Un G5 para la seguridad del Sahel.
Una nueva organización sub-regional, denominada “G5 del Sahel”, acaba de ser creada en Nouakchott, Mauritania. Esta nueva estructura de coordinación política que reune a Mauritania, Burkina Faso, Mali, Chad y Níger, intentará, teniendo en cuenta la necesaria cooperación transfornteriza, luchar de manera solidaria contra la inseguridad en el Sahel.
Su oficialización fue decidida durante la cumbre sobre el Sahel, el 16 de febrero pasado en Nouakchott, sobre el tema “seguridad y desarrollo”. Los presidentes Mohamed Ould Abdel Aziz (Mauritania), Ibrahim Boubacar Keïta (Mali), Blaise Compaoré (Burkina Faso), Idriss Deby Itno (Chad) y Mahamadou Issoufou (Níger) mencionaron los numerosos desafíos que deben hacer frente (incremento del terrorismo, volver a estudiar el modelo agropastoril, los desafíos económicos ambientales, democráticos y de desarrollo sustentable).
Los cinco jefes de Estado hicieron público un comunicado en el cual se “felicitan por la movilización de los socios que se comprometieron en el marco de la estrategia de las Naciones Unidas (ONU, Unión Europea, Banco Mundial, Banco africano de desarrollo)” y lanzaron un pedido a otros socios (el Grupo de Coordinación de las instituciones de financiamiento árabes e islámicas de la OCI y la OPEP).
El G5 del Sahel quiere un marco institucional de coordinación de la cooperación sub-regional. Estará dotado de una secretaría permanente, cuya sede deberá estar situada en Mauritania. Su creación se corresponde con la aproximación seguritaria más global en la que Francia continúa maniobrando en el marco de la fórmula del diálogo “5+5” lanzada en 2004 entre diez países mediterráneos, 5 del espacio latino de la UE + 5 de la ribera sur y occidental del Mediterráneo, y que podría así ser propuesta en el marco de la necesaria seguridad regional post-crisis en Mali.
Hace varios meses, Romano Prodi, alto representante del SG de la ONU para el Sahel, relevado por su alter ego de la UA, Pierre Buyoya (ex presidente de Burundi), había mencionado la idea de una gestión 5+5, mencionando, por un lado, la necesaria cooperación entre los cinco países del Sahara (Guinea, Mali, Níger, Burkina Faso y Chad) y por otro lado, recordando que esta cooperación intra-saheliana debería ir a la par de la idea de un 5+5 Sahel. Arribando a la promoción de una cooperación práctica en los asuntos de interés común de defensa y seguridad, el “5+5”, en sus ítems “defensa, seguridad, asuntos exteriores, justicia”, favorecerá en la emergencia contar con un lugar único para compartir las experiencias obtenidas.
Esta gestión llamada 5+5 optimizaría también la contribución de las fuerzas armadas, de las fuerzas policiales, de las cooperaciones de orden judicial y de lucha contra el terrorismo, al reforzamiento global de la seguridad tanto en el Mediterráneo occidental como en el Sahara occidental.
En el marco de este 5+5 Sahel, se tratará de poner el acento sobre la importancia de la interculturalidad estratégica y prospectiva (sobre el modelo de un Erasmus ligando a jóvenes oficiales en formación de diez naciones); sobre la interoperatividad tactico-operacional (alianza de la movilidad y la rusticidad); sobre las ventajas de la aerotransportabilidad (helicópteros ligeros antes que los MI-24 inadaptados a la guerra asimétrica en el desierto); sobre las brigadas ligeras de intervención, sobre el modelo de las fuerzas especiales (1.500 hombres podrían controlar el Sahara…), a condición de que estas brigadas “volantes” se beneficien del derecho de perseguir entre Estados fronterizos, a semejanza del acuerdo alcanzado hace poco entre Argelia y Túnez o entre Mali y Mauritania; y por último contar con más medios de vigilancia aérea, drones MQ-9 y aviones ligeros Pilatus.
Por otra parte, los proyectos y ejemplos convergentes ya existentes en el marco del espacio mediterráneo podrían ser realizados sobre la misma base en el Sahel.
La UE, por su parte, ya inició un estudio tendiente a crear las herramientas de seguridad regionales, a semejanza de un Colegio saheliano de seguridad, que se basaría sobre el modelo de la Escuela de formación en mantenimiento de la paz de Kulikoro, en Mali. Va en la misma dirección que el proyecto del West African Police Information System (WAPIS), suerte de Interpol de África del oeste, parte integrante del plan de acción de la UE contra el narcotráfico…
Esta nueva estructura del G5 del Sahel también confirma el “relativo” repliegue argelino sobre el asunto. En efecto, el escaso resultado obtenido por el Comité de estado mayor operacional conjunto (CEMOC, creado en abril de 2010 e instalado en Tamanrasset), incapaz de responder al establecimiento del AQMI y de sus afiliados en la región, y las fallas del servicio del Departamento de inteligencia y seguridad (DRS) argelino frente a las incursiones y ataques terroristas en el sur argelino confirman que Argelia está inmersa en una agenda más política que de seguridad, con las próximas elecciones presidenciales del 17 de abril y las
guerres picrocholines [guerras al pedo] que libran las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia.
Argelia puede, sin embargo, servir con el refuerzo del embajador argelino, Said Djinnit, hasta ahora el representante especial del secretario general de la ONU para África del oeste, que recupera la semana que viene el mandato del ex presidente del consejo italiano, Romano Prodi. Este último decidió entregar su mandato de representante especial del SG de la ONU para el Sahel para volver a consagrarse a la vida política italiana.
En paralelo se confirma el renacido interés marroquí para la zona y su "oferta" de servicios como eventual mediador entre Bamako y el MNLA. Sobre este plan, los jefes de Estado de la subregión quieren también sacar provecho del relativo agotamiento de la mediación burkinés, bajo la égida de su presidente Blaise Campaoré. El MNLA es en lo sucesivo cortejado no sólo por Mauritania, donde un encuentro está previsto con el presidente Aziz, sino también por Níger, donde una delegación tuareg será recibida por el presidente Issoufou. Más allá de la recuperación del interés de los jefes de Estado de la CEDEAO, con el fin de llevar a la mesa de negociaciones a malíes y tuaregs, se perfila un interés marcado por Estados Unidos y otros Estados europeos, en primer lugar de Italia.
La embajadora norteamericana en Bamako, Mary Beth Leonard, recientemente llamó al MNLA para que este último acepte y convenza a los otros movimientos del norte (Alto Consejo del Azawad, HCA y el Movimiento Islámico del Azawad, MIA) de volver a dialogar con el presidente IBK en Bamako. Sin embargo, la condición puesta por el MNLA, que el diálogo se realice en Kidal, parece difícilmente aceptable para el
Palais de Koulouba [Palacio presidencial de Mali].
Italia, que tendrá la presidencia semestral de la UE a partir del 01 de julio de 2014, se prepara también para jugar un rol en la región, como lo testimonia la conferencia internacional sobre el terrorismo en África, que se realizará en Roma el 06 de marzo. La Comunidad de San Egidio, continúa con sus misiones de facilitación con el MNLA.
El rey de Marruecos, por su parte, recibió en Marrakech, hace tres semanas, a una delegación del MNLA, presidida por su secretario general, Bilal Ag Achérif.
Mohammed VI se dirigió, además, a Bamako para confirmarle al nuevo presidente malí su voluntad de servir de mediador entre los tuaregs y las autoridades malíes. Fue acompañado, en el marco de una gira por el oeste africano que lo llevaría luego a Abidjan y más tarde a Conakry, por una centena de jefes de empresas marroquíes, confirmando así el nuevo “tropismo" [orientación] africano del
reino chérifien [reino marroquí].
TTU Stratégie et politique 26 février 2014