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El primer ministro británico, David Cameron, anunció un recorte del 8 por ciento en cuatro años del presupuesto de defensa del Reino Unido, lo que conllevará el cierre de bases militares, una reducción de tropas y la anulación de contratos para aviones. En una comparecencia ante la Cámara de los Comunes, Cameron aseguró que, pese a los recortes, no se verá afectada la campaña en Afganistán, ya que ésta se financia con un presupuesto de reserva del Tesoro, al margen del Ministerio de Defensa.
El primer ministro presentó los recortes como una revisión estratégica de la defensa británica, pero fue acusado por el líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, de utilizar ese título para ocultar una simple revisión presupuestaria, sin haber diseñado en realidad un plan futuro para la defensa del país. Entre otras medidas de ahorro, la Royal Navy tendrá que jubilar inmediatamente a su buque insignia, el HMS Ark Royal, botado en 1985 y que debía ser desguazado en 2014.
A cambio, el Gobierno británico sancionará la construcción de dos nuevos portaaviones ya encargados, el 'HMS Queen Elizabeth' y el 'HMS Prince of Wales', con la justificación de que costaría más cancelar el proyecto, como se había planteado, que mantenerlo. Sin embargo, la anulación de la flota de jets 'Harrier' significa que ningún avión podrá despegar de esos nuevos portaaviones hasta 2019. Por otra parte, las Fuerzas Armadas perderán 17.000 efectivos en un plazo de cinco años, 7.000 el Ejército de tierra y 5.000 tanto la Real Fuerza Aérea (RAF) como la Marina (Royal Navy), mientras que el Ministerio de Defensa despedirá a 25.000 personas. El número de fragatas y destructores se reducirá de 23 a 19 para 2020, precisó el primer ministro.
Además, se prescindirá de nueve aviones Nimrod de reconocimiento marítimo previstos, lo que pone en duda el futuro de las bases militares escocesas de Kinloss y Lossiemouth. Se perderán 405 carros de combate y artillería pesada, aunque se invertirá más en helicópteros Chinooks y comunicaciones, detalló Cameron.
El jefe del Gobierno continuó diciendo que se seguirá adelante con el reemplazo del controvertido sistema Trident de disuasión nuclear (creado durante la Guerra Fría), aunque en lugar de instalar 48 cabezas nucleares por submarino se limitarán a 40. Por lo que respecta a los submarinos, la decisión sobre si se sustituyen se dejará hasta 2016, después de las próximas elecciones generales. Cameron aseguró que, pese a la reducción de un 8 por ciento del presupuesto, se cumplirá con el objetivo de la OTAN de invertir en defensa el equivalente al 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).
Según fuentes de Downing Street, el 'premier' habló ya el lunes con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para explicarle la revisión de la defensa nacional que piensa acometer. El primer ministro aseguró que el Reino Unido seguirá siendo una potencia militar de primer orden y un firme aliados de los Estados Unidos. Antes de que se concretaran estos recortes, el ministro de Defensa, Liam Fox, protagonizó un enfrentamiento por carta con el ministro de Economía, George Osborne, por el alcance de los ahorros, lo que obligó a intervenir al propio Cameron para evitar una escisión en su Gobierno.
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