Me permito hacer esta pregunta: ¿Porque se insiste con la idea de que una Argentina victoriosa atacaría luego a Chile?.
La victimización es puro cuento.
Respetuosos Saludos.
Lisa y Llanamente por los eventos historicos a saber, en 1982 estabamos bastante lejos de una solucion pacifica al incordio del canal Beagle:
Tomado del texto Historia General de las Relaciones Exteriores de la Republica Argentina.
http://www.cema.edu.ar/ceieg/arg-rree/14/14-057.htm
La nueva etapa de negociaciones, iniciada con la firma del Acta de Montevideo en enero de 1979, se cerró casi un año después, el 12 de diciembre de 1980, fecha en la que el Papa entregó a ambos gobiernos una propuesta de Paz. De acuerdo con la misma, el Vaticano otorgaba a Chile las islas Lennox, Picton, Nueva, Evout, Barnevelt, Freycinet, Wollaston, Terhalten y Sesambre, hasta la isla de Hornos. La línea envolvente de las costas de estas islas constituía el llamado “Mar Territorial” chileno, dentro del cual el Papa concedía a la Argentina la posibilidad de instalar ayudas para la navegación en las islas Evout y Barnevelt y un sistema de control terminal aéreo conjunto en la isla Nueva, con el fin de regular los vuelos desde y hacia la Antártida. Asimismo, la propuesta vaticana establecía una “Zona de Actividades Conjuntas y Concertadas” o “Zona o Mar de la Paz”, en donde tanto la Argentina como Chile explorarían y explotarían en común los recursos vivos y no vivos del lecho marino y del subsuelo. La propuesta otorgaba a las autoridades de Buenos Aires y Santiago un breve plazo para responder, que expiraba el 6 de enero de 1981. (37)
Para desazón de Samoré, mientras el régimen de Pinochet aceptó rápidamente la propuesta papal, el gobierno militar argentino demoró su respuesta todo lo que pudo, hasta el mes de marzo de 1981, poco antes de que Videla entregara la presidencia a Viola. Ello se debió a los reparos que entre los “duros” del Ejército y la Marina provocó la propuesta vaticana, particularmente el punto referente al “Mar de la Paz” instalado en pleno Océano Atlántico, que diluía el sagrado principio de la división bioceánica. (38)
Durante los meses en que se esperaba la respuesta argentina, tanto los “halcones” militares argentinos como chilenos estimularon incidentes fronterizos y produjeron recíprocos apresamientos de individuos acusados de espionaje, en el contexto de una verdadera guerra de los servicios de inteligencia de ambos países desarrollada en la zona de frontera. (39) El diario La Prensa, a través de los editoriales de Jesús Iglesias Rouco y Manfred Schonfeld, también se sumó a la posición crítica de los “halcones” del Ejército. (40)
Por el contrario, entre los escasos defensores de la propuesta papal, cabe mencionar, además del presidente Videla y los diplomáticos argentinos en el Vaticano, a figuras como el ex canciller radical Miguel Angel Zavala Ortiz -quien en una carta difundida en los medios elogió la gestión del canciller Pastor-, y el ex embajador argentino en Brasil, el nacionalista católico Mario Amadeo -que respaldó la propuesta vaticana desde los editoriales de la revista católica Criterio-. (41) Asimismo, dentro de esta corta lista de personalidades que respaldaron las gestiones del Vaticano cabe incluir también a los representantes de la Iglesia local. (42)
Finalmente, el 25 de marzo de 1981, el gobierno argentino, condicionado por las presiones militares, comunicó el rechazo de la propuesta papal. La negativa era justificada en que la propuesta no contemplaba la aspiración mínima de la Argentina (asentamientos en tierra firme que detuvieran los intentos de expansión chilena en el Océano Atlántico). El tono de la nota de respuesta, que además exigía al Papa mayores precisiones sobre cuestiones referentes a las islas ubicadas en el canal de Beagle, provocó que el propio presidente Videla se abstuviera de firmarla. (43)
El hecho de que el gobierno argentino, que había solicitado la mediación papal, se demorara respecto del plazo fijado por el Vaticano y luego rechazara la propuesta de paz del Sumo Pontífice, provocó el disgusto del cardenal Samoré. En declaraciones efectuadas al consejero de la misión argentina ante el Vaticano, Federico Mirré,
el encolerizado mediador se refirió a la actitud “inicua, mezquina y ofensiva” del gobierno argentino para con el Papa Juan Pablo II, e hizo sugestivas referencias respecto de la diferencia en los procesos de toma de decisiones de los regímenes militares argentino y chileno. Sostuvo que el de Videla “no tenía un mínimo de autoridad” y se preguntó qué clase de “autocracia militar” era la argentina “que consulta hacia abajo lo que debe hacer”. Asimismo, Samoré criticó las interferencias de la diplomacia militar con los miembros de la delegación diplomática argentina en el Vaticano, “que hasta una hora antes estaban recibiendo modificaciones por teléfono”. En una comparación que evidentemente dejaba mal parados a los militares argentinos, el mediador sostenía que en el caso del régimen chileno “hay uno que comanda, dirige”. (44)
En respuesta a estas polémicas declaraciones de Samoré, a principios de julio de 1981, el llamado Movimiento de Reafirmación de la Soberanía Argentina en Picton, Lennox, Nueva y demás islas del Atlántico Sur, presidido por el almirante Rojas, pidió al gobierno de Viola los alejamientos del canciller Camilión y del mediador Samoré. (45).
Durante la gestión de Viola se produjeron nuevos incidentes de ambos lados, como la detención del chileno Víctor Soto Hood por parte de oficiales del Ejército argentino (46) y el secuestro por parte de las fuerzas chilenas, de dos militares argentinos, el mayor Raúl Pablo Barileau y el teniente primero Oscar Alberto Santos, junto a sus respectivas esposas a fines de abril de 1981. La medida fue justificada por las autoridades de Santiago en un presunto acto de espionaje -Barileau y Santos llevaban cámaras fotográficas-. A su vez, esta decisión de los militares chilenos sirvió como justificación para la abrupta decisión del comandante en jefe del Ejército argentino, general Leopoldo Fortunato Galtieri, de cerrar, a partir del mes de mayo, las fronteras con Chile como “medida precautoria”. (47)
No obstante los pasos conciliatorios adoptados por ambos gobiernos a instancias del Vaticano, siguieron registrándose preparativos para un eventual conflicto armado. Así, en el mismo mes de junio de 1981, la Argentina adquirió 57 tanques austríacos, operación que generó los recelos del lado chileno, pues en 1980 el mismo país proveedor de esos tanques les negó a los militares trasandinos la compra de 100 unidades. Asimismo, el 30 de noviembre de 1981, se movilizaron efectivos militares chilenos, ante la presencia de miembros del Instituto Geográfico Militar argentino en las proximidades de Laguna del Desierto. (51)
Con la llegada de un “duro” como el general Galtieri a la presidencia argentina, las relaciones con Chile atravesaron una de sus fases más críticas. Por cierto, la cuestión del Beagle fue percibida por el nuevo mandatario como la prioridad uno de la agenda, como lo demostraron, ya desde fines de 1981, la adquisición de los bombarderos franceses Super Etenderd -que cumplieron tiempo más tarde un papel importante en la guerra de Malvinas- y la planificación conjunta de los comandos de Operaciones Navales y del V Cuerpo de Ejército en relación con la hipótesis de conflicto con Chile. (52)
No obstante los pasos conciliatorios adoptados por ambos gobiernos a instancias del Vaticano, siguieron registrándose preparativos para un eventual conflicto armado. Así, en el mismo mes de junio de 1981, la Argentina adquirió 57 tanques austríacos, operación que generó los recelos del lado chileno, pues en 1980 el mismo país proveedor de esos tanques les negó a los militares trasandinos la compra de 100 unidades. Asimismo, el 30 de noviembre de 1981, se movilizaron efectivos militares chilenos, ante la presencia de miembros del Instituto Geográfico Militar argentino en las proximidades de Laguna del Desierto. (51)
Con la llegada de un “duro” como el general Galtieri a la presidencia argentina, las relaciones con Chile atravesaron una de sus fases más críticas. Por cierto,
la cuestión del Beagle fue percibida por el nuevo mandatario como la prioridad uno de la agenda, como lo demostraron, ya desde fines de 1981, la adquisición de los bombarderos franceses Super Etenderd -que cumplieron tiempo más tarde un papel importante en la guerra de Malvinas- y la planificación conjunta de los comandos de Operaciones Navales y del V Cuerpo de Ejército en relación con la hipótesis de conflicto con Chile. (52)
Como consecuencia de la importancia otorgada por Galtieri a la cuestión del Beagle, en enero de 1982, el gobierno argentino ensayó dos jugadas que tuvieron por destinatario al gobierno de Pinochet.
Una fue la arenga que el propio presidente Galtieri realizó a sus mandos, respecto de la prueba de fuerza que los militares argentinos llevarían a cabo en Beagle o en Malvinas. La otra iniciativa fue la denuncia, en forma unilateral, del Tratado de Solución Judicial de Controversias firmado con Chile en 1972, debido a que el mismo
"(...) no satisface en sus disposiciones actuales los intereses de la Nación ni es el instrumento apto para resolver las disputas suscitadas entre ambos países. Prueba de ello es que resultó totalmente ineficaz para superar la crisis más aguda y debió ser sustituido en los hechos por el recurso a la mediación del Sumo Pontífice. En consecuencia, el gobierno argentino anuncia su decisión de denunciarlo (...) (y) (...) está dispuesto a realizar -dentro del marco de la mediación- las negociaciones necesarias para la elaboración de un nuevo convenio que resulte mutuamente satisfactorio y útil para las controversias que puedan producirse (...). (53)"
Ambas naciones nos encontrabamos en un proceso pre belico y no fue hasta la caida de los Gobiernos Militares Argentinos y bajo el mando del Sr.Alfonsin (Q.E.P.D) se puso termino a la amenaza de la guerra.