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La historia del coronel que no tiene quién lo sancione
El 15 de septiembre pasado, unos 50 militares a su mando irrumpieron en territorio argentino.
Secuestro. Militares bolivianos secuestraron maquinaria agrícola de un campo ubicado en Argentina.
Se llama Willy Gareca. Es coronel del Ejército de Bolivia. El 15 de septiembre pasado, unos 50 militares a su mando irrumpieron en territorio argentino y, además de cortar alambrados y sustraer postes, se llevaron una máquina agrícola que hasta la fecha no fue devuelta a sus dueños.
Sostuvo, para justificar la incursión militar, que Argentina extendió sus límites unos 600 metros en suelo boliviano. El resultado de la “patriada” del mencionado coronel desencadenó un conflicto internacional.
Héctor Timerman, el canciller argentino, exigió explicaciones, y su par boliviano, David Choquehuanca, coincidió en que no había problemas limítrofes entre ambos países.
Leonor Arauco, embajadora de Bolivia en Argentina, prometió “sanciones” y anunció que el comandante de Frontera del Ejército de Bolivia, Willy Gareca, fue separado de su cargo y que se le había iniciado un “sumario informativo”.
Dicen que a las palabras se las lleva el viento. Y así parece ser en el terreno diplomático. Mientras el Juzgado Federal de Orán, en la provincia de Salta, trata de identificar a los invasores, el controvertido coronel reasumió su cargo en esa frontera caliente.
Acusó de corruptos y sinvergüenzas a los gendarmes argentinos. Dijo que corrieron los hitos para apoderarse de terrenos de Bolivia. No respetó las opiniones de la comisión mixta de límites que cada año se reúne para verificar la ubicación de los hitos (si desaparecieran, no tendría importancia, porque pueden ser verificados por vía satelital) y se sospecha que es el impulsor de conflictos entre agricultores bolivianos y firmas agropecuarias argentinas.
“Son todas mentiras de los periodistas argentinos; no hubo invasión ni robo”, se atajó el miércoles 24 de noviembre, cuando desde la ciudad boliviana de Bermejo (tiene unos 40 mil habitantes) le hablamos a su celular. El militar había estado en La Paz para declarar por el sumario que se le había iniciado por el conflicto internacional.
El tono de su voz es similar (¿lo imitará?) al del presidente venezolano Hugo Chávez. Es en Bermejo, su ciudad natal, un líder reconocido por la gente humilde y que no comulga con la política de Evo Morales. Tiene un hermano que fue diputado opositor al actual presidente boliviano. Dicen que hizo lo que hizo porque ya no tiene posibilidades de ascender y trata de movilizar a la gente para obtener algún rédito político.
Pero también dicen que es “un patriota”, un “valiente”, por la invasión militar que se le atribuye. Ese último miércoles de noviembre, cuando le preguntamos qué sanción había recibido, nos respondió: “La sanción que me aplicaron fue una condecoración por haber defendido la soberanía nacional; el lunes me reintegro a mi puesto en Bermejo”.
Lo que parecía una bravuconada, una expresión de deseos ante lo que supuestamente era una férrea posición de la Cancillería de Bolivia respecto de su conducta, que derivó en un conflicto internacional, se cumplió el jueves último. Desde hace poco más de 72 horas, Willy Gareca retornó a la Jefatura de Frontera.
El viernes, minutos después del mediodía de Argentina (en Bolivia eran pasadas las 11), pudimos hablar otra vez con el coronel, quien no ocultó su euforia por haber recuperado su puesto fronterizo. Horas antes de que convocara a conferencia de prensa a medios adictos a su postura, el siguiente fue el diálogo que mantuvo con La Voz del Interior .
–¿Debe interpretarse que le dieron la razón y por eso le devolvieron el cargo?
–En verdad, no me han dado la razón: se impuso la verdad. Hubo una reunión del Congreso de Ministros de Guerra y me dieron la razón. No creyeron las mentiras de ese comunista Arena (en realidad, se llama Rubén Arenas y es el corresponsal del diario El Tribuno de Salta, que cubrió la información relativa al incidente entre ambos países, la que fue reproducida por numerosos medios del país, incluido este diario). Hasta el presidente Evo Morales me dio la razón.
–Pero se publicaron fotos de militares suyos secuestrando una máquina.
–Son patrañas, mentiras de los periodistas argentinos. Tendría que hacerle juicio a Arena (Rubén Arenas), pero sería una pérdida de tiempo, pasarían demasiados años antes de que se resuelva. Yo soy fiel a los tratados internacionales; nunca pasamos ni hemos invadido territorio argentino.
Por orden de Willy Gareca, el 12 de octubre de este año, cuando el cañero argentino Ricardo Acevedo quiso denunciar ante la Aduana de Bolivia (en el paso internacional) el robo de parte de su producción de caña de azúcar y evitar que el camión que la transportaba desapareciera, las autoridades no lo autorizaron a ingresar a territorio boliviano.
–Hay una denuncia del argentino Ricardo Acevedo.
–Acevedo es otro comunista. Es uno de los inventores de esta patraña. Entra y sale de Bolivia sin autorización de ninguna autoridad. Es un asaltante y ladrón; tendría que estar en la Penitenciaría. Nunca pasamos ni hemos invadido territorio; son todas mentiras. No puede ser lo que han hecho con la dignidad de un militar, con el Ejército (boliviano), que ha demostrado siempre su dignidad.
Gareca pidió que le hiciéramos una entrevista otro día. “Hermano, por teléfono no podemos hablar, es largo de contar; hablá con el pueblo, traé las cámaras, filmá, te voy a mostrar las pruebas, videos”.
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