente inmovilizados. Los sobrevivientes no consiguieron organizarse y durante 20 años casi no hubo rebelión indígena.

Un premio para ROSAS

El 6 de junio de 1834 la Legislatura de Buenos Aires dictó una ley donando al General JUAN MANUEL DE ROSAS la isla Choele-Choel, en Río Negro (Patagonia),”para sí y para sus descendientes, como prueba de gratitud por la expedición al desierto que acababa de llevar a cabo". Rosas rechazó esta donación, en cambio de la cual admitió la de sesenta leguas de tierras públicas que le donó la Legislatura por ley de septiembre del mismo año.

Siguen los problemas

El problema del indio no terminó con ROSAS, pero su campaña logró llevar algo de paz a la frontera y si bien siguieron las tropelías y los ataques de los indígenas, estos fueron más espaciados. Pero las diferencias con los aborígenes seguían estando presentes en esos vastos territorios. Si bien algunos caciques habían comenzado a caminar por el sendero de la paz, numerosos “capitanejos”, alentados por forajidos y delincuentes que habían encontrado en ellos, la “mano de obra” que podía ayudarlos a cometer sus tropelías, reiniciaron las hostilidades, más que para defender su tierra, para robar ganado, rapiñar y hacer cautivos, sobre todo mujeres. Fue así que la crónica registra violentos ataques a los poblados sureños y la consiguiente represalia por parte de las tropas destinadas en los Fortines que desde la época de MARTÍN RODRÍGUEZ, se habían ido multiplicando, estableciendo una línea de frontera, que lamentablemente continuaba siendo vulnerada.
 
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CAMPAÑA DE BARTOLOMÉ MITRE (1855)

El Coronel BARTOLOMÉ MITRE, ministro de Guerra, con las mejores tropas con que contaba el Estado partió para el Azul, con la misión ordenada por el gobierno de “acometer y destruir en sus propias tolderías a los indígenas del sur”. “Cinco mil jinetes a las órdenes de Calfucurá operaban al día siguiente de Caseros en divisiones comandadas por sus capitanejos CACHUL, CATRIEL, NAMUNCURÁ, RAIPIL, CARUPÁN, CALVUQUIR y CAÑUMIL. Cachul y Catriel rompían los tratados con sus lanzas y tomaban a saco el pueblo de Azul. En 1855, tres años después de la caída de Rosas, este ejército dominaba por completo las vegas pintorescas de Olavarría, el fecundo llano del Azul y las pampas de Córdoba, de Cuyo y Santa Fe. La naciente ciudad de Azul había sido asaltada y tomada por Calfucurá, que se retiró después de matar a trescientos vecinos en las calles. El clamor de las víctimas resonó en Buenos Aires y el militar de más talento y mayor prestigio de la provincia, el Coronel BARTOLOMÉ MITRE, ministro de Guerra, partió para el Azul, a mover sobre los indios las mejores tropas del Estado. Nuestro ejército fue rodeado, acosado, acribillado, cargado con pasmosa audacia por lanceros desmontados, que morían sobre los gallardos batallones de ARREDONDO, MARTÍNEZ, DE RIVAS, MITRE, VEDIA, OCAMPO, PAUNERO, CONESA y otros bravos”, terminando en fracaso este primer intento por llevar la paz al desierto. “¡Hasta el cansancio ensordecían con luctuosos relatos de la suerte que corrió la infortunada expedición al desierto, cuando el general BARTOLOMÉ MITRE, salió a traer la llave de la frontera, con un poderoso ejército, cuyas fuerzas sólo pudieron llegar hasta Sierra Chica, siendo allí rodeado por los belicosos indios, quienes los obligaron a retornar al Azul con las monturas al hombro, después de dejar el campo cubierto con caballos desgarrados!”.
En 1862, aprovechando la desprotección de la frontera sur, debido a la guerra civil que se luchaba, los malones invadían esos territorios para robar hacienda y hacer cautivas (por las que cobraran elevados rescates), Para escarmentarlos, el General JULIO DE VEDIA emprendió una excursión punitiva en la que incendió, destruyo sin compasión las tolderías de las tribus belicosas. Como venganza, el cacique MARIANO ROSAS lanzó una feroz invasión el 29 de marzo de 1863, que causó muchísimas muertes y pérdidas materiales a los colonos asaltados. Al año siguiente lanzó otra devastadora invasión sin que pudiera ser detenido, pues las fuerzas nacionales estaban comprometidas en la guerra con Paraguay.

Propuesta de Mitre al cacique CAFULCURÁ para terminar con el “problema indio”

El General BARTOLOMÉ MITRE, siendo ya Presidente de la Nación, le escribe al cacique JUAN CAFULCURÁ y le pone sus propósitos para con los indios:

“Buenos Aires, enero 10 de 1863, Al cacique D. Juan Calfucurá. “Estimado amigo: He recibido su carta última, en la que veo el interés que se toma por mi salud, que es muy buena al presente, lo que me alegro en participarle, deseando por mi parte que usted y sus indios se encuentren buenos y fuertes como yo. “Veo por su carta los buenos consejos que da usted a los capitanejos á que se refiere, á fin de que no vengan á robarnos y siento que no sigan esos buenos consejos, como lo prueba la última invasión que han hecho por el Bragado y Rojas; pero esto no me aflige, porque estoy resuelto a poner término á esos robos escandalosos; como hace tiempo que me estoy preparando para contenerlos y escarmentar a los indios ladrones, yendo a buscarlos hasta el fin del mundo he de conseguir lo que me he propuesto, pues no tengo guerra ninguna que me distraiga, ni más atención que guardar la frontera. “Pero no puedo dejar de decir á usted que me sorprende que los mismos indios que están a sus órdenes, sean los que nos invaden, como acaban de hacerlo ahora. Esto no puede ser, porque estando yo en paz y amistad con usted, no es posible que una parte de sus mismos indios vengan a robarnos, desobedeciendo sus consejos y sus órdenes. O la paz es como debe ser, castigando usted a los indios que lo desobedecen, o seamos francamente enemigos, haciéndonos la guerra como enemigos. “Esperando su respuesta sobre este punto, le diré con franqueza, que por lo que hace á usted y los indios que obedecen sus órdenes y que están en paz con nosotros, yo los he de mirar como hijos y los he de atender en todo y les he de dar todo para que vivan bien. Estamos en paz y ustedes han de tener en mi un padre cariñoso y de buen corazón, pero no he de transigir con los ladrones y no he de cesar de perseguirlos hasta exterminarlos. Es por eso que tanto á usted como a los demás capitanejos de que me habla, les he de señalar un sueldo arreglado a sus necesidades, para que no pasen ninguna miseria y les he da dar grados militares con sus despachos correspondientes; pero antes conviene que usted hable con el coronel Rivas, que es también un buen amigo de los indios, pues según lo que él me diga, he de proceder yo para con ustedes. “Sin embargo de que estoy seguro que Rivas y mis demás jefes, lo han de recibir bien, le escribo en esta ocasión, recomendándole que lo atienda en todo, que 1º trate como a un amigo mío, lo mismo que a los indios que lo acompañen cuando usted vaya a visitarlo, que espero será pronto”.

Mitre le informa luego de las acciones que ha estado llevando a cabo el Coronel VEDIA contra los ranqueles, tribu que promete destruír, si es que antes no pide la paz y que URQUIZA en Entre Ríos y JUAN SAA en Montevideo, por ahora se quedará quietos y en paz. Finaliza su carta con algunos comentarios sobre ciertos pedidos que le formulara CAFULCURÁ y se despide diciéndole: “Deseo a usted que lo pase bien con todos sus indios y que me crea su buen amigo de todo corazón, que verlo desea”.
Realizando un nuevo intento para poner fin a esta cruel situación, el 25 de mayo de 1865, el Presidente de la Nación, el General BARTOLOMÉ MITRE, concertó un Tratado de Paz con las tribus beligerantes. Producido el incumplimiento de los pagos ofrecidos para que lo firmaran, los voraces caciques volvieron a la guerra. El 22 de noviembre de 1866 arrasaron la región con un enorme malón de indígenas enloquecidos. Muchos sobrevivientes, aterrorizados, abandonaron sus casas y sus pertenencias y marcharon al norte para salvar sus vidas.

1867

El gobierno concede terrenos ubicados en el paraje de la actual localidad de Los Toldos, a los indígenas de la tribu del cacique COLIQUEO.

Renace la violencia

Lo que parecía ser una fuerza que se estaba agotando, con el pasar del tiempo y por la inoperancia de los gobiernos de turno, explotó nuevamente con renovada violencia. Volvieron los malones salvajes. La Pampa entera era un volcán. Los pobladores huían despavoridos de sus viviendas, dejando todo abandonado, antes de perder la vida y nadie quería correr el riesgo de aventurarse para radicarse en esas tierras, que permanecían ajenas al desarrollo del país.
 
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CAMPAÑA DE ADOLFO ALSINA (16 de abril de 1876)

Pero cuando NICOLÁS AVELLANEDA llegó a la presidencia de la Nación en 1874, le encomendó a su Ministro de Guerra, el doctor ADOLFO ALSINA, que se hiciera cargo de este problema y que le presentara un plan de acción para terminar con esta situación que alteraba el normal desarrollo del país. En 1875, ALSINA, le presentó al gobierno un plan que definió como destinado a poblar el desierto y no a destruirlo. El complicado problema del avance de la línea de frontera y conquista de la extensa pampa, había sido proyectado desde el tiempo del coloniaje por los virreyes del Plata y por todos los gobernantes de la Argentina. Se reconocían las grandes ventajas que reportaría el aseguramiento de la línea de fronteras y se consideraba de urgente necesidad, pero de difícil realización, a causa de las múltiples dificultades que primeramente había que resolver; ya por el peligro de la anarquía latente que fermentaba en los estados provinciales, ya por el malestar reinante, en el orden social y político, temiéndose, por consiguiente, estallara de un momento para otro la guerra civil. Las pasiones políticas mantenían los ánimos en alto grado de tensión, habiéndose olvidado nuestros prohombres que la codicia de orgullosas naciones buscaba cualquier pretexto para aplicar la arbitraria ley del “uti posidetis” en nuestras ricas y dilatadas regiones despobladas. Por otra parte, el mal más grave con que tropezaba el gobierno era la carencia absoluta de recursos: nuestro estado financiero se encontraba en lamentable bancarrota. Entonces ¿cómo llevar a expedicionar un ejército sin armamento, sin equipo ni proveeduría, careciendo hasta de los indispensables elementos de movilidad, a ocupar puntos estratégicos en la pampa desconocida?. ¿Cómo ejecutar tan arriesgada excursión, en la que los soldados tenían que combatir, desde la primera hasta la última jornada, con numerosos indígenas envalentonados, bien montados y armados?. Para complicar más la cuestión, no faltaban quienes asegurasen ser conocedores de las pampas inhospitalarias y presagiaban, pintando con colores tétricos y siniestros, desastrosos resultados. Con relatos espeluznantes afirmaban que el ejército sería sacrificado, una vez que afrontara empresa tan temeraria e irrealizable. Toda la prensa nacional de esa época, al unísono, opinaba y sostenía ser aventura descabellada, puesto que ni los virreyes, ni gobierno alguno, habían podido solucionar problema tan complejo y delicado. ¡Hasta el cansancio ensordecían con luctuosos relatos de la suerte que corrió la infortunada expedición al desierto, cuando el General BARTOLOMÉ MITRE, salió a traer la llave de la frontera, con un poderoso ejército, cuyas fuerzas sólo pudieron llegar hasta Sierra Chica, siendo allí rodeado por los belicosos indios, quienes los obligaron a retornar al Azul con las monturas al hombro, después de dejar el campo cubierto con caballos desgarrados!. Como se ve, pues, en consideración de estos antecedentes y otros informes desconsoladores, se creía utópico y absurdo emprender semejante operación. Tanto más cuanto que el mismo general Mitre había afirmado, en un discurso que pasarían, ¡trescientos años más para recién pensar en la conquista del desierto!.
ALSINA despejó la incógnita aplicando aquel conocido proverbio, que asegura que “el querer es poder y el poder es un deber”. Tenemos que Alsina, sin ser militar profesional, concibe un vasto plan de ofensa y defensa fronteriza y lo ejecuta poniéndose al frente de las fuerzas. Introdujo grandes innovaciones en el sistema de combatir en la guerra con el indígena. Cambió de armamento a los cuerpos de caballería, dejándolos en condiciones de combatir cuerpo a cuerpo con mayores ventajas; sacando al ejército de la vergonzosa táctica defensiva por la ofensiva y más tarde cuando sus planes se pusieron en marcha, se puso al frente de sus tropas y fue notable su actividad: templando y levantando el espíritu abatido y decaído del soldado, recorriendo todos los caminos con sus soldados, repasando sus planes, y analizando los informes que le llegan. Consulta la situación con los Fuertes y equipa ligeras columnas, que cada comandante, desprendido del resto de ellas, marchará a operar sobre las mismas tolderías de los indios (ver “Adolfo Alsina y la Campaña al Desierto” en Crónicas).

Un frustrado Tratado de Paz.

Pero antes de lanzar su ataque, busca otros caminos para poner fin a esta situación y firmó un Tratado de Paz con el cacique JUAN JOSÉ CATRIEL, sólo para ser roto corto tiempo después cuando éste atacó junto al cacique NAMUNCURÁ, los poblados de Tres Arroyos, Tandil, Azul (Buenos Aires) y otros pueblos y granjas en un ataque incluso más sangriento que el de 1872. ALSINA respondió atacando a los originarios, forzándolos a retroceder y a dejar los fortines en su camino hacia el sur para proteger los territorios conquistados.

Murió el cacique CALFUCURÁ (3 de junio de 1875)

El 26 de julio de 1875, el Ministro ALSINA dispone que el Sargento Mayor de Ingenieros FEDERICO MELCHER se traslade a Bahía Blanca y se reúna con el Mayor FELIPE CARONTI y otros vecinos conocedores del camino que hay que recorrer para llegar a “Puán”, “Carhué” y “Guaminí”, saliendo desde Bahía Blanca o desde “Sauce Corto” y le ordena que “llevando los instrumentos que le sean necesarios, levante los Planos de ese camino, llegando hasta “Carhué”.

Nace la idea de construír una zanja

El 20 de marzo de 1876 el doctor ALSINA, optando por un sistema defensivo para contener a los malones que asolaban la frontera interior sur y para dificultarles el traslado hacia sus tolderías del ganado que robaban, dispuso construír una nueva frontera interior avanzada y fundar a su amparo, pueblos y colonias. Esta nueva frontera se consolidaría con la instalación de nuevos fortines que estarían comunicados por líneas telegráficas entre sí y con las Comandancias instaladas a retaguardia, en los fortines ya existentes La nueva frontera sería reforzada por un profundo zanjón que desde Bahía Blanca llegara hasta la laguna “La Amarga”, en el sur de Córdoba. En los considerandos de la resolución ministerial, el doctor Alsina afirmaba que “el plan del Poder Ejecutivo era contra el desierto para poblarlo y no contra los indios para destruirlos”

30 de marzo de 1876

Se inicia la construcción de la “zanja de Alsina”. Cumpliendo una orden del Ministro de Guerra y Marina doctor Adolfo ALSINA, el ingeniero francés ALFREDO EBELOT inicia la construcción de la “Zanja de Alsina”, un profundo zanjón de alrededor de 600 kilómetros, que iba desde Bahía Blanca hasta la laguna “La Amarga”, en el sur de Córdoba, con el objeto de imponer una barrera a los malones indígenas. Para instalar la nueva frontera en el sur de la provincia de Buenos Aires que proponía el Ministro ADOLFO ALSINA, el 15 de abril de 1876, cinco Divisiones se dirigieron hacia los objetivos designados: el Coronel NELSON a “Italó”, el Coronel VILLEGAS a “Trenque Lauquen”, el Coronel FREYRE a “Guaminí” y los Coroneles LEVALLE y MALDONADO a “Pigüé, “Carhué” y “Puán”.

Fundación de Carhué

El 24 de abril de 1876, el Coronel NICOLÁS LEVALLE fundó el pueblo de Carhué, acto, que sumado a su rápida ocupación, aseguró la frontera sur en un inmenso territorio, que a partir de ese entonces, se incorporó definitivamente a la integridad nacional. Carhué sirvió luego de campamento base, durante la campaña del Río Negro y allí, el 26 de abril de 1879, se firmó la orden de partida de la Expedición al desierto que se realizó bajo el mando del General ROCA

Un reclamo de la sociedad para terminar con la barbarie

En el editorial del diario La Prensa, del 15 de julio de 1876, se le demandaba al Congreso de la Nación, que no permaneciera indiferente ante la grave situación que se había creado en la campaña. El terror y el saqueo que estaban sufriendo los pobladores de la campaña en la provincia de Buenos Aires, asaltados permanentemente por indígenas hostiles, ya había tomado proporciones alarmantes y se estaban produciendo graves daños a la economía de la región, por las grandes pérdidas de ganado que estos asaltos provocaban. El artículo terminaba alertando sobre el peligro que acarreaba esta situación en territorios, que ya conquistados en 1872, habían vuelto al dominio de la barbarie, por la inoperancia de los gobiernos”

15 de junio de 1877

El ingeniero ALFREDO EBELOT informa al gobierno que ha finalizado la construcción de la zanja que se le ha ordenado y que luego se hará conocer como “la zanja de Alsina”.
Los aborígenes continuaron con sus ataques para alzarse con el ganado de las chacras en la provincia de Buenos Aires y el sur de la provincia de Mendoza, pero la presencia de esa zanja, les creaba dificultades para escapar con los animales. La marcha se les hacía más lenta y la detención a la que los obligaba ese obstáculo, facilitaba la acción de las patrullas que habían salido a perseguirlos. Frustrados sus intentos de pillaje, muchos originarios que no sólo sufrieron de hambre sino que también la venganza del hombre blanco, decidieron unirse a las granjas-estancias para trabajar para ellos a cambio de comida y refugio, pero la gran mayoría prefirió seguir con su resistencia.

ROCA sucede a ALSINA como Ministro de Guerra

El 2 de enero de 1878 el entonces Presidente de la Nación doctor NICOLÁS AVELLANEDA nombró Ministro de la guerra al General JULIO ARGENTINO ROCA, en reemplazo del doctor ADOLFO ALSINA que había fallecido el 29 de diciembre de 1877.
El 30 de julio de 1878, los caciques BAIGORRITA Y EPUMER acuerdan una tregua con el Gobierno Nacional.

Se aprueba un inversión extraordinaria para financiar la Campaña al Desierto

El 14 de setiembre de 1878 la Cámara de Diputados de la Nación aprobó un proyecto de ley que autorizaba al Poder Ejecutivo a invertir 1.600.000 pesos, para establecer la línea de fronteras sobre la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén, “previo sometimiento o desalojo de los indios bárbaros de la pampa, desde el río Quinto y Diamante hasta los mencionados”.
El General ROCA en oposición con la estrategia empleada por su antecesor, el doctor ALSINA, consideraba que “la política de contención en las fronteras no había dado resultado” y creía que la única solución contra la amenaza de los indígenas era “subyugarlos, incorporarlos a nuestras leyes y costumbres y si no aceptaban eso, expulsarlos de los territorios que ocupaban. Consideraba que la inmensa mayoría de quienes se oponían a la presencia del blanco, no eran los pobladores originarios, sino que eran tribus naturales de Chile (araucanos y mapuches), que luego de exterminar a los verdaderos originarios, se habían apoderado de estas tierras, que encontraban más promisorias que las suyas..
 
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CAMPAÑA DEL GENERAL ROCA (16 DE ABRIL DE 1879)

Por encargo del Presidente NICOLÁS AVELLANEDA, el Ministro de Guerra, General JULIO ARGENTINO ROCA, planea la Campaña del Desierto con el objeto de afianzar definitivamente la soberanía nacional sobre los territorios del sur y habilitarlos para su colonización y desarrollo. En abril de 1878, presenta su plan de operaciones donde adopta la misma concepción estratégica de la guerra ofensiva que empleara ROSAS en 1833. Decidido a “limpiar” la zona entre la “zanja de Alsina” y el Río Negro por medio de ataques sistemáticos y continuos a los establecimientos de los indígenas, planea desarrollar esta empresa en dos etapas: 1º) Batida general del territorio comprendido entre la frontera demarcada por la “zanja de Alsina” y el Río Negro; 2º) Marcha del Ejército hasta los ríos Negro y Neuquén y fijar sobre ellos las guarniciones acordadas en el proyecto. El 4 de octubre de 1878, por medio de la Ley Nº 947, su plan es aprobado.

El cacique PINCÉN cae prisionero (6 de noviembre de 1878)

Y este es el fin de uno de los cabecillas indígena más audaces y famosos de la pampa argentina. El Coronel CONRADO VILLEGAS, Comandante de la frontera sur, tomó la decisión de acabar con las fechorías de PINCÉN y desde su campamento en Trenque-Lauquen,el 5 de noviembre de 1878, salió con algunas fuerzas hacia las tolderías del cacique, en el mismo corazón del desierto y en la madrugada de esta fecha, llegó hasta su campamento instalado en “Futalaufquen”, que encontraron abandonado, porque, habiendo advertido la llegada de VILLEGAS, PINCÉN se alejó y se ocultó en el desierto. Al día siguiente, 6 de noviembre, se reincorporó a las fuerzas del Coronel Villegas, el Sargento Mayor RAFAEL SOLÍS, que con setenta hombres, se había desprendido del grueso de sus fuerzas, trayendo prisionero al cacique Pincén y alguna chusma. PINCÉN, que tenía 70 años y que había sido sorprendido durmiendo, fue llevado a Buenos Aires y cuando le preguntaron cómo siendo tan valiente, se había dejado atrapar tan tontamente, contestó: “Porque a todo hombre le llega su hora”.

Se rinde el cacique CATRIEL

El 22 de noviembre de 1878. el Comandante LORENZO VINTTER informó al Poder Ejecutivo de la Nación que el temible cacique JUAN JOSÉ CATRIEL se había rendido a discreción., “con los últimos ciento cincuenta guerreros indígenas que le quedaban de aquella famosa tribu que en tiempo de Rosas, reunía 3000 lanzas, y 1000 en 1875, cuando se sublevó”

Llegan a Buenos Aires, indígenas en estado lamentable

El 23 de noviembre de 1878, el Comandante LORENZO VINTTER, que había tomado prisionero al feroz cacique JUAN JOSÉ CATRIEL y su tribu —de setecientos indígenas—, informó “que la indiada está materialmente desnuda, y los soldados, compadecidos de tanta miseria, les dan sus mantas para abrigarlos”. Pedía que se le enviara bayeta, por lo menos para vestir a las mujeres. Los setecientos salvajes fueron remitidos a Buenos Aires, donde se les dio destino

Traen a Buenos Aires al cacique PINCÉN.

El 9 de diciembre de 1878 el cacique PINCÉN, hecho prisionero el 6 de noviembre de ese año, llegó a Junín, provincia de Buenos Aires. Al día siguiente, acompañado por algunos de sus “bravos”, sus mujeres y niños, marchó hacia la capital de la República. El aspecto del feroz cacique ya no era el mismo que sembrara el terror en la frontera sur del país. Iba, serio, taciturno y sin palabras (Campaña al Desierto).

El cacique PINCÉN es internado en la isla Martín García.
El 18 de diciembre de 1878, el famoso cacique PINCÉN fue enviado a la isla de Martín García. Lo acompañaron nueve indígenas y dos mujeres, pertenecientes estas últimas a la familia del cacique.

Siete aborígenes son incorporados a la Marina
El 24 de diciembre de 1878 el comandante militar interino de Carmen de Patagones comunicó a la Inspección General de Armas que de los indígenas prisioneros tomados en aquella frontera, siete habían sido entregados al jefe del acorazado “Los Andes” para el servicio de ese buque y dos al Comandante de Marina MARTÍN GUERRICO para el de la cañonera “Uruguay”.

Traen prisionero al cacique EPUMER a Buenos Aires.
El 1º de febrero de 1879, Llegaron a la ciudad de Buenos Aires OCTAVIO PICO, encargado de confeccionar los estudios geográficos a que dio lugar esta campaña y el Mayor ÁLVAREZ que formaron parte de la expedición al desierto bajo el mando del Coronel EDUARDO RACEDO. Traían, para presentar al Ministro de Guerra, JULIO ARGENTINO ROCA, un grupo de prisioneros tomados durante esa campaña, entre los que se encontraba el cacique EPUMER ROSAS, que venía escoltado por el cacique Teniente Coronel RAMÓN y acompañado de su mujer y sus cinco hijos. Esta célebre princesa indígena era de la que se ocupa el General LUCIO V. MANSILLA en su libro “Una excursión a los indios ranqueles”

ROCA marcha hacia Choele-Choel

Antes de iniciar la marcha hacia el desierto, ROCA dispone que se efectúen incursiones preliminares “de limpieza”, para desgastar las fuerzas aborígenes y el 16 de abril de 1779, se pone al frente de la Primera División de las fuerzas que empeñará en la Campaña y partiendo desde Azul, emprende la marcha hacia Carhué, para dirigirse luego desde allí, hacia la isla Choele-Choel. En el momento de abrir la marcha al Río Negro, dio una proclama al Ejército, diciendo “Al despedirme del señor Presidente de la República, para venir a ponerme al frente de vosotros, me recomendó saludaros en su nombre y deciros que está satisfecho de vuestra conducta. Con asombro de todos nuestros conciudadanos, en poco tiempo habéis hecho desaparecer las numerosas tribus de la pampa que se creían invencibles con ci pavor que infundía el desierto y que eran como un legado fatal que aún tenían que trasmitirse las generaciones argentinas por espacio de siglos. Extinguiendo estos nidos de piratas terrestres y tomando posesión real de la vasta región que los abriga, habréis abierto y dilatado los horizontes de la patria hacia la. comarca del Sud, trazando, por decirlo así, con vuestras bayonetas un radio inmenso para su desenvolvimiento y grandeza futura. Dentro de tres meses quedará todo concluído; pero la República no termina en el río Negro” (Esta proclama fue publicada en el diario La Prensa del 29 de abril de 1879). El 19 de ese mismo mes, ROCA llegó con su Estado Mayor y treinta hombres de escolta al “Fuerte General Lavalle” y fue recibido a algunas leguas del Fuerte por el comandante de esa Plaza, el Coronel ZACARÍAS SUPISICHE, con quien al día siguiente marchó hacia Carhué.
El 25 de abril de 1879 la columna llegó a Trenque Lauquen y allí ROCA dispone la creación de una Quinta División en operaciones, compuesta de quinientos hombres e indígenas auxiliares y lo pone al mando del Coronel HILARIO LAGOS, (hijo), tras lo cual, el 29 de abril, parte desde Trenque Lauquen acompañado por un grupo de científicos de la “Academia de Ciencias de Córdoba” que se han incorporado a sus fuerzas, para realizar estudios y observaciones sobre la población indígena, la topografía, la flora y la fauna del lugar.
El 1º de mayo de 1879, llegó a Puán y de inmediato continúa su marcha hacia Carhué, adonde llegó el 5 de mayo, siendo recibido por el Coronel NICOLÁS LEVALLE, fundador de esta población (24 de abril de 1876), que ya contaba con cien casas, varias de material cocido y hasta una de altos, que era la que ocupaba el Coronel LEVALLE.
El 4 de mayo de 1879, desde Trenque Lauquen, la columna expedicionaria al desierto que comandaba el Coronel HILARIO LAGOS (hijo), se puso en marcha siguiendo una dirección paralela a la ruta que tomará la columna del Coronel NICOLÁS LEVALLE, hasta encontrarse en “Travó-Lauquen” y “Luan-Lauquen”. Para asegurar las líneas de comunicaciones, a medida que se avanzaba, la retaguardia quedaba defendida por fortines que se iban instalando sobre la marcha. Mientras tanto, una columna al mando del Comandante ENRIQUE GODOY partía desde Guaminí, con 135 soldados del 7º de Línea y veintiún indígenas amigos, guiado por un baqueano que le servía de guía y de lenguaraz.
El 6 de mayo de 1879 el General ROCA, al frente de mil ochocientos veteranos, parte desde Carhué en dirección al Río Colorado. El Ejército del Centro, al mando del Coronel EDUARDO RACEDO, avanzó hasta 40 leguas después de Villa Mercedes. Todas las fuerzas que venían desde Córdoba, junto con la División de San Luis, tenían la orden de converger hacia Médano Colorado. El 7 de mayo esta fuerza con el General ROCA a la cabeza, llegó a Nueva Roma, punto de partida para el desierto inexplorado. El 8 de mayo de 1879, el General ROCA, desde “Nueva Roma” parte en dirección a “Salinas Chicas”, donde esperará la “División Puán”, que venía a las órdenes del Coronel TEODORO GARCÍA. La “División Trenque Lauquen”, del Coronel CONRADO E. VILLEGAS, marchaba a la vanguardia y se hallaba ya en las márgenes del río Colorado. El Teniente Coronel NAPOLEÓN URIBURU, comandante del 4º Cuerpo de Ejército en operaciones sobre los valles de los Andes, llegó al río Grande y exploró sus tributarios, encontrando grandes cantidades de ganado chileno invernando en territorio argentinos, por lo que los ganaderos chilenos le solicitaron permiso para seguir ocupando esos campos y se ofrecieron para ayudar al ejército en operaciones contra los indígenas.
13 de mayo de 1879. El General JULIO ARGENTINO ROCA llega al Río Colorado, destino final de la marcha que emprendiera con el objetivo de recuperar el territorio de la Patagonia oriental para la soberanía nacional. Ese mismo día, el corresponsal de La Prensa, que marchaba con la expedición al desierto, por medio del servicio “chasque” que envió a la estación telegráfica del “Fuerte Argentino”, informó que habían llegado al río Colorado, después de acampar en Salinas Chicas y Algarrobo Clavado. “Los campos —agrega el articulista— son en esa zona muy hermosos, de abundantes pastos, agua y leña.
El 13 de mayo de 1879 El General ROCA, rehusando el honor que se le había discernido, autorizándolo para bautizar a un paso del río Colorado con su nombre y deseando, a la vez, demostrar su aprecio a su antecesor en el Ministerio de guerra, le ordena al coronel VILLEGAS que hiciera colocar en aquel sitio, un palo con la inscripción “Paso Alsina”, denominación que quedó hasta el día de hoy en aquella parte de dicho río
El 13 de mayo de 1879, en persecución de un numeroso grupo de indios que huían hacia la cordillera, llegan al río Colorado las fuerzas comandadas por el Coronel CONRADO VILLEGAS, el Coronel LORENZO VINTTER y el Coronel TEODORO GARCÍA y mientras la vanguardia lo cruza a nado para establecer una cabecera de playa, se construyen balsas para que el resto de la tropa y los bagajes puedan vadearlo. Al día siguiente las fuerzas de los Coroneles VILLEGAS, VINTTER y GARCÍA, cruzan en balsa el río Colorado, anunciando “ Antes del 25 de mayo estaremos en Choele-Choel”. Después de una penosa y arriesgada marcha de cuarenta días, manteniendo repetidos y violentos encuentros con partidas dispersas de indígenas que aún, a pesar de la pérdida de muchos de sus caciques, se resistían al avance del “blanco”, con 6.000 soldados y rifles nuevos, el 24 de mayo de 1879 la fuerza expedicionaria llega a Choele-Choel, poblado que fue rendido pacíficamente por los indígenas locales. Allí se izó la Bandera Argentina y el General ROCA le escribió al entonces presidente de la República, doctor NICOLÁS AVELLANEDA, expresándole: “Hoy hemos cantado un solemne Tedeum, para dar gracias al Señor de los Ejércitos por el feliz resultado de nuestra campaña. El Señor Provisor doctor ESPINOSA celebró el Santo Sacrificio de la Misa, en una verde y hermosísima llanura, a orillas del Río Negro, asistiendo todos los cuerpos como en orden de gran parada. El espectáculo resultó imponente y le aseguro que en ningún tiempo como entonces, hemos estado compenetrados de un porte religioso y sagrado recogimiento. En ninguna parte como en el desierto se siente uno más cerca de Dios. Mañana, al clarear el día, nos ponemos en marcha hacia el Neuquén…”
Desde Choele-Choel se dará comienzo a la segunda etapa del Plan de Operaciones de ROCA y mientras desde otros puntos, las compañías del sur hacían su camino hacia el río Negro y el Neuquén (el tributario norteño del río Negro, que juntos, marcaban la frontera natural desde los Andes hasta el Atlántico), ROCA se dirige hacia Neuquén, llegando a esos territorios el 4 de junio de 1879. Luego de remontar el río Negro hasta su confluencia con el Limay, da por terminada la misión que se le impusiera: La toma de posesión de esos territorios, para incorporarlos a la integridad nacional. Muchos establecimientos fueron construidos en la cuenca de estos dos ríos, así como también en el río Colorado. Por mar, algunos establecimientos fueron erigidos en la cuenca sur del río Santa Cruz, principalmente por colonos galeses.
Mientras esto sucedía, el General NICOLÁS LEVALLE avanzaba con la Segunda División desde Cathué hasta Traurú Lauquen (Acha) en la Pampa central e HILARIO LAGOS, desde Trenque Lauquen, al mando de la Quinta División se dirigía a Luan Lauquen y la Tercera División al mando de EDURDO RACEDO, avanzaba en dos columnas: una desde Villa Mercedes (San Luis) y la otra desde el Fuerte Sarmiento (en Córdoba), para reunirse ambas en Médano Colorado, desde donde planeaban avanzar hasta Poitahué y Pitre Lauquen. Por su parte, NAPOLEÓN URIBURU al mando de la Cuarta División marchó desde San Rafael (Mendoza), hasta el río Neuquén.
La organización de la Campaña del Desierto determinó que en 1879, se creara la “Oficina Topográfica Militar”, que fue puesta bajo la jefatura del Coronel MANUEL J. OLASCOAGA.
El 9 de julio de 1879, desde Choele-Choel, el Coronel CONRADO E. VILLEGAS, le comunicó al General ROCA que había colocado la señal del “Paso Alsina”, “cumpliendo así los deseos de vuestra excelencia, en el glorioso aniversario de nuestra Independencia”.
 
Continua....

ROCA PRESIDENTE, LANZA LA ÚLTIMA ETAPA DE LA CAMPAÑA AL DESIERTO.

El 12 de octubre de 1880, el General JULIO ARGENTINO ROCA, sucedió a NICOLÁS AVELLANEDA como Presidente de la Nación y convencido que era imperativo conquistar el territorio al sur del río Negro lo más pronto posible, en 1881 ordenó el lanzamiento de lo que será la última etapa de la Campaña al Desierto y puso en manos del Coronel CONRADO VILLEGAS, la ejecución de la misma. En el término de un año, VILLEGAS conquistó el territorio de la actual provincia de Neuquén (alcanzó el río Limay). La campaña continuó presionando a la resistencia de los pueblos originarios más al sur, para luchar la última batalla, el 18 de octubre de 1884. El último grupo rebelde de más de 3.000 miembros bajo el mando de los caciques INACAYAL y FOYEL, se rindieron dos meses después en la actual provincia de Chubut.
El 19 de enero de 1881, la destrucción del “Fuerte Guanacos” en Neuquén y la matanza de su tropa por los indígenas rebelados a los tratados firmados por el General JULIO ARGENTINO ROCA, obligan a realizar una nueva “campaña del desierto”, para lograr la definitiva pacificación de la Patagonia.
El 28 de marzo de 1882, se organiza una nueva expedición que al mando del Coronel CONRADO VILLEGAS, debe llegar hasta el pie de los Andes en Neuquén.
El General VILLEGAS informa el fin de la segunda expedición ordenada por ROCA. El 5 de mayo de 1883, el General CONRADO VILLEGAS informó que cumpliendo con los objetivos de su segunda expedición hacia el sur, para pacificar esta frontera, había logrado el control de un gran territorio comprendido entre los ríos Limay y Neuquén, la cordillera de los Andes y la Patagonia austral. El resultado de esta campaña fue la neutralización de las tribus de indígenas combatientes que dominaban todo el territorio del sur de la república, luego de haberse recompuesto; tras la batida que sufrieron a manos de la expedición del General JULIO A. ROCA.
Pero aún mermadas sus fuerzas, diezmados sus guerreros y muertos o prisioneros sus caciques, el pueblo aborigen siguió aferrándose a su tierra y a sus costumbres, sin aceptar la llegada de la civilización. Largos años de lucha habían mermado sus ímpetus, muchos de sus guerreros quedaron en la tierra ensangrentada de la Pampa que va desde el Atlántico hasta la Cordillera de los Andes y “el blanco” cada vez más organizado y numeroso, lo fue corriendo de sus tolderías y mientras lentamente, se iban retirando hacia el oeste, siguieron realizando nuevas incursiones, obligando a una permanente presencia de las fuerzas nacionales, para custodiar a los pobladores, que poco a poco se iban animando a ocupar estas tierras para cultivarlas y criar ganado, sin el temor de perderlo todo
El fin de esta larga lucha, llegó el 18 de diciembre de 1884, fecha en la que el último grupo rebelde de más de 3.000 “lanzas”, bajo el mando de los caciques INACAYAL y FOYEL, se rindieron en la actual provincia de Chubut. Se acabaron los malones y desaparecieron de la inmensidad de la Pampa las viejas tribus de CALFUCURÁ, de los hermanos CATRIEL, los ranqueles de YAMQUETRUZ, MARIANO y EPUMER y las bravías huestes de PINCÉN, después de combatir fieramente más medio siglo (1823/1884), contra todas las tropas nacionales que fueron a su encuentro comandadas por RAUCH, ROSAS, VILLEGAS, PACHECO, MITRE, ROCA, VINTTER y otros bravos.
Dos de los más famosos protagonistas de esos años de lucha sin cuartel, BAIGORRITA y NAMUNCURÁ se escaparon de sus perseguidores y se dirigieron hacia Chile. NAMUNCURÁ, el otrora insolente soberano de Salinas Grandes que en su huída, pasó a Chiloé, luego a la Cortadera, más tarde a Acuarez, para desaparecer finalmente sin dejar rastro, abandonó su tribu y sólo lo acompañaba su mujer, 10 indios de lanza y unos pocos de “chusma”. BAIGORRITA, por su parte, que al no aceptar el sometimiento a las autoridades, que se le había ofrecido en condiciones muy dignas, se vio también obligado a refugiarse en tolderías semi escondidas en los contrafuertes andinos, para eludir la una persecución que cada vez lo acorralaba más.

El último acto de este drama.

El 1º de enero de 1885, el cacique SAYHUEQUE, el más poderoso y temido jefe aborigen de gran prestigio y poder entre los pampas y los araucanos, acorralado por las fuerzas del Sargento Mayor MIGUEL VIDAL, se entrega en el fuerte “Junín de los Andes”, al jefe del Regimiento 7 de Caballería, Teniente Coronel NADAL, llevando consigo a 700 indígenas “de lanza”,y 2.500 “de chusma” pertenecientes a las tribus de INACAYAL, HUENCHENECUL, CHIQUINCHAN, QUAL SALVUTIA y otros más.
Y así terminó la “Campaña al Desierto” una lucha épica, librada contra los aborígenes, que defendieron lo que consideraban “su tierra” (y lo era), como solo sabían hacerlo: maloneando, atacando una y otra vez a los poblados, incendiando los campos, robando el ganado, hostilizando permanentemente a los fortines, asaltando a los viajeros y cometiendo mil tropelías más, la mayoría de las veces, organizadas por “blancos renegados” que encontraron en ellos, la carne de cañón necesaria para lograr sus objetivos de riqueza personal.
Para finalizar, es necesario recordar que muy pocos fueron los casos en que el enfrentamiento se llevó a cabo con auténticos aborígenes de nuestras tierras, pues la mayoría de los caciques y capitanejos que encabezaron acciones hostiles, eran araucanos y mapuches que cruzaron la cordillera en busca de buenos pastos para su ganado y mejores oportunidades para sobrevivir, cansados de la lucha cruel a que los obligaba la aridez y los rigores del clima que eran la característica de sus tierras al otro lado de la Cordillera, estimulados a ello además, por la política expansionista del gobierno trasandino, que intentaba así ocupar el territorio patagónico, para poder reclamar luego, derechos soberanos sobre el mismo.

COMBATES Y ENTREVEROS DE MAYOR RELEVANCIA LIBRADOS DURANTE LA CAMPAÑA AL DESIERTO.

1º de marzo de 1833.COMBATE DE LIMAY MAHUIDA.
Comandada por el General JOSÉ FÉLIX ALDAO, salió del fuerte de San Carlos, provincia de Mendoza, “el ala derecha”, de las fuerzas comandadas por JUAN MANUEL DE ROSAS que el 28 de enero de ese año, se había dispuesto enviar al sur para reforzar las fronteras asediadas por los malones de indígenas, en lo que fue la “primera campaña al desierto”. En poco más de un mes llegó hasta la isla de “Limayn-Mahuida”, en el Salado, dispersando a los indígenas que encontró y destruyendo sus tolderías, Se apoderó del cacique mapuche PAINEQUEO y otros indígenas y de una crecida cantidad de hacienda que éstos había robado durante recientes correrías.

16 de marzo de 1833.COMBATE DE LAS ACOLLARADAS.
Se sostuvo entre las fuerzas comandadas por el General JOSÉ RUIZ HUIDOBRO y las del bravo cacique YANQUETRUZ, al frente de los indígenas. El choque fue terrible, pero Yanquetruz fue derrotado aunque logró salvarse ocultándose luego en los montes (Campaña al Desierto).

22 de marzo de 1829.COMBATE DE LAS VIZCACHAS.
Librado en el marco de la Campaña al Desierto contra el indio y los malvivientes que, refugiados en las tolderías, incitaban a la indiada a la violencia contra el “blanco” y la guiaban en los malones que asolaban el sur del país, prestos a enriquecerse con el saqueo y la destrucción. A principios de ese año FEDERICO RAUCH, un alemán que se incorporó a las fuerzas que combatían a JUAN MANUEL DE ROSAS, al mando de un destacamento, salió en campaña con el apoyo de gauchos e indios, para enfrentar a los federales, que al mando de Rosas participaban en la campaña que éste había emprendido contra los indígenas. Rauch fue derrotado en el Combate de las Vizcacheras, en cuyo transcurso fue lanceado por el jefe ranquel NICASIO MACIEL, (apodado “Arbolito), aliado de Rosas y luego decapitado junto al coronel NICOLÁS MEDINA. Su cabeza fue primeramente arrojada en la puerta de la madre del coronel federal PRUDENCIO ARNOLD, a quien Rauch, supuestamente había jurado matar, y luego llevada en triunfo a la ciudad de Buenos Aires y arrojada en una calle céntrica como un desafío.

23 de marzo de 1833.COMBATE DE RANQUILCÓ.
Una partida compuesta por 50 hombres al mando del Teniente RODRÍGUEZ que saliendo desde el Fuerte San Carlos, debía dirigirse al sur luego de marchar 36 leguas por un terreno árido y salitroso que por falta de agua, se le hizo muy penoso, ataca en sus tolderías de Ranquilcó al cacique YAYPILAU tomándole numerosos prisioneros.

28 de marzo de 1833
JUAN MANUEL DE ROSAS se desplaza a lo largo del Rio Negro, llega hasta los pies de la Cordillera de los Andes y ocupa Choele Choel, en la región patagónica del Río Negro. Redujo allí varias tribus rebeladas y ajustó tratados de paz con los indígenas. Entre los principales jefes indígenas , a quienes se combatió o pactó la paz, se encontraban los caciques y caciquillos CACHUL, CATRIEL, YANQUETRUZ o LLANQUETRUZ, CHUPAMIEL, CAÑIUQUIR, CAÑIULLÁN, GUAYQUIMIL, ALON, GUILIPAN, CALFULCURÁ, NAMUNCURÁ, TORIANO, NIQUIÑILE, TRANAMILLA, CHOCORÍ, LLANQUETREN, PAYLLARÉN, CAYUPÁN, EPUILLÁN, CHOCOROY etc., pertenecientes a distintas tribus: “borogones”, “pampas”, “pincheiras”, “pehuenches” “hulliches”, “araucanos o mapuches”, “tehuelches” etc. (Adolfo SALDÍAS, “Historia de la Confederación Argentina”, Tº 1, pág. 279) (ver ampliado en “Estampas”).

1º de abril de 1833.COMBATE DE LIMAY MAHUIDA.
Comandada por el General JOSÉ FÉLIX ALDAO, salió del fuerte de San Carlos, provincia de Mendoza, “el ala derecha”, de las fuerzas comandadas por JUAN MANUEL DE ROSAS que el 28 de enero de ese año, se había dispuesto enviar al sur para reforzar las fronteras asediadas por los malones de indígenas, en lo que fue la “primera campaña al desierto”. En poco más de un mes llegó hasta la isla de “Limayn-Mahuida”, en el Salado, dispersando a los indígenas que encontró y destruyendo sus tolderías, Se apoderó del cacique mapuche PAINEQUEO y otros indígenas y de una crecida cantidad de hacienda que éstos había robado durante recientes correrías.

18 de abril de 1833
El cacique BARBÓN, perteneciente a las fuerzas de YANQUETRUZ, se entrega prisionero al coronel ALDAO y le proporciona importantes informes acerca de los movimientos e intenciones de éste último, feroz combatiente, que al frente de una considerable fuerza de guerreros, había logrado evitar ser acorralado, para dar una batalla que terminara con sus correrías (Campaña al Desierto)..

2 de mayo de 1833
El jefe expedicionario Coronel ANDRÉS GARCÍA, abandona el punto alcanzado en Sierra de la Ventana y emprende el regreso después de haber conferenciado sin éxito con los caciques de las tribus Pampa, tratando la compra de sus tierras por parte del gobierno de Buenos Aires y el rescate de los cautivos que tenían en su poder. Regresa así sin haber podido cumplir con su misión y debe hacerlo escoltado y protegido por el viejo cacique LINCON, quien desde el arribo del enviado gubernamental, se había opuesto a las tropelías que intentaron varios jefes con sus indígenas.

8 de mayo de 1823.COMBATE DE “LA PERFIDITA”.
El Coronel RODRÍGUEZ salió de Montes, en la provincia de Buenos Aires, en procura de un grupo de 800 indígenas “aucaces” que se iban a incorporar a sus fuerzas para auxiliar a sus tropas en posibles entreveros con los ranqueles y también para indicarles en el terreno la ubicación de aguadas y pastizales. El 8 de mayo, llegando a una laguna conocida como “La Perfidia”, los “aucaces” que se le habían unido sólo esperando el momento oportuno para volverse contra él, lo atacan tratando de frustrar su intento de seguir la marcha para dominar las tierras que consideraban propias. Los indígenas son rechazados, pero a costa de grandes pérdidas, lo que obliga al Coronel Rodríguez a emprender el regreso hacia Montes.

10 de julio de 1833
El General ÁNGEL PACHECO, que mandaba una de las Divisiones que componían la expedición bajo las órdenes del General JUAN MANUEL DE ROSAS, después de derrotar al cacique PAIRALES en proximidades de Río Negro, llegó hasta la isla Choele-Choel, donde penetró pasando el río en las balsas que se construyeron al efecto, levantándose la Bandera Argentina, por primera vez en esos parajes.

12 de julio de 1833
El Coronel CONRADO VILLEGAS, comandante de una de las alas de la “División Izquiera” al mando de ROSAS, realizó una fulminante batida contra los indígenas en la región del río Negro y se lanzo en persecución de los que habían logrado escapar, con una pequeña fuerza compuesta de tres oficiales y 33 soldados, al mando del Sargento Mayor JUAN G. DÍAZ. Llegados a los alrededores de la laguna Aluminé, encontrándose en una rastrillada, el Mayor DÍAZ mandó al Teniente SATURNINO CANAVERY con siete hombres y un baqueano en descubierta. Pero como esta comisión no regresaba y sospechándose que estuvieran próximos los indígenas, despachó en su protección al Teniente SONTAG con diez soldados quedándose con un Oficial, el Subteniente WAPPERS y diecisiete soldados. Llegando la noche sin que regresaran estos oficiales, el jefe acampó esperanzado pero al amanecer, ordenó el la retirada, sin que hubieran regresado los efectivos que enviara.

11 de setiembre de 1833
Un destacamento desprendido de las fuerzas al mando del Comandante PEDRO RAMOS, a órdenes del Mayor MANUEL DEL CARMEN GARCÍA, rechaza el ataque de una partida de indígenas y maleantes.

25 de noviembre de 1833

Durante la campaña al desierto que estaba realizando JUAN MANUEL DE ROSAS, el Ayudante MARIANO CALDERÓN, acompañado del Alférez EUGENIO QUIROZ y treinta soldados de las fuerzas del Coronel Ángel Pacheco, se encontraron con una partida de unos Cuarenta indígenas capitaneados por los caciques CUYUPÁN y ARCHINIÁN, en las orillas del río Colorado. El Ayudante Calderón cargó a la partida de los salvajes, derrotándolos completamente.

25 de junio de 1838
En su toldería de la “Laguna del Rosado”, es derrotada la tribu del cacique YEUQUELÉN por efectivos que al mando del Coronel ANTONIO RAMÍREZ participaban de la campaña al desierto dispuesta por JUAN MANUEL DE ROSAS.

10 de marzo de 1839
El Coronel JACINTO ANDRADA, Comandante de la División Norte de las fuerzas enviadas por JUAN MANUEL DE ROSAS a la conquista del desierto, derrota en “Avispas negras” a los guerreros de la tribu de SANTELLÁN VALENTÍN, que había invadido esos territorios por la “Laguna del Bagual”.

29 de julio de 1839
El Comandante JACINTO ANDRADA, jefe de una unidad de la División Norte de las tropas de JUAN MANUEL DE ROSAS en la campaña al desierto, derrota al cacique CASHITOQUÍN en el “Monte Palos Negros”,

11 de mayo de 1855
Los indígenas son derrotados y se dirigen a Sierra Chica, donde tratarán de reagruparse, y contando con la incorporación de otras tribus que llegaban del oeste, lanzar un ataque sobre la línea de fortines fronterizos.

31 de mayo de 1855.COMBATE DE SIERRA CHICA.
El Coronel BARTOLOMÉ MITRE, entonces ministro de la guerra durante el gobierno de PASTOR OBLIGADO, recibió la orden del Gobierno nacional para acometer y destruir en sus propias tolderías a los indígenas del sur de los cuales se tenían noticias de que, luego de ser derrotados el 11 de ese mes, se habían hecho fuertes en Sierra Chica e iban a atacar a las tropas que guarnecían la frontera, se enfrentó en ese lugar con los salvajes sublevados y comandados esta vez, por del cacique CATRIEL. La acción fue cruel y la llegada al campo de batalla del cacique CALFUCURÁ, cacique principal, con indiadas de refresco, obligó a las tropas enviadas por MITRE a emprender la retirada al Azul, dejando en el campo de batalla y en el tránsito los despojos de un combate desventurado que duró dos días.

28 de febrero de 1864.Combate de BALLY MANCA

26 de marzo de 1866.
El Coronel PLÁCIDO LÓPEZ con 50 hombres de la guarnición de Junín, persigue y derrota a una partida de guerreros indígenas que “maloqueaban” por inmediaciones de la localidad de General Acha

26 de marzo de 1866
Fuerzas al mando del Coronel CRUZ GORORDO, a las órdenes del Mayor PLÁCIDO DE LA ****** y del Comandante BAIGORRIA, derrotan a un malón que había invadido por “El Tunal”, en la provincia de Buenos Aires, arrebatándole el ganado que llevaban como botín, luego de saltar varias estancias.

6 de mayo de 1866

El jefe del Regimiento Uno de Guardias Nacionales, con cuarteles en la provincia de San Luís, sale en persecución de una indiada capitaneadas por los caciques ROSA y PEDRO BARGAS y los alcanza en un lugar llamado “Lince”, donde los derrota.

7 de julio de 1866
El Coronel CRUZ GORORDO derrota en los alrededores del fortín “Algarrobo”, a una partida de indígenas que huían luego de atacar a fortín “Totora” en la provincia de Buenos Aires
23 de noviembre de 1866.

COMBATE DE JAGUEL
Una de las más grandes invasiones de indígenas llegó hasta los suburbios de la población de Rió Cuarto, provincia de Córdoba. Una turba compuesta por más de ochocientos indígenas, extendiéndose a lo largo de la costa del río del mismo nombre atacó la población allí establecida y asesinó a muchos de sus habitantes, cometiendo infinidad de robos y tropelías hasta que el Capitán EGIDIO SOSA, a cargo de esa guarnición, les salió al encuentro con ciento setenta soldados y los puso en fuga, después de sostener dos combates en Los Jagüeles.

13 de diciembre de 1867.INVASIÓN DE LOS INDIOS EN LA FRONTERA SUR.
Una fuerza considerable de indígenas invadió los establecimientos de Calel-Huincul, en la frontera sur y arrebató las haciendas. Inmediatamente el Comandante de esa frontera, Coronel ÁLVARO BARROS, marchó al encuentro de los invasores y se trabó en encarnizada lucha, hasta que fueron repelidos los indígenas, que se dieron a la fuga, dejando abandonado el ganado que habían robado, por lo que éste fue recuperado para los pobladores.

14 de diciembre de 1867
El Comandante de la Frontera Sur de la provincia de Buenos Aires, Teniente Coronel ÁLVARO BARROS, derrota a un malón que había robado ganado en las estancias de Calel Huiscul.
1868.
Una invasión de aborígenes “ranqueles” a una estancia del sur de la provincia de Córdoba, es detenida por los alambrados instalados allí y este hecho, cambiará radicalmente las estrategias de los pobladores para delimitar y para defender sus propiedades.

25 de febrero de 1868.COMBATE DE SAYAGO.
El coronel JULIO CAMPOS derrota en la “Laguna Sayago” a un malón de indígenas que en la frontera sur de Buenos Aires, cometían toda clase de tropelías contra los colonos de esos territorios.

2 de marzo de 1868.LOS INDÍGENAS INVADEN RÍO CUARTO.
La guerra que se sostenía con el Paraguay había obligado al gobierno argentino a desguarnecer en muchos lugares sus fronteras y eso era aprovechado por los indígenas para hacer repetidas incursiones sobre los poblados fronterizos. Y era tan propicia para ellos esta situación que el 2 de marzo de 1868, se animaron a invadir la ciudad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. Fueron esta vez, según lo relató un sobreviviente de la masacre que siguió a la invasión “más de dos mil salvajes, los que llegaron, sin que se le pudiese repeler. Sembraron el terror, incendiaron el pueblo y mataron a gran cantidad de pobladores, llevándose finalmente una muy numerosas tropa de hacienda y muchos cautivos”.

23 de noviembre de 1868
Doscientos indígenas y unos cien gauchos refugiados en las tolderías llevaron un ataque al Departamento de La Paz, provincia de Mendoza, se apoderaron de la villa, degollaron a sus pobladores, incendiaron y saquearon a la indefensa población y la partida que salió en su persecución al mando del Coronel IGNACIO MARÍA SEGOVIA y el Teniente Coronel DEMETRIO MAYORGA, no logró darles alcance.

26 de enero de 1870.
Librado contra los indígenas en la frontera sur del país. durante la Campaña al Desierto dispuesta por ADOLFO ALSINA. Ante la noticia de que en la laguna Remecó se hallaba el capitanejo LEMOR con sus indios, el Teniente Coronel HERRERO dispuso que el Sargento Mayor LORENZO MONTEAGUDO tratara de caer con una pequeña fuerza sobre sus tolderías, mientras que el resto de las fuerzas lo seguía de cerca para apoyarlo oportunamente. Monteagudo llevó sobre la indiada “una violenta e impetuosa carga y a pesar de su inferioridad numérica (4 por 1 de los nuestros), los derrotó completamente causándole veintisiete muertos, muchos heridos y tomándoles prisioneros un mayor número de indios de pelea y chusma, varias lanzas y algunas armas de fuego. Los indios, algo rehechos después de la derrota sufrida, atacaron a las tropas del Mayor Monteagudo, pero habiendo avistando el resto de la columna del Teniente Coronel HERRERO que llegaba de refuerzo, se retiraron sin que fuera posible perseguirlos, porque la caballada estaba agotada por los esfuerzos de la marcha realizados y por la necesidad de custodiar a los prisioneros tomados.
Durante el regreso al fuerte, los restos de la tribu rondaban alrededor de la columna, mientras que un emisario de LEMOR reclamaba ser recibido por “el jefe blanco”, aunque esta gestión, era tan sólo un ardid de este cacique, que buscaba la oportunidad propicia, para dar un golpe sorpresivo contra las fuerzas del Teniente Coronel HERRERO. El día 26 de enero se llegó a Maracó, y si bien un numeroso grupo de indígenas bien montados vigilaban el movimiento de la columna expedicionaria, la misma pasó al descanso en un paraje montuoso y quebrado, donde quedó atada la caballada en previsión de cualquier eventualidad. A las 1800 horas del mencionado día y en medio de una fuerte tormenta de viento, truenos y lluvia, un grupo de unos 70 indios llevó una carga sobre la tropa mientras que otros trataban arrebatarles la caballada. Una vez que consiguieron su propósiuto huyeron hacia al monte, pero fueron perseguidos por el Alférez FLORENCIO PÉREZ que al mando de 15 soldados, todos montados en pelo, les dieron alcance, logrando rescatar la caballada, luegos de dejar fuera de combate a numerosos indios. El resto de la indiada no se amedrentó y llevó varias cargas contra las posiciones de las tropas nacionales, vero viendo la inutilidad de sus esfuerzos para dominar a estos bravos soldados, terminaron por desistir y se alejaron aprovechando la oscuridad de la noche, llevando a sus heridos.

27 de marzo de 1870
El gobierno de DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO le ordena al General LUCIO V. MANSILLA iniciar una campaña al desierto para consolidar la frontera sur del país.

30 de marzo de 1870
MANSILLA INICIA SU EXPEDICIÓN A LOS INDIOS RANQUELES. Desde el “Fuerte Sarmiento”, sobre el río Quinto, en la provincia de San Luís, el Coronel LUCIO VICTORIO MANSILLA, nombrado Comandante de la Frontera Sur y Sudeste, inicia su expedición al desierto en búsqueda de los indios ranqueles, tratando de lograr un entendimiento pacifico con MARIANO ROSAS. Fray MARCO DONATI, el sacerdote que lo acompaña, se propone celebrar Misa en “Leuvucó”.

14 de junio de 1870.COMBATE DE TRES ARROYOS.
Terminada la guerra del Paraguay, el regreso de las fuerzas aliadas, le permitió al gobierno encarar la posibilidad de avanzar la línea de fronteras hasta el río Negro, dando así cumplimiento de la Ley dictada en 1867 que así lo disponía. Poco a poco, las tropas veteranas de esa contienda, fueron enviándose para reforzar algunos de esos puestos en la frontera y a poco de llegar estos refuerzos a los fortines “General García” y “Coronel Suárez”, el 14 de junio de 1870, el cacique CALLVUCURÁ llevó un ataque contra el pueblo de Tres Arroyos, matando a varios pobladores y llevándose un arreo de 40.000 animales. Las tropas de esos fortines al mando del Coronel CAMPOS salieron a reprimir el ataque y luego de perder en el combate al Alférez PÍO CÁCERES, al Teniente BENJAMÍN RIVERO y a 14 soldados, logró recuperar parte del ganado robado y tuvo que volver a los fortines, por el mal estado de la caballada.

16 de junio de 1870
En “Quequén Salado”, provincia de Buenos Aires, el Alférez NICANOR IBARRA, da alcance a una partida de indígenas que llevaban un arreo de ganado robado y logra recuperarlo.

19 de junio de 1870.NUEVA INVASIÓN DE INDÍGENAS EN LA FRONTERA SUR.

En esta fecha, tuvo lugar una de las invasiones más poderosas que llevaron los indígenas a la frontera de la costa sur, haciendo un gran arreo de animales y llevándose la guarnición de un Fortín al que sorprendieron. A los pocos días el Coronel JULIO CAMPOS, que se hallaba en el “Fortín General Belgrano”, se enteró de este suceso e inmediatamente, con las pocas fuerzas que pudo reunir, se puso en persecución de los asaltantes, consiguiendo arrebatarles más de ocho mil animales vacunos y un crecido número de caballares.

26 de agosto de 1870
El comandante militar de Bahía Blanca, JOSÉ LLANO, al frente de un destacamento de esa Guarnición y algunos efectivos de la Guardia Nacional, que habían salido en persecución de los indígenas que habían atacado poblaciones cercanas al Arroyo Parejas, llevándose en arreo más de dos mil cabezas de ganado, los alcanzó en el punto denominado “Paso del Calvento” y los puso en fuga, luego de que su jefe, el cacique MARIANO, llamado “El trenzador”, fuera muerto en el combate.

23 de octubre de 1870
Antes del amanecer de este día, una fuerza de quinientos salvajes atacó a una pequeña partida al mando del Teniente RUFINO ROMERO que se hallaba en Napostá y luego, con el cacique MANUEL NAMUNCURÁ, hijo del famoso CALFUCURÁ, al frente de dos mil indígenas invadió el partido de Bahía Blanca, pero fue resistido por su vecindario, dirigido por el comandante militar de esa plaza, JOSÉ O. LLANO, quien no pudo impedir, por carecer de las fuerzas necesarias que en su retirada se llevaran cuanta hacienda encontraron a su paso.

7 de octubre de 1871
El jefe del Fortín “Coronel Charlone”, Mayor RAFAEL SOSA, sale al encuentro de un malón que huía hacia el desierto y los alcanza en “Santiago Pozo”, donde los ataca y vence.

Año 1872
El jefe ranquel Cufulcurá, con un ejército originario de 6.000 combatientes, atacó las ciudades de General Alvear, Veinticinco de Mayo (Buenos Aires) y Nueve de Julio (Buenos Aires), resultando muertos 300 criollos y la pérdida de 200.000 cabezas de ganado que se llevaron los atacantes.

22 de diciembre de 1873
SORPRENDENTE VICTORIA (campaña al desierto). El Capitán de Guardias Nacionales del Regimiento “Guías de Mendoza”, SATURNINO TORRES al frente de 35 soldados, logra derrotar a 500 indígenas, sorprendidos por tamaño valor.

7 de abril de 1875
Fueron rechazadas por el Coronel HILARIO LAGOS dos invasiones de indígenas en el oeste del país.

25 de diciembre de 1875.LA “INVASIÓN GRANDE
Una coalición de los guerreros de NAMUNCURÁ, CATRIEL, PINCÉN Y EPUMER reforzada con indios chilenos, emprendió la “invasión grande” que llevó la devastación a los territorios de Tapalqué, Alvear, Azul, Tandil y Tres Arroyos. Sólo en Azul 400 “cristianos” fueron muertos y se llevaron medio millar de cautivos y 300.000 cabezas de ganado.

26 de diciembre de 1875
Una partida como de unos 300 indígenas invadieron el campamento “Blanco Grande”; en el sur de la provincia de Buenos Aires, pero fueron batidos y obligados a retirarse por la guarnición local al mando del Comandante LORENZO VINTER quien se lanzó en su persecución. Alertado éste de que en ese momento, el “Fuerte Lavalle”, estaba siendo atacado por una fuerza integrada por 2.000 indígenas y que los 150 naturales incorporados a las milicias, se habían sublevado en apoyo del ataque, desistió de la persecución y se dirigió de inmediato a ese lugar, acompañado de los Comandantes MARCELINO FREYRE y BENAVÍDEZ, de los Mayores ACEVEDO, GODOY y DÍEZ y del Capitán CAMILO GARCÍA. Llegaron hasta el punto conocido como “El Sauce”, donde batieron a los salvajes, quitándoles todo el arreo robado, que consistía, en 150.000 cabezas de vacunos, 40.000 lanares y, unos 30.000 yeguarizos.

1º de enero de 1876
Un grupo de aproximadamente 1.500 guerreros de la coalición formada por los caciques NAMUNCURÁ, CATRIEL, PINCÉN y EPUMER, atacaron el “Fortín Lavalle” y las fuerzas del gobierno al mando del Comandante LORENZO VINTER salieron a rechazarlos, logrando vencerlos y ponerlos en fuga, dejando tras de sí, un arreo de ciento setenta mil cabezas vacunas, treinta mil yeguarizas y cuarenta mil lanares.

2 de enero de 1876
El Coronel CONRADO VILLEGAS logra poner en fuga a un malón indígena que atacó el poblado de Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires.

12 de enero de 1876
El Coronel CONRADO VILLEGAS derrota a una fuerte “indiada” entre los fortines “Reunión” y “Rodríguez”.

10 de marzo de 1876.COMBATE DE LAS HORQUETAS.
La indiada del cacique CATRIEL, compuesta por unos 2.000 guerreros, invadieron el poblado de Olavarría, pero en “Las Horquetas”, son vencidas por las tropas nacionales comandadas por el Coronel SALVADOR MALDONADO y Mayor PLÁCIDO LÓPEZ, recuperándose toda la hacienda que llevaban, producto del robo.

18 de marzo de 1876.COMBATE DE PARAGÜIL (Campaña al desierto).
El Coronel NICOLÁS LEVALLE, al frente de los Regimientos 5 de Infantería y 1,5 y 11 de Caballería bate a una gran concentración de indígenas en “Laguna Paragüil”.

20 de marzo de 1876.COMBATE DE MAYO-LEOFÚ.
La vanguardia del Regimiento 2 de caballería, a órdenes del Teniente Coronel ENRIQUE GODOY bate a una “indiada” que se había concentrado en las márgenes del arroyo “Mayo-Leofú” (actual Guaminí), paraqué desde allí sus malones se dirigieran a invadir los partidos de 9 de julio, Tapalqué y Alvear.

30 de marzo de 1876.COMBATE DE MAYO-LEOFÚ.
La vanguardia del Regimiento 2 de Caballería, a órdenes del Teniente Coronel ENRIQUE GODOY bate a una “indiada” que se había concentrado en las márgenes del arroyo “Mayo-Leofú” (actual Guaminí), para qué desde allí sus malones se dirigieran a invadir los partidos de 9 de julio, Tapalqué y Alvear.

30 de marzo de 1876
En la “Laguna del Monte”, el Capitán CAMILO GARCÍA al mando de un destacamento del Regimiento 12 de Caballería bate a 300 indígenas comandados por el cacique CATRIEL.

14 de abril de 1876
El Coronel MARCELINO FREYRE, en las proximidades de la “Laguna del Monte”, bate a una partida de las tribus de CATRIEL, PINCÉN y NAMUNCURÁ.

15 de abril de 1876
Para instalar la nueva frontera en el sur de la provincia de Buenos Aires que proponía el Ministro ADOLFO ALSINA, en la fecha, cinco Divisiones se dirigieron hacia los objetivos designados: el Coronel NELSON a “Italó”, el Coronel VILLEGAS a “Trenque Lauquen”, el Coronel FREYRE a “Guaminí” y los Coroneles LEVALLE y MALDONADO a “Pigüé, “Carhué” y “Puán”.

23 de abril de 1876
El Coronel LEOPOLDO NELSON jefe de la frontera sur de Santa Fe, extiende esta línea hasta “Witalogo”.

24 de abril de 1876
El Coronel NICOLÁS LEVALLE, tras vencer a las tribus del desierto, fundó el pueblo de Carhué. Esta fundación y su posterior ocupación aseguró la frontera sur en un inmenso territorio, que a partir de entonces, se incorporó definitivamente a la integridad nacional. Carhué sirvió luego de campamento base, durante la campaña del Río Negro y allí, el 26 de abril de 1979, se firmó la orden de partida de la Expedición al desierto que se realizó bajo el mando del Ministro de Guerra y Marina, General JULIO A. ROCA.

1º de junio de 1876
Un “malón” bajo el mando del famoso cacique PINCÉN y algunos otros “capitanejos” más que lo acompañaban, llegó hasta los fuertes “General Levalle” y “Junín”, pero las guarniciones de éstos, al mando del Coronel MANUEL SANABRIA y del Comandante ATALIVA ROCA, le salieron al encuentro ocasionándole mucha mortandad y heridos, y arrebatándole todo el arreo que había en la costa del Salado, salvando al mismo tiempo cuatro cautivas que los salvajes se llevaban.

8 de agosto de 1876
El Comandante del Batallón 8 de Infantería, ANTONIO DÓNOVAN, al frente de una reducida fuerza, tuvo un sangriento enfrentamiento con una columna de mil seiscientos indígenas que comandados por los caciques NAMUNCURÁ Y JUAN JOSÉ CATRIEL, habían llevado una nueva invasión hasta los campos de Olavarría, El Comandante Dónovan logró dispersarlos en varios grupos, abandonando el arreo que llevaban, calculado en 50.000 vacas y gran número de yeguarizos. Los indígenas sufrieron muchas bajas y la pérdida de caballos ensillados, de armas y cargueros que habían robado.

10 de agosto de 1876
El pueblo de Carhué, recientemente fundado por el General NICOLÁS LEVALLE, fue atacado por una tropa de indígenas al mando del cacique NAMUNCURÁ, pero son batidos por las fuerzas a las órdenes del Teniente RAMÓN RUIZ.

15 de agosto de 1876
El Capitán EXEQUIEL DELMOZO y el Subteniente MANUEL PALACIO, al mando de sesenta soldados del Regimiento 2º de Caballería, combatieron por espacio de dos horas contra trescientos sesenta indígenas sublevados, logrando vencerlos y recuperar el ganado que habían robado. El mismo día al atardecer, el Mayor ROQUE PEYTEADO, al mando de 60 soldados, derrotó otra partida de salvajes; mientras a escasas horas el Mayor BARRIONUEVO, del regimiento 2º de Caballería, acompañado de cuatro soldados, se batió contra quince indígenas, que huyeron dejando cuatro de ellos malheridos.

7 de diciembre de 1876
El Teniente Coronel TEODORO GARCÍA, que marchaba a la vanguardia de la División del Sur, a las órdenes del Coronel NICOLÁS LEVALLE, sorprendió en Lehué-Calel a la tribu del famoso cacique NAMUNCURÁ, produciéndole numerosas bajas y logrando rescatar treinta y tres cautivas y toda la hacienda que habían robado en sus correrías.

21 de febrero de 1877
NAMUNCURÁ, el cacique más respetado del desierto por el poder de sus lanzas, hijo del célebre cacique CALFUCURÁ, fue atacado en sus propias tolderías de Chiloé por el Coronel NICOLÁS LEVALLE, y después de haber perdido en el combate unos cuatrocientos indígenas, tuvo que abandonar el campo, retirándose a unas veinte leguas más al oeste, cediendo así a las fuerzas nacionales el control del desierto, por lo que también perdió para siempre su prestigio entre las tribus que lo consideraban invencible.

20 de abril de 1877.COMBATE DE CURU MALAL CHICO.
Se llevó a cabo este encuentro entre una tropa de 3.000 indígenas de los “generales” CATRIEL y NAMUNCURÁ que desafiaron a un destacamento al mando del Comandante DÓNOVAN, que logró derrotarlos, recuperando en el entrevero, una bandera que el General BARTOLOMÉ MITRE le había obsequiado al cacique CATRIEL, cuando éste mantenía con los aborígenes una política de paz y mutuo entendimiento.

23 de junio de 1877
El Soldado de baqueanos ISAAC TORRES, al mando de veintiún vecinos que se habían ofrecido voluntariamente al jefe de la frontera de Mendoza”, Coronel LUIS TEJEDOR, sorprendió al cacique JUAN CHICO en su toldería, cuando estaba reunido con su gente y los atacó, logrando producirle seis bajas, luego de lo cual se retiró, regresando con todos los animales vacunos y caballares que éstos tenían. Pero al día siguiente, 24 de junio, se encontró con un nutrido grupo de indígenas que venían de “maloquear” desde las pampas y que le quitó el arreo que llevaba, continuando luego su retirada hacia el desierto. Pero el Soldado Torres no aceptó tal despojo y atacando la retaguardia de la indiada, logró recuperar el arreo y regresó con el al fortín, sin haber sufrido ni una sola baja.

30 de julio de 1877
Los caciques MANUEL GRANDE y TRIPAYLAO con sus tribus, tanto gente de lanza como de chusma, se sometieron al jefe de la División Carhué, perteneciente a las fuerzas del gobierno nacional.

13 de noviembre de 1877
El Coronel CONRADO E. VILLEGAS salió de su campamento de Trenque-Lauquen y se internó en el desierto en busca de los toldos del temido cacique PINCÉN. Poco después llegó a los montes de Malal, donde estaba acompañado aquél con su indiada. Inmediatamente lo atacó, persiguiéndolo por cuatro horas, tanto en el llano como entre los montes, dando por resultado esta batida 80 salvajes muertos, cuatro cautivos rescatados y ciento cuatro de “chusma” prisioneros, la recuperación de toda su caballada, animales vacunos y lanares.

30 de abril de 1878
El Teniente Primero ERNESTO MOLINA al mando de un destacamento del Regimiento 5 de Caballería libra un nuevo combate con indígenas que rapiñaban en territorios del sur de Buenos Aires.

17 de setiembre de 1878
Veinticinco mil indígenas invadieron “Malle Lauquen”, provincia de Buenos Aires y arrearon una gran cantidad vacas y caballadas. Mientras, en Trenque Lauquen, el Mayor RUIZ, con 60 hombres, rodearon a 30 salvajes de los caciques PICHI-PINCEN Y MANUEL PAYAN, y les tomaron 21 prisioneros, muriendo en el combate el capitanejo CARRILONGO.

29 de setiembre de 1878
El Teniente Primero JOSÉ DAZA, con 12 hombres del Regimiento 1º de Caballería, se batió contra 60 indígenas que habían invadido “Mayalauquen”, “La Tigra”, “La Totora” e inmediaciones, logrando producirles numerosas y recuperando parte del arreo robado.

7 de octubre de 1878
El Teniente Coronel TEODORO GARCÍA, cae por sorpresa sobre la toldería de “Huacal Grande”.

8 de octubre de 1878
El jefe de la División de Guaminí, Coronel MARCELINO FREYRE, atacó las tolderías situadas al norte del Valle de Chiloé, a setenta leguas del campamento.

12 de octubre de 1878
Durante la conquista del desierto, en el paraje denominado “Huacal Grande”, en La Pampa, el Teniente Coronel TEODORO GARCÍA, al frente de una fuerza de doscientos cincuenta hombres, sorprendió en este día las tolderías instaladas en la frontera Costa Sud, tomando ciento seis prisioneros, entre los que se contaban los indígenas CAMUÑIL Y HUENCHUQUIL, además de otras gentes. El resto de los que se hallaban en el lugar consiguió huir.

14 de octubre de 1878
El Mayor BENJAMÍN MORITÁN da alcance a una indiada al mando del cacique NAHUEL PAYÚN que intenta refugiarse en su toldería en “Auquelén” y la derrota.

2 de noviembre de 1878
El Coronel CONRADO EXCELSO VILLEGAS parte al mando de una importante fuerza de caballería para atacar la toldería del cacique PINCÉN.

4 de noviembre de 1878
El Coronel EDUARDO RACEDO sorprendió al cacique “ranquel” EPUMER ROSAS, y lo derrotó, tomándole doscientos prisioneros y numeroso ganado.

6 de noviembre de 1878
EL CACIQUE PINCÉN CAE PRISIONERO y este es el fin de uno de los cabecillas indígenas más audaces y famosos de la pampa argentina. El Coronel CONRADO VILLEGAS, Comandante de la frontera sur, tomó la decisión de acabar con las fechorías de PINCÉN y desde su campamento en Trenque-Lauquen,el 5 de noviembre de 1878, salió con algunas fuerzas hacia las tolderías del cacique, en el mismo corazón del desierto y en la madrugada de esta fecha, llegó hasta su campamento instalado en “Futalaufquen”, que encontraron abandonado, porque, habiendo advertido la llegada de Villegas, Pincén se alejó y se ocultó en el desierto. Al día siguiente se reincorporó a las fuerzas del Coronel Villegas, el Sargento Mayor RAFAEL SOLÍS, que con setenta hombres, se había desprendido del grueso de sus fuerzas, trayendo prisionero al cacique PINCÉN y alguna chusma. Los Sargentos Mayores GERMÁN SOSA, EVARISTO RUIZ Y JORGE RONDE, destacados también de las fuerzas de Villegas, sorprendieron también algunas tolderías, matando a los indígenas que se resistieron y tomando gran número de prisioneros, tanto de lanza como de chusma. El resultado de estas operaciones fue, además del increíble apresamiento de PINCÉN y el de muchos salvajes, la recuperación de toda la hacienda que había en aquel paraje. y que muchos caciques y capitanejos se sometieron con sus familias e indígenas de pelea. PINCÉN, que tenía 70 años y que había sido sorprendido durmiendo, fue llevado a Buenos Aires y cuando le preguntaron cómo siendo tan valiente, se había dejado atrapar tan tontamente, contestó: “Porque a todo hombre le llega su hora” .

8 de noviembre de 1878.ATAQUE FINAL A LOS TOLDOS DE PINCEN.
Salió de Villa Mercedes el Teniente Coronel RUDECINDO ROCA, jefe de la frontera de San Luis, para hacer campaña contra las tribus de EPUMER Y BAIGORRITA. La expedición llegó hasta los toldos de los primeros, en “Yoitagüé”, y los atacó, tomándoles prisioneros cinco capitanejos, setenta y seis indígenas de pelea y doscientos treinta de chusma.

22 de noviembre de 1878
Se rinde el cacique CATRIEL. El Comandante LORENZO VINTTER informó al Poder Ejecutivo de la Nación que el temible cacique JUAN JOSÉ CATRIEL se había rendido a discreción., “con los últimos ciento cincuenta guerreros indígenas que le quedaban de aquella famosa tribu que, en tiempo de Rosas, formaban 3000 lanzas, y 1000 en 1875, cuando se sublevó”.

25 de noviembre de 1878
El comandante en jefe de la Frontera Sur, Coronel NICOLÁS LEVALLE, salió en busca de dos mil indígenas que capitaneados por el famoso cacique NAMUNCURÁ se preparaban para llevar a cabo una invasión.

11 de diciembre de 1878
Rota la paz que habían celebrado los caciques EPUMER Y BAIGORRITA con el gobierno nacional el 30 de julio de 1878, el día 11 de diciembre de ese mismo año, el comandante en jefe de aquella frontera, Coronel EDUARDO RACEDO, salió de su campamento de Río IV, llevando sus fuerzas hasta las mismas tolderías de los ranqueles. Como resultado de esta expedición, que duró hasta fines de enero de 1879, fue tomado prisionero EPUMER ROSAS, cacique general de los ranqueles y a setecientos setenta y ocho entre prisioneros y presentados, tanto de indígenas de pelea como de chusma, y salvar del cautiverio a ochenta y seis cristianos para devolverlos al seno de sus familias. Después de esta gran batida, los ranqueles desaparecieron de sus tolderías.

28 de diciembre de 1878
La División comandada por el Coronel NICOLÁS LEVALLE, en la fecha, salió a batir las tolderías del cacique NAMUNCURÁ ysostuvo varios encuentros con partidas que le salieron al cruce, intentando impedirle que llegara a su destino y luego de rescatar numerosos cautivos y de recuperar gran cantidad de ganado, regresó a sus cuarteles.

1º de febrero de 1879
El diario La Prensa informó que la “Comisión de Negocios Constitucionales” presentaría a la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, para que a su vez, la enviara al Presidente de la República, doctor NICOLÁS AVELLANEDA, un proyecto para que se le adjudicara una Medalla al Mérito a quienes “participando en la Campaña al Desierto”, con su inteligencia y abnegación, concibieron y realizaron el más trascendental de los hechos, la obra más decisiva para el progreso y engrandecimiento de la República: la ocupación del desierto y la seguridad de sus fronteras”.

2 de enero de 1879
El Teniente Coronel RUFINO ORTEGA sale de exploración y llega a proximidades del río “Curileo”, donde sostiene un combate y vence a una partida de indígenas.

15 de enero de 1879
El Teniente Coronel LORENZO VINTTER sorprendió la tribu del cacique CAYUL, en Cochi-Có, causándole treinta y siete bajas y tomándole prisionero el resto, que se componía de dicho cacique, siete capitanejos, cincuenta y siete de lanza y ciento sesenta y cuatro de chusma.

21 de enero de 1879
El Teniente Coronel MARCELINO FREYRE, al frente de la división “Guaminí” marchó sobre las tolderías del cacique NAMUNCURÁ y BAIGORRITA, llegando hasta los parajes “Caichué” y “Trolfan”, donde los atacó, obligándolos a huir, luego de perder numerosos guerreros.

23 de enero de 1879
El Teniente Coronel BENITO HERRERO, de la División del Coronel NICOLÁS LEVALLE, con tropas del Regimiento 6 de Caballería y del 5 de Infantería, atacó una toldería en “Maracó”, refugio de indígenas dispersos, sobrevivientes de las tribus de Pincén y los derrotó, luego de un reñido y encarnizado combate.

24 de enero de 1879
El diario “La Prensa” de Buenos Aires, informó la muerte del cacique NAUCULEO, producida según el artículo que se publicó diciendo: “Tomado prisionero por las fuerzas del coronel NICOLÁS LEVALLE, Nauculeo pidió a éste que le aflojaran las ataduras que lo lesionaban, prometiendo llevarlo a un lugar donde dijo, que hallaría un capitanejo con muchos guerreros. Aunque parecía una estratagema, se le concedió, reforzándosele la vigilancia. Al llegar a la “Laguna de los Caranchos”, pretendió darse a la fuga, pero cayó muerto a balazos. NAUCULEO era un indígena alto, imponente. Vestía siempre de gaucho, y su arrogancia no cedía ante nadie. Cuando hablaba con el coronel Levalle, lo hacía de igual a igual y no de prisionero a vencedor.

29 de enero de 1879
Se lleva un ataque sorpresivo a las tolderías de Nacaró y Remecó para dispersar un numeroso grupo de indógenas que se estaban reuniendo para lanzar un malón.

13 de febrero de 1879
El Coronel MANUEL OBLIGADO, al mando del Regimiento 10 de Caballería de Línea, sorprendió en una toldería que estaba al norte de su línea, en la frontera de Santa Fe, a un grupo de indígenas, guerreros todos ellos y los dispersó.

15 de febrero de 1879
El Comandante MARCELINO FREYRE, en cercanías del río Negro, sostuvo un encuentro con un numeroso grupo de indígenas, el último que quedaba en esos territorios y los derrotó, produciéndoles gran cantidad de bajas.

23 de mayo de 1879
La unidad comandada por el coronel HILARIO LAGOS (hijo), atacó a una fuerza de 300 indígenas que se habían hecho fuertes en “Luan Lauquen”, y luego de vencerlos, estableció allí su campamento.

29 de junio de 1879.COMBATE DE “PASO DE LA BALSA”.
Obligados por una implacable persecución que en los territorios hoy ocupa la provincia de Neuquén, a la que los sometían las fuerzas comandadas por los Mayores TABOADA e ILLIESCAS, los indígenas trataban de refugiarse en la seguridad que les ofrecía las cercanas montañas, pero no perdían la oportunidad de hacer alguna salida para hacerse de armas y caballos. Fue así que el 29 de junio de 1879, setenta de ellos, en proximidades del Paso de la Balsa, completamente desnudos cruzaron con sus caballos el río Neuquén y atacaron a una partida que venía persiguiéndolos y que logró rechazarlos, gracias a que lo quebrado de la zona les permitió tomar una adecuada posición.

30 de junio de 1879.CAE PRISIONERO EL CACIQUE CUMILAO.
El Comandante AGUILAR al presentar un informe con la lista de prisioneros tomados en las acciones que se desarrollaron en proximidades de “Mal Barco”, en la margen sur del río Neuquén, constata que entre ellos figura el Cacique CUMILAO, segundo en el mando del cacique NAMUNCURÁ. Estos prisioneros muchos de ellos, ya contagiados de viruela, peste que venía haciendo estragos entre la indiada.

8 de julio de 1879
En un paraje llamado “Guarache” el mayor CAMILO GARCÍA tuvo un nuevo encuentro con los indígenas.

17 de julio de 1789
Una de las comisiones enviadas por el Mayor SATURNINO TORRES, quien cubría con sus fuerzas el paso del río Agrio, en la Provincia de Neuquén, alcanzó y batió a un grupo de indios que huían aguas abajo por la costa del río Neuquén. Entre ellos se encontraba los indios procedentes de la Pampa, que habían venido huyendo tras las operaciones conjuntas realizadas por las divisiones expedicionarias al desierto. El cacique BAIGORRITA, herido al ser tomado prisionero, falleció al día siguiente.

1º de setiembre de 1879
Se instaló en el antiguo “Fuerte Roca”, doña CARMEN FUNES, apodada “La Pasto Verde”, una legendaria mujer que acompañó a las tropas que hicieron la campaña al desierto.

11 de marzo de 1880
El naturalista y explorador FRANCISCO P. MORENO que, estaba ocupándose del reconocimiento y estudios sobre la Patagonia, cayó prisionero en manos del cacique SAYHUEQUE y condenado a ser abierto vivo para ofrecer su corazón al dios de los salvajes.

2 de julio de 1880
El Capitán JOSÉ S. MONTERO al mando de una partida del Regimiento 12 de Caballería, toma por asalto las tolderías de los restos de la tribu del cacique PINCÉN ubicadas sobre las márgenes del río Bermejo.

13 de febrero de 1881
El Comandante SATURNINO TORRES con 50 hombres del Regimiento 12 de caballería ataca y bate a un malón que había invadido el territorio por “Malahué”.

9 de abril de 1881
Después de haber dispersado a numerosas partidas de indígenas que les salieron al paso, se reunieron en el lago Nahuel Huapí, al pie de la cordillera de los Andes, todas las unidades de las fuerzas que el Coronel CONRADO VILLEGAS, había destacado para el cumplimiento de diversas misiones. Ese era el punto de reunión de las columnas expedicionarias que acababan de recorrer más de ciento cincuenta leguas, realizando, además de las específicas de cada una de ellas, serios estudios topográficos, ambientales, climáticos y faunísticos de aquellos desiertos de la Patagonia septentrional, que resultaron de gran provecho para el país y la civilización.

23 de agosto de 1881
El Comandante STURNINO TORRES alcanza y derrota a un malón que había robado un arreo de ganado destinado al fortín “Guanacos” y en esta acción muere el cacique HUENTAN.

31 de agosto de 1881
El Teniente ABELARDO DAZA con una partida del Regimiento 1 de Caballería es emboscado por un grupo de indígenas de la tribu del cacique NAMUNCURÁ y muerto él con todos sus soldados.

3 de octubre de 1881
Un malón penetra por el río “Malargüé” y saquea una estancia. El jefe del fortín “General San Martín”, el Mayor JUSTO LÓPEZ que salió en su persecución y en “Anca-Mahuida” lo alcanza y lo derrota.

10 de noviembre de 1881
La escolta que llevaba el agrimensor CRISTOPLHE, encargado de una misión de estudio y análisis de la topografía de los territorios al sur de la frontera de la provincia de Buenos Aires, derrota en “Puetré-Toró” a una partida de indígenas que los había atacado.

24 de diciembre de 1881
El Mayor JUSTO LÓPEZ derrota en “Ranqueles” a una partida de indígenas.

29 de diciembre de 1881
El Capitán GUILLERMO DANELLI que se hallaba en “Pichi-Tril” con un destacamento del Regimiento 11 de Infantería es sorprendido por una partida de indígenas que le roban sus cabalgaduras y las mulas de arreo que llevaban.

15 de enero de 1882
El Teniente 2º JESÚS M. SORIA destacado con una patrulla para recorrer la línea de fronteras, pone en fuga una partida de indígenas que merodeaban por el lugar con la intención de alzarse con el ganado de un establecimiento vecino.

16 de enero de 1882.COMBATE EN EL “FORTIN PRIMERA DIVISIÓN”.
Una partida de 1.000 indígenas liderados por los caciques NAMUNCURÁ, SAYHUEQUE, NANCHUQUEO y RENQUENCURÁ, atacaron el fortín Primera División, y fueron rechazados por el Capitán JUAN JOSÉ GÓMEZ, que contaba solamente con 16 soldados y 14 peones, después de un heroico combate con fuerzas muy superiores.

19 de enero de 1882
Una fuerza de 300 indígenas sorprende a la guarnición del fuerte “Guanacos” y mata al Alférez ELISEO BOERR y a 29 soldados de esa guarnición.

6 de febrero de 1882
El Teniente AGUILAR del Regimiento 12 de Caballería realiza otra incursión contra indígenas bandidos.

10 de febrero de 1882.COMBATE DE PULMARY.
El Teniente Coronel JUAN G. DÍAZ, con un destacamento de 50 soldados es sorprendido en “Pulmary”, por un numeroso grupo de indígenas pero logra rechazarlos obligándolos a emprender la fuga.

10 de marzo de 1882
El Teniente Coronel BENITO HERRERO con tropas del Fuerte “General Belgrano” derrota a la tribu del cacique DOMINGO, EN “Isleta Monzón” a orillas del río Salado.

8 de junio de 1882
El Mayor MARTÍN YRIGOYEN, al mando de una partida sorprende en sus tolderías en el “estero del Arbolito”, al cacique NOIRÍ y logra vencerlo y dispersar sus guerreros.

16 de agosto de 1882
Una partida al mando del Mayor NICOLÁS SANTERBÉ bate y persigue hasta el mismo pie de la Cordillera a un malón que robaba en cercanías de “Puéen” y “Cochicó”.

29 de agosto de 1882
El Teniente VICENTE BUSTOS al mando de una partida del Regimiento 2 de Caballería, derrota a una “indiada” en “Pampa de Lonco-Uén, casi al pie de la cordillera en Neuquén.

4 de setiembre de 1882
El Teniente JUAN FOGUET combate con los indígenas en proximidades de la laguna “Algarrobal”.

1º de octubre de 1882
El Teniente Primero MARIANO VEGA, derrota a una partida de indígenas que habían atacado en “El Alamito”, departamento de Mendoza.

24 de octubre de 1882
El mMyor PEDRO RACEDO realiza una batida en busca de indígenas que “maloqueaban” por la frontera sur de Córdoba y destruye dos de sus tolderías.

5 de noviembre de 1882
El Teniente TORRES, al frente de una columna del Regimiento 12 de Caballería derrota a una partida de indígenas que merodeaba por los alrededores del fortín “Cacique”.

10 de noviembre de 1882

El Mayor EDUARDO VERA ataca una toldería en “Isleta de la Viruela” y obliga la dispersión e numerosos guerreros.

20 de noviembre de 1882
El Subteniente DANIEL BOUCHARD con una patrulla del Regimiento 12 de Caballería derrota en “El Palmar”, Santa Fe, a una parida de indígenas que perseguía desde el día anterior.

22 de noviembre de 1882
La Primera Brigada de la División del Río Negro y Neuquén al mando del Coronel don Rufino Ortega, en la fecha expedicionó contra las tribus indígenas consiguiendo resultados importantes. Esta expedición, que duró hasta fines de diciembre, recorrió una zona de mil doscientas leguas, quitando al dominio del salvaje ese inmenso territorio.

29 de noviembre de 1882
El Comandante MANUEL RUIBAL al mando de un destacamento de Regimiento 11 de Caballería, derrotó al cacique QUEUPÚ en sus propias tolderías instaladas a orillas del río Aluminé.

30 de noviembre de 1882
El Teniente Coronel SATURNINO TORRES, con tropas de los Regimientos 3 y 11 de Caballería, derrota y toma prisionero al cacique CAYUL.

5 de diciembre de 1882
En la laguna “Pololó” el Mayor CARLOS O’DONNELL, vence al cacique HUASQUELAS.

14 de diciembre de 1882.
El Comandante MANUEL RUIBAL, acompañado de tres soldados, encontró y sorprendió en sus tolderías al cacique ranquelino PAINÉ, a quien intimó que se rindiera con sus treinta indígenas. Tratando esto, fue atacado alevosamente por los salvajes que hicieron sobre el comandante Riubal dos disparos sin lograr herirlo. El atacado los cargo a su vez, matándoles siete salvajes. Les tomó varios prisioneros y rescató cuatro cautivas.

15 de diciembre de 1882
El Comandante MANUEL RUIBAL se dirige al lago “Huemicó” en busca del cacique QUEUPÚ y en el camino es atacado por el capitanejo MASILÁN a quien debe rechazar para proseguir su marcha.

21 de diciembre de 1882
El Mayor JOSÉ DAZA al frente de 120 hombres del Regimiento 12 de Caballería, cuyo jefe era el Coronel CONRADO VILLEGAS, derrota en “Reumecó” al cacique RENQUE.

6 de enero de 1883.COMBATE DE PULMARÍ I (Campaña al Desierto).
Una partida de 40 soldados al mando de un Capitán y un Teniente, pertenecientes a las fuerzas del Coronel CONRADO VILLEGAS, que marchaba en persecución de un “grupo de salvajes”, según el parte que este jefe enviara a sus superiores, al llegar a Pulmarí fue atacado por éstos, cayendo en la acción los dos Oficiales que iban al mando y uno de sus soldados.

1º de febrero de 1883
Una partida de indígenas de la tribu del cacique ÑANCUCHEO, al mando del capitanejo WAFIL, es batida por una fuerza de caballería al mando del Teniente GORODO.

6 de febrero de 1883.COMBATE DE PULMARI II (Campaña al desierto).
Los “mapuches” perseguidos por las tropas de CONRADO VILLEGAS se hicieron fuertes en “Pulmarí” y atacaron sin éxito a una partida enviada en su persecución, en el mismo lugar donde hacía poco más de un mes habían rechazado otro destacamento matando a los dos oficiales que la comandaban.

17 de febrero de 1883
Una partida de indígenas aliados con algunos delincuentes y desertores llegados desde Chile, atacó a una fuerza que al mando del Sargento Mayor JUAN G. DÍAZ, desprendida de los efectivos que el Coronel CONRADO VILLEGAS, había salido en persecución de una indiada que asolaba la región. Atacado en dos frentes en los alrededores de la Laguna “Aluminé” y con manifiesta inferioridad de efectivos, el Mayor Díaz, con sus treinta y tres soldados y los Tenientes SATURNINO CANAVERI, SONTAG y WAPPERS, pudo repeler el ataque y regresar con su tropa al campamento.

22 de enero de 1883.COMBATE DE APULÉ.
El Capitán ADOLFO DRURY, perteneciente a la 3ª Brigada de Caballería que mandaba el Teniente Coronel NICOLÁS H. PALACIOS, vence en esta localidad al sur del río Limay, a los últimos caciques rebeldes de la Patagonia, Shaihueque e Inacayal, indiscutidos cacique de los Andes Patagónicos, quienes luego de ese combate, se refugian en Neuquén con los últimos 600 guerreros que restan de su otrora invencibles tropas.

14 de mayo de 1883
El Capitán WALDINO ALMANZO, después de perseguir durante cinco días a una partida de indígenas que al mando del capitanejo LLANCAMIL habían asaltado a establecimientos de la zona, logra darles alcance en “El Colorado” y logra vencerlos y dispersarlos.

14 de mayo de 1883
En el paraje llamado “Cabeza del Chancho”, el Teniente Primero LORENZO MACHADO con una partida del Regimiento 11 de Infantería, encuentra las tolderías de los caciques ASENCIO y JOSÉ PETIZO y los obliga a abandonar el lugar e internarse en el monte.

24 de marzo de 1884
El Cacique NAMUNCURÁ, con cien indígenas de lanza y trescientos de “chusma”, se sometió definitivamente a las fuerzas del gobierno comandadas por el Teniente Coronel BELISLE, que guarnecía la frontera de Neuquén.

13 de abril de 1884
El Coronel EDUARDO VERA, al mando de una patrulla del Regimiento 6 de Caballería, sale del campamento en “La Viruela” y en “Los Jagüeles”, en el Chaco, y bate a una partida de indígenas comandadas por el cacique BARTOLO.

27 de mayo de 1884
El Capitán HONORIO ITURBE con tropas del Regimiento 2 de Caballería derrota en “Cerro Seuman” a una tribu del cacique QUEUPÚ.

28 de mayo de 1884
El Capitán HONORIO ITURBE con tropas del Regimiento 2 de Caballería, luego de derrotar a la tribu de QUEUPÚ siguió su marcha y en este día, llegado a “Morqui-Mahuída” se enfrenta con la tribu del cacique MILIQUEO a quien también derrota y luego con la del capitanejo CURÚ-HUINCA, que corre igual suerte.

18 de junio de 1884
Una partida al mando del Mayor GOMENSORO y del Capitán URQUIZA, tiene un entrevero con los indígenas donde es muerto el cacique INGLÉS.

14 de noviembre de 1884
En sus propias tolderías, son vencidos los caciques SECTORÍ y TESOQUI por una partida del Batallón 7 de Infantería al mando del Teniente RICARDO GALLAC.

7 de diciembre de 1884
En proximidades de la “Laguna Blanca” el Mayor ROSENDO M. FRAGA, derrota a una partida del cacique CAMBA.

8 de noviembre de 1886
El Teniente DAMIÁN VILLEGAS con una partida del Regimiento 6 de Caballería es obligado a retirarse por una poderosa partida de indígenas que había robado ganado en la Colonia “Las Toscas”.

El acto final de este drama, tuvo lugar el 18 de diciembre de 1884, fecha en la que el último grupo rebelde de más de 3.000 “lanzas”, bajo el mando de los caciques INACAYAL y FOYEL, se rindieron en la actual provincia de Chubut. Y así terminó la “Campaña al Desierto” una lucha épica, librada contra los aborígenes, que defendieron lo que consideraban “su tierra” (y lo era), como solo sabían hacerlo: maloneando, atacando una y otra vez a los poblados, incendiando los campos, robando el ganado, hostilizando permanentemente a los fortines, asaltando a los viajeros y cometiendo mil tropelías más, la mayoría de las veces, organizadas por “blancos renegados” que encontraron en ellos, la carne de cañón necesaria para lograr sus objetivos de riqueza personal.
Así se acabaron los malones y desaparecieron de la inmensidad de la Pampa las viejas tribus de CALFUCURÁ, de los hermanos CATRIEL, los ranqueles de YAMQUETRUZ, MARIANO y EPUMER y las bravías huestes de PINCÉN, después de combatir fieramente más medio siglo (1823/1884), contra todas las tropas nacionales que fueron a su encuentro comandadas por RAUCH, ROSAS, VILLEGAS, PACHECO, MITRE, ROCA, VINTTER y otros bravos.


Completamos esta información, transcribiendo un texto extraído de la obra “Caciques y Capitanejos en la Historia Argentina”, de Guillermo Alfredo Terrera, (Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1986)

"Cuando los conquistadores españoles llegaron al Río de la Plata, todas estas tierras se encontraban en manos de sus primitivos dueños. Desde 1550 en adelante, se produce la fundación definitiva de muchos pueblos que se establecen como mojones de los caminos, que sigue la conquista y colonización en estas enormes vastedades geográficas.

En muchos lugares, el indio no ofrece resistencias al español y esos territorios quedan incorporados sin mayores luchas, aunque en varias ocasiones se producen levantamientos indígenas, que con gran esfuerzo pueden ser vencidos por las tropas españolas, como sucede en el noroeste donde Quilmes y Calchaquíes no aceptan la entrega de su tierra y son trasladados a Buenos Aires y Santa Fe para evitar problemas de difícil solución.

También los Comechingones, Huarpes, Juríes, Querandíes, Timbúes, Minuanes, Charrúas, Guaraníes y otras parcialidades, realizan alzamientos y luchan contra los españoles, por los malos tratos recibidos y los repartimientos de las tribus a los encomenderos. Pero la fuerza de la pólvora, las armas de acero y la estrategia de los europeos y el uso del caballo como arma de combate, consigue dominar a los bravos hijos de la tierra, venciéndolos definitivamente, y en muchos casos se produce la total desaparición de naciones indígenas completas.

Los pobladores de la enorme cuña boscosa del Chaco austral tenían la protección de sus impenetrables bosques, donde sólo en contadas oportunidades pueden penetrar los soldados españoles, pero ningún colonizador piensa quedarse en esa peligrosa soledad. Lo propio acontece con los indígenas de la cordillera central y de la cordillera sur, donde conquistadores y colonizadores, sólo pasan alguna vez, pero no establecen pueblos ni estancias, salvo en Mendoza que es camino obligado hacia Chile y luego algunas poblaciones que se internan en la pampa, sobre la ruta natural hacia Buenos Aires.

Las naciones aborígenes del sur y sudoeste de nuestro país, mantenían la libertad y sus tierras, gracias a las dilatadas distancias que los alejaban y preservaban de la codicia de los hombres blancos europeos. Luego se agrega a los indígenas, un elemento fundamental que les hace posible mantenerse en guerra y en libertad con los españoles primero y con los criollos más tarde, por espacio de casi 350 años (1836-1890).

El caballo, al expandirse biológicamente por las pampas, las zonas adyacentes a la Cordillera de los Andes y al área boscosa del Chaco Austral, generó en los grupos humanos aborígenes con hábitat en esas regiones, un tipo sociocultural nuevo, que disfrutó de su vida libre e independiente durante muchos años, pero también determinó, a partir siglo XIX, su propia extinción como elemento racial y cultural preponderante, aunque dejaron en sucesivas mezclas humanas, la semilla que engendró un exponente étnico de extraordinarias condiciones: el bíotipo que se plasma en el criollo argentino.

Para mantener expeditas las vías de comunicación entre Buenos Aires y los pueblos del interior, fue menester crear una línea de fronteras, en cierta medida ilusoria, que sirviera de contención y escarmiento a los primitivos dueños de la tierra, toda vez que penetraban en territorios considerados como propiedad del cristianismo, por oposición a su mentada infidelidad religiosa.

Los ataques e invasiones de los aborígenes, se producían sobre dos frentes muy amplios, uno era el que delimitaba el área boscosa del Chaco Austral, que tenía como epicentro el norte de Santa Fe, el este y el norte de Córdoba, el este de Santiago del Estero y Tucumán y gran parte del noreste de la provincia de Salta. La otra línea de frontera interior, debió mantenerse durante los primeros años de la conquista española, casi encima de la ciudad de Buenos Aires, pues recién en 1600, se establece la “Guardia de Morón” y en 1630 la “Guardia de Luján”, que se hallaba a 65 kilómetros de Buenos Aires.

A comienzos del siglo XVII, los viajes de Buenos Aires a Córdoba, Mendoza y otros pueblos del interior, se realizaban todos atravesando territorios hostiles, bajo la contingencia de la buena o mala voluntad de los caciques, capitanejos y guerreros que vivían en esas despobladas regiones.

A fines del siglo XVII, ya existían nuevos pueblos como “Las Conchas”, “Baradero”, “Punta del Sauce” (que luego se llamará “La Carlota”) en territorios de Córdoba, cuyos gobiernos apoyaban eficazmente los viajes al interior y el establecimiento de colonos en otros puntos de su dilatada llanura. Más tarde, ya en el siglo XVIII, son innumerables los pequeños poblados que se fundan en distintos lugares del país y de esta manera, ya se puede ver en el mapa rioplatense, una serie de Fortines y Pueblos, cuya nómina, referida solamente a la provincia de Buenos Aires, incluye a los ubicados en Morón (1600), Luján (1630), Las Conchas (1676), Punta del Sauce (luego llamado “La Candelaria, 1689), Baradero (1696), San Isidro (1719), San Antonio de Areco (1725), Pergamino (1730), La Magdalena (1730), San Vicente (1734), San Nicolás (1749), Guardia de Luján (luego llamado Mercedes, 1753), Merlo 1754, Arrecifes (1756) y Pilar (1772) y a La Concepción, instalado en Río Cuarto en 1794..."


FUENTES:

LA CAMPAÑA AL DESIERTO (Datos extraídos de “La nueva línea de fronteras”, memoria especial del Ministerio de Guerra y Marina, presentada a las Cámaras Legislativas por el doctor Valentín Alsina en 1877 (Editorial EUDEBA, marzo de 1977) Buenos Aires
Anuario Nº 1 de “Chasque del Desierto”, editado por la “Asociación de Expedicionarios al Desierto
“Historia del Desierto” de Orlando Mario Punzi
“La conquista del Desierto” de Juan Carlos Walther, Buenos Aires 1947
“La conquista del Desierto” Enciclopedia ilustrada Atlántida
“Crónicas Militares” Tomo I, editado por el Ministerio de Guerra en 1924
“La campaña del Desierto” de Arturo Carranza
“Recuerdos y relatos de la guerra de fronteras”, Alfredo Ebelot, Buenos Aires 1968
“Historia Integral Argentina”, Centro Editor de América Latina, 1970)
 
Una Mirada....

"Campaña del Desierto: una Guerra no es un minué"

Por Rolando Hanglin

"...Por supuesto que en la campaña de 1879 se violaron los derechos humanos. También en la Revolución francesa, en la Revolución rusa, en la guerra de 1914 y en la Segunda Guerra Mundial, y por supuesto en la Revolución de Mayo: no olvidar las ejecuciones sin juicio de Santiago de Liniers y don Martín de Álzaga, héroes de la Reconquista.
Una guerra no es un minué. Se cometen atrocidades. Es injusto, por otra parte, evaluar a personas de otro tiempo con criterios de 2017. Pronto se cumplirán 140 años de la Conquista del Desierto, acabada el 24 de mayo de 1879. Pero, en realidad, el conflicto con los indios comenzó en el siglo XVI y se puede decir que concluyó hacia 1890. Imposible resumir tres siglos en estas líneas.
Recordemos que, a partir del siglo XVII, los historiadores y los antropólogos hablan de la araucanización de la pampa. Es decir, los araucanos de Chile, encerrados por la geografía, cruzaron los Andes para ganar espacio en la Argentina, donde abundaban los campos, los ganados salvajes y sólo encontraron la débil resistencia de los tehuelches. Los araucanos resultaron ser una raza militar, dotada de un lenguaje claro y fácil (el mapudungún) que fue adoptado desde La Pampa y San Luis hasta la Patagonia Austral. Hoy ya no quedan tehuelcheparlantes. Las tribus constituyeron una fusión de araucanos y tehuelches, con la lengua de los primeros y la vivienda de los segundos: el toldo nómade. El antropólogo Rodolfo Casamiquela señalaba, asombrado: "Los nietos de tehuelches se declaran mapuches" (!). Tanto el caballo como la vaca y el hierro fueron los aportes europeos a la indiada criolla. El proceso se afirmó cuando el chileno Juan Calfucurá (Piedra Azul) cruzó la cordillera, en 1830, con 200 hombres y atacó por sorpresa a los vorogas, originarios de Vorohué (Chile) pero instalados en Salinas Grandes (La Pampa), y pasó a degüello a sus jefes principales: Alón, Rondeado, Melín y varios otros. La tribu se sometió al temible Calfucurá y este fue proclamado, muy pronto, El Napoléon de las Pampas, y cacique general de la Confederación Indígena con asiento en Salinas Grandes.
En 1855, el ejército araucano comandado por Juan Calfucurá, aliado de la Confederación Argentina, infligió dos duras derrotas al ejército porteño, la primera a Bartolomé Mitre, en la batalla de Sierra Chica, y luego en San Jacinto al general Manuel Hornos, que comandaba una fuerza de tres mil soldados bien armados: 18 oficiales y 250 soldados resultaron muertos.
El 5 de marzo de 1872, con un ejército estimado en seis mil combatientes, Calfucurá inició la llamada invasión grande a la provincia de Buenos Aires. Mandaba una fuerza integrada aproximadamente por sus 1.500 lanzas de escolta, sumando 1.500 aportadas por Pincén, mil argentinos de Neuquén y mil chilenos traídos por Alvarito. Sólo los ranqueles de Mariano Rosas se apartaron de su mando, aunque pelearon por su cuenta. De esta forma atacaron los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio; resultaron muertos alrededor de 300 criollos, cautivos, 500 vecinos y robadas, 200 mil cabezas de ganado.
Los araucanos atacaban, así, durante décadas, asentamientos fronterizos, arreaban caballos y vacunos. Las mujeres capturadas eran retenidas por los guerreros o vendidas y los niños, ofrecidos por un rescate. El ganado robado se vendía a hacendados chilenos, que llegaron a instalar una población sobre el río Neuquén, llamada Malbarco, donde engordaban la hacienda antes de trasladarla a su país. Las autoridades chilenas consentían estas actividades.
Así describía el francés Alfredo Ebelot, constructor de la famosa zanja de Alsina, lo que era un malón o una invasión india: "A eso de las diez una nube de polvo nos anunció que llegaba la invasión. Pronto se distinguió el mugido de los vacunos y, cosa más inquietante, el balido de las ovejas. Catriel venía, pues, arriando sus propias ovejas y todas las que encontró en el camino. Serían unas treinta mil para servir de relleno viviente y cruzar la zanja. Durante cuatro horas vimos sucederse las selvas de lanzas y las inmensas tropas de vacas y de caballos. Había por lo menos 150 mil cabezas de ganado".
Más de mil colonos cautivos y un millón de cabezas de ganado, robadas, fueron el saldo de las incursiones indígenas entre 1868 y 1874.
En 1875, adelantaba Julio Roca su proyecto para resolver el problema indio: "A mi juicio, el mejor sistema para concluir con los indios, ya sea extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del río Negro, es el de la guerra ofensiva que fue seguida por Rosas, quien casi concluyó con ellos". Opinaba Roca sobre la zanja: "¡Qué disparate la zanja de Alsina! Y Avellaneda lo deja hacer. Es lo que se le ocurre a un pueblo débil e infantil: atajar con murallas a sus enemigos".
La guerra del Paraguay (1864-1868) postergó nuevamente el asunto frontera sur. Siguieron los ataques indígenas Durante la guerra, en 1867, el Congreso Nacional sancionó la ley 215. A través de ella se declaró la frontera sur a la ribera de los ríos Negro y Neuquén, con encargo de entregar a las naciones indígenas todo lo necesario para su existencia fija y pacífica, para lo cual mandó darles territorios a convenir; permitió una expedición general contra aquellos grupos que resistieran a las autoridades argentinas, que serían expulsados más allá de la nueva línea de frontera; autorizó la adquisición de vapores para la exploración de los ríos, la formación de establecimientos militares en sus márgenes y el montaje de líneas de telégrafo. Con gratificaciones para los expedicionarios, mediante una ley especial. Esta decisión se aplicaría 12 años después, en 1879.
Sarmiento inició la modernización del equipamiento básico del ejército nacional, lo que resultó ser de fundamental importancia en la frontera sur, ya que reemplazó los antiguos fusiles y las carabinas de chispa por fusiles de retrocarga Remington y revólveres.
Cuando Nicolás Avellaneda asumió la presidencia, el cacique Manuel Namuncurá le ofreció la venta de cautivos a 40 pesos oro cada uno y, a cambio de no invadir y alimentar a su población y tribus amigas, pidió: "Cuarenta mil pesos oro, cuatro mil seiscientas vacas, seis mil yeguas, cien bueyes para trabajar, telas de seda, tabaco, vino, armas, cuatro uniformes de general, jabón, etcétera".
Adolfo Alsina, primer ministro de Guerra bajo la presidencia de Avellaneda, presentó al gobierno "un plan del Poder Ejecutivo contra el desierto, para poblarlo, y no contra los indios para destruirlos". Entonces se firmó la paz con el cacique Cipriano Catriel, que este último rompería corto tiempo después, cuando atacó junto a Manuel Namuncurá las localidades bonaerenses de Tres Arroyos, Tandil, Azul y otros pueblos y granjas en un ataque más sangriento que el de 1872. Las cifras hablan de cinco mil combatientes indígenas que arrasaron Azul, Olavarría y otros lugares vecinos, de trescientas mil cabezas de ganado, de 500 cautivos y de 200 colonos muertos. Habría que pagar rescate por los cautivos.
El ministro Adolfo Alsina dirigió la defensa de los poblados y las estancias; se concentró en la provincia de Buenos Aires. Respondió al ataque, haciendo avanzar la frontera argentina. Para proteger los territorios conquistados y evitar el transporte de ganado tomado, construyó la llamada zanja Alsina, en 1876, que era una trinchera de dos metros de profundidad y tres de ancho con un parapeto de un metro de alto por cuatro y medio de ancho. La zanja Alsina fue declarada por Argentina una nueva frontera interior con los dominios indígenas: 374 km entre Italó (en el sur de Córdoba) y Colonia Nueva Roma (al norte de Bahía Blanca). Además, Alsina ordenó la instalación de telégrafos para enlazar los fortines a lo largo de la frontera. La construcción de la zanja, al ser sólo una medida defensiva, no resolvía definitivamente el problema de los malones: fue duramente criticada por algunos sectores, partidarios de una acción militar más drástica. Incluyendo al propio Julio Roca.
Luego de los malones producidos en la segunda invasión grande, Estanislao Zeballos dijo que los indígenas se retiraron con un botín colosal de 300 mil animales y 500 cautivos, después de matar a 300 vecinos y quemar 40 casas.
El presidente Avellaneda resolvió la Expedición al Desierto, comandada por su segundo ministro de Guerra, el general Julio Argentino Roca, en estricto cumplimiento de la ley del 25 de agosto de 1867, demorada 12 años por las dificultades políticas y económicas del país. Decía la ley: "La presencia del indio impide el acceso al inmigrante que quiere trabajar". Para financiar la expedición, se cuadriculó la pampa en parcelas de diez mil hectáreas y se emitieron títulos por la suma de 400 pesos fuertes cada uno, que se vendieron en la Bolsa de Comercio. Aunque prohibieron la adquisición de dos o más parcelas contiguas, esta venta fue la base de muchas fortunas argentinas.
La ley, la expedición y la organización fueron discutidas en el Congreso y votadas democráticamente. Todo el país, sobre todo la población del campo, quería terminar con este martirio.
Acompañaron también enfermeros y auxiliares. Los indios prisioneros y los niños, las mujeres y los ancianos fueron examinados por sus dolencias, vacunados y muchos de ellos remitidos a diversos hospitales de la muy precaria Buenos Aires de esos días.
Se calcula que en el primer año de la Campaña del Desierto murieron 1300 indígenas en combate
Esta no fue una guerra entre cristianos y "mapuches". Por empezar, la palabra mapuche no figura ni una vez en la copiosa correspondencia de Calfucurá: ver la obra de Omar Lobos, que reproduce textualmente todas las cartas del astuto lonco, redactadas en general por su "escribano", el cautivo chileno Elías Valdez Sánchez, durante el período 1854-1873. Existió una gran fusión de tehuelches y araucanos, gobernada por los indios chilenos que bañaron con su idioma toda la toponimia argentina (desde Chapadmalal hasta Lihuel Calel).

Integraron las tropas argentinas:

-Tribu del cacique Juan Sacamata, tehuelches septentrionales. En 1906, el gobierno argentino, en reconocimiento a su colaboración, les otorgó un territorio de seis mil hectáreas al norte del lago Musters, en el valle de Sarmiento.

-Tribu del cacique Manuel Quilchamal, tehuelches septentrionales cordilleranos.

-Tribu del cacique Catriel, tehuelches septentrionales araucanizados; vivían en la zona de Azul.

-Tribu del cacique Coliqueo, era el resto de los boroganos que se salvaron de la masacre de Masallé; se ubicaban en Los Toldos. Antes, los Toldos de Coliqueo.

Actuaron contra nuestro país:

-Tribu del cacique Tracaleu, araucanos.

-Tribu del cacique Marcelo Nahuel, araucanos.

-Tribu del cacique Juan Salpú, tehuelches septentrionales.

-Tribu del cacique principal Manuel Baigorrita, ranqueles; con sus tolderías en Poitahué.

-Tribu del cacique principal Epumer Rosas (o Epugner Guorr), ranqueles; con sus tolderías en Leubucó.

-Tribu del cacique Reumay-Curá.

-Tribu del cacique Pincén.

Terminada la guerra, el 24 de mayo de 1880, así era el campo de detención de Valcheta según un colono galés: "En esa reducción creo que se encontraba la mayoría de los indios de la Patagonia (…). Estaban cercados por alambre tejido de gran altura. En ese patio, los indios deambulaban, trataban de reconocernos. Ellos sabían que éramos galeses del Valle del Chubut. Algunos, aferrados al alambre con sus grandes manos huesudas y resecas por el viento, intentaban hacerse entender hablando un poco en castellano y un poco en galés: 'poco bara chiñor, poco bara chiñor' (un poco de pan, señor)".
Durante este tiempo, los prisioneros fueron trasladados masivamente a la isla Martín García, y luego recluidos en el Hotel de Inmigrantes. El Gobierno dispuso que los niños y las mujeres fueran entregados para trabajar como sirvientes de familias porteñas. El diario El Nacional dio cuenta así: "Entrega de indios. Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia".
Un suelto en el mismo diario, 1884: "La desesperación y el llanto no cesan. Se les quitan sus hijos a las madres para regalarlos ahí mismo, a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que, hincadas y con los brazos al cielo, emiten las mujeres indias. En aquel marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra su seno al hijo de sus entrañas y el padre se cruza por delante para defender a su familia".
En cuanto al genocidio, es un término acuñado en 1945, que no se concebía en el 1800. En realidad, tampoco estamos muy seguros de que se condene hoy, salvo en los discursos. El desgarrador destino de los indios fue el mismo que ellos procuraban a los cautivos cristianos.
Lo que Roca logró, finalmente, concluyendo la obra de Rosas, Alsina y muchos otros, fue acabar con los asaltos a pueblos indefensos. La tierra fértil quedó disponible. En menos de 25 años, la Argentina era conocida como el granero del mundo. También se evitó la consolidación de un Estado tapón de matriz araucana, que pudo terminar en manos chilenas o británicas. Es decir, fue propiamente una ocupación del territorio argentino, en la que no hubo combates sino batidas. Y la Patagonia dejó de ser res nullius o 'tierra de nadie', tentación para las potencias.
Pero decía la verdad el cacique Mariano Rosas cuando, ante las promesas de paz de Lucio V. Mansilla, respondía: "Ustedes, los blancos, en cuanto puedan nos van a matar a todos. Nos han dado vicios para que no haya malones: aguardiente, vino, tabaco, yerba, azúcar… pero no nos enseñaron a trabajar".
Verdad: en las raciones de los caciques figuraban mazos de naipes, acordeones, vino carlón y pañuelos de colores, pero no pidieron (y nadie les dio) ni semillas, ni un arado, ni una pala.
Ahora bien, tras una guerra de tres siglos (con intervalos) que se presenten unos "mapuches" a reclamar porciones de territorio argentino es como si unos supuestos vikingos exigieran la devolución del Palacio de Buckingham de Inglaterra, por ser "originarios"...."
 
Tordo , Gusto en saludarlo , una duda que tengo . Al apoyo del Estado Chileno a los Mapuches de este lado que siempre se le hace un guiño cuando se toca el tema de la Conquista del Desierto , está Documentado de alguna Manera ?
Lo digo por que , al trabajar en la Zona de la Araucanía me llamo la atención lo tardío de la Fecha de Fundación de los Villorrios y Poblados del interior , algunos posteriores al 1900s , lo que me llevo a averiguar y fue por que la Incorporación de esos territorios al estado Chileno fue recién después de finalizada la Guerra contra Perú y Bolivia y estando entre las razones de esta dilatación que los Mapuches evadian a las Tropas Chilenas pasando a Argentina .
Extrañándome que haya habido un Apoyo de Estado a un Enemigo que ellos también combatían y que cortaba su continuidad territorial .
Cae de Maduro que Particulares Chilenos no Iván a hacerse problema en comprar Ganado Arriado desde Argentina por los Mapuches , pero no he encontrado nada Documentado , del tenor de " 400 Fusiles comblain entregados por el Crnel._______ del EdeCh al Cacique ________ " o algo parecido .

Un criollo Abrazo
 
Yo siempre digo que llamar originarios a los mapuches es como llamar originarios a los kelpers.
Los mapuches comenzaron el proceso de "araucanización" de la Patagonia Oriental antes de que existieran las Provincias Unidas. Básicamente ya estaban ahí, si bien empezaron el proceso después de la conquista española. La realidad es que ni España ni nosotros llegamos a ocupar ni controlar nada efectivamente allá, asi que "llegaron antes". Los kelpers, por otro lado, aparecen después de la expulsión de las Provincias Unidas que se habían instalado previamente, con toda la legitimidad internacional, rota por Gran Bretaña en ese momento. Además, sucedió entre dos estados que reconocían (más o menos) el mismo tipo de diplomacia y procedimientos internacionales. Son okupas. Los mapuches, no. Además, estos últimos estan bastante mixogenizados con los tehuelches en algunas partes. A estas mezclas dónde hay que ponerlos, en el medio de la cordillera?
 
Vos lo has dicho, "llegaron", originarios son los Tehuelches, no los araucanos devenidos a "mapuches".

Pero si "llegaron" antes que nosotros, qué nos queda? Y los espacios que ocuparon, los tehuelches no están más (tehuelche, dicho sea de paso, es el nombre mapuche de los aonikenk), o se mezclaron con ellos. Entonces los deslegitimamos para justificar que nos quedamos ahí nosotros?

Igual no era mi punto de la discusión. Lo que quiero decir es que es un sinsentido deslegitimar a los mapuches porque no eran "nativos"... son originarios de América y se desplazaron hacia zonas donde no había españoles (y luego argentinos). No tiene sentido la justificación de que fueron invasores, a menos que seas aonikenk (tehuelche) o pampa, para lo cual de todos modos el Estado Argentino también ocupó tu territorio. Es pretender que después de Tordesillas todo movimiento poblacional queda congelado, si se movían un milímetro de las tierras que ocupaban en tordesillas, dejan de ser "originarios", pasan a ser invasores.

Y todo esta deslegitimación para que? La expansión hacia la Patagonia por parte de la Argentina era un destino inescapable, a riesgo de ser reemplazado por Chile e Inglaterra. Pero tampoco podemos tener todas las cartas. Básicamente no quedaba otra, y se hizo lo que se tenía que hacer en términos político militares de expansión territorial, aunque lamentablemente el cientificismo racista y las construcciones identitarias e ideológicas del momento provocaron grandes injusticias durante y después del proceso de conquista.
 
Quizá yo tenga una forma simplista y confusa de ver las cosas. Los araucanos se expanden y ocupan territorio donde habitaban los tehuelches (unos hablan de integración, otros directamente de exterminio, no voy entrar en ese tema), luego el estado argentino ocupa militarmente y afirma soberanía sobre el territorio que habían ocupado previamente los ahora mapuches, proclamándose éstos originarios de dichos territorios, cuando en realidad nunca lo fueron. Seguramente ésta sea una opinión muy simplista y equivocada de lo que en realidad pasó, pero es la que tengo.
 
Tordo , Gusto en saludarlo , una duda que tengo . Al apoyo del Estado Chileno a los Mapuches de este lado que siempre se le hace un guiño cuando se toca el tema de la Conquista del Desierto , está Documentado de alguna Manera ?
Lo digo por que , al trabajar en la Zona de la Araucanía me llamo la atención lo tardío de la Fecha de Fundación de los Villorrios y Poblados del interior , algunos posteriores al 1900s , lo que me llevo a averiguar y fue por que la Incorporación de esos territorios al estado Chileno fue recién después de finalizada la Guerra contra Perú y Bolivia y estando entre las razones de esta dilatación que los Mapuches evadian a las Tropas Chilenas pasando a Argentina .
Extrañándome que haya habido un Apoyo de Estado a un Enemigo que ellos también combatían y que cortaba su continuidad territorial .
Cae de Maduro que Particulares Chilenos no Iván a hacerse problema en comprar Ganado Arriado desde Argentina por los Mapuches , pero no he encontrado nada Documentado , del tenor de " 400 Fusiles comblain entregados por el Crnel._______ del EdeCh al Cacique ________ " o algo parecido .

Un criollo Abrazo
Disculpa la tardanza en contestar. Voy a recabar mas documentacion del tenor que vos solicitas. Si tengo suerte, la subo. Cordial Saludo!!!!
 

Rober D

Moderador Intransigente
Miembro del Staff
Moderador
Campaña al Desierto, Puesto de Telegrafía


Encuentro con indígenas. Manuel Ruibal, con poncho pampa, se encuentra a orillas del Ao. Pichi Malal, con grupo de indiecitos, Ca 1882


Campaña del Desierto, una formación en el páramo, de efectivos de lanceros de caballería, Ca 1879



Corte de cabello en el campo. Campaña al Desierto, Ca. 1883


Campaña al Desierto. Comisión exploradora acampando en Codihue, Ca 1882

 

Rober D

Moderador Intransigente
Miembro del Staff
Moderador
Campaña al Desierto, Preparando el rancho, Ca. 1885


Campaña al Desierto, Plaza de Artillería liviana, Ca. 1880.


Actividades de orden interno en el vivac. Campaña al Desierto, Ca 1890


Campaña al Desierto. Cacique Villamain, capitanejos e indios de pelea, Ca. 1882


Campaña al Desierto, campamento de las Mujeres, Ca. 1880.


Campaña al desierto. Campamento de dos reporteros gráficos que acompañaban a las tropas en marcha, Ca. 1884


Campaña al desierto, custodia a las soldaderas en un campamento, Ca. 1880.
 
Yo siempre digo que llamar originarios a los mapuches es como llamar originarios a los kelpers.
Los kelpers, son sudamericanos de habla inglesa, o mejor argentinos renegados, deberíamos decir que nuestra patria también se habla inglés, negar esto es como negar parte de nuestro legítimo reclamo.
 
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