Respecto a la “representatividad”, “legitimidad” y/o “reputación” del secretario general de la ONU. Me parece que existen algunos mitos o errores de interpretación.
El Secretario General de la ONU no es elegido mediante la elección democrática de la ciudadanía global y, por tanto, no es responsable ante ella. Su trabajo no es un concurso de popularidad ni resultado de campañas partidarias.
En las Nackones Unidas se encuentra representa la “comunidad internacional”, es decir, los Estado-partes firmantes de la Carta de la ONU. Dichos Estados-partes son representados por sus respectivos gobiernos (sea rey, presidente, canciller o lo que corresponda a a cada caso. pero nunca diputados, senadores o jueces de los países involucrados, menos que menos la ciudadanía en forma directa).
Es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el que “recomienda” los candidatos a la Asamblea General. Esta última elige, de entre los sugeridos, quién será el Secretario General. Los “electores” son los Estsdo-partes.
El secretario general rinde cuenta ante estos “electores”. Los “ciudadanos” de la ONU no son humanos, sino Estados.
Su legitimidad y popularidad es algo que definen estos “ciudadanos”, los Estados-partes.
Tradicionalmente, toda la bibliografía coincide en que es gravitante en su elección el gobierno de Estados Unidos. Pero eso no evita que requiera de la aceptación expresa, o tácita, de los demás miembros permanentes del Concejo de Seguridad.
El día que un secretario general ya no cuenta con el beneplácito de los Estado-partes del Consejo de Seguridad, entonces no es reelecto en su cargo y los Estsdos proceden a elegir otro Si mantiene su cargo, es porque continúa disfrutando del respaldo de sus “electores”.
La opinión pública de la gente común y corriente de muchos países, es irrelevante.
lo relevante para el secretario general es la “popularidad”, “legitimidad” o “reputación” de que goce entre sus muy especiales electores.