Perón y los judios:
Entre 1930 y 1949, "la Argentina recibió a más refugiados judíos per cápita que cualquier otro país del mundo, excepto Palestina y, posiblemente, Uruguay", escribe el canadiense Ronald C. Newton en El Cuarto Lado del Triángulo, la «Amenaza Nazi» en la Argentina - 1931-1947 (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1996). Entre 1933 y 1945, Argentina admitió a 35 mil europeos perseguidos por motivos raciales. En 1942, el gobierno concedió la entrada al país a mil niños judíos refugiados de guerra, bajo el mismo régimen se creó la Ayuda a las Víctimas Judías de la Guerra.
En 1944, al fundarse el Banco Industrial estatal, el Banco Industrial judío cambió cortésmente su nombre por el de Banco Comercial. En 1945, se inauguró la nueva sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en Pasteur 633. La Sociedad Hebraica Argentina (SHA) comenzó a publicar Davar, unarevista dirigida por el poeta y escritor Bernardo Verbitsky, padre del periodista Horacio Verbitsky.
Existen muchos y variados testimonios acerca de la cordial relación que mantuvieron la comunidad judía argentina y el general Perón, pero su enumeración detallada excedería el objetivo de este artículo. En 1946, durante el gobierno peronista, por primera vez en la historia argentina se conceden días libres a los soldados conscriptos judíos para que puedan celebrar sus fechas religiosas.
Al año siguiente, se instituye la primera Feria del Libro Judío, que funciona durante 30 días y vende más de 25 mil volúmenes . Esta actividad continúa a lo largo de décadas, cerca de la celebración de Rosh Haná. Se exhiben y venden libros de temática judía en idish, hebreo, castellano, inglés y francés, además de discos y objetos del ritual judío. La cancillería justicialista, encabezada por Juan Atilio Bramuglia, es la primera de América Latina en reconocer al nuevo Estado de Israel, creado en territorio palestino en mayo de 1948. El primero de agosto se inician las relaciones diplomáticas entre ambos países.
El 5 agosto de ese año, el diplomático Moshe Tov informa ante la Sociedad de las Naciones que Argentina se hallaba entre los países de América latina que ya habían reconocido formalmente al Estado hebreo.
El 20 de ese mes se inaugura el local de la Organización Israelita Argentina (OIA), en Sarmiento 2025. Perón y Evita asisten y hablan en el acto. El general quiere sumar la OIA, integrada por empresarios judíos, como una sección de hombres de negocios del movimiento justicialista. Pablo Mangel, presidente de la institución, es designado posteriormente embajador argentino en Israel.
También en 1948 se funda en Buenos Aires el Instituto Judío de Cultura e Información, presidido por Simón Mirelman, y la colectividad israelita inicia contactos con Perón, principalmente a través del ministro del Interior, Ángel Borlenghi, cuya esposa es de origen judío. El rabino Amran Blum es designado catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras, y asesor presidencial en temas religiosos.
La cancillería israelí designa como representante diplomático en Argentina al hasta ese momento embajador itinerante, Yaacob Tsur, quien presenta sus cartas credenciales al presidente Perón el 25 de enero de 1949. La Constitución promulgada por el peronismo en 1949 incluye una condena a la discriminación racial y religiosa. Ese año, Evita pronuncia un discurso en el que afirma que quienes impulsan el antisemitismo en Argentina son "los nefastos representantes de la oligarquía". El jefe de prensa del gobierno, Raúl Apold, es judío. Los antiperonistas, sin embargo, lo califican como... el Goebbels argentino.
El primer presidente de Israel, Chaim Weizman, visita Buenos Aires en 1951 y es recibido con honores. El flamante jefe de Estado obsequia una Biblia antigua a Perón y anuncia que su gobierno bautizará una plazoleta con el nombre del mandatario argentino. Poco después, se inaugura en Plaza de Mayo un mástil donado por comerciantes, empresarios y hombres de negocios de origen hebreo.
En 1952 se realiza un congreso para organizar la colectividad judía, al que adhieren 140 instituciones. La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), creada en 1935, se constituye en el "brazo externo de la comunidad" e instituye una beca de estudio para la Universidad de Jerusalén.
Un año más tarde, inicia sus labores el Archivo de Prensa de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que reúne material periodístico referido a todos los aspectos de la vida de la congregación judía en el país. Más de
13 mil socios votan en las elecciones para autoridades de esa entidad.Existe un testimonio decisivo, que ninguno de los autores empeñados en demostrar las "inclinaciones fascistas" del entonces presidente. Jacob Tsur, el primer embajador israelí en Argentina, publica en 1983 su libro Cartas credenciales, en el que señala: "En la perspectiva simplista de Washington, Perón sólo podía ser nazi o comunista".En octubre de ese mismo año, el ex representante diplomático argentino en Israel, Pablo Mangel, declara: "El antisemitismo no pasa por el peronismo. Fui testigo y partícipe directo del apoyo brindado por el gobierno peronista al pueblo judío, que se debatía en tiempos de postguerra entre el hambre y el desarraigo . Se le otorgaron amplias facilidades a los judíos que huían de la Europa deshecha y que casi siempre llegaban sin documentos". El ex funcionario relata que Estados Unidos no permitió la entrada a un buque que había partido de Chipre repleto de exiliados judíos y que "Evita no sólo los recibió sino que se preocupó por conseguirles trabajo".
© Roberto Bardini
* Periodista argentino radicado en México