Pienso que la imagen, con un hombre mostrado en movimiento, puede ser la correspondiente a este momento descrito:
La ceremonia del izado de la bandera
Alrededor de las doce y media de aquella mañana del viernes 2 de abril de 1982, la recuperación de las Islas Malvinas por parte de las fuerzas argentinas estaba prácticamente concluida y el simbólico y ansiado acto de enarbolar una vez más el pabellón nacional en el archipiélago estaba a punto de concretarse en el mástil de la residencia del gobernador. Una parte de la Sección “Gato” estaba formada en el lugar, a órdenes del subteniente Reyes; junto a ella permanecía también el teniente coronel Seineldín. Otra fracción de la Armada, algunos miembros de la Fuerza Aérea y varios periodistas, tanto argentinos como extranjeros, circundaban el jardín en donde se erigía el mástil. La límpida jornada se caracterizaba también por un fuerte viento, nada inusual en aquella zona.
Lentamente, el general García comenzó el izado de una gran bandera argentina. Pero, en forma imprevista, cuando iba sobrepasando la mitad del mástil, se desató su extremo inferior y momentos después el superior, con lo cual la enseña nacional voló libre hasta posarse en el pasto. Todos los presentes quedaron estupefactos ante el hecho, el que se complicó aún más cuando García soltó la cuerda y, por efectos del viento, ésta se desenhebró de la roldana. El teniente coronel Seineldín fue quien tomó la iniciativa y le ordenó al subteniente Reyes que se encargara de acomodar la driza. Con un tremendo esfuerzo, el oficial trepó por el mástil y ubicó la soga en su lugar. La ceremonia siguió luego su curso pero, para muchos, había perdido la emotividad original; otros, sombríamente, llegaron a tomarlo como una premonición de lo que podía venir.