“Hipólito Bouchard nació en la Francia revolucionaria y guerreó de muy joven junto a Napoleón contra el imperio británico. Fue testigo de la revolución de esclavos en Haití y llegó al Río de la Plata con el intenso sol de mayo asomando en el horizonte. Su destino, inexplicablemente, siempre estuvo ligado a la lucha por la libertad.
Fue uno de los más temidos y respetados capitanes de Brown y quizás el más osado de los corsarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Vivió apenas 56 años y mucho más de la mitad de su vida los pasó con sable y arcabuz en mano. Llevó la bandera de la Patria a los mares más remotos de la tierra y contagió los ideales revolucionarios en todo Centroamérica, cuyas banderas homenajean aún hoy a la celeste y blanca que él enarboló ante la opresión española.
Adquirió fama de tipo duro, inteligente, tenaz, implacable con el enemigo y violento como el siglo en el que vivió.”
Fragmento de la nota “Halcón Gris” de la edición N°780 de la revista Gaceta Marinera.
El Capitán de Navío Hipólito Bouchard nació el 15 de enero de 1780 en Bormes-les-Mimosas, cerca de Saint Tropez, al sur de Francia. Es allí donde un busto lo recuerda y se congregan quienes le rinden homenaje.
Su vida en el mar se inició cuando era muy joven, mientras embarcaba en buques pesqueros y mercantes. Su nombre se asoció a combates en tiempos de Napoleón I.
Arribó a Buenos Aires en 1809 y, al producirse la Revolución de Mayo, se inclinó decididamente por su causa.
Por ese entonces, el Gobierno Patrio debió encarar el problema que representaba la falta de poder naval para hacer frente a la escuadra española que dominaba las aguas del Río de la Plata. Fue así que se conformó una pequeña escuadrilla, integrada por tres naves y puesta a las órdenes de Juan Bautista Azopardo.
El cargo de Segundo Comandante de esa fuerza fue asignado a Hipólito Bouchard y el 2 de marzo de 1811, en San Nicolás de los Arroyos, tuvo su bautismo de fuego, al enfrentar la escuadrilla realista del Capitán de Navío Jacinto de Romarate. Los patriotas sufrieron una derrota.
Luego de la acción de San Nicolás, Bouchard tuvo una destacada actuación enfrentando a las naves españolas que bloqueaban Buenos Aires y al mando de la sumaca “Santo Domingo”, las combatió frente a la ciudad en dos encuentros que tuvieron lugar en julio y agosto de 1811.
Bouchard fue uno de los marinos que cumplió un importante papel en las luchas por la Independencia de nuestro país. Entre sus acciones más relevantes se encuentran los asedios a las costas de California y Centroamérica, así como sus combates en las costas peruanas y ecuatorianas.
Como oficial en el Regimiento de Granaderos a Caballo, tomó parte en el Combate de San Lorenzo y también se desempeñó en el Pacífico al mando del Almirante Guillermo Brown.
Obtuvo la patente de corso y el mando de la fragata “La Argentina”, primera embarcación de pabellón argentino que dio la vuelta al mundo (1817-1819).
La travesía global de Bouchard
La vuelta al mundo a bordo de “La Argentina”, con motivo del 1º aniversario de la declaración de la Independencia, lo llevó a zarpar el 9 de julio de 1817 de la ensenada de Barragán. Durante los dos años de navegación, atravesó las aguas del Atlántico Sur y llegó hasta el Océano Índico, donde recaló en la isla de Madagascar (África). Allí impidió el tráfico de esclavos. La lucha contra la esclavitud estaba prevista en las instrucciones que el Gobierno Patrio le había impartido.
Siguió hacia las islas Filipinas para atacar el comercio que por esos mares efectuaban buques españoles. En esa región rechazaron el ataque de cinco buques piratas malayos.
Bouchard llegó hasta las islas Hawai y encontró a la corbeta argentina “Santa Rosa” con su tripulación sublevada. Junto a ella atacaron posteriormente Monterrey, en la costa este de México y se apoderaron por unos días del fuerte, durante los cuales flameó el pabellón celeste y blanco.
Siguió Nicaragua y allí atacaron El Realejo, su puerto más importante, donde se apoderaron de dos naves españolas y destruyeron otras dos. Al regresar de su travesía, marchó a Chile e integró la expedición al Perú, país donde vivió hasta su muerte.
Bouchard perdió la vida el 4 de enero de 1837, a manos de un peón que trabajaba en los ingenios azucareros “La Buena Suerte”, donde el marino se había establecido después de alejarse de la actividad naval.
Sus restos fueron encontrados en 1962 y repatriados, y descansan en el Cementerio de Chacarita en Buenos Aires.
En su honor, la Armada Argentina bautizó, hacia fines del siglo XIX, a la torpedera de 1° clase ARA “Bouchard”; le siguió en su genealogía naval el rastreador ARA “Bouchard”, el primero de una serie de nueve gemelos construidos en serie en los astilleros de la Marina de Guerra y de la Industria Naval Privada del Arsenal de la entonces Base Naval de Río Santiago. El siguiente heredero sería el destructor ARA “Bouchard”, que fue entregado a la Armada Argentina en julio del ‘72, pasando a formar parte de la Flota de Mar donde diez años después, junto a su gemelo el ARA “Piedra Buena”, integró el grupo de combate con el crucero ARA “General Belgrano”. Una vez hundido éste por el ataque del submarino británico HMS “Conqueror”, participó en el rescate de más de 770 náufragos, sobre una tripulación total de 1093 hombres.
El moderno ARA patrullero oceánico ARA «Bouchard»
En la actualidad, la última adquisición con la que cuenta la Armada Argentina, el patrullero oceánico ARA “Bouchard”, posee una novedosa arquitectura naval de vanguardia y modernos sistemas de navegación que la dotan de cualidades destacables para tareas de protección y control de nuestros recursos naturales, así como para proteger y vigilar el comercio marítimo.
Además está en plenas capacidades para desenvolverse en la búsqueda y rescate, asistir con apoyo médico sobre áreas marítimas, operar con helicópteros de exploración, brindar seguridad a unidades menores y emplearse como plataforma para ejercitaciones con buzos.
Créditos: Gaceta Marinera Digital