@pati_marins64 22hs
No se trata sólo de los 300 kilómetros permitidos
En los primeros meses de 2023, el Ministerio de Defensa de Ucrania reconoció que había recibido coordenadas de Estados Unidos antes de lanzar cohetes HIMARS, tras la aprobación de los asesores estadounidenses. Esto plantea una cuestión crítica sobre el uso de ATACMS dentro del territorio ruso. No se trata simplemente de permitir que Ucrania lance misiles; también sugiere una participación significativa de Estados Unidos en el proceso.
El Pentágono identifica objetivos rusos utilizando satélites, mientras que el personal estadounidense en tierra recopila las coordenadas y las transmite a los ucranianos, quienes luego ingresan los datos y ejecutan el lanzamiento. Atacar objetivos dentro de Rusia de esta manera podría interpretarse potencialmente como un ataque directo de Estados Unidos, utilizando a las fuerzas ucranianas como representantes.
No estoy aquí para discutir los derechos de los ucranianos a contrarrestar las fuerzas rusas o el derecho de Estados Unidos a apoyar a sus aliados. Más bien, pretendo analizar las implicaciones de esta situación desde la perspectiva de la participación estadounidense.
Para muchos observadores, el conflicto está escalando progresivamente este año y es natural esperar una mayor participación de las naciones aliadas. Sin embargo, para ellos, la prueba definitiva de la presencia directa de un aliado en suelo ucraniano sigue siendo difícil de alcanzar.
Recordemos que una conversación filtrada de hace meses reveló que soldados británicos colaboraban con tropas ucranianas para lanzar misiles Storm Shadow, lo que generó preguntas sobre la participación de otras naciones y cómo las fuerzas ucranianas lograron operar baterías PATRIOT en solo un tercio del tiempo de entrenamiento oficial. Estados Unidos no ha confirmado ni negado tener instructores locales en Ucrania.
¿Cuál es, entonces, la verdadera preocupación de que los aliados suministren armas, coordenadas e instruyan a los ucranianos para ejecutar el lanzamiento? ¿Esta escalada es capaz de cambiar el equilibrio bélico?
Estratégicamente, permitir ataques ATACMS en territorio ruso podría socavar la logística rusa cerca de la frontera. Sin embargo, pueden ser necesarios cientos de ATACMS para lograr un impacto significativo, especialmente considerando el éxito de Ucrania al emplear entre 12 y 20 misiles junto con drones para abrumar las defensas rusas.
Actualmente, el ejército ucraniano posee misiles Neptune R-360 con un alcance de 300 kilómetros, adaptados para objetivos terrestres. Además, el Ministerio de Defensa ha prometido una futura versión con una autonomía de 400 kilómetros y otra con 1.000 kilómetros. En cuanto a la versión de 300 kilómetros, ¿por qué Ucrania no la utiliza ampliamente si se han producido aproximadamente 100 unidades?
La narrativa que sugiere que Ucrania está coaccionada y rehén por sus aliados, lo que restringe su capacidad de atacar a Rusia, puede utilizarse para asegurar apoyo interno. Sin embargo, la realidad es que los desafíos que enfrenta el ejército ucraniano al perder terreno son mucho más complejos que simplemente tener un alcance de 300 kilómetros.
Una vez más, Ucrania tiene derecho a contraatacar, pero ¿quién es el verdadero autor de los ataques? ¿Es el que ejecuta todos los pasos, o sólo la persona que presiona el botón para disparar?
Ucrania tiene derecho a contraatacar, pero Estados Unidos tiene razón en ser meticuloso.