En 74 jornadas de acción, algunos cayeron. Otros siguen velando por la memoria de aquellos días de guerra. Todos son parte del selecto grupo de los máximos héroes contemporáneos de la Nación, quienes se hicieron merecedores de la “Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”.
Las condecoraciones por méritos adquiridos ante la Patria existen desde tiempos remotos. Fueron conocidas por los egipcios, los griegos y los romanos, por mencionar sólo algunos ejemplos antiguos. Podían otorgarse en forma de collares, cintos, medallones. Y debían llevarse ostensiblemente sobre la vestimenta. Este mandato de lucirlo no era arbitrario, sino que respondía al reconocimiento merecido por parte del pueblo de la persona que la portara, y también del portador, para brindar el ejemplo.
Sin querer entrar en un análisis falerístico, debemos mencionar que en los pueblos cristianos las condecoraciones han tenido comúnmente la forma de cruz ornamental, casi siempre dorada y esmaltada, con figuras e inscripciones alusivas y que se porta pendiendo de algún lazo, collar o cordón precioso.
En Argentina fueron comunes en distintos conflictos como la Guerra contra el Paraguay o campañas como la denominada Del Desierto o las de diversas exploraciones del territorio. Sin embargo, las condecoraciones más contemporáneas por una situación de combate pertenecen a la Guerra por las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, la cual dejó muchas páginas destacadas escritas en el libro de la defensa de nuestra soberanía. Algunos párrafos están colmados de heroísmo, coraje, inteligencia, entrega y un profundo amor por la Nación y por esa helada turba malvinense.
Desde el desembarco en las islas durante la Operación Rosario y hasta el mismo día del cese de fuego, aquel helado lunes 14 de junio de 1982, Argentina desplegó todos los medios disponibles para recuperar las islas Malvinas, usurpadas por el Reino Unido de Gran Bretaña en 1833. Fueron más de 23.000 combatientes. Más de 23.000 historias que componen la historia misma de la guerra.
Después de aquellos 74 días, después de los 649 caídos en combate y las heridas incurables de la batalla, todos los combatientes fueron condecorados por el Congreso de la Nación por haber defendido a la Patria. Algunos recibieron más de una distinción, esta vez otorgada por la Nación Argentina: al valor en combate, al muerto y al herido en combate. También medallas de cada Fuerza y de las Legislaturas de cada provincia.
Pero hubo sólo 20 guerreros argentinos que fueron reconocidos por la República con la más alta condecoración: “Cruz La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”. Esta condecoración fue promovida por la Ley N° 22.607 del 15 de junio de 1982. Un día después de finalizada la guerra. Luego la normativa sería reemplazada por otras hasta la Ley N° 24.229. Ninguna de esas modificaciones cambió el reconocimiento de esos hombres.
El texto establece que “será concedida al personal militar, de las Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, civiles, argentinos o extranjeros, que en combate motivado por acontecimientos extraordinarios revistan carácter de función de guerra, realicen aislados o en el ejercicio del mando, una acción ponderable que se destaque considerablemente de las pautas de conducta normalmente consideradas correctas”.
De los veinte condecorados de las Fuerzas Armadas que recibieron esta particular distinción, seis son de la Armada Argentina: cinco de sus filas orgánicas regulares y un conscripto que estaba destinado en el Batallón de Infantería de Marina Nº5 (BIM5). Estas son sus hazañas de guerra.
· Capitán de Fragata (post mortem) Pedro Edgardo Giachino, Agrupación Comandos Anfibios: condecorado por su valentía, heroísmo y liderazgo demostrados durante la Operación Rosario, mediante la cual se recuperaron las islas Malvinas. En dicha ocasión, el Capitán Giachino lideró sin abrir fuego ante las tropas británicas el asalto a la casa del Gobernador, donde al entrar por la fuerza fue recibido por intenso fuego de fusiles de Royal Marines, cayendo gravemente herido. Murió en el hospital de la localidad de Puerto Argentino el mismo 2 de abril de 1982, convirtiéndose en el primer caído de la guerra.
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· Teniente de Navío Owen Guillermo Crippa, piloto de Aermacchi MB-339, Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque: condecorado por su heroísmo y arrojo demostrado en el primer ataque aéreo al desembarco británico en Puerto San Carlos, donde en solitario y con una aeronave liviana realizó un ataque al centro de la Flota británica allí basada, conformada por catorce navíos fuertemente defendidos por artillería antiaérea y misiles. Enfrentándose a todo el dispositivo abrumadoramente superior, el Teniente Crippa atacó exitosamente con cohetes no guiados a la fragata británica HMS “Argonaut”, dejándola fuera de servicio, para luego regresar mediante maniobras evasivas y un denso fuego antiaéreo del enemigo a su base operativa en Puerto Argentino.
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· Teniente de Corbeta Héctor Omar Miño, Compañía de Ingenieros Anfibios: condecorado por ejecutar voluntariosamente delante de la posición misiones de alto nivel de riesgo y, cumplidas sus tareas específicas como ingeniero de combate, armarse como infante y rechazar a un enemigo numéricamente superior mediante cinco contrachoques conducidos personalmente, resultando herido al intentar proteger a un camarada cuya vida corría inminente peligro. Luego de reorganizar a su personal y dejarlo en posiciones seguras, se replegó 6 kilómetros por sus propios medios, con un proyectil alojado en una pierna, para luego negarse a ser atendido hasta que lo hubieran sido los subordinados heridos que lo acompañaban.
· Teniente de Corbeta Carlos Daniel Vázquez, Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nacar, 4ª Sección: condecorado por conducir su sección de tiradores con vigor y acierto en la defensa del monte Tumbledown contra el ataque de toda una unidad británica, recurriendo al fuego de la propia artillería y morteros sobre su posición, a fin de producir bajas al adversario sin reparar en su propia seguridad y recién resignar su posición después de resistir por tercera vez ataque enemigo, luego de haber agotado su munición y estar su sección prácticamente aniquilada.
· Suboficial Primero (post mortem) Julio Saturnino Castillo, Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nacar, 4ª Sección: condecorado por desempeñarse como Jefe de Grupo de la 4ª Sección de Tiradores, tener reiteradas actitudes de entrega al servicio y valor personal, lealtad y devoción hacia sus subalternos y superiores, antes y durante el combate final, combatiendo con fiereza y dando permanente ejemplo de valor personal. Supo conducir a sus hombres hasta caer abatido por el fuego adversario cuando trataba de salvar a un subordinado que estaba siendo muerto a bayonetazos por el enemigo. Un buque de la Armada Argentina recibió su nombre en su honor.
· Conscripto Clase 1962 Félix Ernesto Aguirre, Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nacar, 4ª Sección: formando parte de la 4ª Sección de Tiradores de la Compañía Nacar del BIM5, combate a distancia cuerpo a cuerpo, soportando una abrumadora superioridad del enemigo y el fuego de la propia artillería sobre su posición, resistiendo dos asaltos británicos. Es herido inicialmente en las piernas y, pese a ello, intenta auxiliar al Subteniente Silva herido mortalmente cerca suyo hasta que, finalmente, es nuevamente herido y muere en su posición de combate. Su conducta constituye un claro ejemplo de soldado y camarada.
Las máximas condecoraciones otorgadas al personal de la Armada Argentina recorren hechos heroicos que van desde aquel 2 de abril en que se recuperaron las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, hasta el mismo 14 de junio en que se estableció el cese de fuego.
Las historias de estos seis guerreros de la Nación no componen hechos aislados, sino que se enmarcan en un sinnúmero de acciones colmadas de valor, entrega y sentido de propósito llevadas a cabo por integrantes de la Armada en el mar o sobrevolando el cielo malvinense, junto a los miles de combatientes de los distintos batallones y fuerzas especiales.
Son muchas y valiosas, cargadas de coraje y amor por la Patria, las páginas gloriosas que dejó a la Armada Argentina el accionar de sus hombres durante la Guerra de Malvinas, junto a integrantes del Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina. También algunos aprendizajes que luego trazaron los lineamientos para nuevas doctrinas y adiestramientos.
Por eso la Armada Argentina agradece, en las historias de estos seis héroes sobresalientes, a todos los Veteranos de Guerra que formaron parte de aquella gesta. Son héroes de la Patria y tendrán por siempre un cálido y privilegiado lugar en nuestra Fuerza.
Créditos: Gaceta Marinera Digital