El tema está en que por poder político, militar y económico les conviene mil veces arreglar con los británicos, mas sabiendo las buenas relaciones que tienen Chile y Gran Bretaña. Es un tema complicado...
No creo que sea un problema de conveniencia. En Chile gente, académicos y expertos, como Luis Agustín Ferrada, tienen la evaluación, que plantean abiertamente incluso ante círculos del mundo militar, donde se les escucha con alguna atención y repseto, que finalmente Argentina y Chile tendrán que superar sus peleas de "hermanos adolescentes" y ponerse "espalda contra espalda", para defender sus intereses antárticos frente a intereses del Hemisferio Norte y la puja de las grandes potencias, que llegará en su momento, por la internacionalización de los recursos.
En Chile hay gente que recuerda el intento británico previo al Tratado Antártico de destruir la Base Prat enviando un crucero desde Malvinas (no ocurrió porque el congelamiento del mar lo impidió, aunque los marinos chilenos podían ver en el horizonte el buque bloqueado). O la destrucción por británicos del refugio chileno en Isla Decepción en esa misma época, cuando también destruyeron la base argentina en esa isla.
En Chile también hay gente que sabe que, por los tratados previos al TA, el único país de la tierra que reconoce derechos soberanos antárticos chilenos es Argentina. Y en Argentina debiera recordarse más a menudo que el único país del mundo que reconoce derechos antárticos argentinos es Chile. Y eso no cambiará, por razones complejas e interesante. El resto de Sudamérica implicada en el tema (Perú, Uruguay y Brasil) se guarda pacientemente la carta de la "defrontación", proyectando verdaderas "líneas de Tordesillas" desde sus fronteras al sur, pasando sobre los mares y ZEE de Argentina y Chile. Y no tienen verdaderamente estímulos políticos, salvo una eventual posición multipolarista de algún líder tipo Lula, un cisne negro con lo que no se puede contar necesariamente, para apoyar las reclamaciones chilenas y argentinas llegado el caso.
Pero, para que todo salga bien finalmente, ambos países deben conocerse más. Incluso sus culturas. En Argentina tiene que saberse que los mitos fundacionales chilenos apuntan una y otra vez en dirección sur y antártica (desde el poema La Araucana del siglo XVI que define que Chile es una tierra de la "región antártica famosa", o el relato de que supuestamente las últimas palabras de O'Higgins en el exilio en Perú son "Magallanes, Magallanes..."). Sí. Los mitos nacionales ajenos siempre son extraños y algo incomprensibles vistos desde afuera. Pero quizá la política es una suma de obsesión y capacidad. Y la obsesión se construye de esos mitos. Desde Chile varios creen que, cuando esas dos condiciones (obsesión y capacidad) se alineen, Malvinas terminará siendo argentina. Porque UK no está obsesionado con ellas como lo está Argentina, aunque, claro, pueden ellos coyunturalmente llegar a obsesionarse, no con las islas, sino que con los efectos electorales de reaccionar ante su pérdida, como Thatcher, o con el petroleo o algo similar en el futuro. Hablamos de fuerzas casi similares a las físicas o geológicas: gravedad, erosión. Chile tiene una obsesión similar, no exactamente igual a la argentina con Malvinas, pero culturalmente muy fuerte. Su obsesión es con con Antártica. Entonces esa es una condición de realidad con la que Argentina siempre tendrá que convivir (y que en la práctica se aceptó en los tratados de reconocimiento mutuo previos al TA).
El problema es que hay sectores de la sociedad chilena (y argentina) que tienen predisposiciones culturales contrarias, eventualmente, a sus propios intereses. Y 1978 y sus consecuencias, 1982, no ayudaron a superar las peleas de "hermanos adolescentes", mientras los adultos veían cómo sacar partido de nuestras tonterías. Ciertos aspectos de las culturas organizacionales de las armadas de los dos países pusieron muchos pelos en la sopa. La ACh tiene un componente anglófilo culturalmente fuerte (fue fundada con mercenarios ingleses, igual que la ARA). Claro, anglófila igual como lo era tradicionalmente la ARA (y el que lo dude que vea el origen del grueso de los buques de la FLOMAR en 82, incluyendo el 25 de Mayo). Dale, que le vendían portaaviones de lo cercanos que eran. Y la ARA tuvo un papel de zapa del fortalecimiento de la alianza natural del Cono Sur frente al tema fundamental (el antártico), con su belicismo y posicionamiento de halcones (78-82) y los incidentes previos de los 40, 50 y 60, muchas veces a contramano de las intenciones de la Casa Rosada.
Entonces, tenemos que importantes operadores antárticos de ambos países tienen aspectos culturales que deben ser superados. Y que ambos países deben superar sus traumas al respecto. Chile sabiendo que iba a ser invadido, y eventualmente cortado, a la altura de Neuquén, si, entre otras razones, EEUU no intervenía e imponía la mediación papal en 1978. O Argentina sabiendo que la dictadura de Pinochet hizo todo lo que se pudo -sin entrar en la beligerancia directa- para ayudar a UK en 1982 (como resultado de lo anterior y las pretensiones de la ARA para un futuro conflicto con Chile tras un eventual triunfo en Malvinas, sino veánse testimonios de Camilion y Lami Dozo),.
Todo pudo ser mucho peor. La guerra pudo ocurrir en 1978 y la grieta sería insalvable para siempre. Habían verdaderos irresponsables y inescrupulosos en niveles decisorios de ambos países. Gente que podría haber hecho un daño irreparable. Gente que planeó envenenar el agua potable en metrópolis del otro país, Gente que fue a comprar armas bacteriológicas a Brasil por si acaso. Gente que quería escenificar imágenes de conquista de capitales vecinas, propias de la WWII. Verdaderos locos sin controles políticos, institucionales y racionales operando sobre ellos.
Hoy, por suerte, ARA y ACh cooperan en el Mar Austral en la patrulla combinada. Y sigue vigente el reconocimiento mutuo de derechos soberanos. Pero debemos entender al vecino más allá de las caricaturas o imágenes establecidas como sentido común. En ambos países hay gente que lo está intentando. Porque si seguimos creyendo que Chile es inequívocamente un aliado natural de UK y Argentina es un país patológicamente inestable que intentará, tarde o temprano, salvar sus crisis internas con un conflicto fronterizo, terminaremos por tener dos profecía autocumplida que no convienen a ninguno de los dos paises.
En cambio debiéramos pensar en las acciones que lleven a que ambos países no se queden sin pan ni pedazo mientras los "adultos" azuzan sus peleas. Por ejemplo vendiendo a precio amigo awacs por renovación de flota (awacs de otro origen, EEUU, por cierto), que la fuerza aérea de cualquier país latinoamerico quisiera operar.
Disculpen si me alargué.
Saludos cordiales!