DESDE BASE MARAMBIO, SE REAPROVISIONARON TODAS LAS BASES ARGENTINAS EN LA ANTÁRTIDA
El Ministerio de Defensa informa que, al día de la fecha, ha sido reabastecida la totalidad de las bases antárticas permanentes y temporarias en el marco del desarrollo de la campaña antártica 2008-2009.
Para ello se emplearon alrededor de 576 horas de vuelo, los barcos navegaron más de 37.000 millas náuticas, se repartió una carga de 5916 toneladas (víveres y combustible) y se involucró a 1.800 personas entre militares, científicos y civiles.
La campaña antártica, que se realiza bajo la coordinación del Comando Operacional Conjunto de las FFAA(organismo creado a partir de la reglamentación de la Ley de Defensa Nacional), se inició formalmente el 15 de diciembre último, aunque su planificación comenzó en el mes de julio. Durante dicho lapso, el Comando operacional Conjunto, a cargo del general de división Daniel Camponovo, programó las operaciones de abastecimiento y el relevo del personal de las distintas bases argentinas que en estos meses se estuvo realizando eficazmente con medios navales y aéreos, principalmente.
Una vez terminada esta etapa, el Ministerio de Defensa continua brindando el apoyo logístico a través de las permanentes acciones que el personal militar despliega en función de las actividades científicas que desarrolla nuestro país durante todo el año en la Antártida, ininterrumpidamente desde hace 105 años.
La Argentina mantiene seis bases permanentes en el continente blanco, con una dotación que este año alcanza a 125 personas. Marambio (con 37 hombres, 2 mujeres), Orcadas (18), Jubani (17), Esperanza (25, 1 mujer), San Martín (14); y la más austral, Belgrano II (14).
Además del reabastecimiento habitual, se enviaron instalaciones a la Base Belgrano II, materiales para la reparación de la escuela incendiada en la Base Esperanza (en julio del año pasado), y un nuevo laboratorio para la base Jubany.
Además el país cuenta con siete bases de actividad temporaria; ellas son: Brown, Matienzo, Primavera, Cámara, Melchior, Petrel y Decepción. En estas bases transitorias se realizan tareas de mantenimiento de las instalaciones y acopio de datos requeridos por la Dirección Nacional Antártica en apoyo a las actividades científicas. En la campaña actual la novedad fue la reapertura de la base Matienzo, con una dotación compuesta exclusivamente por 9 mujeres de la Fuera Aérea, quienes durante este período de tres meses se encuentran trabajando prácticamente aisladas.
El medio principal de traslado de las dotaciones (como se detalla más adelante) a la Antártida se hace a través de los vuelos que realizan los aviones de transporte C-130 Hércules desde la I Brigada Aérea El Palomar hasta Marambio (previa escala en Río Gallegos). Después de varias reprogramaciones, debido a cuestiones meteorológicas, partió la semana pasada uno de los últimos vuelos (del cronograma antártico de verano) llevando al escuadrón de helicopteristas de la Fuerza Aérea (que operará durante un mes desde Marambio), a personal de la FAA, y a familiares de la dotación que visitarán al personal destacado allí. En ese vuelo también viajó una enviada de prensa de la Dirección de Comunicación Social del Ministerio de Defensa para informar sobre el desarrollo de la campaña antártica y trazar una breve reseña de la Base Marambio, cabecera del sostén logístico en el sector antártico desde hace cuarenta años.
DETALLE DE OPERACIONES DE LA CAMPAÑA ANTÁRTICA
Durante estos dos meses de campaña antártica con la coordinación del Comando Operacional Conjunto y la profesionalidad de las Fuerzas Armadas se pudo cumplir en el plazo previsto con toda la logística que requieren las bases y campamentos para desarrollar su actividad científica en tal remoto lugar.
De esta manera, se profundiza la política de Estado que lleva adelante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner destinado a sostener la presencia nacional permanente e ininterrumpida en el Sector Antártico Argentino.
POR MAR
Se utilizó el buque polar ruso “Vasili Golovnin” contratado por el Gobierno nacional para suplir parte de las misiones que habitualmente realizaba el Almirante Irizar, actualmente en reparación en el recientemente inaugurado Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR), dependiente del Ministerio de Defensa.
En esta ocasión, además, se sumó a la campaña el rompehielos ruso “Capitán Dranitsyn” quien, a mediados de enero, inició una navegación conjunta abriendo los hielos; maniobra que permitió que el “Golovnin” pudiese acceder y reabastecer, con una carga de 659 toneladas, a la base Belgrano II, la más austral que posee la República Argentina en su sector antártico. También trasladó la nueva dotación compuesta por 14 hombres, que reemplazó a la anterior integrada por 10 personas.
Luego el Golovnin se dirigió a la base Marambio, donde dejó parte de su carga, que sumada a la transportada por los vuelos del avión Hércules ascendió a 2357 toneladas, entre alimentos, insumos y combustible. También reaprovisionó a la base, Orcadas, San Martín, y efectuó el despliegue del personal y material del la base temporaria Petrel.
El reaprovisionamiento y relevo de personal realizado por mar contó también con la colaboración del buque de transporte de la Armada ARA“Canal del Beagle” (en las bases permanentes Esperanza y Jubany, y en las temporarias Cámara y Decepción), ARA “Suboficial Castillo” (Decepción, Primavera y abrió la Base Brown), y el buque oceanográfico ARA “Puerto Deseado” (realizó el repliegue del personal que invernó en la base Orcadas, la más antigua del sector antártico; y luego continuó con la recolección de datos necesarios para fijar el límite exterior de la plataforma continental).
Además, el logístico ARA “Patagonia” y el aviso ARA “Olivieri”, ubicados en la zona de influencia antártica, asistieron con combustible e insumos varios a los buques mencionados, que se encontraban operando en el continente blanco.
POR AIRE
Hasta la fecha se concretaron 19 vuelos de aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea entre el continente y la base Marambio, transportando alrededor de 500 personas, además de materiales y distintos tipos de insumos. Y desde Marambio operaron los dos helicópteros Bell 212 y el avión Twin Otter. En su totalidad los medios aéreos asignados emplearon hasta la fecha 576 horas.
A través de los medios descriptos, el reaprovisionamiento de carga general efectuado expresado en toneladas en cada una de las seis bases permanentes, fue el siguiente:
Base Marambio: 2357 TN Base Esperanza: 734 TN Base Orcadas: 923 TN
Base Belgrano II: 659 TN Base Jubany: 995 TN Base San Martín: 246 TN
Informe: Sandra Echevarne
De la Dirección de Comunicación Social del Ministerio de Defensa
A CONTINUACIÓN SE ADJUNTA LA CRÓNICA DEL VIAJE A LA BASE MARAMBIO
La República Argentina, el próximo 22 de febrero, cumplirá 105 años de presencia ininterrumpida en la Antártida, desde que en 1904 se izó la bandera nacional en la primera base antártica permanente del mundo, en las islas Orcadas del Sur. La Dirección de Comunicación Social del Ministerio de Defensa, a través de una enviada de prensa, viajó en ese vuelo del Hércules y compartió una jornada con la dotación número cuarenta que forma parte de la actual campaña antártica.
CRÓNICA DEL VIAJE
BASE MARAMBIO, EN EL AÑO DE SU CUADRAGÉSIMO ANIVERSARIO
Desde Base Marambio, Antártida Argentina (Enviada especial).- A 3600 km. de Buenos Aires y a 2800 km. del Polo Sur, el personal que inició su estadía por estos días en la Base Marambio (y que permanecerá durante todo un año) forma parte de la dotación número cuarenta. Estas 37 personas (entre ellas, 2 mujeres, 1 científico de la DNA y 5 tripulación Twin Otter), integrantes de la actual dotación, serán huéspedes privilegiados cuando el 29 de octubre próximo se recuerde la proeza de sus compatriotas, quienes 40 años atrás, en condiciones extremas (a pico y pala) construyeron la única pista de aterrizaje hasta la actualidad que permitió (y permite) operar aviones de gran porte durante todo el año.
PARTIDA- BASE AÉREA EL PALOMAR
Al grupo de veinticuatro helicopteristas que debía viajar la semana pasada a Marambio en un vuelo del Hércules C-130 de la Fuerza Aérea y, por supuesto, a su tripulación no les sorprendieron las sucesivas cancelaciones y posteriores reprogramaciones. Para llegar a la Antártida, concretamente a la Base Marambio, no basta solamente con la decisión de cumplir el cronograma preestablecido por el Comando Operacional Conjunto al planear la logística de la campaña. Las difíciles y cambiantes condiciones climáticas imperantes en la zona constituyen el factor decisivo para hacer viable ese destino.
Finalmente, una vez asegurado el factor meteorológico, el demorado vuelo del Hércules partió a primera hora del sábado desde la Base Aérea El Palomar, con el escuadrón de helicopteristas mencionado, además de carga especial para Marambio (un generador del grupo electrógeno que debía reemplazar a uno de los tres con los que cuenta la base). También viajó un grupo reducido de familiares que visitarán a la dotación que permanecerá durante todo el año. Esta práctica es habitual. Dependiendo de los requerimientos propios de la campaña, se intentan aprovechar estos cruces de pocos días (entre El Palomar-Marambio-El Palomar) para trasladar parientes directos, y así mitigar un poco ese sentimiento que produce la distancia de los afectos más cercanos.
Para ilustrar la mezcla de sentimientos encontrados por los que pasan todos los que forman parte de estas expediciones (tanto del personal militar como de sus familiares), vale el ejemplo de Luis, quien vino a ver a su papá que trabaja como observador meteorológico de superficie de la base. Luis Aleman es un salteño de catorce años, de pelo muy negro y ojos pícaros que, con una acentuadísima tonada, característica del Norte del país, mientras le saca una foto al traje polar que minutos después deberá ponerse, cuenta verborrágico que vino desde su provincia especialmente para tomar este vuelo que le permitirá poder abrazar a su padre, al que no ve desde hace seis meses. Con timidez y cierta preocupación relata que se llevó dos materias, y que el pacto con su papá para que lo autorizase a venir fue que se preparara para aprobarlas. La emoción del joven por el incentivo del viaje hacen pensar que así será.
Después de cuatro horas y media el Hércules aterrizó en el aeropuerto militar de la ciudad de Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz. Allí, todo el contingente recibió un bolso con la indumentaria especial necesaria para su estadía en la base Marambio, y asistió a la presentación de un powerpoint explicativo con información acerca de la base, que incluyó hasta recomendaciones prácticas. Tales como “no correr” para evitar caídas con los denominados “pie de hielo” (capa de hielo que recubre el piso y lo hace muy resbaladizo). También se advirtió sobre el uso racional del agua, sobre la importancia de respetar los lugares en que está prohibido fumar, y acerca del cuidado con los residuos que deben ser depositados en los contenedores correspondientes según el grupo al que pertenezcan (de los cuatro en que se clasifican).
LLEGADA – BASE MARAMBIO
La base Marambio, que se encuentra emplazada sobre la isla del mismo nombre, en el mar de Wedell (ex Seymour), a doscientos metros sobre el nivel del mar, cuenta con la única pista de aterrizaje que permite operar aviones de gran porte durante todo el año. Por su infraestructura aérea, Marambio constituye el punto de apoyo logístico para la comunidad antártica nacional e internacional. Durante todo el año interviene en las distintas operaciones de apoyo a la ciencia, búsqueda y rescate, traslado de personal, lanzamiento de insumos y evacuación sanitaria. Además de operar con el Hércules, entre las distintas bases antárticas y Marambio se realizan vuelos con el bimotor Twin Otter y con los dos helicópteros Bell 212.
El comandante del C-130, que aterrizó el sábado en Marambio, el vicecomodoro Marcelo Galoppo, explicó que operar en la base no es una operación simple, y que debido a las características irregulares que presenta la pista sólo la deben realizar pilotos especialmente calificados. “La pista es muy corta. Al momento de aterrizar hay que parar al avión en la menor distancia posible y, en caso de presentarse una falla, se debe estar listo para salir al aire automáticamente. No todos los pilotos que vuelan Hércules pueden hacerlo, deben contar con una calificación especial que los habilita”.
A la dificultad de los, solamente, 1200 metros de longitud se le suman factores como la intensidad de los vientos y la condición de dureza que debe tener la pista. Para asegurar ese alisamiento existe en la base una división especial de mantenimiento que periódicamente realiza trabajos en la pista (con distintas máquinas pesadas); la mayoría de las veces bajo rigurosas condiciones que impone el adverso clima.
Por último, es muy normal que la pista -que se encuentra a 230 metros sobre el nivel del mar- aparezca tapada por una capa de nubes. Ese fenómeno, conocido como “capuchón de nubes”, se produce por la acción de los vientos que levantan la humedad que tiene el agua de los alrededores de la isla y que, al subir sobre la meseta, produce ese colchón compacto; que al estar muy bajo, anula la visibilidad e impide el aterrizaje. “En estos casos –explica Galoppo- nos aproximamos en un descenso en el que se cuida la altura de seguridad; es una entrada estandarizada que nos permite estar unos 300 pies (menos de 100 metros) por encima de la pista”.
HÉRCULES C-130 – Historia, misiones especiales, testimonio de uno de sus comandantes.
El Hércules C-130 está hace 40 años en la Fuerza Aérea; el mismo tiempo que también opera en Marambio. Es un avión que tiene la característica de poder operar en pistas muy cortas y llevar cualquier tipo de carga y pasajeros. El volumen de carga que transporta es de 22 toneladas, y normalmente el máximo de carga que traslada por viaje a Marambio es 10 toneladas.
Uno de los cuatro modelos de Hércules, el KC-130, permite reabastecer combustible en pleno vuelo a los aviones cazabombarderos A-4; esa fue una de las tareas principales en Malvinas. También pueden hacer entrega de carga aérea; como, de hecho, hicieron el año pasado al abastecer a la base Belgrano II, la más austral del sector antártico argentino. “La operación Belgrano II requirió de una planificación muy detallada y específica porque era una operación de alto riesgo. Para ello debimos despegar de Ushuaia y volar 6 horas 30 minutos hasta Belgrano II para poder lanzar la carga”. En ese primer vuelo se logró con éxito el lanzamiento, compuesto principalmente de víveres, remedios, y elementos logísticos que permitirían a los 10 hombres de esa base sobrellevar toda la campaña durante el invierno. “Cumplida esa primera parte –continúa recordando Galoppo- se volvió a Río Gallegos; en total se volaron 12 horas 30 (seguidas) para esa sola operación. Al día siguiente se hizo el mismo trayecto: se volaron las 6 horas 30; y, al momento de llegar a la altura de la base, ésta se encontraba totalmente cubierta por un manto de nubes. Como la carga debía ser lanzada sí o sí, con la información de las coordenadas del GPS pusimos todo lo que teníamos en la cabeza y en el corazón y se efectuó el lanzamiento”.
Y agrega: “Esa carga fue encontrada a 300 metros de donde nosotros habíamos previsto que cayera; que es una distancia extremadamente corta en lo que puede ser un error en un procedimiento de este tipo”
Pasó el año, y ayer (por el viernes) cuando llegaron a la base chilena Frei recogiendo al personal que venía de la base Belgrano II se produjo el reencuentro. “Nos encontramos los que lanzamos la carga con el jefe de Base y toda su dotación que la había recibido”. Visiblemente conmovido el comandante del Hércules recuerda:
“Fue algo muy emocionante para nosotros y para ellos. Fue juntar las dos puntas de una operación muy especial para todos”.
RECIBIMIENTO
Al descender del Hércules los visitantes, que ya están ataviados como para el mismísimo Polo Sur (con gorro cubre orejas y mejillas, camperón naranja y enterito térmico), tras caminar unos metros, llegan a una especie de plataforma que los conducirá hasta la Terminal de Pasajeros; lugar en el que, además de darles la bienvenida, se insiste nuevamente con la previsiones sobre el medio ambiente, el agua y los lugares autorizados a fumar.
Ese primer contacto es afectuoso y cálido, aunque extraño. Se estrechan manos enfundadas en guantes (los más valientes se los sacan) y se realizan todo tipo de ademanes cariñosos que, con tanto abrigo, al inexperto visitante se le complica retribuir. Pero a la vez, ese primer contacto es impersonal, apenas si es visual. Sólo minutos después, cuando se es trasladado al interior de la Base y se descubren rostros enteros y fisonomías, nombres y voces comienzan a concordar.
El jefe de la base Marambio el vicecomodoro Enrique Videla, además de recibir junto a parte de su dotación al vuelo del Hércules, recorrió con los visitantes la totalidad de las instalaciones que componen Marambio.
Videla cuenta que llegó al cargo después de inscribirse (en forma voluntaria, como sucede con toda la dotación antártica) como un postulante más, y que no tenía experiencia en el tema antártico.”Soy primerizo, no contaba con experiencia previa en temas antárticos. Me habían dicho que Marambio era un mundo diferente: que una persona es antes y después de estar acá”. Y agrega: “Es una experiencia inolvidable, en la que aprendo día a día. Acá todos hacemos todo”; y a modo de ejemplo, cuenta divertido que ya tiene asignado un día en la lavandería al igual que todos: porque, además de las tareas específicas de cada área, las otras se comparten y reparten por igual.
CARACTERÍSTICAS DE LA BASE
Marambio se compone de un conjunto de instalaciones separadas (alojamientos- comedor- sala de juegos, galpones de depósitos, la usina, la torre de control aéreo, la casa de emergencia, el hangar para los helicópteros y el avión Twin Otter, entre otras).
En su estructura, el taller de mantenimiento general ocupa un lugar importante: se encarga de mantener al día todas las instalaciones. Especialmente se cuenta con material vial y con tres máquinas pesadas que periódicamente son usadas para el mantenimiento de la pista y los caminos linderos.
LA USINA- EL CORAZÓN DE MARAMBIO
Una parte muy importante de la infraestructura de Marambio es la usina, que está compuesta por tres grupos electrógenos de aproximadamente 600 KVA cada uno.
Generalmente un grupo abastece a la Base y los otros dos están de back -up ante alguna contingencia. El interior de la Usina está dividida en dos sectores: el de generación de energía (donde se encuentran los motores), y el de la sala de control (donde están los instrumentos para la medición, control y gestión de la energía generada). “Este es un lugar crítico. Toda la base opera a partir de la usina; si la usina se cae, la base se para”, explica Videla.
Por esta razón –agrega- en la sala de control hay un operador las 24 horas del día. “El trabajo de esta gente es chequear permanentemente los consumos energéticos de la base, verificar los valores de las cargas; y eventualmente, si se produjeran anomalías, transferir la operación a otro grupo”. Las anomalías pueden significar desde que la base requiera más carga hasta que se produzca un desperfecto que debe ser identificado y reparado en forma inmediata, sintetiza el jefe de la base.
“HACER AGUA”
Generar agua en la Base es caro. Hay dos posibilidades en Marambio. Una es sacar agua de una pequeña laguna cercana, en esta época del año eso se puede hacer sin grandes dificultades. En invierno, en cambio, tienen que “palear” la nieve y literalmente descongelarla. Es un proceso que insume un gran esfuerzo y que consume combustible. En la base hay un lugar específico en el que, a través de un recipiente (como si fuera una olla grande) y por la acción de una caldera que genera vapor y calienta el líquido, se produce el agua que abastecerá a toda la base; esto se hace quemando combustible. De ahí que la frase que se escucha infinidad de veces y se lee en todas parte es:
“Cuide el agua: aquí es oro en polvo”.
El consumo promedio histórico de agua en Marambio por día por hombre fue de 100 litros. En este último año –informan- se ha logrado bajar a 75 litros. Como simple referencia el consumo de agua por habitante por día en Buenos Aires es de 800 litros (aunque en este promedio interviene el consumo de las industrias).
BASES, REFUGIOS Y CAMPAMENTOS TEMPORARIOS
Acción del Escuadrón de helicopteristas.
Entre las cuestiones logísticas, durante los meses de verano, además de las bases temporarias, se reabren refugios emplazados en distintas zonas de la isla, los cuales son utilizados como apoyo por los distintos profesionales para sus investigaciones. Entre esas actividades transitorias, la instalación de los campamentos científicos y su posterior repliegue constituyen una compleja operación logística durante la época estival. Para ello se utilizan los dos helicópteros Bell-212, preparados especialmente para operar en zonas frías.
“Estos dos helicópteros están equipados con equipos de flotación de emergencia, con grúa de rescate. Uno de ellos fue recientemente actualizado con un sistema de cabina nuevo, con nuevos equipos de navegación y comunicaciones”, explica entusiasmado el mayor Gabriel Sant, jefe del Escuadrón de Helicópteros que operará en esta segunda etapa en la base Marambio. Cuenta que las operaciones que se realizan implican cierto riesgo debido a los constantes y abruptos cambios climáticos. El mayor Sant, más conocido por todos como “el hormiga”, estará al frente junto a su personal (24 personas, entre pilotos, copilotos, técnicos, mecánicos y operadores de carga) durante un mes; tiempo en el que deben replegar a todos lo integrantes de las bases temporarias y campamentos. “Vamos a estar 30 días, que es lo que dura la segunda etapa de la campaña de verano de helicópteros. Nuestra tarea principal es realizar el re-.despliegue de las bases científicas, ya sea tanto del personal, como del material que fue desplegado en la primera etapa de la campaña”, explicó.
El mismo sábado que arribaron a Marambio se coordinó el re-despliegue de unos campamentos, cuyos científicos ya habían terminado su trabajo y estaban ansiosos por ser rescatados. “Esta operación es compleja, porque debido a que el clima en Marambio varía con mucha rapidez, los científicos necesitan un período de cuatro horas para desarmar el campamento, y esperar el helicóptero; y, a la vez, necesitan un período de otras cuatro horas para que, en el caso de que el helicóptero no llegue, puedan volver a armar el campamento. Si los agarra el mal tiempo con el campamento desarmado puede llegar a ser muy riesgoso”.
Los Bell-212 tienen una capacidad máxima de 15 plazas (dependiendo de la carga) llegan a 3.000 metros de altura y su velocidad es de 220 kilómetros por hora, aunque en la zona vuelan a 160/ 180 km . Llevan también personal de emergencias, que están preparados para manejar la grúa con la que cuenta la aeronave que puede rescatar, por ejemplo, personas del agua.
“Acabamos de recibir unos equipos nuevos especiales para zonas frías para proteger a los pasajeros y a la tripulación en caso de tener que aterrizar de emergencia en algún lugar por condiciones meteorológicas o por una emergencia propiamente dicha”, y entusiasmado, el mayor Sant, agregó que este hecho les “subió la moral a todos”.
ACTIVIDAD CIENTÍFICA
El jefe de la Base, Videla, aclara que Marambio no es sólo una base que presta apoyo logístico, sino que también desarrolla una actividad científica propia y que sus trabajos son de interés internacional. “Todas las investigaciones que se hacen aquí se publican y son conocidas por toda la comunidad científica internacional. Son trabajos de meteorología, de fauna, de ozono; todos ellos muy valorados a nivel mundial”. Y agrega: “Esta es una parte de Marambio que no se conoce tanto y que es muy interesante”.
Por estos días –pudo saber esta enviada- se encuentra un grupo de ingenieros argentinos que, por iniciativa propia, están elaborando por primera vez en una base antártica un “mapa del ruido”. Es un trabajo por el cual se determinará los niveles sonoros exteriores e interiores de diferentes puntos de la base Marambio.
ISO- 14.001
El otro orgullo grande que ostenta
la Base Marambio es el de ser la primera a nivel mundial (y la segunda en la Antártida) en lograr la certificación ISO 14.001. “Básicamente son normas que nos obligan a no contaminar el ambiente, a preservar la fauna, la flora”, explica orgulloso el jefe de la base, que cuenta que este año, después de cinco, tienen que re-certificar la norma ISO- 14.001 nuevamente. “Lo que nos dará a los argentinos un prestigio internacional”, concluye.
La leyenda que cierra los powerpoint, los recuadros conmemorativos y que se repite en charlas y discursos de bienvenida es siempre la misma:
“No se puede defender lo que no se ama, y no se puede amar lo que no se conoce”. Muchos de ellos antes de llegar a la base no conocían nada del lugar pero, al escucharlos ahora, apenas transcurridos unos meses, relatan con emoción y orgullo la vida (sus vidas) en este lejano lugar que ya hicieron propio.
Buenos Aires, 20 de febrero de 2009
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