EL DESMANTELAMIENTO DE LA BASE G Y LA DURADERA PRESENCIA BRITÁNICA EN LA ANTÁRTIDA
Antes de la Estación Antártica Comandante Ferraz (EACF), hubo otra base establecida en la península Keller, bahía Almirantazgo o Lasserre. A pocos metros del lugar donde hoy se encuentra el asentamiento brasileño, el Reino Unido erigió la base G (
https://www.bas.ac.uk/about/about-b...esearch-stations-and-refuges/admiralty-bay-g/, en inglés), donde se realizaban estudios de geología, meteorología y glaciología. Abierta en el verano de 1947, permaneció cerrada el invierno siguiente y luego siguió funcionando ininterrumpidamente hasta enero de 1961, cuando fue abandonada.
Durante la Segunda Guerra Mundial, supuestamente preocupados por la presencia alemana en las aguas del Atlántico Sur, pero queriendo también reafirmar sus pretensiones de soberanía sobre las tierras australes, los británicos pusieron en acción la Operación Tabarin (1943-45 –
https://es.wikipedia.org/wiki/Operación_Tabarín), que resultó en la construcción de cuatro bases antárticas (A, B, C1 y D –durante muchos años los británicos designaron sus establecimientos por letras). Después del fin de la guerra, ya con las estaciones y expediciones antárticas en manos de personal civil, el Reino Unido siguió posicionando asentamientos por la península antártica e islas adyacentes. En menos de 20 años (de 1944 a 1961), cerca de 20 bases han sido establecidas, generalmente de pequeño porte, además de refugios. Muchas de ellas no duraban muchos años y no se usaban todas simultáneamente. La mayor parte de las instalaciones de esta época está cerrada hoy en día.
Ese número expresivo de bases era parte de una dinámica de competencia por la ocupación de espacios en la región de la península antártica, protagonizada por británicos, argentinos y chilenos. La existencia de la base G debe comprenderse en un contexto de tensiones crecientes anterior al Tratado de la Antártida, de 1959 –ha sido la firma de ese acuerdo que suspendió el contencioso sobre las reivindicaciones territoriales en la Antártida, consagrando el continente a la paz y a la ciencia.
El Reino Unido más tarde dejó de lado la estrategia de ocupación y empezó a concentrar sus esfuerzos en dos puntos estratégicos (estaciones Halley y Rothera, además de Signy, que opera solo en el verano), situados en los límites del territorio que reivindica, mientras que Argentina y Chile no demuestran que pretenden disminuir su presencia en el continente helado. Sin embargo, la herencia británica en la Antártida se va preservando de una manera no siempre recomendable.
Hoy en día, buena parte de las antiguas bases se convirtió en sitios históricos, lo que las hace algo como complejos arquitectónicos de interese cultural, que no pueden ser demolidos, aunque pueden ser conservados o restaurados. De las ocho instalaciones en esta situación, cuatro están abandonadas, en vías de ruina (bases B, E, W y Y –islas Decepción, Stonington, Detaille y Horseshoe); una de ellas en realidad pertenece a otra nación (en la isla Laurie, la Omond House de la expedición escocesa de Bruce fue vendida a Argentina en 1904 –
https://es.wikipedia.org/wiki/Omond_House); y sólo tres (A, o Port Lockroy, F "Wordie House" y DP, o Damoy Point) son de hecho conservadas por el Reino Unido. La base C2 (cabo Geddes) fue abandonada y, por lo que se sabe, sigue en pie, pero no se la considera un "edificio histórico". Otras cuatro estaciones fueron transferidas a otras naciones: D (bahía Esperanza), F "Faraday" (islas Argentinas), T (i. Adelaida) y V (View Point, bahía Duse) –hoy son las estaciones Elichiribehety (Uruguay), Vernadski (Ucrania) y Carvajal (Chile) y el refugio Boonen Rivera (también de Chile), respectivamente. Además, cinco bases ya no existen: G, J, N, O y P. La base G es el objeto de este post. La base N (i. Anvers) se incendió y los escombros sólo fueron retirados 20 años después, por los norteamericanos de la vecina estación Palmer. La pequeña estación P (también conocida como C1 –bahía Sandefjord) fue abandonada, pero sus ruinas continúan en el local. Según consta, los propios británicos removieron solamente las estaciones J y O (Prospect Point y isla Danco), además de algunos refugios (uno de ellos, el refugio CR –Cape Reclus– fue desarmado y se encuentra en exposición en el museo de las islas Malvinas). Acá hay un inventario de las antiguas bases británicas, en inglés:
https://www.bas.ac.uk/about/about-bas/our-history/british-research-stations-and-refuges/.
Se percibe que el Reino Unido fue muy eficiente en esparcir estaciones por la Antártida, pero es extremadamente relapso para remover sus escombros. Esta actitud, a la verdad, es común también a otros países de presencia antigua en el continente. En general, fue sólo en 1991, con el Protocolo de Madrid (que rige la protección al medio ambiente en las actividades antárticas), que estos países pasaron a tratar el asunto con más seriedad.
Con el advenimiento del Protocolo de 1991, el transporte en la Antártida tiene que ser pensado en términos más amplios. Lo que ya no era simple, en función de las grandes distancias y de la pequeña disponibilidad de buques, queda aún más costoso y complicado por la necesaria logística inversa. El costo de cualquier bien durable que se enviará allá puede ser multiplicado varias veces, porque incluirá los valores de los fletes de ida y vuelta.
Hay varias decenas de instalaciones abandonadas en lugares remotos por la Antártida, muchas de ellas ya inaccesibles o incluso desaparecidas en la nieve. Algunas, construidas sobre la barrera de hielo, ya fueron tragadas por el mar; otras quizás sean objeto de estudio arqueológico algún día. De las que quedaron, algunas realmente son lugares de importancia histórica, pero la gran mayoría son amontonados de basura.
Así, frente a una inercia de treinta y cinco años de la parte del Reino Unido, entre julio de 1995 y febrero de 1996, Brasil efectuó el desmantelamiento de las ruinas a las que se redujo la base G. Permanecieron sólo las fundaciones del edificio principal, sobre las cuales fue instalado el módulo de radio de emergencia de la EACF en 1999 (
https://antartidabrasileira.blogspot.com.br/1999/12/modulo-base-g-radio-de-emergencia.html, en portugués). En las inmediaciones también quedaron las sepulturas de dos británicos fallecidos en los años 1950, además de dos cruces en homenaje a compatriotas suyos, a las que se añadieron otras dos, en memoria de los militares brasileños que perecieron en el combate al fuego de 2012.
Publicado originalmente en
https://infraestruturaantartica.blogspot.com.br/2017/07/desmantelamento-da-base-g-dismantling.html.