Lo inaugurarán el año próximo en Barracas, en las instalaciones de una antigua fábrica, para incentivar a los chicos en el estudio de las actividades espaciales.
Para interesar a los chicos en el estudio de la ciencia, ingeniería y carreras técnicas, pero además con propuestas para entretener y enseñar sobre la siempre fascinante actividad espacial, se está preparando el Museo Argentino del Espacio (MAE), que será –según sus creadores– el primero de América latina dedicado exclusivamente a este tema.
Se trata de una iniciativa privada, sin fines de lucro, llevada a cabo por la Asociación Argentina de Tecnología Espacial –creada en 1989– e impulsada sobre todo por el especialista en temáticas espaciales Pablo de León.
El museo se ocupará de la actividad espacial de todo el mundo, pero reservará, claro, un buen lugar para la argentina.
Así, los visitantes podrán enterarse detalles del viaje de Juan, un mono misionero que visitó el espacio a bordo del cohete Canopus II como parte de una experiencia realizada desde nuestro país en 1969. O del viaje –anterior– del ratón Belisario, el primer animal que voló en un cohete argentino durante la experiencia Bio I, en 1967.
Además, como en el museo habrá réplicas e información sobre todos los cohetes lanzados desde el país, podrá hacerse un rápido repaso de su historia. Podrá partirse, por ejemplo, desde que Ricardo Dyrgalla, con su vehículo Tábano, probó con éxito el primer motor cohete a combustible líquido hecho en la Argentina, en 1947 ; hasta el más cercano motor del misil Cóndor I (de 1986). Pasando por hitos tales como el del cohete Rigel, que en 1971 pasó la barrera de los 300 km de altura; y el del Castor, que llegó a los 500 km dos años después.
“Tenemos más de 700 objetos en la colección, además de simuladores y elementos didácticos que están siendo construidos”, le adelantó a Clarín Pablo de León.
El nuevo espacio también ofrecerá una biblioteca especializada, y un centro de documentación disponible gratis para investigadores y docentes. También habrá una colección de trajes espaciales, cascos y guantes, entre otros.
En este momento, el museo toma forma en el barrio de Barracas, en un inmueble que tiempo atrás fue una fábrica.
“Todo se está haciendo con voluntarios de la AATE, ya que siendo un proyecto sin fines de lucro y sin apoyo estatal debemos hacerlo con los pocos recursos disponibles –explica De León–. Algunas empresas se han ofrecido a colaborar, y estamos necesitando más ayuda para armar las vitrinas, hacer las divisiones entre las salas y demás”.
Si todo va como está previsto, el museo abrirá sus puertas en 2011, año en que se cumple el 50° aniversario del primer viaje humano al espacio.
Fuente: Leo González Pérez, Clarín.