ARA San Luis: revisión estructural del casco

pulqui

Colaborador
Ahora me dejas en duda Robert, porque hasta donde yo tengo entendido hay un decreto de Menem estableciendo que el San Luis sea desafectado; el último sub que pasó por el Alte. Storni fue el Salta y con ese mismo sub se inauguró su reapertura.
 

stalder

Analista de Temas de Defensa
No se si sera asi pero tengo entendido en cuanto entro en el astillero, le cortaron el presupuesto y luego mandaron el decreto, igualmente , se manda otro decreto o se anula el anterior y listo

Saludos
 

pulqui

Colaborador
Sabes que creo que eso no es lo peor de todo, si no que lo corten, lo vuelvan al servicio, pero sin una modernización adecuada.
 

elinge

Colaborador
En virtud de lo que dispone el artículo 2° del nefasto Decreto 364/97 (el tiempo de verbo es porque está vigente, jamás fue derogado) que declara "en desuso" al "ARA San Luis" y faculta a la ARA para venderlo o hacerlo Museo.......¿será mucho pedir el solicitar ante quien corresponda que se haga un inventario de lo que queda en el interior del SSK y donde se depositaron los equipos faltantes?

Mi sugerencia nace de dos hechos:

1.- El Art.2° del Decreto firmano por el "innombrable" dice: "Art. 2°-Facúltase al ESTADO MAYOR GENERAL DE LA ARMADA para que proceda a su venta mediante el procedimiento de ley correspondiente, previo retiro de abordo de todos aquellos elementos y materiales que pueden ser de utilidad para el Servicio Naval".

2.- El Astillero, permaneció cerrado, con el SSK en su interior, durante al menos 5-8 años...y tengo entendido que no estuvo bajo la jurisdicción de la ARA durante ese tiempo.

Vamos al grano: tengo miedo que haya quedado un cascarón vacío.....y en Argentina eso puede pasar.
 

KF86

Colaborador
elinge, en una provincia Argentina se van a eliminar miles de leyes y decretos en desuso, ¿crees que ese decreto sige en vigencia por más que no haya sido derogado?. Despues de 11 años ni se calientan en derogarlo, simplemente no le dan bola.
 

elinge

Colaborador
VIAJE AL FONDO DE LOS MARES DEL SUR

Esta entrevista al ConTralmirante Alejandro Maegli , quien en laGuerra de Malvinas de 1982 revistara como jefe de comunicaciones en eñ "ARA San Luis" durante la Guerra Submarina en Malvinas, se publicó en "La Nación" de hoy s+abado 22 de agosto, bajo el título "Viaje al Fondo de los Mares del Sur".

El hoy Contralmirante y Director del Area Material Naval, rememora aquellos días pasados en la heroica nave.

Me dió la impresión, por el contenido del artículo, que tiene la intención de querer "instalar" o reavivar el tema en el público lector del diario, cosa loable desde cualquier punto de vista: cuando se deja de hablar de un tema, empieza a morir y hemos visto muchos activos de la Nación que fueron a chatarreo por falta de interés público.

Todo el relato de las acciones, es para mi atrapante, pues proviene de un hombre que "estuvo allí" y sabe de que habla-

Los dos últimos párrafos, a mi gusto, no tienen desperdicio. Bien por la nota y la historia de vida de una naave heroica y de un héroe de Malvinas: me uno al deseo del Sr.Contralmirante respecto a "un buen final" para la nave: su vuelta al servicio y luego Museo. Queremos que el San Luis lo disfruten nuestros hijos y nietos, será la mejor forma de honrar a la nave y sus tripulantes.

VIAJE AL FONDO DE LOS MARES DEL SUR

Jorge Fernández Díaz
LA NACION

A las siete y media de la mañana, Alejandro Maegli estaba a punto de entregar la guardia y meterse en la cama cuando de pronto el sonarista del submarino le dijo una frase que lo dejó helado: "Señor, tengo un rumor hidrofónico".

El teniente de fragata pegó un respingo queriendo creer que el operador se había equivocado.

A veces las ballenas o el krill producen "rumores biológicos" y pueden confundir al más experimentado de los técnicos del sonar. Pero el ruido venía del Noreste y sus características se iban confirmando con el correr de los minutos. Maegli era jefe de comunicaciones y tenía la obligación de despertar al comandante. Lo hizo: "Despiértelos a todos, uno por uno, y colóquelos en sus puestos de combate", le ordenó el capitán.

A Maegli se le puso la piel de gallina. En ese momento sólo podía sospechar lo que iba a ocurrir. Pero no podía saber con certeza que comenzaría la primera batalla submarina del Atlántico Sur, que venían hacia ellos helicópteros ingleses a ras del mar, seguidos de cerca por los buques de la Royal Navy, y que los esperaban veintitrés horas de miedo, suspenso, persecución y explosiones.

Era el 1° de mayo de 1982 y el submarino ARA San Luis tendría su bautismo de fuego en la Guerra de las Malvinas.

Maegli es hoy contralmirante y director del Area Material Naval, y tiene a su cargo la difícil decisión de reparar o sacar de servicio para siempre a esa nave llena de fantasmas que espera en silencio, roja por la pintura antióxido, en una dársena del puerto de Buenos Aires. ¿Cómo resolver con la cabeza un asunto del corazón?

En 1982, junto a su tripulación; hoy, en el astillero Storni, con lo que queda del submarino San Luis -

Alejandro encontró su vocación en Mar del Plata a los cuatro años, durante una visita escolar. Un submarino reposaba en silencio, pero traía consigo ecos de aventuras, y Alejandro se metió luego en la Escuela Naval con el único propósito de surcar bajo el agua los mares del mundo. Hizo una experiencia en un buque barreminas. "Para ser oficial barreminas no hay que ser loco, pero te ayuda bastante", dice el refrán. Y después sirvió en un buque de apoyo. Finalmente, ingresó en la Escuela de Submarinos, que es muy exigente, y aprendió de memoria, uno por uno, los múltiples mecanismos internos de esa nave.
 

elinge

Colaborador
La primera vez que entró en el San Luis todo se le venía encima. Parecía realmente un lugar de confinamiento. El submarino es un cilindro que mide 50 metros desde el timón a la proa, 11 metros desde la quilla hasta el tope de la vela y 5 metros con veinte centímetros de lado a lado: ése es el diámetro de un caño donde deben vivir, trabajar, dormir y recrearse treinta y cinco hombres durante semanas y, a veces, meses de misión submarina. Travesía en la que se habla en voz baja, se come poco "porque la navegación te quita el hambre", y donde luego de la vibrante marcha en superficie y las maniobras de inmersión sobreviene una extraña serenidad espacial.

El submarino había sido comprado a Alemania en los años setenta, había llegado desarmado a la Argentina y había sido montado pieza por pieza en Buenos Aires. Pero para la época de Malvinas presentaba algunos problemas: no podía desarrollar velocidades de inmersión superiores a los 14 nudos y uno de los cuatro motores diesel que permiten cargar las baterías a través de un snorkel no funcionaba. Así y todo, Maegli no estaba tan preocupado por estas limitaciones como por su mujer, que estaba a punto de dar a luz. En marzo de 1982, ese padre primerizo, que apenas tenía 27 años, tuvo que zarpar en misión de adiestramiento y subirse por las paredes del submarino esperando la buena nueva. Estaban haciendo ejercicios con tres corbetas cuando llegó la noticia de que había nacido su hija María Inés. Los festejos a bordo fueron discretos, pero afectuosos.

A mediados de mes llegó otra orden: debían suspender los simulacros y retornar a Mar del Plata. Un amigo se lo encontró en tierra. Partía al día siguiente en el submarino Santa Fe. "Flaco -le dijo a Maegli en un susurro-me voy a Malvinas." Alejandro sospechaba que algo grande se avecinaba, pero no tenía tiempo de meditar demasiado: corrió a ver a su mujer y a conocer a su hija, y los acontecimientos del 2 de abril lo sorprendieron como a casi todos nosotros. Sintió entonces una íntima contradicción: alegría patriótica mezclada con angustia y extrañeza. Hacía pocos meses había confraternizado con los oficiales del submarino inglés HMS Endurance, que había hecho escala en Mar del Plata. El Endurance atacaría luego, con torpedos y el apoyo de helicópteros, al submarino Santa Fe.

Recibieron la orden de alistarse contra reloj y hacerse a la mar el 11 de abril. Salieron de noche, con órdenes secretas. Cuando abrieron el sobre descubrieron, tragando saliva y con los ojos bien abiertos, que debían patrullar el "Area Enriqueta", frente a Puerto Deseado. La luna brillaba en la dársena: navegaron hasta la altura de cabo Corrientes y se sumergieron. Maegli preparó las cartas de navegación y leyó la consigna: "Autorizado uso de armas en defensa". No podían atacar a nadie, porque las negociaciones diplomáticas no se habían agotado. Pero ese despacho lo obligó a procesar psicológicamente el hecho de que por primera vez no se trataba de un entrenamiento: era la guerra.

Pasaron varios días haciendo recorridos y subiendo el snorkel media hora para obtener energía y oxígeno: ésos eran los momentos de mayor vulnerabilidad de la nave. Luego todo fue esperar y madurar la idea del combate. Salvo, claro está, cuando sucedió lo imprevisto: una avería en la computadora de control de tiro. Llevaban a bordo 10 torpedos alemanes y 14 estadounidenses. Pero sin esa computadora, la única alternativa era lanzarlos de manera manual. Trataron de repararla, pero no tenían a bordo los elementos con qué hacerlo, y el 27 de abril recibieron otro mensaje: "Destacarse y ocupar «Area María». Todo contacto es enemigo".
Eso significaba que debían desplazarse a una zona cercana a la isla Soledad y que allí no había buques argentinos. Cualquier "rumor hidrofónico" tenía entonces que ser, forzosamente, una nave inglesa, y la orden era dispararle, sin dudar.

El 1° de mayo Maegli juntó a todo su equipo de informaciones de combate. Se sentaron alrededor de una mesa minúscula y él descubrió que le temblaban las piernas y que no podía levantar la cara. Cuando la levantó vio que sus camaradas estaban en idéntica actitud de pánico. Vadeó como pudo ese pantano y comenzó la reunión de análisis. Luego se colocó los auriculares: el blanco venía hacia ellos y el comandante ordenaba preparar tubos de torpedos y movimientos submarinos para encontrar la mejor posición de tiro. En un momento, el sonarista oyó explosiones y hélices de helicópteros. Se aproximaban tres helicópteros antisubmarinos con los sonares desplegados y largando cargas de profundidad a ciegas. A medida que analizaban los sonidos y señales se daban cuenta de que los Sea King avanzaban abriéndoles camino franco y seguro a varios buques británicos de guerra. Cuando estaban a 9000 yardas, Maegli le dijo a su capitán: "Señor, datos de blanco ajustados". El comandante gritó: "¡Fuego!" Y el torpedo salió disparado con trepidaciones y ruidos escalofriantes. Llevaba consigo un cable de guía a través del cual se podía teledirigir su dirección. Pero a los pocos minutos un oficial informó que el cable se había cortado. El torpedo seguía ahora corriendo, aunque de manera autónoma, y estaba programado para ir ascendiendo con el objeto de asegurar el impacto. El problema es que, al hacerlo, se hacía visible. En cinco minutos absolutamente todos los buques ingleses desaparecieron del sonar, y el torpedo se perdió en la nada.

No era difícil para los helicopteristas ingleses ver el trazado del disparo y calcular la posición del San Luis. A Maegli se le secó la boca. Pasarían de cazadores a presas en segundos; los ingleses, a gran velocidad; los argentinos, en cámara lenta.

El capitán ordenó evasión a toda máquina y el sonarista dijo: "Splash de torpedo en el agua". Les habían disparado y ya se sentían los sonidos de alta frecuencia que el proyectil inglés emitía al acercarse. "Máxima profundidad", ordenó el comandante. Y a continuación mandó lanzar falsos blancos. Se usaban señuelos, pastillas gigantes que en contacto con el agua hacían burbujas y confundían con sus ecos apócrifos. Los llamaban "Alka Seltzer". Después de expulsar los dos señuelos, el sonarista informó de algo que galvanizó a todos: "Torpedo cerca de la popa". Maegli pensó: "Cagamos, nos está persiguiendo, nos va a reventar". El sonarista agregó: "Torpedo en la popa".


Diez segundos y un año después, el operador dijo, con su voz metálica: "Torpedo pasó a la otra banda". Una alegría silenciosa, un cierto alivio recorrió el cilindro: el torpedo inglés había pasado de largo y se perdía en el mar. Se habían salvado por un pelo.

En ese instante mismo comenzó el hostigamiento. Los Sea King se acercaron lanzando sus cargas y sacudiendo el océano. Tiraban todavía sin tener la posición exacta del San Luis, que bajaba y bajaba. Pescaban con bombas a unos quinientos metros del mentón del teniente Maegli. El submarino fue reduciendo su velocidad y se asentó con un golpe en el fondo de arena. Cada veinte minutos los helicópteros llegaban y soltaban sus explosivos, reemplazándose los unos a los otros en la tarea durante horas y horas. Las ondas expansivas no llegaban y entonces el máximo problema era el oxígeno. Sin poder sacar el snorkel, el dióxido de carbono subía y el peligro aumentaba.

El comandante ordenó que la tripulación abandonara sus puestos de combate y se metiera en la cama: había que gastar lo menos posible. Meterse en la cama y dormir en un submarino que está en el fondo del mar y al que le siguen disparando debe ser una de las experiencias más inquietantes de la vida. A pesar de ella, Maegli pensó: "El problema no es el miedo sino cómo controlarlo", y se quedó dormido.

Veintitrés horas después del primer "rumor hidrofónico", el sonarista anunció que el área estaba despejada. El San Luis emergió a plano de periscopio, sacó el snorkel y la antena, y recibió la triste información de que habían hundido al Santa Fe en las Georgias. El teniente pensó en su amigo y en los oficiales del Endurance, y luego no pensó más que en hacerse fuerte y seguir haciendo su trabajo. "Ya teníamos callosidades en el alma, ya éramos diferentes", dice hoy, al recordar aquel bautismo de fuego.

Cinco días más tarde, en un teatro de operaciones infestado de naves enemigas, los sensores acústicos volvieron a detectar "ruido hidrofónico". "Posible submarino", dictaminó el operador. Y el comandante ordenó de nuevo que todos ocuparan sus puestos de combate y que el San Luis avanzara hacia el blanco, que tenía un extraño comportamiento zigzagueante. "Blanco alfa muy cerca", dijo el operador. Estaba a unos 1500 metros. Dispararon un torpedo antisubmarino de recorrido corto y escucharon una detonación tremenda. Pero nunca pudieron determinar a qué le habían pegado.

En la madrugada del 11 de mayo, Maegli estaba nuevamente de guardia cuando el sonar detectó una fragata misilística que venía del Este, y al rato otra del Norte. Todos estaban en sus puestos. Y allí, provisionalmente en pausa de combate, les sirvieron un memorable arroz con tomate que los submarinistas comieron con los músculos en tensión, como si fuera lo último que probarían antes de morir. Luego comprendieron que los dos buques británicos convergían sobre el estrecho de San Carlos y el capitán ordenó atacar el blanco más cercano a la costa. "¡Fuego!", volvió a gritar, a una distancia de 5200 yardas. Tardó tres minutos en cortar cable. Pero todos los tripulantes acompañaban mentalmente la corrida del torpedo. Hasta que, de repente, Maegli escuchó un clanc. Un alarmante ruido de chapa. El sonarista informó que los blancos huían a toda máquina. El proyectil había pegado en el casco, pero no había explotado. El proyectil, una vez más, no estaba en buenas condiciones. Los dos buques ingleses venían de hundir con artillería al ARA Islas de los Estado, un barco argentino que transportaba municiones y combustible de avión. Habían muerto más de veinte hombres en ese naufragio.

Cuando el capitán comunicó al Comando de Operaciones Navales las fallas del torpedo y les recordó las dificultades en el sistema de tiro, recibió una directiva terminante: volver a casa. Regresaban a Puerto Belgrano de noche y en silencio: no habían logrado hundir ningún buque y aunque habían provocado, tal como confesaron luego los ingleses, una verdadera psicosis en el mar y habían logrado retardar con su amenaza submarina el desembarco en las islas, llevaban un regusto amargo. "La prevención, el desgaste de energía y el temor que genera un submarino es terrible", me explica el contralmirante Maegli; se nota que aquella amargura no se le ha borrado de la boca.
Atracaron en secreto en la base naval y comenzaron a realistar el San Luis, metiéndolo a dique. El teniente llegó estresado, barbudo y con la misma ropa con que había salido de Mar del Plata a su departamento de casado, y durante una semana no respondió preguntas ni salió de la cocina de dos por dos: sólo se sentía seguro en lugares reducidos.

Nunca el San Luis pudo volver al teatro de operaciones. Trajeron a dos expertos para repararlo, pero tardaron cuarenta días y eso dejó al submarino y a su tripulación fuera de la guerra. El 14 de junio los tapó la tristeza. Maegli siguió prestando servicio en el San Luis, y en 1983 lograron que los técnicos alemanes revisaran los mecanismos, explicaran las razones de los desperfectos en sus torpedos y en el sistema de tiro que habían fabricado, y pudieran hacerse las modificaciones necesarias.

Alejandro siguió una larga carrera de perfeccionamiento profesional. Fue comandante del ARA Salta -gemelo del San Luis-, director de la Escuela de Submarinos y agregado de Defensa en Canadá. Un amigo de Ottawa le regaló un libro donde figuraban las grandes batallas submarinas de la historia. Un historiador británico, especializado en el tema, narraba las dramáticas aventuras de un submarino argentino que había escapado de milagro al acecho de la Royal Navy: el San Luis. Maegli no quiso leerlo así como no quiere visitar el submarino rojo que duerme en un astillero de la Costanera Sur a la espera de ser convertido en un museo o regresar al mar. "Es viejo, pero no es anticuado -lo defiende el director de Material Naval de la Armada argentina-. Si me preguntás qué quiero te respondo algo muy simple: sólo un buen final."

Volvió al astillero para hacerse unas fotografías. Pero lo hizo a regañadientes. Las ánimas vestían de rojo. Costó hacerlo subir al puente del San Luis. Maegli finalmente subió y recordó en un pestañeo el momento exacto en el que se abrió la escotilla y salió a la luz después de 37 días sumergidos en el Atlántico Sur sin ver el océano ni el cielo ni el sol. Maegli asomó su cara agotada de 1982 y respiró profundamente. Lo sorprendió en ese momento el olor puro del mar. El imborrable olor de la vida.



http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1165407
 

Jualbo

Colaborador
Hola a todos. Aunque es la primera vez que escribo en el foro naval, algunos me conocereis del de Malvinas.

En relación a la modernización del ARA San Luis, me gustaría hacer un comentario que seguro que muchos no compartiréis. El San Luis tiene 35 años. De ellos 12 fuera del agua. Es, se mire por donde se mire, una nave vieja. Invertir en modernizarla es a mi juicio un error. Es preferible invertir en un casco de los TR-1700 sin acabar que en el San Luis.
La tendencia en los SSK actuales es a llevar AIP, además de los sensores pertinente que incluyen sónar remolcado. Adaptar eso en un submarino con tecnología de propulsión y concepción de los años 70, es caer en el mismo error de acabar las 2 últimas MEKO 140. Buques obsoletos cuando se entregaron.
La clase 209 argentina es de las más pequeñas y antiguas de todas (la 1200 si no recuerdo mal) y su diseño está ya superado.
Es prefeible afrontar la modernización de los TR-1700 en serviio y si alcanza para más, terminar con el mismo estándar de modernización una tercera unidad.

Saludos
 
S

SnAkE_OnE

es caer en el mismo error de acabar las 2 últimas MEKO 140. Buques obsoletos cuando se entregaron.

no es taaaan asi, la ARA Gomez Roca tiene muchas mejoras por sobre toda la clase, en ESM, ECM's, comunicaciones, navegacion y algunas mas que se fueron aplicando tambien al resto de las Corbetas
 

Jualbo

Colaborador
Sí, pero no olvidemos los sistemas de armas y los sensores, además de la propulsión de los buques. Salieron con los desfasados MM-38, sin SAM y con los torpedos y artillería original de hace 25 años. Aparte de ser buques que 25 años después ya no respondían a las tendencias ni necesidades navales de la época.

Es preferible invertir en algo que dé verdadero carácter disuasorio, que no en algo para hacer número. Hoy en día es mejor que los dos SSK TR-1700 en servicio posean sónar remolcado, torpedos DM A2 y misiles SM-39 Exocet, además de minas, y un AIP, que no tener dos Tipo 209 y dos TR-1700 sin ninguna novedad técnica.
Un saludo
 
S

SnAkE_OnE

en todo caso Meko 140 responde a la necesidad que se evaluo aca y las performances en nuestro Mar y Oceano Atlantico son mas que satisfactorias, aunque como vos bien planteas, las modificaciones actualmente son insuficientes para lo que es la region

en todo caso el tema es comprar el lanzador Narwal, ya que el SM-39 lo que es un AM-39 encapsulado, sin dudas todo lo que se mantuvo en servicio, afortunadamente tiene posibildad de mejora y crecimiento

te mando saludos Jualbo
 
Hola a todos. Aunque es la primera vez que escribo en el foro naval, algunos me conocereis del de Malvinas.

En relación a la modernización del ARA San Luis, me gustaría hacer un comentario que seguro que muchos no compartiréis. El San Luis tiene 35 años. De ellos 12 fuera del agua. Es, se mire por donde se mire, una nave vieja. Invertir en modernizarla es a mi juicio un error. Es preferible invertir en un casco de los TR-1700 sin acabar que en el San Luis.
La tendencia en los SSK actuales es a llevar AIP, además de los sensores pertinente que incluyen sónar remolcado. Adaptar eso en un submarino con tecnología de propulsión y concepción de los años 70, es caer en el mismo error de acabar las 2 últimas MEKO 140. Buques obsoletos cuando se entregaron.
La clase 209 argentina es de las más pequeñas y antiguas de todas (la 1200 si no recuerdo mal) y su diseño está ya superado.
Es prefeible afrontar la modernización de los TR-1700 en serviio y si alcanza para más, terminar con el mismo estándar de modernización una tercera unidad.

Saludos
que tal Jualbo.. .bienvenido!! (a esta seccion del foro!)
bueno... le diria que si...y no a la modernizacion
le doy la razon a que es preferible poner en servicio un TR-1700 mas a el 209.. pero el "pequeño" detalle , no menor, es que hoy no se cuenta con la Ingenieria ni la maquinaria para poder hacerlo.... no hay que olvidarse que , gracias a el inombrable.. se dio por terminado el programa y se vendio toda la maquinaria... hoy se esta trabajando de apoco para recobrar capacidades... por eso la "puesta en valor" del 209 es un paso logico , intermedio, para adquirir la experiencia necesaria para la futura terminacion de al menos 1 TR-1700
sobre la obsolescencia del 209... es y no es... hoy por hoy no hay ni un solo 209 fuera de servicio en el mundo... los nuestros son de la clase mas difundida... siendo los mas antiguos los Peruanos , si tengo bien entendido, pero por muy poquito.. son plataformas extremadamente utiles y eficientes aun hoy., que con mejoras puntuales pueden dar mucho aun...

y despues te sigo contestando ppq me quede sin tiempo!!!
Sí, pero no olvidemos los sistemas de armas y los sensores, además de la propulsión de los buques. Salieron con los desfasados MM-38, sin SAM y con los torpedos y artillería original de hace 25 años. Aparte de ser buques que 25 años después ya no respondían a las tendencias ni necesidades navales de la época.

Es preferible invertir en algo que dé verdadero carácter disuasorio, que no en algo para hacer número. Hoy en día es mejor que los dos SSK TR-1700 en servicio posean sónar remolcado, torpedos DM A2 y misiles SM-39 Exocet, además de minas, y un AIP, que no tener dos Tipo 209 y dos TR-1700 sin ninguna novedad técnica.
Un saludo
 
S

SnAkE_OnE

la cuestion radica en recuperar la experiencia, si se pretende recuperar el TR-1700 lo logico seria primero hacer experiencia en recuperar al 209 que ya se encuentra completo, sobre metalurgia de a poco se la esta recuperando, pero la cuestion radicaria en una importante modificacion de equipamiento para los 2 TR-1700 inconclusos para realmente dejar un SSK moderno y potente, pero es una inversion importantisima a comparacion. antes que eso me encargaria de recuperar el San Luis que todavia tiene mas de 15 años de vida util por delante y equiparia a las unidades con el DM2A4, BlackShark ,Mk48 o el que mas guste y al mismo tiempo. comenzar una planificacion de lo que podemos hacer con los TR-1700 que reemplazarian a los originales
 
Hola a todos. Aunque es la primera vez que escribo en el foro naval, algunos me conocereis del de Malvinas.

En relación a la modernización del ARA San Luis, me gustaría hacer un comentario que seguro que muchos no compartiréis. El San Luis tiene 35 años. De ellos 12 fuera del agua. Es, se mire por donde se mire, una nave vieja. Invertir en modernizarla es a mi juicio un error. Es preferible invertir en un casco de los TR-1700 sin acabar que en el San Luis.
La tendencia en los SSK actuales es a llevar AIP, además de los sensores pertinente que incluyen sónar remolcado. Adaptar eso en un submarino con tecnología de propulsión y concepción de los años 70, es caer en el mismo error de acabar las 2 últimas MEKO 140. Buques obsoletos cuando se entregaron.
La clase 209 argentina es de las más pequeñas y antiguas de todas (la 1200 si no recuerdo mal) y su diseño está ya superado.
Es prefeible afrontar la modernización de los TR-1700 en serviio y si alcanza para más, terminar con el mismo estándar de modernización una tercera unidad.

Saludos


-Según el proyecto de la ARA, el ARA-San Luis volverá al servicio
pero totalmente remodelado, la principal mejora será que se lo
llevara de T-209/1200 a T-209/1400 como los que posee la
marina Brasileña, esto implicara una serie de modificaciones en
el casco, también se lo dotara con una nueva computadora
principal de desarrollo nacional y no se descartaba la incorporación
de la propulsión AIP


SSK T-209/1400




-Con estas mejoras al menos en una primera estapa, el ARA-San Luis
estaría casi a la par de los TR-1700, si las cosas salen bien el ARA-Salta
también recibirá las mismas mejoras



Dentro de la nave del astillero DG las "rodajas" del ARA-Santa Fe, al
lado el ARA-San Luis y en primer plano la única sección del
ARA-Santiago del Estero que sobrevivió



-Con respecto al ARA-Santa Fe, el TR-1700 que esta a medio terminar,
tambien es proyecto de la ARA el terminarlo pero con una electronica
nueva similar a la de los U-212/214 y con propulcion AIP



Saludosss:cool:
 
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