¿Es viable una alternativa al misil estratégico Bulavá?
Las Fuerzas Armadas rusas planean reanudar las pruebas del misil balístico intercontinental Bulavá a finales de este mes de septiembre.
De los doce ensayos que se han efectuado desde 2004, solamente dos se han completado con éxito absoluto, mientras que tres han obtenido algún resultado positivo.
El ministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov, anunció durante su reciente visita a Estados Unidos, que Moscú se verá obligado a revisar todo el sistema de fabricación y control de calidad de los misiles de esta serie en caso de un nuevo lanzamiento fallido.
El último lanzamiento del Bulavá se efectuó en diciembre de 2009 y fue también fallido. La reanudación de los ensayos de este misil se ha postergado en varias ocasiones. Según datos procedentes de los medios de comunicación, la planta de Votkinsk (República de Udmurtia, en el seno de la Federación Rusa) donde se fabrican los misiles Bulavá, ha continuado los trabajos de identificación y depurado de los defectos tecnológicos.
El anuncio de Serdiukov plantea las siguientes cuestiones:
1. Posibilidades de mejora y futuro del plan Bulavá en caso de otro lanzamiento fallido.
2. Alternativas al este misil balístico en Rusia.
Según los expertos, los actuales problemas de desarrollo del Bulavá se explican por defectos en la cadena de producción y por un ineficaz control de calidad. Esta situación se debe principalmente al retraso sufrido por la industria nacional de Defensa tras el colapso de la URSS en 1991, agravado por la cancelación de muchos programas militares importantes.
Al reanudar la ejecución de estos programas, Rusia se enfrentó con una decadencia substancial en la gestión ética de producción que coincidió con el desarrollo del nuevo misil balístico.
Además, el Bulavá es un diseño completamente nuevo del Instituto de Tecnología Térmica de Moscú (ITTM) en el que hay pocos elementos en común con el misil balístico intercontinental Topol-M.
La situación se puede reconducir, pero llevará mucho tiempo y esfuerzos. Es necesario mejorar los sistemas de producción y de control de calidad, coordinar la cooperación entre los suministradores y contratistas y resolver el problema de los recursos humanos. La cantidad de especialistas jóvenes y cualificados es insuficiente tanto en la planta de Votkinsk como en la industria rusa de Defensa en general.
En cuanto a la alternativa al Bulavá, la situación se ha deteriorado con respecto al año 2007. Entonces, fue construido y botado sólo un nuevo submarino atómico, el Yuri Dolgoruki del proyecto 995 (Borei) destinado a portar misiles Bulavá. Dos naves más de la clase Borei, el Alexander Nevski y el Vladímir Monomaj, estaban en los astilleros en su fase inicial de construcción.
En aquel momento, los especialistas discutían la posibilidad de equipar submarinos del proyecto 995 con misiles de otro tipo, es decir, misiles balísticos de combustible líquido, Sineva, que se instalan hoy en día en los sumergibles del proyecto 667 BDRM modernizado.
Esta opción era muy atractiva, teniendo en cuenta que las características de los misiles Sineva y de misiles balísticos estadounidenses Trident-II son casi iguales. Sin embargo, la modificación necesaria para el proyecto 955 resultó bastante cara, ya que los misiles Sineva eran más largos y pesados que los Bulavá de combustible sólido y necesitaban de otras condiciones de almacenamiento, mantenimiento y lanzamiento.
El principal submarino de la clase Borei, el Yuri Dolgoruki, ya está de pruebas desde hace mucho tiempo. El Alexander Nevski será botado en breve. El Vladímir Monomaj está en la fase final de su construcción. Además, el cuarto sumergible del proyecto 955 ya está en los astilleros, lo que quiere decir que una posible readaptación de estos buques para los misiles Sineva será más complicada y cara.
Así las cosas, existe sólo una opción: mejorar el Bulavá para hacer posible su producción en serie y lograr una fiabilidad razonable. El ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, probablemente, se refería a la citada opción mencionando la posibilidad de modificar el sistema de producción y control de calidad.
Hoy en día, es difícil pronosticar qué medidas se aplicarán en caso de que el nuevo lanzamiento sea un fracaso. Es posible que el principal diseñador y constructor, el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú sea sustituido por el Centro de Diseño Makeev, diseñador de la mayoría de misiles balísticos soviéticos/rusos con base en mar, incluido el misil de combustible sólido Bark. El gobierno ruso decidió cancelar el programa de desarrollo del Bark a favor del Bulavá.
Aunque ya es imposible adaptar los submarinos del proyecto 955 para portar los misiles Bark, la amplia experiencia del Centro de Diseño Makeev puede resultar muy útil.
Todavía se desconoce cuándo se pondrán en servicio operativo los misiles Bulavá. Por consiguiente, la Armada rusa se verá obligada a extender la vida útil de los portamisiles construidos en la época soviética. El 23 de agosto de 2010, el sumergible К-51 Verjoturie (proyecto 667 BDRM) fue sometido a la modernización en la ciudad de Severodvinsk (al norte de Rusia).
El buque Verjoturie, botado en 1984 y modernizado a finales de los 90, y el segundo portamisiles de la misma serie, Ekaterimburgo deberían retirarse del servicio activo dentro de 3 ó 4 años. Sin embargo, se decidió modernizar estos submarinos junto con cuatro buques más del mismo proyecto, dotándolos de los misiles Sineva y equipos modernos debido a la demora del proyecto Bulavá.
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