El buque Polar "Almirante Maximiano" efectúa el lanzamiento de un vehículo autónomo submarino (glider) en la Antártida
08/02/2019
Investigadora configurando los datos para el lanzamiento del glider
Durante la cuarta fase de la Operación Antártica (OPERANTAR XXXVII), al norte del estrecho de Bransfield, cerca de las islas Shetland del Sur, en la Antártica, investigadores embarcados en el Barco Polar (NPo) "Almirante Maximiano", representando el proyecto "Nautilus" La Universidad Federal de Río Grande (FURG), en colaboración con la universidad británica University of East Anglia (UEA), efectuaron el lanzamiento de un vehículo autónomo submarino (glider), a partir de un bote del buque, recogiéndolo dos días después.
Con el lanzamiento del glider, el proyecto "Nautilus" tenía como intención realizar una sección oceanográfica de 75 kilómetros, cruzando el estrecho de Bransfield de las Islas Shetlands del Sur a la Península Antártica. Esta sección sería repetida por el glider alrededor de ocho veces, recogiendo datos físicos del océano, mientras que el NPo "Almirante Maximiano" daría soporte al resto del equipo en la realización de estaciones oceanográficas en la región del estrecho de Bransfield, estrecho de Gerlache y Mar de Weddell. Con estos datos, el proyecto Interbiota podría evaluar la circulación de las aguas de la región y estudiar la interacción de los parámetros físicos en la productividad biológica local.
Los resultados positivos alcanzados con el lanzamiento fueron suficientes para que los investigadores planeen traer dos glider en la próxima OPERANTAR, a fin de perfilar el estrecho de Bransfield por hasta dos meses.
Los glider son una nueva tecnología para observación de los océanos, permitiendo medir propiedades del agua, como salinidad, temperatura y oxígeno disuelto, con alta resolución espacial y temporal. Debido a su hidrodinámica, son capaces de desarrollar una velocidad horizontal de unos 35 cm / s, logran vencer las corrientes y poseen una autonomía de batería de hasta cuatro meses, siendo ideales para ser utilizados en regiones extremas, de difícil acceso, como la la Antártida. Con estas características, un glider puede perfilar una región del océano realizando inmersiones de hasta 1000 metros, siendo comandados remotamente. Después de cada buceo, una vez en la superficie, el equipo envía los datos recogidos vía satélite, y puede recibir nuevos comandos de los pilotos para que su ruta o la forma de recolección de datos sean alteradas.