Hay algun testimonio de la flota pirata sobre ello ? Me gustaría leerlo.
Hoy, atacar con torpedos una flota con capacidad ASM nuclear es anacrónico. Y nuestra hipótesis es con ellos.
Y eso si no contamos con la inutilización de sus bases.
Yo no voy a poder citar las fuentes porque, simplemente, no las recuerdo. Hace más de una década que leí sobre el tema.
Escencialmente, la historia que recuerdo es así:
Primero que nada, los británicos desplegaron toda su doctrina ASW desde el primer momento. Incluso cuando se estudia el ataque al HMS Shefield, es posible notar que formaba parte de un grupo de batalla donde unos tres destructores estaban en una formación destinada a mejorar la defensa antiaérea del grupo de batalla, mientras que había cuanto menos unas cuatro fragatas formadas para opera operaciones antisubmarinas.
Segundo, donde la historia se pone interesante, los británicos retrasaron su ingreso al estrecho que separan a las islas y bahía San Carlos porque desconocían si habían submarinos esperándolos en la zona que epara a ambas islas y eran conscientes de que sus posibilidades de detectarlos eran casi nulas.
Luego, el submarino ARA San Luis (S-32) pidío regresar a puerto para reparar la computadora. La respuesta del Admirantasgo fue negativa.
Lo interesante es que sin haber transcurrido un día de que el ARA San Luis pidiera regresar por desperfecto, la flota británica inicio el asalto anfibío sobre el estrecho y bahía de San Carlos sin ningún tipo de cuidado sobre la amenaza antisubmarina.
Se sospecha de que el cambio en la actitud británica de la espera al asalto anfibío fue consecuencia de haber tomado conocimiento de que el ARA San Luis no podía hacer nada.
Se sospecha de que la inteligencia británica pudo interceptar las comunicaciones (simples telegramas o cartas escritas sin ningún tipo de cifrado) entre Mar del Plata, Puerto Belgrano y/o Buenos Aires o en la propia Buenos Aires.
El tema de la supuesta intercepción de la inteligencia británica de las comunicaciones existentes dentro del Continenete merece su estudio. En mi recuerdo de esa lectura, la metodología de la comunicación de la armada era bastante primitiva. Simples cartas que cualquiera podía leer sin mayores esfuerzos con un sistema de clasificación bastante primitivo.
Voy a aprovechar para cambiar ligeramente de tema. Recuerdo que varios años después, durante la administración de los presidentes Nestor Kirshner y Cristina Fernández, no recuerdo el año exacto, salía a luz un escándalo de que la Armada estaba realizando inteligencia interna en franca violación de la ley vigente. Esto aparejo algunas purgas y cambios en el tema. Una de las cosas interesantes de esta historia es que la metodología de comunicación que se denunciaba era prácticamente la misma que yo recordaba haber leído sobre cómo funcionaban este tipo de comunicaciones durante Malvinas. Es decir, treinta años después la Armada continuaba utilizando la misma e insegura técnica de comunicación y estas continuaban siendo tan primitivas que alcanzo una persona para que saliera a la luz.
Podríamos saltar unos años más y recordar una resolución de la entonces ministra de defensa, Nilda Garré, ordenando el cierre de la oficina de la embajada norteamericana tenía (colindante o en el piso inferior, no recuerdo bien) a la que la ministra de defensa tenía en el propio Ministerio. A mi me parecío una medida acertada. ¿Los británicos contaban durante la guerra con oficinas similares dentro de las Fuerzas Armadas Argentinas? ¿Tenían “voluntarios”, “agentes”, “colaboradores”, “amistades”?). ¿Desde cuando estaba esta oficina estadounidense allí?
Y, si nos venimos más al presente y comenzamos a repasar los acontecimientos que rodean a la desaparición del ARA San Juan, nos encontramos con dos eventos que merecen consideración.
El primero, todo el tiempo el vocero de la armada ha mencionado que de cada comunicación entre le submarino y la base se registraba tanto en forma de vos como por escrito. Doble registro para máxima seguridad, según los protocolos. Todos registros, especialmente los registro. Informo que los mismos estarían a disposición de la justicia. Igualmente, reconocido que alcanzaron la luz publica por alguno de los más conocidos medios masivos de comunicación de nuestro país.
Además del necesario debate sobre las facilidades que tuvieron los medios masivos de comunicación para acceder todo estos registros, creo que es importante destacar que dichos registros no parecían tener ningún tipo de encriptación o similar que dificulten su lectura para terceros. Exactamente igual que en Malvinas.
El segundo evento que me parece que requiere análisis consiste en que desde la desaparición del submarino hasta nuestros días han continuado apareciendo todo el tiempo todo tipo de trascendidos, documentos “top secret” y similares (incluiría las grabaciones de vos de una controladora aérea de Trelew refiriendosé a la salida de un P-3 Orion a realizar una desesperada búsqueda en las primeras horas de pérdida del contacto).
Es increible la enorme facilidad de estos medios másivos de comunicación para acceder a información secreta y otro tipo de registros militares.
Y es igualmente increíble que la totalidad de lo mismos no parecen tener ningún tipo de encriptación o clasificación confusa que dificulte, justamente, su filtración.
Si esto lo hacen “inofensivos” períodistas con la colaboración de “despistados” o “descontentos” militares, ¿hasta dónde pueden llegar servicios de inteligencias extranjeros?
Todo esto son reflexiones personales. Pero, por un lado, para mí aumenta la credibilidad de esa vieja lectura de que la inteligencia británica pudo haber tomado conocimiento de las dificultades del ARA San Luis durante la guerra de Malvinas e influido sobre el momento en que llevaron a cabo el asalto anfibío.
Por otro lado, no parece que la comunicación interna de las fuerzas armadas haya mejorado desde ese entonces hasta nuestros días y se necesita un honesto debate sobre seguridad de la información militar.