Asuntos Antárticos.

Hay hasta una Línea Aérea Chilena que opera en la Antártida, DAP

Pta. Arenas es un eje logístico consolidado, varios programas Antárticos se apoyan en el, como los Brasileros.
Como dicen más atrás, la competencia hay que verla de forma positiva, para mejorar
 
Hay hasta una Línea Aérea Chilena que opera en la Antártida, DAP

Pta. Arenas es un eje logístico consolidado, varios programas Antárticos se apoyan en el, como los Brasileros.
Como dicen más atrás, la competencia hay que verla de forma positiva, para mejorar
Lo del turismo antártico no me gusta para nada, porque creo que a la larga traerá más problemas que beneficios, pero si hay que competir, ambos países lo pueden hacer en igualdad de condiciones. Así que eso del supuesto monopolio chileno en el turismo antártico es inexacto, tendencioso y hasta mal intencionado.
 

Jorge II

Serpiente Negra.
Como dije anteriormente hace años que vengo diciendo que hay que tener turismo en la Antartida y no solo de cruceros, sino fomentar la aviación civil, tener hoteles y competir el monopolio que tiene Chile en ese aspecto, con la construcción del polo logistico y de Petrel y demás bases es un buen comienzo para competir y no ir a Punta Arenas para volar a la Antartida como ocurre actualmente.
 
Como dije anteriormente hace años que vengo diciendo que hay que tener turismo en la Antartida y no solo de cruceros, sino fomentar la aviación civil, tener hoteles y competir el monopolio que tiene Chile en ese aspecto, con la construcción del polo logistico y de Petrel y demás bases es un buen comienzo para competir y no ir a Punta Arenas para volar a la Antartida como ocurre actualmente.
Otra vez?, empiezo a pensar de que no tiene claro lo que significa la palabra "monopolio"
 

Armisael

Forista Borgeano
Colaborador
Otra vez?, empiezo a pensar de que no tiene claro lo que significa la palabra "monopolio"

En realidad, no es un monopolio, pero en el movimiento aéreo de pasajeros (turistas/bases), manejan un porcentaje superior al 90% de todo el movimiento antártico.

Igual, es solo una fracción, comparado con los cruceros.
 
En realidad, no es un monopolio, pero en el movimiento aéreo de pasajeros (turistas/bases), manejan un porcentaje superior al 90% de todo el movimiento antártico.

Igual, es solo una fracción, comparado con los cruceros.
¿Y qué le impide a Argentina competir en el turismo aéreo? ¿Ven poca rentabilidad? ¿hay que hacer mucha inversión? ¿hay poca demanda? ¿no quiere competencia y quiere el monopolio?, etc.
La competencia es buena, si las reglas son iguales para todos, y sobretodo, si se respetan.
 

Armisael

Forista Borgeano
Colaborador
¿Y qué le impide a Argentina competir en el turismo aéreo? ¿Ven poca rentabilidad? ¿hay que hacer mucha inversión? ¿hay poca demanda? ¿no quiere competencia y quiere el monopolio?, etc.
La competencia es buena, si las reglas son iguales para todos, y sobretodo, si se respetan.
No, la ubicación de las pistas.

Casi todas las bases extranjeras están cerca de la base chilena, mientras que la pista argentina, está en una isla de difícil acceso, lejos de la mayoría de las bases extranjeras.

Petrel, estaría mucho mejor ubicada.
 
No, la ubicación de las pistas.

Casi todas las bases extranjeras están cerca de la base chilena, mientras que la pista argentina, está en una isla de difícil acceso, lejos de la mayoría de las bases extranjeras.

Petrel, estaría mucho mejor ubicada.
Bueno, a mejorar Petrel entonces, algo que creo que ya se está haciendo. ¡Viva la competencia!
 
El tema está en que por poder político, militar y económico les conviene mil veces arreglar con los británicos, mas sabiendo las buenas relaciones que tienen Chile y Gran Bretaña. Es un tema complicado...
No creo que sea un problema de conveniencia. En Chile gente, académicos y expertos, como Luis Agustín Ferrada, tienen la evaluación, que plantean abiertamente incluso ante círculos del mundo militar, donde se les escucha con alguna atención y repseto, que finalmente Argentina y Chile tendrán que superar sus peleas de "hermanos adolescentes" y ponerse "espalda contra espalda", para defender sus intereses antárticos frente a intereses del Hemisferio Norte y la puja de las grandes potencias, que llegará en su momento, por la internacionalización de los recursos.

En Chile hay gente que recuerda el intento británico previo al Tratado Antártico de destruir la Base Prat enviando un crucero desde Malvinas (no ocurrió porque el congelamiento del mar lo impidió, aunque los marinos chilenos podían ver en el horizonte el buque bloqueado). O la destrucción por británicos del refugio chileno en Isla Decepción en esa misma época, cuando también destruyeron la base argentina en esa isla.

En Chile también hay gente que sabe que, por los tratados previos al TA, el único país de la tierra que reconoce derechos soberanos antárticos chilenos es Argentina. Y en Argentina debiera recordarse más a menudo que el único país del mundo que reconoce derechos antárticos argentinos es Chile. Y eso no cambiará, por razones complejas e interesante. El resto de Sudamérica implicada en el tema (Perú, Uruguay y Brasil) se guarda pacientemente la carta de la "defrontación", proyectando verdaderas "líneas de Tordesillas" desde sus fronteras al sur, pasando sobre los mares y ZEE de Argentina y Chile. Y no tienen verdaderamente estímulos políticos, salvo una eventual posición multipolarista de algún líder tipo Lula, un cisne negro con lo que no se puede contar necesariamente, para apoyar las reclamaciones chilenas y argentinas llegado el caso.

Pero, para que todo salga bien finalmente, ambos países deben conocerse más. Incluso sus culturas. En Argentina tiene que saberse que los mitos fundacionales chilenos apuntan una y otra vez en dirección sur y antártica (desde el poema La Araucana del siglo XVI que define que Chile es una tierra de la "región antártica famosa", o el relato de que supuestamente las últimas palabras de O'Higgins en el exilio en Perú son "Magallanes, Magallanes..."). Sí. Los mitos nacionales ajenos siempre son extraños y algo incomprensibles vistos desde afuera. Pero quizá la política es una suma de obsesión y capacidad. Y la obsesión se construye de esos mitos. Desde Chile varios creen que, cuando esas dos condiciones (obsesión y capacidad) se alineen, Malvinas terminará siendo argentina. Porque UK no está obsesionado con ellas como lo está Argentina, aunque, claro, pueden ellos coyunturalmente llegar a obsesionarse, no con las islas, sino que con los efectos electorales de reaccionar ante su pérdida, como Thatcher, o con el petroleo o algo similar en el futuro. Hablamos de fuerzas casi similares a las físicas o geológicas: gravedad, erosión. Chile tiene una obsesión similar, no exactamente igual a la argentina con Malvinas, pero culturalmente muy fuerte. Su obsesión es con con Antártica. Entonces esa es una condición de realidad con la que Argentina siempre tendrá que convivir (y que en la práctica se aceptó en los tratados de reconocimiento mutuo previos al TA).

El problema es que hay sectores de la sociedad chilena (y argentina) que tienen predisposiciones culturales contrarias, eventualmente, a sus propios intereses. Y 1978 y sus consecuencias, 1982, no ayudaron a superar las peleas de "hermanos adolescentes", mientras los adultos veían cómo sacar partido de nuestras tonterías. Ciertos aspectos de las culturas organizacionales de las armadas de los dos países pusieron muchos pelos en la sopa. La ACh tiene un componente anglófilo culturalmente fuerte (fue fundada con mercenarios ingleses, igual que la ARA). Claro, anglófila igual como lo era tradicionalmente la ARA (y el que lo dude que vea el origen del grueso de los buques de la FLOMAR en 82, incluyendo el 25 de Mayo). Dale, que le vendían portaaviones de lo cercanos que eran. Y la ARA tuvo un papel de zapa del fortalecimiento de la alianza natural del Cono Sur frente al tema fundamental (el antártico), con su belicismo y posicionamiento de halcones (78-82) y los incidentes previos de los 40, 50 y 60, muchas veces a contramano de las intenciones de la Casa Rosada.

Entonces, tenemos que importantes operadores antárticos de ambos países tienen aspectos culturales que deben ser superados. Y que ambos países deben superar sus traumas al respecto. Chile sabiendo que iba a ser invadido, y eventualmente cortado, a la altura de Neuquén, si, entre otras razones, EEUU no intervenía e imponía la mediación papal en 1978. O Argentina sabiendo que la dictadura de Pinochet hizo todo lo que se pudo -sin entrar en la beligerancia directa- para ayudar a UK en 1982 (como resultado de lo anterior y las pretensiones de la ARA para un futuro conflicto con Chile tras un eventual triunfo en Malvinas, sino veánse testimonios de Camilion y Lami Dozo),.

Todo pudo ser mucho peor. La guerra pudo ocurrir en 1978 y la grieta sería insalvable para siempre. Habían verdaderos irresponsables y inescrupulosos en niveles decisorios de ambos países. Gente que podría haber hecho un daño irreparable. Gente que planeó envenenar el agua potable en metrópolis del otro país, Gente que fue a comprar armas bacteriológicas a Brasil por si acaso. Gente que quería escenificar imágenes de conquista de capitales vecinas, propias de la WWII. Verdaderos locos sin controles políticos, institucionales y racionales operando sobre ellos.

Hoy, por suerte, ARA y ACh cooperan en el Mar Austral en la patrulla combinada. Y sigue vigente el reconocimiento mutuo de derechos soberanos. Pero debemos entender al vecino más allá de las caricaturas o imágenes establecidas como sentido común. En ambos países hay gente que lo está intentando. Porque si seguimos creyendo que Chile es inequívocamente un aliado natural de UK y Argentina es un país patológicamente inestable que intentará, tarde o temprano, salvar sus crisis internas con un conflicto fronterizo, terminaremos por tener dos profecía autocumplida que no convienen a ninguno de los dos paises.

En cambio debiéramos pensar en las acciones que lleven a que ambos países no se queden sin pan ni pedazo mientras los "adultos" azuzan sus peleas. Por ejemplo vendiendo a precio amigo awacs por renovación de flota (awacs de otro origen, EEUU, por cierto), que la fuerza aérea de cualquier país latinoamerico quisiera operar.
Disculpen si me alargué.
Saludos cordiales!
 
Última edición:
No creo que sea un problema de conveniencia. En Chile gente, académicos y expertos, como Luis Agustín Ferrada, tienen la evaluación, que plantean abiertamente incluso ante círculos del mundo militar, donde se les escucha con alguna atención y repseto, de que finalmente Argentina y Chile tendrán que superar sus peleas de "hermanos adolescentes" y, finalmente, ponerse "espalda contra espalda" para defender sus intereses antárticos frente a intereses del hemisferio norte y la puja de las grandes potencias por la internacionalización de los recursos. En Chile hay gente que recuerda el intento británico previo al Tratado Antártico de destruir la Base Prat enviando un crucero desde Malvinas (no ocurrió porque el congelamiento del mar lo impidió aunque los marinos chilenos podían ver en el horizonte el buque bloqueado). O la destrucción por británicos del refugio chileno en Isla Decepción en esa misma época, cuando también destruyeron la base argentina en la misma isla.

En Chile hay gente que sabe que por los tratados previos al TA el único país de la tierra que reconoce derechos soberanos antárticos chilenos es Argentina. Y en Argentina debiera recordarse más a menudo que el único país del mundo que reconoce derechos antárticos argentinos es Chile. Y eso no cambiará por razones complejas e interesante. El resto de Sudamérica implicada en el tema (Perú, Uruguay y Brasil) se guarda pacientemente la carta de la "defrontación", proyectando verdaderas "líneas de Tordesillas" desde sus fronteras al sur, pasando sobre los mares y ZEE de Argentina y Chile. Y no tienen verdaderamente estímulos políticos, salvo una eventual posición multipolarista de algún líder tipo Lula, un cisne negro con lo que no se puede contar necesariamente, para apoyar las reclamaciones chilenas y argentinas llegado el caso.

Pero, para que todo salga bien finalmente, ambos países deben conocerse más. Incluso sus culturas. En Argentina tiene que saberse que los mitos fundacionales chilenos apuntan una y otra vez en dirección sur y antártica (desde el poema La Araucana del siglo XVI que define que Chile es una tierra de la "región antártica famosa", o el relato de que supuestamente las últimas palabras de O'Higgins en el exilio en Perú son "Magallanes, Magallanes..."). Sí. Los mitos nacionales ajenos siempre son extraños y algo incomprensibles vistos desde afuera. Pero quizá la política es una suma de obsesión y capacidad. Desde Chile muchos creen que, cuando esas dos condiciones se alineen, Malvinas terminará siendo argentina (porque UK no está obsesionado con ellas como Argentina, aunque, claro, pueden llegar a obsesionarse, no con las islas, sino que con los efectos electorales de su pérdida, como Thatcher, o con el petroleo o algo similar en el futuro). Hablamos de fuerzas casi similares a las físicas o geológicos: gravedad, erosión. Chile tiene una obsesión similar, no exactamente igual a la argentina con Malvinas, pero culturalmente muy fuerte, con Antártica. Entonces esa es una condición de realidad con la que Argentina siempre tendrá que convivir (y que en la práctica se aceptó en los tratados de reconocimiento mutuo previos al TA).

El problema es que hay sectores de la sociedad chilena (y argentina) que tienen predisposiciones culturales contrarias eventualmente a los propios intereses. Y 1978 y sus consecuencias, 1982, no ayudaron a superar las peleas de "hermanos adolescentes", mientras los adultos ven cómo sacar partido de nuestras tonterías. Ciertos aspectos de las culturas organizacionales de las armadas de los dos países pusieron muchos pelos en la sopa. La ACh tiene un componente anglófilo culturalmente fuerte (fue fundada con mercenarios ingleses, igual que la ARA). Anglófila, igual como lo era tradicionalmente la ARA (y el que lo dude que vea el origen del grueso de los buques de la FLOMAR en 82, incluyendo el 25 de Mayo). Dale, que le vendían portaaviones de lo cercanos que eran. Y la ARA tuvo un papel de zapa del fortalecimiento de la alianza natural del Cono Sur frente al tema fundamental (el antártico), con su belicismo y posicionamiento de halcones (78-82) y los incidentes previos de los 40, 50 y 60, muchas veces a contramano de las intenciones de la Casa Rosada.

Entonces, tenemos que importantes operadores antárticos de ambos países tienen aspectos culturales que deben ser superados. Y que ambos países deben superar sus traumas al respecto. Chile sabiendo que iba a ser invadido, y eventualmente cortado, a la altura de Neuquén, si EEUU no intervenía e imponía la mediación papal en 1978. O Argentina sabiendo que la dictadura de Pinochet hizo todo lo que se pudo -sin entrar en la beligerancia directa- para ayudar a Uk en 1982 (como resultado de lo anterior y las pretensiones de la ARA para un futuro conflicto con Chile tras un eventual triunfo en Malvinas, sino veánse testimonios de Camilion y Lami Dozo),.

Todo pudo ser mucho peor. La guerra pudo ocurrir en 1978 y la grieta sería insalvable para siempre. Habían verdaderos irresponsables y inescrupulosos en niveles decisorios de ambos países. Gente que podría haber hecho un daño irreparable. Gente que planeó envenenar el agua potable en metrópilis del otro país, Gente que fue a comprar armas bacteriológicas a Brasil por si acaso. Gente que quería escenificar imágenes de conquista de capitales vecinas, propias de la WWII. Verdaderos locos sin controles políticos, institucionales y racionales operando sobre ellos.

Hoy, por suerte, ARA y ACh cooperan en el Mar Austral en la patrulla combinada. Y sigue vigente el reconocimiento mutuo de derechos soberanos. Pero debemos entender al vecino más allá de las caricaturas o imágenes establecidas como sentido común. En ambos países hay gente que lo está intentando. Porque si seguimos creyendo que Chile es inequívocamente un aliado natural de Uk y Argentina es un país patológicamente inestable que intentará tarde o temprano salvar sus crisis internas con un conflicto fronterizo, terminaremos por tener dos profecía autocumplida.

En cambio debiéramos pensar en las acciones que lleven a que ambos países no se queden sin pan ni pedazo mientras los "adultos" azuzan sus peleas. Por ejemplo vendiendo a precio amigo awacs por renovar (de otro origen, EEUU, por cierto) que la fuerza aérea de cualquier país latinoamerico quisiera operar.
Disculpen si me alargué.
Saludos cordiales!

Ojala tengas razón en todo...
 
Yo soy partidario del "Juntos, pero no revueltos". La cacareada hermandad latinoamericana desaparece cuando los intereses nacionales de cada país no coinciden entre sí. Me gusta hablar más de "Respeto" en las relaciones entre nuestros países, antes que de una hermandad endeble y poco clara.
 
Yo soy partidario del "Juntos, pero no revueltos". La cacareada hermandad latinoamericana desaparece cuando los intereses nacionales de cada país no coinciden entre sí. Me gusta hablar más de "Respeto" en las relaciones entre nuestros países, antes que de una hermandad endeble y poco clara.
Creo que todo es muy claro respecto a esa posible "hermandad" (la palabra "hermanos" es una metáfora de Ferrada, no mía). Es una posible (y muchos creemos que deseable) "hermandad" de intereses respecto de un tema geopolítico absolutamente concreto y claro (Antártida o Antártica). No es una hermandad metafísica, espiritual, poética o a todo evento.

Pero el caso es que los intereses si pueden coincidir respecto del tema. A menos que uno de los dos "hermanos" sea tan iluso de pensar que salvará solo su pretensión frente a las potencias mundiales. O que se impondrá absolutamente a su porfiado vecino. Y eso lo vieron claro quienes trazaron el camino del reconocimiento mutuo de derechos a mediados del siglo XX. Aunque, por supuesto, la forma de implementar, de hacer "claro" y no "endeble" algo así requiere trabajo. Mucho trabajo....

Creo que el respeto ya está. Es una condición que ya existe, al menos entre los verdaderos profesionales de estos temas (aunque no necesariamente entre todos los miembros de ambas sociedades y ciertos personeros más "amateurs", si se me permite la expresión).

Pero se entiende que existe un instinto de desconfianza alimentado del recuerdo de 1978 y 1982 en los dos países. Se entiende la lógica cuartelera y el "sentido común" que ha imperado por cabildeos sectoriales. Se entiende el sentimiento de orgullo subyacente en ambos bandos. Se entiende cierta tendencia al canchereo mutuo en la vida cotidiana y las RRSS. Se entienden las dificultades culturales que mencionaba en el mensaje anterior. Todos esos ingredientes vienen de alguna parte. No salieron de un sombrero de mago, por supuesto.

Pero si se observa el panorama grande: China, EEUU, Inglaterra, Rusia, recursos cada vez más caros, materias primas cada vez más valoradas y escasas, un mundo que parece volver a una era de solución violenta de conflictos internaciones... Frente a todo eso, en el tema Antártico esas inercias creo que parecen limitaciones para Argentina y Chile. Y si no superamos esas limitaciones (de lo que no hay ninguna garantía y es algo que está por verse), la predicción más segura sería que los dos países claramente terminarán perdiendo a la hora de la verdad respecto de este asunto.

En resumen, en ningún caso son "hermanos" a todo evento y para todo. En ningún caso son siameses. Y entiéndase la metáfora de Ferrada. En RREE, por si es necesario precisarlo, no existen "hermanos". Existen alianzas por comunión de intereses. Los intereses comunes están ahí para quien quiera verlos. ¿La alianza? Eso requiere de esfuerzo y superación de obstáculos. Para algunos países eso es mucho pedir. Ya veremos qué tipo de países somos a lo largo del tiempo.

Saludos cordiales.
 
Última edición:
PD: Sólo una cosa que quedó en el tintero. Precisamente, parte de la evaluación (digo al menos la mía, desconozco si la de L.A. Ferrada)... parte de la evalución sobre la necesidad (incluso existencial respecto del futuro de las reclamaciones) de juntar y coordinar mejor ambos intereses se asienta en un escepticismo profundo respecto de que una "hermandad latinoamericana" más amplia juegue algún rol que apoye efectivamente a Argentina o Chile en este tema cuando sea necesario. Incluso es un poco más posible que haya algo de ese apoyo (seguramente simbólico o, a lo más, diplomático) si y solo sí los intereses de "los dos países australes" (que eso es lo que somos) ya están coordinados y unificados a la hora de la verdad.
 
Última edición:
Creo que todo es muy claro respecto a esa posible "hermandad" (la palabra "hermanos" es una metáfora de Ferrada, no mía). Es una posible (y muchos creemos que deseable) "hermandad" de intereses respecto de un tema geopolítico absolutamente concreto y claro (Antártida o Antártica). No es una hermandad metafísica, espiritual, poética o a todo evento.

Pero el caso es que los intereses si pueden coincidir respecto del tema. A menos que uno de los dos "hermanos" sea tan iluso de pensar que salvará solo su pretensión frente a las potencias mundiales. O que se impondrá absolutamente a su porfiado vecino. Y eso lo vieron claro quienes trazaron el camino del reconocimiento mutuo de derechos a mediados del siglo XX. Aunque, por supuesto, la forma de implementar, de hacer "claro" y no "endeble" algo así requiere trabajo. Mucho trabajo....

Creo que el respeto ya está. Es una condición que ya existe, al menos entre los verdaderos profesionales de estos temas (aunque no necesariamente entre todos los miembros de ambas sociedades y ciertos personeros más "amateurs", si se me permite la expresión).

Pero se entiende que existe un instinto de desconfianza alimentado del recuerdo de 1978 y 1982 en los dos países. Se entiende la lógica cuartelera y el "sentido común" que ha imperado por cabildeos sectoriales. Se entiende el sentimiento de orgullo subyacente en ambos bandos. Se entiende cierta tendencia al canchereo mutuo en la vida cotidiana y las RRSS. Se entienden las dificultades culturales que mencionaba en el mensaje anterior. Todos esos ingredientes vienen de alguna parte. No salieron de un sombrero de mago, por supuesto.

Pero si se observa el panorama grande: China, EEUU, Inglaterra, Rusia, recursos cada vez más caros, materias primas cada vez más valoradas y escasas, un mundo que parece volver a una era de solución violenta de conflictos internaciones... Frente a todo eso, en el tema Antártico esas inercias creo que parecen limitaciones para Argentina y Chile. Y si no superamos esas limitaciones (de lo que no hay ninguna garantía y es algo que está por verse), la predicción más segura sería que los dos países claramente terminarán perdiendo a la hora de la verdad respecto de este asunto.

En resumen, en ningún caso son "hermanos" a todo evento y para todo. En ningún caso son siameses. Y entiéndase la metáfora de Ferrada. En RREE, por si es necesario precisarlo, no existen "hermanos". Existen alianzas por comunión de intereses. Los intereses comunes están ahí para quien quiera verlos. ¿La alianza? Eso requiere de esfuerzo y superación de obstáculos. Para algunos países eso es mucho pedir. Ya veremos qué tipo de países somos a lo largo del tiempo.

Saludos cordiales.
Yo estoy convencido que el tema Antartida, no se va a resolver con Fuerza, no en este siglo.
Creo que lo que puede surgir entre tantas cosas:
Soberania compartida a futuro entre Argentina-Chile y UK del sector reclamado.
En funcion de la superficie que abarque cada Pais-Bases y demas, sera el predominante para seguir tomando desiciones de tipo A segun un orden.Para Desiciones de TIpo B que no comprometan el sistema definido de control en el sector de lso tres, podran tomarla cada una de las naciones.

Digo mi idea.
 
PD: Sólo una cosa que quedó en el tintero. Precisamente, parte de la evaluación (digo al menos la mía, desconozco si la de L.A. Ferrada)... parte de la evalución sobre la necesidad (incluso existencial respecto del futuro de las reclamaciones) de juntar y coordinar mejor ambos intereses se asienta en un escepticismo profundo respecto de que una "hermandad latinoamericana" más amplia juegue algún rol que apoye efectivamente a Argentina o Chile en este tema cuando sea necesario. Incluso es un poco más posible que haya algo de ese apoyo (seguramente simbólico o, a lo más, diplomático) si y solo sí los intereses de "los dos países australes" (que eso es lo que somos) ya están coordinados y unificados a la hora de la verdad.
No somos hermanos con los Chile, eso esta mas que claro.
 
Me cuesta entender las relaciones internacionales en términos esencialistas. Que los argentinos o los chilenos o su relación son esencialmente esto o lo otro (como que somos hermanos o no lo somos)... Ok. Europa es un territorio de tópicos similares, como que los franceses son antipáticos, los alemanes disciplinados y los italianos pierden las guerras. Pero se entiende que en Europa tratan de no tomar las decisiones de RREE a partir de eso o de las puñaladas que se dieron durante el siglo XX (ellos sí, muy efectiva y directamente, en guerras de millones de muertos). Por eso, entre otras cosas, es que ellos están en otra liga. Los chilenos pueden decir que iban a ser invadidos y los argentinos que fueron traicionados (por un país al que iban a invadir, agregará un chileno, y así podemos seguir). Eso, en parte, es no separar el escenario e intereses permanentes del legado de sujetos coyunturales. Son el legado de personas concretas, algunas de ellas muy polémicas en sus propios países, como Massera o Pinochet. Lo concreto, si vamos a la historia, es que la Argentina y Chile han sido más tiempo y más profundamente aliados que adversarios. Y no por sentimentalismo, sino que por interés mutuo y porque ambos países saben que siempre estarán físicamente uno al lado del otro compartiendo la tercera frontera más larga del mundo (lo que nos pone en una posición geopolítica similar, respecto de ese punto, a Rusia y Kazastán o EEUU y Canadá). Chile y Argentina han ido a la guerra cuatro veces juntos (Chile envió tropas a luchar por la independencia Argentina en 1811, Argentina intervino decisivamente para revertir la temporal perdida de autonomía de Chile en 1817, ambos fueron juntos en la Expedición Libertadora de 1820 y ambos fueron juntos a la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, aunque en frentes separados en este último caso). Ese es el legado de personas quizá polémicas (como San Martín, O'Higgins, Rosas o Portales), pero mucho menos discutibles que Pinochet, Massera o Galtieri (y en otra categoría de nuestras historias). Eventualmente eso puede pesar más como precedente, o no, que las guerras que no fueron, las decisiones lunáticas y las conspiraciones internacionales para dar ayuda de inteligencia solapada por parte de regímenes de facto del pasado. Cada cual es libre de tener su propia memoria selectiva. Pero si volvemos a lo más concreto, a lo regular, a la política internacional que no fue hecha por personajes de páginas policiales, ambos países resolvieron satisfactoriamente, por ejemplo, un intríngulis mayor y muy duro en la Patagonia. Ambos países se aliaron efectivamente en los 40 y 50 en el tema antártico ante la amenaza de un tercero. Y ambos países colaboran hoy, a pesar de lo duro que se interponga la memoria afectiva, lo desahogos necesarios, los esencialismos raciales o nacionales y todas esas cosas que pesan bien poco, cuando los niveles decisorios son sanos, en los planes de los países que tienen sus intereses claros.
Yo dejo hasta aquí, porque me ronda el "off topic". Sólo hablo de esto porque entiendo que tiene relación directa con el Asunto Antártico, y en ese marco lo planteo. Como los factores que intervienen culturalmente en entender o no el alineamiento de intereses en ese aspecto concreto.
Un saludo cordial.
 
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Me cuesta entender las relaciones internacionales en términos esencialistas. Que los argentinos o los chilenos o su relación son esencialmente esto o lo otro (como que somos hermanos o no lo somos)... Ok. Europa es un territorio de tópicos similares, como que los franceses son antipáticos, los alemanes disciplinados y los italianos pierden las guerras. Pero se entienden que en Europa tratan de no tomar las decisiones de RREE a partir de eso o de las puñaladas que se dieron durante el siglo XX (ellos sí, muy efectiva y directamente, en guerras de millones de muertos). Por eso, entre otras cosas, es que ellos están en otra liga. Los chilenos pueden decir que iban a ser invadidos y los argentinos que fueron traicionados (por un país al que iban a invadir, agregará un chileno, y así podemos seguir). Eso, en parte, es no separar el escenario e intereses permanentes del legado de sujetos coyunturales. Son el legado de personas concretas, algunas de ellas muy polémicas en sus propios países, como Massera o Pinochet. Lo concreto, si vamos a la historia, es que la Argentina y Chile han sido más tiempo y más profundamente aliados que adversarios. Y no por sentimentalismo, sino que por interés mutuo y porque ambos países saben que siempre estarán físicamente uno al lado del otro compartiendo la tercera frontera más larga del mundo (lo que nos pone en una posición geopolítica similar, respecto de ese punto, a Rusia y Kazastán o EEUU y Canadá). Chile y Argentina han ido a la guerra cuatro veces juntos (Chile envió tropas a luchar por la independencia Argentina en 1811, Argentina intervino decisivamente para revertir la temporal perdida de autonomía de Chile en 1817, ambos fueron juntos en la Expedició Libertadora de 1820 y ambos fueron juntos a la guerra contra la Confederanción Perú-Boliviana, aunque en frentes separados en este último caso). Ese es el legado de personas quizá polémicas (como San Martín, O'Higgins, Rosas o Portales), pero mucho menos discutibles que Pinochet, Massera o Galtieri (y en otra categoría de nuestras historias). Eventualmente eso puede pesar más como prescedente, o no, que las guerras que no fueron, las decisiones lunáticas y las conspiraciones internacionales para dar ayuda de inteligencia solapada por parte de regímenes de facto del pasado. Cada cual es libre de tener su propia memoria selectiva. Pero si volvemos a lo más concreto, a lo regular, a la política internacional que no fue hecha por personajes de páginas policiales, ambos países resolvieron satisfactoriamente, por ejemplo, un intringulis mayor y muy duro en la Patagonia. Ambos países se aliaron efectivamente en los 40 y 50 en el tema antártico ante la amenaza de un tercero. Y ambos países colaboran hoy, a pesar de lo duro que se interponga la memoria afectiva, lo desahagos necesesarios, los esencialismos raciales o nacionales y todas esas cosas que pesan bien poco, cuando los niveles decisorios son sanos, en los planes de los países que tienen sus intereses claros.
Yo dejo hasta aquí, porque me ronda el "off topic". Sólo hablo de esto porque entiendo que tiene relación directa con el Asunto Antártico, y en ese marco lo planteo. Como los factores que intervienen culturalmente en entender o no el alineamiento de intereses en ese aspecto concreto.
Un saludo cordial.
Seguramente la efervescencia en la discusión que se genera en el tópico, no debe representar a la diplomacia seguro. Tenemos gente inteligente en la diplomacia para llegar junto a Chile a cosas potables para ambos países y la región.

Me quede estimado con tu último párrafo.



Ambos países se aliaron efectivamente en los 40 y 50 en el tema antártico ante la amenaza de un tercero. Y ambos países colaboran hoy, a pesar de lo duro que se interponga la memoria afectiva, lo desahagos necesesarios, los esencialismos raciales o nacionales y todas esas cosas que pesan bien poco, cuando los niveles decisorios son sanos, en los planes de los países que tienen sus intereses claros.
 
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